Falsa novia. IX
El contacto las sorprendió y se quedaron mirando un buen rato.
Ya rumbo a su habitación...
-No te deja de ver. Aún te quiere.
-No me quiere. Lo que quiere es demostrarse que puede tenerme, y desafortunadamente para él, no puedo corresponderle.
-¿Estas segura? ¿Y si lo intentaras?
-¿Juegas no? "Lo intentamos" un par de veces.
-Acostarse no es intentarlo.
-Exactamente. Sí de esa manera no funciono, no iba a funcionar de ninguna.
-¿Entonces te basas en el sexo para saber sí alguna relación va a tener éxito o no?
-No es eso Vico. Es... ¿Cómo explicarlo? Es... Tener una conexión.
-¿Hace cuanto fue tu última conexión?
-¿La última actual o la última después de que me diste el cortón hace años?
-Ummh...- Vico se mordió el labio- La actual
-Contigo.
-Tus bromas no siempre son graciosas Samantha.
-No es ninguna broma.- Mirándola seria.
-Ok, reformularé la pregunta, ¿Cuándo fue tu última conexión antes de volverte una mujeriega?
-Esa es una buena pregunta... Fue hace mucho
-No me digas que...-Algo incómoda.
-Jajajaja, no Vico, no fuiste la última de la que me enamoré y que me rompió el corazón. Fue en la universidad, una chica menor que yo.
-¿Qué pasó?
-Lo de siempre. Se aburrió, o se le acabó el amor, no sé, sólo me dijo que ya no podía quererme, ya no sentía nada. La quería tanto.
-¿Fue después de mi?
-No, hubo otras dos antes de ella, pero ella fue la definitiva. A partir de ahí no quise saber nada del amor.
-Y te volviste insensible y sin corazón.
-Woowowo... Tampoco se trata de eso. A cada chica que he tratado, lo he hecho como una reina. Soy muy respetuosa Vico, y siempre les explico las reglas del juego.
-A mi no me las explicaste. -Al decir esto, Vico se dio cuenta que pensó en voz alta.
-Es que tú no eres una de ellas Vico. Para mí, tú eres especial.
Ambas se detuvieron en la puerta del cuarto. Sam se disponía a abrir la puerta y su mano se encontró con la de Vico en la manivela. El contacto las sorprendió y se quedaron mirando un buen rato.
-¿Y si vamos al pueblo al que me dijiste? Es temprano, en la tarde podemos nadar en la alberca.
Sam suspiró profundamente.
-Está bien Vico.
Salieron al pueblo, donde al parecer había un mercado con un montón de puestos. En los pasillos había comerciantes ofreciendo sus mercancías, desde ropa artesanal muy bonita, hasta comida, dulces de la región, juguetes, entre otras cosas. Las chicas recorrieron todos los puestos durante dos horas.
Ya de regreso a la mansión, y con montones de bolsas en mano con recuerdos, dejaron todo en su habitación y se pusieron sus trajes de baño.
Sam se puso el que se había probado en la tienda de ropa. Vico tenía un problema.
-Sam, creo que dejé mi traje de baño, no está por ningún lado.
-No te preocupes, tengo uno extra.
Vico se sonrojó.
-Sam... No creo que me quede, ya sabes... Del pecho...
-Jaja, no te preocupes Vico, creo que te quedará perfecto.
Sam sacó de su parte del clóset una caja que entrego a Vico. Al abrirla, Vico se encontró con un traje de baño de dos piezas color negro, la parte superior estaba unida por el medio por un anillo dorado, mientras que la de abajo tenía dos anillos iguales a los lados de la cadera.
Vico se cambió, y al salir del baño Sam se quedó con la boca abierta. Ante este esto Vico se sonrojó más que antes.
-No me mires así.
-Perdón Vico, es que te ves... Wow...
-Ya Sam, ¿no crees que esta muy escotado?
-Para nada, te queda perfecto.
-Ahora que lo dices, ¿segura que era tuyo?
-¿Si te digo que no, te quedas con él?
-¡Sam!
-Jajajaja, ¡vamos a nadar!
El sol está perfecto, me quiero broncear un poco.- Sam se dio la vuelta, pero de inmediato Vico la detuvo del brazo y la jaló hacia ella. Vico aventó a Sam para que quedara sentada en la cama, inmediatamente se sentó encima de ella. Quedaron cara a cara. Sam rodeo a Vico con sus brazos y la apretó contra su cuerpo. Empezó a besar suavemente su pecho, e iba subiendo despacio a su cuello. Vico por su parte, cerraba los ojos.
-Te quiero Vico. Te quiero.
-Te quiero Sam.
Sus bocas se encontraron, pero aún sin besarse, se mantenían quietas, calladas, dejándose llevar por el momento.
