Falsa Novia. VI

Sam se acercó tímidamente y le besó la mejilla a Vico.

-¿Interrumpo algo, Victoria?- Se oyó una voz de mujer, algo ronca. Sam, junto con Vico, levantaron la mirada y se encontraron con una mujer vestida con un estilo ejecutivo, pantalón de vestir, una blusa blanca de botones, un saco negro y tacones negros altos. Llevaba un portafolio. Su cabello rubio iba amarrado en una coleta con algunos cabellitos rebeldes sueltos. Vico se paró inmediatamente.

-Hola Elizabeth. No interrumpes nada, mira, ella es Sam, me acompañó mientras llegabas, pero de hecho ya se iba.

La chica tomó a Vico de la cintura, y la acercó a ella, la miró unos segundos y la besó. Vico al principio se resistió un poco, pero terminó cediendo. Luego se separaron ante la atónita y molesta mirada de Sam.

Elizabeth miró a Sam con los peores ojos azules que se le pueden dedicar a alguien. Sam hizo lo propio. La tensión se podía cortar con un cuchillo.

-La famosa Samantha.- Mientras estiraba su mano para saludarla

-¿Famosa? Jajaja

-Vico me ha hablado de ti.

-Espero que hayan sido cosas buenas.

-Yo también lo espero doctora.

-Parece que sabes demasiado de mí, en cambio yo no sé tu nombre completo ni a lo que te dedicas.

-Elizabeth Castro, abogada.

Sus manos seguían juntas. Aquel saludo ya no era un ligero apretón de manos, se había convertido en una declaración de guerra.

-Bueno Sam, creo que ya te ibas, ¿no?

-No lo sé Vico, tengo hambre, ¿le molestará a tu amiga?

-No, en absoluto Samantha.

-Sam, por favor, lo prometiste. Te llamo en la semana para ver como queda eso, ¿sí?

Sam se levantó.

-Sí Vico, entonces espero tu llamada.- Luego volteó a ver a Elizabeth.- Con permiso.

-Propio.

Elizabeth no apartó la vista de Sam hasta que ésta se retiró.

-Victoria.

-¿Sí?

-¿Para qué le vas a llamar?

-Le debo un favor.

-¿Tengo que preocuparme?

-No entiendo por qué tomas esa actitud Elizabeth. No somos nada.

-Pero queremos ser algo, ¿no?

El mesero interrumpió aquella charla. A lo largo de la comida no se volvió a tocar el tema. Llegó el postre.

-Victoria.

-¿Sí?

-Me gustas. Bastante. Y sé que te gusto, ¿verdad?

-Pues... Sí.

-Estos son formalismos que regularmente no hago, pero en vista de lo sucedido...

-Si lo dices por Sam, ella es sólo una am...

-Sé mi novia.

-¿Qué?

-Ya oíste.

-Pero...

-¿Necesitas pensarlo? Adelante.

-Sí.

-¿Quieres pensarlo?

-No, sí acepto.

-¡Gracias!

Elizabeth abrazó a Vico efusivamente. Y a continuación, la besó.

-Te quiero.

-Sí.- Respondiendo torpemente aquel beso.

Vico sabía que esas palabras (y besos) tendrían un sabor diferente si vinieran de otra persona. Sam.

La semana tomó su rumbo. Ya era jueves. Vico iba saliendo de trabajar, sonó su teléfono.

-Hola extraña.

-¿Sam? Hola, perdón, estaba a punto de llamarte.

-Sí, sí, claro. ¿Tu novia no te dejaba?

-No es eso, es el trabajo.

-Ummm... No negaste que sea tu novia. ¿Ya lo son verdad?

-Sí Sam.

-Rayos...

-¿Qué?

-No te va a dejar ir conmigo.

-Somos...- le costaba decir la palabra- novias, más no es mi dueña.

-Entonces eso significa...

-Sí Sam, voy a pagarte tu favor.

-¡Excelente! Ahora mismo voy a tu casa.

-Amm... Mejor en la tarde, es que ahora iré a comer con Eli.

-Ummm... Ok. ¿Entonces en la tarde?

-Sí Sam, me parece bien.

-Te veo al rato entonces.

-Ok.

-Oye Vico...

-¿Qué?

-Ummm... Te... Te quiero... Bueno bye.- Sam colgó. Vico sintió como su cuerpo se volvía más leve. Estaba enamorada de Sam, y mucho. Pero ahora tenía una relación con Elizabeth. ¿Qué iba a hacer? Tal vez era mejor cancelar todo aquel viaje con Sam, ahora tenía una relación y la iba a respetar. ¿Pero qué cosas pensaba? Cómo sí fuera a hacer algo indebido con Sam. ¿No? Tantas cosas rondaban su cabeza. Vio su reloj y vio que ya estaba retrasada. Tomó sus cosas y salió al restaurante donde había quedado con Elizabeth.

Vico le tenía mucho afecto. La conoció poco después de la escena con Sam. Se la habían presentado en una salida con amigos, entonces empezaron a salir, y había cierta simpatía entre ambas, pero nunca sintió la conexión como con Sam.

