Falsa novia. II

Ese día había experimentado tantas emociones, cosas que no había sentido antes, corrección, que había experimentado ya hace tiempo, y con la misma chica, pero con nadie más.

Sam no dijo más y besó a Victoria.

Victoria estaba sorprendida con los ojos abiertos sin entender qué pasaba, se resistía, pero poco a poco fue cediendo al beso de Sam hasta cerrar los ojos. Sintió miedo y emoción, su interior era una mezcla de sentimientos. Se sintió como aquellas vez y como no se había sentido con nadie más. Pánico. Alegría.

Alguien se aclaró la garganta.

Ni Sam ni Vico se dieron cuenta de la presencia de aquella persona.

-¿Interrumpo?

Sam se separó primero, dejando a Vico con los ojos cerrados y la boca pidiendo más. Luego reacciono.

-Hola... Emmm...

-Renata

-¡Renata!

Vic abrió los ojos.

-Hola Renata, ella es Samantha... Mi... Mi...

  • Samantha Buenrostro, su novia

  • Hola Samantha Buenrostro -saludando de beso- disculpen si interrumpí algo.

-No te preocupes, sino llegabas a interrumpir tal vez no hubiéramos parado Jajajaja, ¿verdad bebé? -Codeando a Vico.

Vico no dijo nada.

-Es chistoso, ¿sabes? Vicky nunca te mencionó cuando salimos.

-Así que "Vicky", ¿eh amor?-Mientras volteaba a ver a Vico- Bueno, no hablamos de la otra con amigos.

-No, espera, sólo te mencionó una vez, la última vez que salimos.

-Espero no lo haya hecho porque intentaste seducirla. Jajajaja.

Renata puso cara de pocos amigos.

-Tengo curiosidad, ¿cuánto llevan juntas?

-1 año.

-6 meses.

Renata miró a ambas chicas, empezaba a darse cuenta de la farsa.

-Bueno, je, hace un año nos reencontramos y hace 6 meses que estamos juntas.- Dijo Sam tratando de arreglar el desliz.

-Entiendo. - Renata las miró despectivamente de arriba a abajo- ¿Por qué no te había visto antes?

-Trabajo mucho.

-Bueno, ya no las interrumpo chicas- Estaba apunto de irse cuando volteó de nuevo a ver a las chicas, y dirigiéndose a Sam- Antes, un consejo Sam, Vicky tiene muchos amigos y amigas, y tal vez tampoco te haya mencionado con ellos, cuídala.- Sam la miró seria

-Lo único que no tomo son consejos, pero tendré en cuenta tu comentario Renata

Renata la miró con una sonrisa hipócrita y se fue.

-Bastante guapa y "agradable" tu amiga- Decía Sam levantando los dedos

-Tal vez no se ha creído eso. Trama algo.

-Ok, cada vez me preocupa más tu paranoia Vico. Relájate.

-Bésame otra vez.- Un poco roja.

-Jejeje, ¿con fines de convencerla o de puro gusto?

Vico, aún ruborizada.

  • ¡Para convencerla, bruta!

Sam echó un vistazo y miró a Renata. Efectivamente no les quitaba la vista de encima. Luego miró a Vico.

-Tienes razón, tal vez sospecha algo. Eso de nuestro tiempo juntas se nos fue de las manos. No hay de otra.

Y sin avisar, Sam tomó, con ambas manos, el rostro de Vico y se fue acercando. Vico cerró los ojos. Sam dio un tierno beso en sus labios, luego en su nariz y al final en su frente. Luego puso la cabeza de Vico contra su pecho, y muy bajito le susurró:

-Deberían darme un Óscar por esta espléndida actuación.

Vico la volteó a ver con cara de enfado.

-¡Cuánto amor mujeres! -Decía Luisa mientras les entregaba una copa de vino a cada una. Ambas tomaron un sorbo.

-Me pregunto sí ya será hora de preguntarles cuándo será la boda Jajajaja

Sam y Vico se empezaron a ahogar con el vino. Luego rieron nerviosas.

-Bueno bueno, eso del compromiso lo hemos hablado y pues...