-No hay que apresurarnos.- Susurrando
-Te esperaría todo lo que quisieras Vico-
Al escuchar esto, Vico sintió como su corazón casi se desbocaba, pero recuperando la cordura, añadió:
-Adelantate, tengo que buscar unas gafas que traje.
-Te puedo prest...
-No Sam.
-Ok, ok. Te espero abajo, no tardes
Sam salió de la habitación desenlazando lentamente sus dedos de los de Vico, y Vico buscó la bolsa donde tenía las gafas. Sonó su celular.
-¿Hola?
-¡Vicky! ¡Amiga! ¿Dónde andas eh? ¿Te escapaste con la abogángster, verdad?
-Jajaja hola Luisa, pues... Estoy fuera, pero no son vacaciones...
-¿Cómo?
-No precisamente...
-Ay, ¿no me digas que ya terminaron? Elizabeth se veía súper contenta, pero bueno, ¿qué se le hace? Algunas no estamos listas para el compromiso.
-¿Ese algunas te incluye Luisa? Hasta dónde yo recuerdo, tú estas con Eva, ¿no?
-Precisamente por algo así te llamo. Eva y yo terminamos.
-¿Por qué? Se acababan de ir a vivir juntas, ¿Qué pasó?
-No sé, creo que eso lo arruinó.
-Lo siento mucho Luisa, ¿en qué te puedo ayudar? Sí quieres, cuando regrese salimos por un café.
-Espero no te moleste lo que te diré, ¿recuerdas a tu ex? ¿La doctora? Bueno, ella y yo tuvimos un encuentro el día que me la presentaste.
-¡¿QUÉ?!
-Te digo esto porque sé que ya no están juntas eh. Pero sí, hubo algo, no sé. Le di mi número, pero no te preocupes, nunca me marcó, te fue muy fiel. La cosa es que ahora, que ustedes ya no están juntas, y que yo estoy soltera, me gustaría que, si no te molesta, me pusieras en contacto con ella . Ya sabes, para platicar y ver sí se da algo.
Vico se quedó muda. Sentía como una sensación de decepción, coraje, molestia y tristeza se apoderaban desde el centro hasta la periferia de su ser. Sus ojos se llenaron de lágrima, e inmediatamente estas empezaron a recorrer lentamente sus mejillas.
-¿Aló? ¿Viiickky? ¿Hola?
Vico se aclaró la garganta.
-Perdón, perdón Luisa.
-¿Estas bien amiga?
-Nunca mejor. Pero hay un problema, no puedo ponerte en comunicación con Sam, hasta donde sé, perdió su número anterior, y el nuevo lo tiene como privado. Las veces que se ha comunicado conmigo es desde ese número y no me la facilitado. Lo siento.
-Vaya, que mala suerte. Bueno, ya encontraré a esa mujer, de algún modo. Gracias Vicky, disfruta tus vacaciones nena. Ciao.
Vico colgó. No era posible. Sam nunca iba a cambiar. ¿Por qué era tan dulce y atenta con ella? ¡Claro! Porque sólo quería una cosa que Vico no le había dado. Ahora la rabia era la que consumía a Vico.
Con lágrimas aún en los ojos, Vico fue al baño y se lavó la cara. Se empezó a maquillar y al terminar, el fruto de su trabajo la complació.
-Te daré lo que quieres Samantha. Esperemos que sólo de esta manera me dejes en paz.
Se amarró el cabello en una coleta desordenada que le daba un toque todavía más sexy, tomó un pareo transparente y se lo puso en la cintura. Por fin salió de la habitación con paso firme sin dejar de contornear las caderas de manera sugestiva.
Al llegar a la alberca, Vico se percató del número de gente. Y a lo lejos, cerca del bar, vio a Sam con una chica.
-Imparable. -Se dijo para sí misma.
Iba en dirección a Sam, y a cada paso que daba las miradas se quedaban embobadas a Vico.
Se paró en medio de Sam y la otra chica, se quitó los lentes y se colgó del cuello de Sam para darle un largo y caluroso beso. Vico tuvo que separarse un momento, porque como siempre, los besos de Sam eran embriagadores y a cada beso terminaba un poco mareada. Sam, al separarse de Vico la quedó mirando, sin palabras.
-Tú debes ser Victoria. -Exclamó la otra mujer ahí. Era más bajita que Vico, un poco más corpulenta pero bien proporcionada, con un cabello largo y negro, como sus ojos.- Soy Lucia Fuentes, hermana del novio. Y antigua amiga de Sam.- Dando su mano a Vico.
-Sí, he oído de ti.- Decía Vico mientas dejaba a la chica con la mano estirada.
Sam reaccionó.
-Por ella conocí a Gerardo. Muy mala suerte jajaja
-Ay Samantha, lo dices como sí todo entre nosotras haya sido desafortunado.
-No dije eso, pero vaya que me hubiera ahorrado dramas.