En la comida todo transcurrió normal.

-Te ves ansiosa.

-¿Qué? No, para nada, es que hay exámenes que hacer y esas cosas.

-¿Segura amor?

-Sí Eli, todo bien.

-Ok, pido la cuenta y te acompaño a tu casa.

-Voy a tener visitas.

-Ummm... ¿Puedo saber con quién?

-Sam.- Elizabeth puso los ojos en la blanco. -¿Qué Elizabeth?

-No me gusta su compañía. ¿Te has dado cuenta de cómo te ve? Quiere algo contigo. Es más que obvio.

Al escuchar esto, Vico sintió una alegría inmensa, se regocijaba en su interior.

-No, no es cierto.

-Sí Victoria.

-No, y no quiero seguir discutiendo.

-Ok, tienes razón, perdón. Confió en ti. Por lo menos déjame llevarte a tu casa.

-Sí Eli.

Al llegar a la casa de Vico, vieron que había una motocicleta aparcada, con alguien recargado en ella.

Sam revisaba su celular. Al escuchar que un auto se acercaba volteó. Su cara se iluminó al ver a Vico, pero inmediatamente se oscureció cuando vió que iba acompañada de Elizabeth.

Ambas salieron del auto, Elizabeth saludó a Sam levantando su mano, se acercó a Vico y la besó en los labios. Vico se veía bastante incómoda, logró soltarse de Eli.

-Te quiero.

-Yo a ti.

-Nos vemos.- Volteó hacia Sam fulminandola con la mirada. Subió a su auto.

Vico se acercó a Sam algo avergonzada.

-Hola.- Sam no avisó y la abrazó. Le dió un sonoro beso en la mejilla, Vico sintió como todo en tu interior se activaba. ¡Qué capacidad de Sam de provocar todas esas sensaciones en Vico!

-¡Hola hermosa!

Elizabeth hizo sonar el motor de su auto. Entonces por fin arrancó y se fue.

-¿Qué fue eso?

-No le agradas.

-No sería la primera ni la última.

-Hay que entrar.

-No, espera. Iremos de compras.

-¿Para qué?

-Para el viaje

-Sam, no tengo dinero...

-Yo invito.

-No puedo dejarte hacer eso.

-Sí que puedes.

-Sam, por favor.

-Ok, entonces piénsalo como un préstamo. Me vas pagando de poco a poco.

-No sé.

-Por faaaa...- Sam hacia gestos de niña pequeña.

-Jajajaja boba, esta bien. Pero con una condición.

-¿Cuál?

-Sólo dos cambios.

-Serán 4 días.

-Sam.

-Ok, ok.

-Paso por mis llaves y nos vamos.

-No. Nunca has viajado en mi moto, eso ofende un poco a Rose.

-¿Le pusiste nombre a tu motocicleta?

-Se nombran las cosas importantes Vico.

-No cabe duda que estas loquita.

-Pero por ti.- Susurrando

-¿Qué?

-Que ya debemos irnos.

-¿Se puede subir con bolsas?

-Ya nos las arreglaremos.

-Bueno.

-Tu casco.

Vico se montó en el vehículo. Buscaba dónde agarrarse en la parte posterior. Sam, ya acomodada, alcanzó las manos de Vico y las colocó alrededor de su cintura.

-Así es más seguro.- Dijo Sam. Vico asintió. Sí Sam hubiera estado de frente, podría haber notado el rostro rojo de Vico. Arrancaron.

Llegaron a un centro comercial y entraron a la tienda de mayor prestigio.

-Si compramos aquí, nunca voy a saldar mi deuda.

-Están de oferta. No te preocupes, ahora, elige lo que te guste.

-Dos cambios.

-Elige 4, y al final vemos cual.

-¿Estas sugiriendo que me ayudarás a escoger mi ropa? ¿No confías en mi capacidad para vestirme Buenrostro?

-Jajajaja claro que lo hago, es sólo una sugerencia.

-Umm... Dos.

-Tres.

-Dos.

-Y una prenda más.

-Hecho.

-Bien, pues, hay que separarnos, y nos vemos en un rato para ver qué nos llevamos.

Las dos chicas tomaron direcciones diferentes y empezaron a elegir ropa. Media hora después se encontraron en vestidores.

-Hay mucha gente.

-Te dije que eran ofertas. ¿Qué vas a probarte?

-Un vestido.

-¿Puedo verlo?

-Sí.- Vico le mostró un bonito vestido verde limón con detalles de pequeñas flores con cuello en V que llegaba arriba de la rodilla.

-Es muy bonito, y parece de tu talla, ¿cuál es el problema?

Vico se sonrojó, y tímidamente volteó a ver sus voluptuosos pechos.

-Oh, entiendo. – Desviando la mirada.

-¿Qué te probarás tú?

-Quiero ver cómo me queda este bikini, bueno, el top.

-No es necesario, se te verá perfecto.- A la mente de Vico volvió la imagen de Sam semidesnuda aquella vez en su departamento. Se sonrojó aún más.

