F.A VII: Orgía entre los 5 amigos adolescentes

Aitor y Rubén han vuelto de las vacaciones, y los 5 amigos preparan una orgía sin igual. Entra y descubre a cinco chicos adolescentes probando el placer de una orgía por primera vez.

-Hay que hablar con Aitor y Rubén -contesté-. Quiero follaros a todos. Y Diego, no olvides que me debes una follada.

Diego sonrió, se tumbó junto a su hermano y le acarició. Mientras, yo chupaba cada rincón del pequeño.

-Madre mía, acabamos de terminar de follar y yo ya quiero hacerlo de nuevo -les dije.

-Eso tiene fácil solución -respondió Diego-. Vayamos a hablar con Aitor y Rubén.

Rober sonrió y me besó de nuevo. Solo de pensar en la orgía me empalmé de nuevo.


-Son las 11 de la noche -dije yo mirando la hora en el móvil-. Y además, están de vacaciones, así que imposible por ahora.

-Bueno -contestó Diego-. les llamaremos entonces.

Sacó su móvil y marcó el número de Aitor. Puso el altavoz para que los tres pudiéramos escuchar a Aitor.

-¿Sí? -se escuchó.

-Hey Aitor, estoy aquí con mi hermano y con Víctor. Acabamos de terminar de follar y queríamos saber cúando volveis para hacer una orgía.

Aitor se quedó mudo. Con razón, ya que él no sabía nada acerca de lo de Diego.

-Rober se la chupó el otro día mientras dormía y luego follaron -añadí yo-. Hoy el pequeñajo me lo ha contado y hemos hecho un trío.

-Ya era hora -dijo entonces Aitor-. Diego, en cuanto te vea te vas a cagar. Llevo días queriendo que me la chupes.

-¡Eh! -se escuchó entonces al otro lado de la línea. Era Rubén-. Así que ya estamos los cinco, ¿no? Genial, la próxima vez tendremos una fiesta muy particular...

-¿Cuándo volveis? -preguntó entonces Roberto.

-Dentro de 3 días, el 5 de agosto -respondió Aitor-. De hecho, nuestros padres nos dejan aquí por la mañana y se van a pasar el día con unos amigos, así que tenemos casa libre tooooodo el día. Podremos follar hasta hartarnos.

Los tres sonreimos. Eso era una muy buena noticia.

-Está bien, nos vemos el 5 entonces. Mandad un whatsapp cuando llegueis y vamos a vuestra casa enseguida.

-Vale. Pero no folleis estos días -dijo Rubén-. Quiero que reserveis vuestro rico semen para mí...

Puso una voz sensual que me tensó la polla. Aceptamos y colgamos. Me despedí de mis amigos y me fui a casa. Necesitaba descansar.

Los días pasaron lentamente, hasta que por fin llegó aquel 5 de agosto que todos estábamos esperando. Recibí un mensaje de Rubén sobre las 2 de la tarde: "ya estamos en casa, esperándoos con los brazos abiertos. Y lo que no son los brazos...". El mensaje venía acompañado de una foto de Rubén con las piernas abiertas, mostrando su estrecho agujero y su considerable polla. No lo dudé y me dirigí de inmediato a su casa.

Llamé al timbre y me abrió Aitor, que tan solo llevaba unos calzoncillos amarillos que dejaban poco a la imaginación. Le agarré el paquete y entré en la casa. Antes de que pudiera hacer nada, me agaché, le quité los bóxers y le comí la polla durante unos segundos.

-Vaya, veo que tienes ganas. Pero tranquilo, que tenemos todo el tiempo del mundo.

Yo accedí y nos dirigimos al salón. Este tenía un par de sofás en los que caben dos o tres personas, por lo que no íbamos a ir mal de espacio.

-Aún no han venido Diego y Rober, por lo que veo -comenté.

-No, les acabo de mandar el mismo mensaje que a ti, pero aún no han respondido -contestó Rubén-. Pero podemos ir empezando...