-Hemos decidido esperar, Sam insiste pero yo le digo que hay que esperar

Sam miró a Vico con una ceja levantada. Vico rió.

-Mira Sam, ella es Eva, mi pareja- Luisa tomaba de la mano a Eva, quien iba con un blusón blanco de manga larga y una falda larga negra. Eva saludó a Sam.

-Oí que es tu novia misteriosa Vicky, ¿ella es la buena?- preguntaba Eva mientras se abrazaba de Luisa.

-Jejeje, esperemos que sí.

-¿Esperemos? No sonaste muy convencida amor.

Todas rieron.

El resto de la velada estuvo tranquila, a pesar de que Renata no quitaba la mirada de ambas chicas. Sam no pasaba desapercibidas aquellas miradas y aprovechaba para tomar a Vico de la cintura con una mano para acercarla a la suya. Lo que Sam ignoraba era que al hacer eso, Vico sentía una corriente de electricidad a su contacto, que la recorría de pies a cabeza y de regreso.

Dieron las dos de la mañana, era hora de irse. Sam le dijo a Renata que la esperara para ir a buscar sus abrigos y subió a la segunda planta donde estaban, además de su casco. Se encontró a Luisa.

-Muy buena fiesta Luisa. Victoria y yo ya nos vamos, vengo por nuestros abrigos.-

-Sí, están en esa cama- ya algo ebria, señalando una montaña de abrigos. Sam empezó a buscar y encontró el de Vico, luego buscó su chamarra. Con ambas cosas en la mano, volteó para preguntar por su casco, cuando se encontró con la cara de Luisa.

Luisa fue caminando contra Sam, acorralándola hasta el borde de la cama. La tomó del saco y la acercó para besarla. Sam no puso resistencia y la tomó de la cintura. Se empezaron a besar salvajemente, cada vez se acercaban más. Luisa empezaba a de sabrocharle el saco a Sam, mientras ésta le iba besando el cuello lentamente. Luisa estaba extaciada. Se escuchó que alguien subía las escaleras. Inmediatamente se separaron, Luisa arregló su pelo rápidamente y Sam se abrochó el saco. Apareció Renata en la puerta.

-Vengo por mi abrigo.

Tomó su abrigo.

-Bonita fiesta Luisa, exquisita como siempre.

Luego barrió con la mirada a Sam y se retiró.

Sam tomó el abrigo y su chamarra, luego vio en el buró a la do de la cama su casco, y salió de la habitación.

Ya abajo, le entregó su abrigo a Vico.

-Tardaste mucho, ¿No aparecían?

-Mi casco no aparecía.

-Espera a que Luisa y Eva estén aquí, para despedirnos.

-Oooook.

Luisa bajó, y Eva llegó a su encuentro. Se pararon en frente de Sam y Vico para despedirse. Eva se despedía de Sam, Vico de Luisa. Luego Vico de Eva. Cuando Sam iba a despedirse de Luisa, Luisa aprovechó para acercarse a su oído.

-En el casco está mi número. No tardes.- Dijo apenas como un susurro. Sam sonrió.

Ya afuera.

-¿Qué te dijo?

-¿Quién?

-Luisa.

-Ah, nada.

-¿Nada?

-Fue algo sin importancia Vico.

-Tiene novia Sam.

Sam hizo los ojos en blanco

-Te acompaño a tu coche

-No iremos lejos, está delante de la moto.

Sam acompañó a Vico a su carro.

-Gracias por lo de hoy. Te debo una.

-No es nada, cuando quieras.

-Por cierto, ¿qué labial usas? Sabía a fresas.

Sam la miró con extrañeza.

-Curiosa situación.

-¿Por qué?

-Los labiales que uso no tienen sabor.

Vico se avergonzó. Estaba segura que las veces que se había besado con Sam esa noche, los labios le sabían a fresa.

-Pero gracias por el cumplido. Si quieres, te beso de nuevo para comprobar.

La noche ocultaba las mejillas sonrojadas de Vico.

-Jajajajaja, es broma.

Vico se metió a su carro y Sam le cerró la puerta. Vico bajó el vidrio del carro y Sam se recargó en la puerta viendo hacia dentro.