-Jaja me halagas, pero siempre tengo problemas si no me los pruebo.

Llegaron a la entrada de probadores y una joven mujer les pidió sus prendas.

-¿Sólo esto señoritas?

-Sí.- Al unísono.

-Debido a que hay mucha gente en la tienda, por ahora se están compartiendo vestidores. Son amplios, así que no implican gran problema, no sé si estén de acuerdo.

-Para mí no- Soltó Sam. Vico se puso nerviosa.

-No, no lo hay.

-Les toca el 3, adelante.

-Gracias.

Ambas entraron. Inmediatamente Sam le dio la espalda a Vico y e quitó la chamarra, seguido de la blusa que traía. Se quito el brassier. Vico seguía viendo su espalda, después de unos segundos reaccionó y se volteó también. Se quitó la falda que tenía y la blusa, seguido del brasier. Se puso el vestido. Como era de cierre, tímidamente volteó.

-Sam.

-¿Sí?- Aún de espaldas.

-Necesito ayuda.- Sam se volteó hacia Vico. El top del traje de baño le quedaba perfectamente. Vico no pudo evitar verla otra vez, ver sus abdominales, sus brazos, todo. ¿Por qué no se había quitado el pantalón? ¡No! Contrólate Victoria.

-Ah, el cierre. Déjame ver.- Vico nuevamente le dio la espalda. Sintió como Sam subía el cierre. Después de esto, sintió como la nariz de Sam recorría su cuello.

-Huele bien.- Vico se tensó.

-Es un perfume floral, si quieres te digo dónde lo compré.- Nerviosa

-No, lo tengo, pero en ti huele diferente.- Vico dio media vuelta. Quedaron de frente. Nariz con nariz. La respiración de ambas se aceleró. Vico colocó sus manos sobre el abdomen de Sam. Sam jadeó. Vico movió sus manos hacia la cintura de Sam y la iba acercando a su cuerpo peligrosamente. Ya estaban unidas. Sam comenzó a acercar su boca a Vico, recorrían sus labios, estaban a punto de besarse…

-Señoritas, ¿necesitan algún cambio de ropa?

Vico alejó a Sam de su cuerpo.

-Lo siento Vico, no pude evitarlo. Perdón.

-No te preocupes…

La chica del vestidor entró.

-Vaya, le queda bastante bien el vestido señorita. Y a usted ese top le queda increíble. ¿Algún cambio de talla? ¿Inconformidad?

-Es un poco tarde para eso.- Replicó Sam.

-¿Cómo?

-No, nada.

-Por cierto, la clientela ha bajado, ya no tienen que compratir, hay un vestidor libre y ya no hay gente esperando

Vico tomó su ropa y salió inmediatamente del vestidor para meterse en otro. Sam suspiró.

Después de un rato más, ambas volvieron a encontrarse en caja para pagar.

-Vico, en serio lo siento.

-Sólo olvídalo Sam.

-Ok. ¿Tienes los 4 cambios?

-Tengo tres.

-Perfecto. ¿puedo verlos?

-Sí.

Sam tomó la ropa. Dejó algunas prendas que Vico no logró ver y pasó todo lo demás a caja.

-Me tomé la libertad de escogerte un traje de baño.

-No sabes mi talla.

-La vi hace rato…

Pasaron sus prendas y les dieron las bolsas. Ambas salieron de la tienda.

-Bueno, ahora necesitamos zapatos.

-Sam,no.

-¿Por qué te preocupas tanto? Yo pago.

-Por eso Sam, no quiero deberte más.- Esas palabras lastimaron a Sam. Recordó la promesa que le hizo a Vico: si la acompañaba a la boda, se olvidaba de verla.

-Vico, acepta esto. Si al final de las vacaciones sigues pensando igual, me devuelves la ropa y los zapatos.

-¿Es un préstamo?

-Si así lo quieres.

-Está bien.

Pasaron a una zapatería y se probaron montones de zapatos. Ya era de noche y ambas salieron de la tienda con cuatros bolsas en cada mano cada una.

-Creo que será peligroso ir en la moto.

-Definitivamente. Hay que tomar un taxi.

-¿Y la moto?

-¿Te gustó verdad? Una vez que subes a Rose, nadie te puede bajar-Guiñándole el ojo.

-Jajajaja ay Sam,

-Puedo dejar mis cosas en tu casa y después regreso por la moto, ¿puedo?

-Sí, no hay problema. Mira, ahí viene uno.- Vico hizo señas para que se parará.

Ya en casa de Vico, ambas metieron las cosas. El taxi estaba afuera esperando a Sam.

-Gracias por lo de hoy, me divertí mucho Vico.

-Sólo fuimos de compras.

-Bueno, pasamos un buen rato ¿no?

-Sí.- SOnrojándose.

Sam se acercó tímidamente y le besó la mejilla a Vico.

-Te quiero Vico.- Y salió a la calle para meterse al taxi.

Vico contestó.

-Te quiero Sam.

Continuará.