Se acercó a mí y de un empujón me sentó en el sofá. Se puso a cuatro patas, con su boca junto a mi polla, que ya pedía ser liberada de mis pantalones. Rubén me los quitó junto a mis bóxers y comenzó a comérmela con ansia. Mientras tanto, Aitor le comía el culo a su hermano, que gemía de placer.

-Menuda zorra estás hecha, Rubén.

-Ya ves, me encanta chupar pollas y que me follen duro. Cada vez me gusta más.

Le cogí de la cabeza y, de un movimiento, lo puse sobre mí. Mi polla rozaba sus glúteos. Lo besé apasionadamente durante varios segundos, comiéndole los morros. Aitor comenzó a chupármela, y yo decidí levantar a Rubén para situar su cipote frente a mi cara. Lo observé antes de metérmelo en la boca.

-Joder Rubén. estaba ansioso por comerte la polla de nuevo -dije.

-Y yo estaba ansioso porque me la comieras -respondió él.

Tras esto, me agarró la cabeza para impedirme moverme, y comenzó una follada de boca de las que a mi me gustaban. La rapidez con la que lo hacía me llevaba la placer extremo. Sus huevos chocaban contra mi barbilla, haciendo un sonido de plof, plof que me ponía cachondísimo. Le estaba haciendo una mamada increíble a mi amigo mientras su hermano se tragaba todo mi rabo.

Aitor lo hacía lentamente, con suavidad, limpiando cada gota de precum que había en mi glande. Se metía mi polla entera en la boca, dejando que mis huevos tocasen su barbilla, para luego sacarla entera y centrarse en mi glande. El cabrón cada vez la chupaba mejor.

Fue entonces cuando escuchamos el timbre.

-Al fin vienen -dijo Aitor.

Fue él quien se levantó a abrir la puerta. Mientras tanto, yo seguía comiéndole la polla a Rubén.

-¡Joder! -exclamó Diego una vez entró al salón-. No es justo que hayais empezado sin nosotros.

Acto seguido se quitó los shorts y los calzoncillos, dejando al descubierto su cipote en reposo, aunque algo morcillón. Unos 15 centímetros que sorprendieron a Aitor y Rubén.

-Bueno, haber venido antes -contestó Rubén-. Vaya pollón que tienes, ¿no, Diego?

Rubén se apartó de mí e invitó a Diego a sentarse en el sofá. Por su parte, Rober se desnudó y se dispuso a comerme la polla de rodillas, mientras que Aitor se situó en el lugar que su hermano había ocupado momentos antes. De esta forma, yo se la chupaba a Aitor mientras Rober me la comía a mí. En cuanto a los otros dos, Diego había quedado sentado en el sofá con las piernas algo abiertas, dejando hueco para que Rubén se pusiera entre ellas. El pequeño comenzó a lamerle el glande. Apenas le cabía en la boca.

-No es tan larga como la de Víctor -dijo este-, pero es más gruesa. Mi boca no está acostumbrada a este grosor.

-Tranquilo -le respondió Diego-. Tenemos todo el día para que tu garganta se acostumbre.

Tras decir esto, empujó la cabeza de Rubén contra su cipote, haciendo que este se atragantara. Pero al mayor no le importó, ya que no le dejó liberarse. Unos srgundos después, Rubén ya no forcejeaba, y le comía la polla a Diego con gusto.

-Así es, putita mía. Solo tenías que acostumbrarte.

Diego comenzó a gemir. Sentía los labios de Rubén en su polla, haciendo presión en su glande para sacar todo el jugo posible. Mientras tanto le masajeaba los huevos.

Por otro lado, yo seguía comiéndole la polla a Aitor al tiempo que Rober me la chupaba a mí. Estuvimos así unos minutos, hasta que decidí cambiar un poco.

-Diego, ponte boca arriba sobre mí, de modo que tu culo quede junto a mi cipote. Quiero metértela.