-Gracias Sam, en serio.

-No es nada mujer. Pero para la próxima ten cuidado de con quién te citas, podrías encontrarte con cualquier psyco.

-Jajajaja, tienes razón.

-Bueno, me despido

Sam metió su cabeza al carro de Vic para despedirse con un beso, Vic sólo la quedo viendo y se fue acercando lentamente. Sus rostros cada vez estaban más cerca. Sus narices se estaban rosando.

-¿Cómo? ¿Llegaron separadas y se van separadas? -Preguntó Renata situándose al lado de Sam. -Nunca había visto una relación así.

Sam sacó su cabeza, impaciente.

-Verás Renata, no nacimos pegadas. Ella tiene su casa y yo la mía, y así nos gusta.

-Pero en una noche como esta, ¿no piensan quedarse juntas?

-Sí, nos iremos juntas. Sólo que yo en la moto.

-Parecía como sí se estuvieran despidiendo. Pero da igual. Estoy aquí porque creo que empezamos con el pie izquierdo.

Sam miraba a Renata expectante y cruzó los brazos.

-Este jueves es mi cumpleaños y quiero que asistan a mi fiesta.

-Sería un honor pero...

-Samantha, por favor no te hagas del rogar. Estoy segura de que Vicky no se negará. -Mirando a Vicky

-No sé Renata, tengo trabajo y...

-Anden, aunque sea un rato. Se toman una copa y ¡voilà!

Vico y Sam se miraron un rato. Sam hizo una mueca con la boca.

-Lo vamos a pensar Renata, gracias por la invitación.

-De nada Vicky. Las espero chicas.

Renata se dirigió a su auto.

-Dame tu dirección.

-No te di mi número, ¿qué te hace creer que te daré mi dirección?

-Para ir adelante, no te preocupes, no me bajaré. Así se verá como sí fuéramos a la misma dirección.

-Diría que aún estás paranoica, pero tienes razón, esa chica Renata parece que nos sigue los pasos.

Sam le dio a Vico su dirección. Vico tomó la delantera en la dirección indicada.

-Gracias por escoltarme- Decía Sam recargándose sobre el auto.

-De nada.

Sam nuevamente metió su cabeza en el auto de Vico. Se miraron. Hasta que sonó el teléfono de Sam, quien tomó la llamada. Vico encendió su auto y se fue.

Ya en casa Vico no sabía que hacer. Ese día había experimentado tantas emociones, cosas que no había sentido antes, corrección, que había experimentado ya hace tiempo, y con la misma chica, pero con nadie más. La invadió una ansiedad desesperante. Quería huir. ¿Pero huir de qué? No estaba saliendo con Sam, al contrario, Sam le había hecho un enorme favor inventando ese noviazgo. Vaya qué problema. Vico le debía tanto a Sam.

Ya por la mañana Vico se dirigió al edificio donde había dejado a Sam. Estacionó su auto y vió la yamaha deportiva YZF R1. Sam seguía ahí. Salió del auto y se puso sus lentes oscuros.

"¿Espero o me quedo?" Vico todavía se preguntaba que hacía allí. Luego recordó que pensaba pagarle el favor a Sam con un desayuno. Entró al enorme edifico de lo que creía eran departamentos, pero resultaron ser lofts. Vico en su vida podría comprarse eso, su departamento era la quinta parte de uno de aquellos pisos. Dejó de pensar en eso y se sintió un poco inútil. "¿Cómo saber cuál es su departamento?". Vio que había una pequeña recepción con una chica rubia y se dirigió ahí.

-Emmm... Hola. Disculpa, ¿dónde puedo encontrar a Samantha Buenrostro?

La chica de pelo recogido volteó a ver a Vico, se acomodó los lentes y la miró por uno segundos. Con un rostro bastante dulce y una sonrisa que derretiría a cualquiera.

-¿Sammy?

-¿...?

-Eres su...

-¡Amiga! Estoy de sorpresa, por eso no sé cuál es su... Piso.

-Ummm... No lo sé. A Sammy no le gustan las sorpresas.- Haciendo un gesto de negaación.

