Fallándole a mi esposo (I)
Traté de hacer las cosas bien en mi matrimonio y terminé obedeciendo a mi naturaleza de puta traga leche
Hola soy “Delia” y llevo 1 año de casada y en mi familia somos muy felices “Sebastián” que es mi esposo y yo.
Sebastián es un gran publicista y yo soy maestra de biología en una secundaria privada, así que nos va bien en el aspecto económico siendo de la alta clase en economía.
En mi aspecto físico soy una mujer con grandes cualidades, de tez un poco morena, pelo negro, la forma de mi cara es fina, ojos cafés con cejas pobladas pero delineadas, labios gruesos, mis pechos son grandes de copa 38 DD siendo mi mejor atributo, también estoy bien proporcionada de caderas pues mis amigas me dicen que tengo un culazo y con unas piernas torneadas que me hacen ver como toda una mujer, pero no todo es miel sobre hojuelas ya que la parte que menos me gusta de mi cuerpo es mi abdomen pues por más que quiera cuidarme siempre he tenido llantitas y aunque no se noten cuando estoy de pie si se notan cuando me siento o me agacho a recoger algo del suelo y eso me molesta mucho.
Era un sábado en la mañana cuando Sebastián me despertó pues él se tiene que arreglar para ir a trabajar y yo en los fines de semana siempre me despierto a las 8 am y él a las 5 am. Él se va a trabajar y a las 8 con 30 minutos ya estaba buscando en la nevera para preparar algo de almorzar y lastimosamente no había nada para poder preparar, solo vi la pizza del día anterior ya que todos los viernes siempre vemos películas y compramos chicharrones, botanas, comida chatarra y refrescos para ver películas en familia. Al no poder preparar de desayunar decidí calentar la pizza y almorzar eso. Cuando terminé de almorzar subí para darme una ducha, me quité mi ropa y antes de entrar a la regadera me vi en el espejo, no me gustaba mi abdomen y aún peor, estaba engordando más, en ese momento me odié y baja autoestima entre a la regadera y ahí dentro decidí que era hora de ir al gimnasio, salgo de la regadera, me arreglo y fui inmediatamente a la tienda de ropa para comprar las prendas adecuadas de hacer ejercicio, vi un conjunto muy bonito y me dispuse a medírmelo y ver cómo me quedaba, eran unos leggings de color negro con una línea ondulada de color rosa que me quedaban muy bien y el top era del mismo color, pero por mis grandes senos me quedaba un poco apretado siendo que se marcaba mucho el brasier y me hacía ver un escote un tanto atrevido, decidí quitarme el brasier y oh sorpresa, me quedaba muy bien, no me apretaba tanto pero no estaba a gusto andando sin brasier, salí para ver si tenían de otra talla y lastimosamente era la última que quedaba, me mostraron otros más de mi talla que podrían quedarme bien pero eran horribles de un color vomito asquerosos y al final me decidí por el primer conjunto, al salir de la tienda Sebastián me llama para ver cómo estaba.
-Hola mi amor.
--Hola mi reina ¿qué haces?
-Vine a comprar ropa de gimnasio.
--¿y eso para qué?
-Pues estoy gorda y quiero quitarme las llantas.
--¿recuerdas que hace unos años iba al gimnasio?
-Si mi amor.
--Pues yo te puedo conseguir una membresía hoy mismo.
-Qué bueno mi vida ¿harías eso por mí?
--Claro que si mi reina, déjame hago unas llamadas y cuando te inscriba te marco.
-Muy bien yo espero tu llamada.
En mi mente iba pensando lo bien que me ayudaba a conseguirme un gimnasio y ahorrarme todo el tiempo en lo que iba a buscar uno y no pasó mucho tiempo pues apenas llegue a la casa y Sebastián me llamó para decirme la dirección y la hora que iba a entrar, no era muy lejos de mi casa, pero el horario en el que me inscribió era el de las 9 de la noche y salir a las 10.
Me pasé el día viendo la tele y Sebastián llegó rápido, se dieron las 8 con 30 minutos yo me cambié y me puse un suéter para sentirme más cómoda pues como anteriormente dije, no traía brasier. Llegué 5 minutos antes de las 9.
-Hola soy Delia, mi esposo llamó para inscribirme.
--Hola señora, déjeme checar.
-Muy bien.
--Si aquí está inscrita en el curso para quemar grasa de principiantes.
-Que bien ¿y donde inicio?
--Pues déjeme explicarle, se le va asignar un instructor el cual le ayudará hacer correctamente los ejercicios para evitar alguna lesión.
-Muy bien por eso.