Mi amigo aceptó sin dudar, pero Rubén quiso unirse.

-Yo también quiero follarte. Después de atragantarme, qué menos que dejarte follar por un niño como yo.

-Eso me la pone incluso más dura -respondió Diego, relamiéndose.

El mayor obedeció y se tumbó sobre mí. Podía sentir sus nalgas en mi cipote. Noté entonces una lengua jugando con mi glande y con el culo de Diego. Era Rubén, que estaba lubricando ambas zonas.

Mientras tanto, Rober y Aitor hacían un 69. Ambos eran buenas perras, por lo que la comían con gusto.

Tras casi medio minuto lubricando con saliva, Rubén decidió ir a por un bote de lubricante.

-Así que vosotros también habéis comprado -comenté-. Veo que lo teníais todo preparado.

Rubén sonrió y untó lubricante en sus dedos. Los pasó por el ano de Diego, se untó más en la mano y la sentí sobre mi polla, masajeando para que el lubricante cubriera toda la zona.

-Ahora, métesela -me dijo el pequeño.

Diego acomodó su trasero y yo situé mi cipote sobre su entrada.

-Tranquilo, mi hermano me la metió ayer para dilatar un poco, así que creo que no habrá muchos problemas.

-¡Eh! -dijo Rubén, indignado-. Dijimos que nada de sexo hasta que nos viéramos. Quería toda vuestra leche para mí.

-No pasa nada -contestó el mayor-. No nos corrimos. Era solo para abrirme un poco el ano. Lo cierto es que tenía curiosidad por saber qué se siente al tener una polla en mi culo.

-Pues ahora por listo tendrás dos.

Hice presión sobre su entrada, consiguiendo así que entrara mi glande por completo. Tras hacer lo más difícil, simplemente me limité a dejar que Diego marcara el ritmo. Iba notando cómo poco a poco mi polla entraba en él. Cómo su agujero hacía presión sobre mi cipote.

-Dios, esto es más doloroso que la de mi hermano. Se nota que es más gruesa y larga.

Cuando hubo introducido toda mi polla en su culo, nos pidió descansar. Me fijé entonces en Aitor y Rober, que habían cambiado de postura. Ahora, el pequeño le comía el culo al mayor, que disfrutaba como una zorra con sus piernas sobre los hombros de su amigo. Rober metía su lengua en el agujero, moviéndola en círculos, mientras que Aitor se masturbaba sin parar de gemir. El pequeño untó lubricante en su nabo y en el ano de Aitor, y procedió a metérsela. Lo consiguió fácilmente.

-Después de que me la haya metido Víctor, la tuya no es nada -le dijo-. tienes una polla enorme.

El pequeño se ruborizó y comenzó con el mete-saca. Por nuestra parte, Diego invitó a Rubén a metérsela. Este no dudó y lubricó bien su rabo.

-Va a doler, pero quizá no tanto, ya que tampoco es muy gruesa -le dijo-. Eso sí, tener dos pollas en el culo tiene que doler. Pero el placer será mayor.

Diego asintió y recibió la nueva polla como un machote. No se quejó ni un momento, y la cara de placer de Rubén me puso a mil. Yo estaba tumbado boca arriba, con Diego sobre mí, mientras que Rubén estaba de pie metiéndosela. Además, si miraba hacia mi derecha, podía contemplar a Rober follándose a Aitor, morreándole para evitar que gritara.

Rubén introdujo al completo su polla, y unos segundos después empezamos con las embestidas. Podía sentir el ano de Diego apretándose contra mi polla, y también podía sentir el rabo de Rubén rozándose con el mía, creando una fricción que me hizo sentir un placer que no conocía.

-Ahh sí joder, folladme duro -decía Diego.

-Diego, esto es lo mejor que he sentido nunca, follarte es lo mejor del mundo -contestaba Rubén.

