Fácil

¿Nunca os ha pasado nada parecido en el metro?

Pensad en mí, por la mañana, en hora punta en el metro.

Voy vestida con unas mallas negras que me marcan el culo en su totalidad y se ajustan perfectamente a mi entrepierna dibujando, para todo el que quiera mirar, los labios de mi coño. Llevo también un suéter ajustado, porque con mis enormes tetas toda la ropa me queda ceñida.

Cuando entro en el vagón está abarrotado, no cabe un alfiler, y mi orondo cuerpo se encuentra completamente rodeado de otras personas. Siento que algo me roza el culo, pero puede ser cualquier cosa. De repente, ya no me rozan, alguien está usando la mano para apretármelo y sobármelo con ganas. Miro hacia atrás, hay un hombre alto, con gafas, que se hace el despistado y mira hacia otro lado, pero ha de ser él.

Se baja alguien y el tipo se arrima más. Puedo notar su polla dura contra mi culo. Empiezo a mojarme. Ha dejado una de sus manos ahí abajo, y me soba el culo todo lo que puede. Me inclino hacía él para facilitarle el trabajo.

Mis pezones están duros y empujan el suéter. El tipo hace que se sujeta de la barra y pasa la otra mano por debajo de mi hombro, rozándome la teta. La vuelve a retirar y vuelve a rozármela. Noto su polla clavándose en mi culo.

Cambia de mano y mete la mano justo al lado de mi bolso y me soba la otra teta a manos llenas. Le dejo que la acaricie, la apriete y me pellizque el pezón. Tengo las bragas chorreando y estoy colorada.

Llega mi parada, así que avanzo hasta la puerta. El tipo me sigue y, cuando se abren las puertas, sale detrás de mí.

Me subo en las escaleras mecánicas delante de él. Puede contemplar mi culo a escasos centímetros de su cara. Ni corto ni perezoso mete su mano entre mis piernas. Me acaricia todo el culo y llega hasta mi coño, metiendo los dedos por entre la tela de las mallas y de las bragas. Le dejo que lo haga hasta llegar arriba. Casi corriendo entro en el ascensor del vestíbulo. Él me sigue y somos los únicos en la cabina.

Se abalanza contra mí y me soba las tetas a placer mientras me come la boca con lascivia. Caliente como una tea le acaricio la polla por encima del pantalón y le dejo que toque todo lo que quiera.

El ascensor se abre y salimos a la calle. Llego tarde al trabajo otra vez. Me dice que vive tan solo a un par de paradas de metro, así que nos volvemos al ascensor en dirección a su casa. Me ha puesto demasiado caliente como para irme sin que me folle.

Debo de tener escrito en la cara lo fácil que soy. Genial.