--Como está es la última hora, no hay muchas personas, en realidad solo viene un muchacho, pero él ya tiene experiencia y no necesita de un entrenador.
-¿no hay más mujeres?
--Pues no, pero vea el lado positivo, aquí hay tres entrenadores y como los tres están libres usted puede elegir quien le da la clase.
-No pues sí, muy alentador.
--Mire de entrenadores están Julio, Arturo y yo Juan, por el día de hoy yo seré su entrenador.
Julio era un chico muy guapo y tal vez el mayor de todos yo le calculo que tendría 35 años de edad, Arturo era un chico que se veía muy atlético tal vez de unos 25 años y Juan me dijo que tenía 20 años, no era muy apuesto ni tenía un cuerpo tan formado como los otros 2 pero si tenía experiencia en el gimnasio.
--Entonces vamos a empezar, lo primero es calentar y vamos a estirar las piernas, va a levantar su talón hacia su espalda lo más que pueda por 10 segundos y después el otro.
Mientras me decía lo que tenía que hacer me mostraba como lo tenía que hacer.
--Muy bien, lo hace muy bien, ahora mantenga juntos los pies y trate de bajar lo más que pueda sin doblar las rodillas y que las yemas de los dedos toquen su teni.
Cuando lo hice noté que él estaba viendo mi trasero y a los 20 segundos me dijo que parara, hicimos otro tipo de calentamiento.
--Muy bien, ahora si está lista para montar en la bici elíptica, vamos a estar aquí durante 20 minutos, a los 20 minutos yo regreso y trate de no parar.
Cuando me subí a la bici elíptica alcance a ver de reojo un bulto marcado en el short de juan, yo sentí ternura y no le di importancia pues yo lo veía como un niño.
Estuve los 20 minutos sin parar y comencé a sentir mucho calor, así que opté por quitarme el suéter y a los 20 minutos él llegó.
--Muy bien, te estaba observando y no paraste en ningún momento, toma una botella de agua.
-Muchas gracias, ya la necesitaba.
--Cuando quieras más agua puedes tomarla del refri, para las personas con membresía son gratis.
-Que bien, muchas gracias.
--Vamos a descansar por 5 minutos.
En esos 5 minutos me comenzó hacer platica, de cuánto tiempo estaba de casada, que si tenía hijos, yo le respondía cortésmente pero no me interesaba para nada y era muy obvio que trataba de ligarme, pasaron los 5 minutos y nos movimos ahora a la zona de las caminadoras.
--Muy bien lo que haremos es un poco más de calentamiento, vamos a poner nuestras rodillas en el piso y que los dedos de los pues estén bien rectos, nos agachamos y vamos a tocar el suelo con los codos, la espalda tiene que estar recta y en esa posición vamos a subir la pierna 10 veces y después la otra.
Cuando yo me incliné para poner los codos en el piso sentí que mis senos se iban a salir, pero chocaron contra el suelo evitando que se salieran.
--No, no, no, lo estás haciendo mal, cuando estires la pierna tiene que estar recta.
Él tomo mi rodilla y desde el suelo guio mi pierna hasta levantarla toda y me dice que así es como tengo que hacer y pasó su mano desde el tobillo hasta mi nalga y comenzó a guiarme así para hacerlo bien e hizo lo mismo con mi otra pierna. Yo estaba muy molesta porque él me estaba tocando, pero al final conserve la calma y pensando que ya no volvería nunca más. Terminamos de hacer ese calentamiento y me dijo que en esa misma posición fuera de adelante hacia atrás lo más que pudiera.
--No otra vez lo estás haciendo mal, la espalda debe estar recta.
Él se puso detrás de mí y con su mano bajo mi espalda y me dijo que lo hiciera otra vez y puso sus manos en mi cintura y yo retrocedí y sentí su paquete entre mis nalgas, rápidamente me levante y le dije que eso no lo hiciera, me pidió disculpas y seguimos con el entrenamiento, volví a la misma posición y él ahora puso una rodilla delante de mí y cuando yo iba hacia adelante mi cara quedaba a unos centímetros de su bulto, pensé en pararme, darle una cachetada y salir furiosa de ese lugar, pero más mis ojos no dejaban de ver su bulto, se le marcaba muy bien y tenía muy buen tamaño, un hormigueo en mi pecho me estremeció y por mi mente paso en llevarme ese bulto a mi boca la cual comenzó a producir saliva, en el siguiente movimiento fui más rápido hacia él y su bulto toco mi cara, yo me levante haciéndome la ofendida y le dije que ya le había dicho que no lo volviera hacer, él me pidió perdón y después me dijo que era hora de estar en la caminadora, eran los últimos 20 minutos, él se fue y vi que su paquete había crecido más y me dio curiosidad de lo grande que la tenía, a los 10 minutos él regreso y me dijo que iba a subir de velocidad, ya estaba corriendo en la caminadora y mis senos empezaron a rebotar de un lado para otro y todos lo comenzaron a notar hasta que me convertí en el centro de atención, al pasar los otros 10 minutos me dijo que era todo por hoy, una vez más se disculpó y me dio una botella de agua, me puse mi suéter y salí a mi carro.