-Jajaja, ya conoces a mi hermanito, se encapricha fácil. Yo me retiro, mi novia no debe estar nada contenta, prometí darle un recorrido por toda la casa.
-No me imagino que clase de recorrido le habrás prometido.
-Incluye todas las habitaciones.
-Jajajaja, nos vemos Lucy.
-Bye Sam. Con permiso Victoria.
-Adiós.- Tajantemente contestó Vico.
Se despidió de Lucía, y luego volteó a ver a Vico.
-No recuerdo haberte dejado... Así...
-Necesitaba tiempo para arreglarme.
-¿Para mí? -Con una media sonrisa.
-Por supuesto Sam.
-¿Y eso?
La conversación fue interrumpida por la presencia de Gerardo.
-¿Una bebida señoritas?
-No gracias, ya me tomé dos piñas, estoy en proceso de dejar esto del alcohol.
-¡Ay por dios Samantha! ¡Sí tú nunca has sido una alcohólica!
Sam lanzó una gélida mirada a Gerardo, quien inmediatamente captó el mensaje
-Está bien, no más alcohol para Sam. ¿Tú qué dices preciosa? Algo fuerte?
-Vico tamp...-
-Sí, quiero un mojito bien cargado, por favor
-Excelente elección Victoria, en un momento te lo traigo.
Gerardo se alejó.
-Vico, ¿estás segura?
-¿Qué? ¿No puedo tomar?
-No es eso, es que... Bueno, nunca te había visto tomar, creí que no lo hacías
-Ya ves que sí. Además son mis días libres, y por sí fuera poco- Acercándose a Sam- tengo a alguien que me esta cuidando.- Vico terminó rosa do los labios de Sam, para después besarla lentamente.
-Vico, tu mojito.- Interrumpió Gerardo, quien inmediatamente recibió la peor de las miradas de Vico.
Por su parte Sam permanecía quieta, el deseo la estaba consumiendo por dentro.
-Salud.- Agregó Vico, y se tomó su bebida de un trago.
-Otro, por favor.
-Claro Vico, en un momento ordeno que te lo traigan, y no te preocupes, es barra libre, toma lo que quieras.
-Gracias.
Llegaba el tercer mojito para Vico.
-Bailemos.
-¿No estás ya un poco mareada?
-Si no quieres no, ya habrá alguien.- en ese momento Gerardo iba pasando y Vico se puso enfrente. Al son de la música se puso a bailar para él con movimientos bastante sugerentes. Sam desde la barra observaba la escena.
Las cosas empezaron a subir de tono cuando Gerardo colocó sus manos alrededor de Vico y la pegó contra su cuerpo, pasaba su cara por el cuello de Vico, quien se dejaba llevar por la música, a pesar de que por dentro, estuviera sufriendo por el suceso que acababa de pasar.
El límite de tolerancia de Sam se había alcanzado.
-Quita tus manos de ella.
-Jaja! Preciosa, sólo estamos bailando.
-Si no se tratara de ti, creería que sólo estas bailando. Te lo pido nuevamente: Qui-ta las ma-nos de e-lla- Amenazadoramente
Gerardo comprendió el tono de advertencia en las palabras de Sam, y soltó a Vico.
-Diviértanse.- Agregó antes de retirarse.
-¿Qué pasó?
-Creo que ya no quiere bailar.
-¿Y tú ya quieres bailar?
-Claro.
-¿Por qué siempre es cuando tú quieres Samantha? ¿Por qué siempre esa actitud de autoridad?
-¿De qué hablas Vico?
-Nada, nada. ¡Qué me traigan otro mojito!
Empezaron a bailar. Vico, de espaldas, se movía seductoramente para Sam. Ambas iban a ritmo con la música. Después quedaron frente a frente. No decían nada, sólo se movían.
En un movimiento extraño, Vico tropezó y casi cae, pero Sam la detuvo.
-¿Estas bien?
-Sí, sí, se me dobló el tobillo, pero no es nada.-Ya pasada de copas.
-Déjame revisarte.
-No, no, quiero bailaaaaar!
-Vico, creo que has tomado demasiado, tal vez lo mejor sea ir a dormir.
-Pero es muuuuy temprano. Además no hemos comido
-Entonces vamos a comer algo.
-Yo sólo tengo apetito de algo, y no es comida.-Vico tomó entre sus manos la cara de Sam y la besó con rabia. Pegó sus labios e inmediatamente utilizó su lengua, chupaba la de Sam sin cuidado y mordió uno de sus labios. La dejo con ganas de más e iba bajando lentamente a su cuello, dejando un recorrido de besos.
-Vico, no. No estás en tus cinco sentidos.
-Vamos al cuarto.
Vico, tambaleante, se levantó del sillón donde estaba y con la mano de Sam tomada de la suya, emprendió camino a su habitación.
Continuará.