El mayor sujetó al pequeño por la cabeza y lo hizo besarle. Tenía ante mí a mis dos amigos morreándose mientras sentía mis huevos chocar contra los de Rubén y mi polla rozando contra la suya y contra el ano de Diego. De fondo escuchaba a Rober.

-Aitor, ahh. Quiero... follarte siempre... sentir mi polla... en tu culo... y correrme dentro de ti.

-Ohhh sí, y yo... quiero que me la metas... ¡hasta el fondo! -le agarró las nalgas y empujó fuerte contra sí mismo, sintiendo los huevos de Rober chocando contra sus glúteos-. Sí, jodeeeer. Como sigas así... me voy a correr dentro de poco...

-Esa es la idea -contestó Rober, que aceleró el ritmo de las embestidas.

Entonces sentí que Rubén embestía cada vez más fuerte, y que Diego y él gemían cada vez más. Yo les acompañé e incrementé el ritmo de la follada, haciendo que la fricción con la polla de Rubén fuera cada vez mayor y más placentera.

-Ohh joder, me voy a... correr... -dijo Rubén.

-Sí... hazlo dentro -pidió Diego-. Yo también... estoy a punto.

Los gemidos se incrementaron, se hicieron cada vez más sonoros, hasta tal punto que ya no oía a Aitor y Rober follando. Unos segundos más tarde, sentí el orgasmo.

-Aahhh, ahh, sí joder.

Estallé dentro de Diego al mismo tiempo que Rubén, cuya cara de placer le delataba. Este acercó su boca al vientre de Diego, donde se empezaba a acumular la leche de su corrida debido al placer. Rubén no dejó ni un rastro del semen de nuestro amigo. Cuando terminó de limpiar, yo saqué mi polla del culo de Diego. Le pedí a Rubén que dejar la suya dentro para evitar que la leche se saliera, y el pequeño obedeció.

En cuanto a Aitor y Rober, ambos se habían corrido también. Rober lo había hecho dentro de Aitor, y le limpiaba los restos de su propio semen. Cuando terminó, hizo lo mismo con la leche del mayor, para luego mezclarla en sus bocas con un morreo que les dejó la cara llena de líquido semitransparente.

Cuando terminé de contemplar la escena, me dirigí al culo de Diego. Lamí el cipote de Rubén, lo saqué del ano de Diego y me lo metí en la boca para limpiar los restos de semen.

-Ahh sí, que gusto -decía mientras gemía.

Una vez lo hube limpiado a conciencia, procedí a hacer lo mismo con el culo de Diego. De este brotaba mi semen y el de Rubén. No lo dudé y lamí el ano de Diego mientras me tragaba los restos de semen que iban saliendo como si de una fuente se tratara. Acumule la leche en mi boca y, cuando dejó de salir líquido, me acerqué a Rubén y le di un beso en la boca. Nuestras lenguas se encontraban y no paraban de jugar. Nos tragamos todo el semen y nos sentamos en el sofá, cada uno a un lado de Diego, que ya estaba incorporado.

-JO-DER. Puedo asegurar que esto es lo mejor que me ha pasado nunca -declaró Diego-. Eso sí, quiero saber qué se siente al follarte a alguien junto a otra persona.

-No hay problema -dijo Rubén-. La próxima vez yo recibiré dos pollas en mi culo.

-Hablando de próxima vez -intervino Aitor-. Pasado mañana vuelve Nico de la playa. ¿Creéis que querrá unirse a nosotros?

Rober sonrió.

-Yo puedo conseguirlo. Pero necesitaré tu ayuda, Rubén.

Ambos se miraron, cómplices. Ya estaba deseando que Nico se uniera a nuestra fiesta.


Bien, hasta aquí la séptima parte de F.A. Espero que os haya gustado. Creo que no ha quedado tan mal a pesar de manejar a los 5 personajes a la vez. Agradezco comentarios y sugerencias. ¿Quién será Nico? ¿Tendrá la polla grande? Que tengais un buen pajote!