Ya estando en mi casa Sebastián me pregunta de cómo me fue, yo no lo quise decir para evitar problemas y lo único que le dije fue que bien pero aun iba a pensar si seguir yendo. Me fui a bañar y empecé a pensar en el paquete de aquel chico, me comencé a poner caliente y rápido me cambié y salí a la cama para hacer el amor con mi marido, pero él ya estaba dormido, decidí dormir también.
Al siguiente día Sebastián y yo fuimos a comprar la comida de la semana y no la pasamos muy bien, almorzamos en subway, y ya para el medio día mis piernas estaban muy adoloridas y le dije a Sebastián que yo iba esperar en el carro y que el hiciera las compras, él aceptó y yo fui al carro, estaba escuchando música y recibo un mensaje de Whatsapp.
--Hola Sebastián ¿su esposa va a continuar en las clases?
-Hola ¿Quién eres? Sebastián es mi esposo.
--¿señora Delia? Soy juan, ¿va a continuar viniendo?
-No lo se, ayer te portaste muy grosero.
--Mis disculpas por eso, pero mire ya tenemos maquinas nuevas, las terminamos de instalar.
Me mando varias fotos de las nuevas máquinas y una foto de esas estaba su mano tocando su bulto por arriba de su short.
-Oye pero que me estás mandando, no quiero ver esa cosa.
--Perdón señora, esa se me fue.
-Bueno está bien, aparte no creo que sea tuya.
--¿Por qué no? Si es mía, ¿quieres comprobar?
-No seas cretino, ya no voy a ir.
--Si lo quieres comprobar ven y la verás por ti misma.
Me mando otra foto de su bulto y vi que tenía un mayor tamaño y me daba curiosidad que tan grande la podía tener, por otra parte, pensaba que nunca había engañado a mi esposo, pero al mismo tiempo pensaba que solo la iba a ver y que eso no es engaño, 10 minutos después llegó Sebastián y regresamos a la casa, comimos y pasamos el rato juntos, se acercaba la hora y yo aún no estaba decidida si ir o no, al final decidí ir y llegué 15 minutos después de las 9.
--Valla, pensé que ya no ibas a regresar.
-Ya pagamos por la clase, no podemos desperdiciar el dinero.
--Pasa entonces que ya llagaste tarde.
-¿y los demás?
--Solo estamos nosotros, Arturo y Julio salen de trabajar temprano ya que es domingo.
-Qué mala suerte que estemos los dos.
--Bueno pues iniciamos, igual que ayer, vamos a calentar primero, debes de llevar tu talón hacia tu espalda por 15 segundos y después el otro.
-Ya entendí.
--Muy bien, ahora pon los pies juntos y baja sin doblar las rodillas.
-no hagas nada raro.
--Para nada.
Ya estando en esa posición note que se me quedo viendo detenidamente a mis nalgas y en vez de molestarme me empezó a gustar provocarlo.
--Bien pues ya puedes subir a la bici.
-Muy bien, ¿me puedes traer un agua?
--Si claro, en un momento regreso.
--Aquí está el agua.
-Muchas gracias.
--¿Ya la quieres ver?
-¿Qué cosa?
--Lo de ayer en la foto que te envié.
-Vine a hacer ejercicio.
--Muy bien, haz ejercicio yo regreso en 10 minutos.
Yo aún estaba insegura si ver el bulto, pues por una parte si quería y por otra sentía que estaba engañando a mi esposo. Después de los 10 minutos regresó y ya me había quitado el suéter por el calor que tenía.
--Muy bien, ahora descansa por 5 minutos y pasamos a la caminadora.
-Podemos ir ahora, no estoy tan cansada.
--Pues si sientes que no necesitas descanso entonces vamos a hacer el siguiente calentamiento para empezar con la caminadora.
-Me parece bien.
--Pues ya sabes cómo hacer la primera serie, levantando bien las piernas
-Si las recuerdo.
Yo comencé a hacer la primera serie del calentamiento y él se paró detrás de mi supuestamente para ver que hiciera bien el calentamiento, pero por uno de los espejos del gimnasio vi que estaba observando mi trasero mientras se tocaba su miembro.