Vico empezaba a impacientarse. ¿Por qué aquella chiquilla llamaba Sammy a Sam? ¿Y por qué no simplemente le daba el número de su piso? Además, ¿por qué parecía percibir tanta confianza hacia Sam?

-Mira, si no puedes no hay problema.

La chica rubia no pareció darle importancia a Vico, cosa que la molesto de sobremanera. Vico acomodó el pequeño mechón que se le había escapado de la coleta que tenía. Se dirigió a los elevadores.

Mientras se decidía entre subir o no, una señora mayor con varias bolsas que parecían bastante pesadas llegó al elevador. Aquella mujer hizo un esfuerzo por alcanzar el botón del elevador, sin éxito. Vico vio las dificultades de la mujer y apretó el botón.

-Gracias, al parecer aún hay algo amabilidad en este mundo- Mientras volteaba a ver a la recepcionista.

El elevador se abrió. La mujer entró y Vico detrás de ella.

-¿A qué edificio vas querida?

-Je, pues, es una pregunta difícil.

-...

-Vine a visitar a una amiga, pero resulta que no recuerdo su piso.

-¿Cuál es el nombre de tu amiga?

-Samantha.

-Aaah... La doctora.

-Sí.

-Es el 10, ¿puedes apretar el 3 por mí?

-Claro, y gracias.

-De nada niña.

-Victoria.

-Cristina.

Llegaron al piso tres y se abrió el elevador. La mujer se despidió. Se cerraron las puertas y el elevador siguió subiendo. Vico se sentía nerviosa. Aún podía arrepentirse. Se oyó un "click" que anunciaba la llegada. Vico salió al pequeño espacio ente la salida del elevador y la entrada del loft. Se arregló aquel mechón rebelde otra ves. Estiró su blusa, se quitó los lentes y acomodó su bufanda. Tocó dos veces la puerta.

Nadie atendió.

Tocó dos veces más.

Vico se dio la vuelta y apretó el botón del elevador. "Tal vez salió." Pensaba.

Abrieron. Era Sam. Traía puesto un top deportivo y unos bóxers de licra. Aquella ropa permitía ver lo trabajado de su cuerpo. Unos abdominales marcados, unos brazos con evidencia del ejercicio y una piernas de ensueño.

Vico se quedó boquiabierta. La noche anterior, ni ninguna vez que la había visto, se había percatado de ese cuerpo.

-¿Disfrutas la vista? También puedo darme la vuelta.

Vico reaccionó.

-Ho... Hola Sam.

-Hola Vico.

Silencio.

-Podríamos quedarnos paradas aquí el resto del día, pero mi sillón resulta más cómodo. - Dijo Sam con diversión reflejada en sus ojos.

-Pensé que no lo dirías.-Respondió retante Vico.

-Jajajaja, adelante entonces.

Vico entró, se quedó parada mientras Sam caminaba a su sillón. Vico no pudo evitar ver su trasero. Qué trasero. Trabajado como el resto de su cuerpo. Luego Sam se sentó en su sillón, tomó un control de videojuegos y empezó a jugar.

-Siéntate Vico, estas en tu casa.

Vico se sentó en el sillón que le quedaba cerca.

-Y, ¿cómo me encontraste?

-Recordé la dirección, lo demás fue ayuda divina.

-Ya veo, ya veo- mientras seguía apretado botones.

-Bonito apartamento, se nota que tu trabajo te deja bastante.

-Jaja, ni trabajando toda mi vida lo hubiera conseguido. Esto es regalo del perdón.

-¿Del perdón?

-Sí, del perdón a un padre que se aparece el día de tu graduación y te ofrece mil cosas, entre ellas un loft en el centro. -Sin apartar la vista del videojuego.

-Mira, vine porque... Este... Pues no se me ocurría manera para agradecerte lo de anoche, y quería invitarte a desayunar pero...

Se oyeron unos pasos. Salió un chica de cabello negro, delgada y de ojos claros acomodándose el cabello de una de las habitaciones.

-Me voy Sammy, nos vemos lue...

Aquella chica y Vico se miraron.

Continuará.