--Muy bien, aprendes rápido, ahora vamos de adelante hacia atrás.
Él me agarro ligeramente de la cintura y una vez más trato de pasar su bulto por mi cola, pero solo sentía un pequeño rosón de su miembro en una de mis nalgas, después paso en frente de mí y como la vez anterior su paquete quedo a escasos centímetros de mi cara, yo estaba muy atenta a su bulto y cada vez me estaba excitando y pasaba por mi mente tener ese bulto en mi boca.
--¿quieres verlo?
-No, ya te dije que solo estoy aquí para hacer ejercicio.
--Agárralo con tu mano.
Él tomo mi mano y la llevo a su bulto, traté de poner resistencia, pero mi curiosidad me ganó y al final pude sentir su bulto.
-Está normal, no es nada del otro mundo.
--Todavía no lo tengo parado ¿lo quieres ver parado?
Cuando me dijo eso no lo podía creer, estaba de un tamaño normal y aun se podía parar más, me mato la curiosidad.
-Si a ver.
--Pero tienes que pararlo.
-¿Cómo hago eso?
--En primer lugar, si lo quieres ver tienes que pedírmelo por favor y en segundo lugar sácate una teta.
No me gustó nada de lo que dijo, pero mi curiosidad estaba por los cielos así que termine accediendo, me saque uno de mis pechos y le pregunte si me podía mostrar su bulto.
--Así me gusta que sean obedientes.
Él se sacó el bulto y por fin lo vi, era muy grande y con el tiempo se estaba poniendo más, me dijo que seguiríamos calentando y me volví a poner con los codos en el piso y aún con mi seno fuera, él se puso frente a mí, pero con su paquete de fuera y comencé a hacer mi calentamiento yendo de atrás hacia adelante, su pene choco contra mi cara una y otra vez, y por fin pude ver el tamaño que tiene erecto, era realmente grande, grueso y con una venas muy marcadas, tenía un olor muy penetrante que me excito más y al final ya no pude resistir más y con mis labios le empecé a dar besitos cada vez que llegaba, él lo tomo con su mano para ponerlo frente a mi boca y yo se lo comencé a chupar, él agarraba mi seno, lo apretaba y yo trataba de hacerle un buen oral.
--Así mámalo, sabía que no solamente venias hacer ejercicio.
Yo no quería responderle, solo estaba saboreando el rico sabor que tenía. Él se paró y con su mano me guio para quedar de rodillas frente a él, tomo mi cabeza con su mano y me volvió a meter su pene en mi boca, pero más rápido mientras que su otra mano estaba en uno de mis senos, cada vez incrementaba la velocidad.
--Mámalo más puta, te voy a dar tus vitaminas puta.
Nunca me habían llamado de esa manera y menos en la cama, pues eso me molestaba mucho, siempre tuve el pensamiento que debía ser una dama incluso al hacer el amor, pero esa vez fue diferente, mas allá de molestarme me estaba calentando que me dijera esas cosas. Finalmente saco su pene de mi boca y se comenzó a masturbar y eyaculo en mi cara y en mis senos, nunca me habían hecho eso y si me moleste.
-Oye ¿Por qué hiciste eso?
--¿Qué cosa?
-me los aventaste en mi cara y en mis senos.
--Es tu regalo, deberías estar agradecida, vamos se buena chica y limpia mi verga con tu lengua.
-Que te la limpie tu madre, dame papel para limpiarme.
--No te doy nada.
-¿y que hago? No puedo llegar así a mi casa.
--Puedes llevarlos a tu boca y tragarlos.
-Que idiota eres.
--O puedes llegar así a tu casa.
Al no tener otra opción, con mi mano fui juntando el semen de ese tipo hasta tener todo el menen en mi mano, me cubrí mi seno y con un dedo recogí un poco de su semen y lo llevé a mi boca, anteriormente ya sabía cuál es el sabor del semen, pero nunca lo había tragado y al probarlo sentí una sensación muy dulce que anteriormente no lo había sentido y me hice la que no quería tragarlos, salí del gimnasio y llegue a mi carro aún con su semen en mi mano, la lleve a mi boca y saque la lengua para probarlo, era muy rico y poco a poco fui terminándome su semen y me gustó tanto que limpie bien mi mano con mi lengua.
Regrese a casa y trate de evitar a Sebastián, estaba avergonzada con él, lo había traicionado y me sentía mal por eso. Me fui a tomar un baño muy largo y al salir él ya estaba dormido, me acosté y me quedé dormida.