F.A V: Roberto folla con su hermano por la noche
Diego duerme placenteramente, pero su hermano pequeño le hará sentir incluso más placer aún.
Rubén se tumbó a mi derecha mientras que Rober lo hizo a mi izquerda. Ambos me tocaban la polla, ya algo flácida tras el éxtasis. Al mismo tiempo, yo acariciaba las suyas, que también habían perdido su dureza.
-Hay que repetir esto -dijo entonces Rubén-. La próxima vez seré yo quien te la meta -añadió mirándome.
Yo asentí.
-Y yo te follaré a ti -contestó Rober dirigiendo su mirada a Rubén.
-Estoy deseándolo -respondió este, relamiéndose.
Tras el trío con los dos pequeños, mis noches pasaron a ser de sueños eróticos interminables. Despertaba muchas madrugadas agitado, con la polla estallando sin poder evitar la corrida despues de soñar cómo volvía a follar con mis amigos. Pero la realidad era otra, ya que Aitor y Rubén se habían ido de vacaciones, y a Rober lo habían mandado con su hermano a un campamento de día, por lo que solo le veía por la noche, y a veces ni eso.
Una de esas noches nos fuimos a su habitación. Sus padres habían salido a cenar, pero su hermano estaba en casa, por lo que no podíamos hacerlo.
-Es una putada que tu hermano esté aquí. Tengo unas ganas de follarte que no te lo imaginas.
Rober agachó la cabeza algo avergonzado.
-Tengo que contarte algo.
Fruncí el ceño. Ante mi silencio, Rober continuó.
-Hace un par de días paso algo. Bueno, más bien, hace un par de noches -yo seguí mirándolo fijamente mientras notaba cómo su bulto iba creciendo poco a poco bajo eso shorts que llevaba puestos-. Yo me había acostado como todas las noches, pero me desperté sobre las 4 de la madrugada. Había tenido un sueño en el que me tiraba a mi hermano. Y bueno, tenía la polla a cien y necesitaba saciar mis ganas. De modo que, sin hacer ruido, me dirigí a la habitación de mi hermano, que como sabes está en la buhardilla.
»Cuando subí todas las escaleras, dudé. Pero entonces me acordé de lo que habían dicho Aitor y Rubén, y pensé en cómo sería follar con mi hermano. Le he visto la polla en reposo, y el capullo tiene un buen cipote. Así que entré en su habitación y, sin hacer ruido, me situé junto a su cama, de rodillas. Él descansaba boca arriba, sumido en un profundo sueño. Es de los que no se despiertan fácilmente, por lo que no dudé en acariciarle la entrepierna. Como en verano duerme solo con los calzones, noté cómo su nabo iba creciendo bajo ellos. Mi corazón se aceleró, y finalmente liberé al monstruo.
»Descubrí entonces que su pene de 11 centímetros en reposo alcanzaba los 18 en plena erección. Lo acaricié con suavidad mientras me aseguraba de que aún dormía. Me centré entonces en sus huevos. Dos perfectas bolas rasuradas, casi tan grandes como las tuyas. Las observé con detenimiento y me lancé a por ellas. Lamí primero una de ellas con ansias y luego fui a por la segunda. Me metí las dos en la boca, pero apenas cupieron, de modo que decidí ir a por la polla.
»La cogí con ambas manos, ya que con una sola no era suficiente. Le masturbé durante unos segundos, hasta que no pude más y empecé a chupársela. Como de costumbre, comencé por el glande. Aquella zona rosada, invadida por el precum que había soltado tras mi corta paja. Saboreé hasta la última gota de este mientras usaba una de mis manos para masturbarme. Cuando hube probado cada rincón del capullo, traté de introducirme ese pollón en la boca.
-Joder Rober, me estás poniendo muy cachondo -interrumpí mientras me sobaba el paquete.
-Tranquilo, que cuando acabe la historia me tragaré tu polla entera -y tras esto, se quitó los shorts y dejó su polla de 14 centímetros al aire. No pude evitar chuparla durante unos segundos-. Vale, ya, que quiero terminar de contarte lo que hice con Diego.
»El caso es que me metí los 18 centímetros de mi hermano en la boca. Tiene el cipote algo curvo hacia arriba, y muy grueso. Más que tú, de hecho. Pero prefiero el tuyo, tranquilo. Total, que empujé fuerte para que me entrara cada centímetro de carne, hasta que noté cómo su glande chocaba contra mi garganta. Acomodé ese pedazo de carne en ella, y permanecí así unos diez segundos.
»Me saqué la polla de la boca, pero aún no había terminado de comérsela. Empecé a chupársela como una putita, con la técnica que sabes que tengo. Cómo me gusta tragar pollas, ostia. Bueno, pues comencé el sube y baja habitual, acelerando el ritmo. Yo ya gemía como una perra, masturbándome sin parar. Sentía que me iba a correr. Y también sentía cómo la polla de mi hermano se tensaba hasta que, sin poder darme cuenta, noté su leche calentita recorriendo las paredes de mi garganta. Mi hermano tuvo un orgasmo increíble; tanto que temí que nuestros padres nos hubieran escuchado. Cuando me tragué cada gota de su semen, encontré los ojos de Diego apuntando hacia mí. Me acojoné bastante. Pero sus palabras me calmaron.
Joder, no sabía que tenía un hermano tan cerdo. Me la has chupado con una habilidad increíble. ¿Lo has hecho antes? Me preguntó. Yo asentí y le conté nuestros encuentros. Pues tendré que participar en ellos, contestó. Es lo menos que pueden hacer por mí después de haber pervertido a mi hermanito hasta este punto...
» Le dije que nadie me había pervertido, que fui yo quien había iniciado todo porque tenía ganas de comerme tantas pollas como pudiera. Y eso no hizo otra cosa que ponerle más cachondo. Me agarró por debajo de los hombros y me subió a la cama. Me puso encima de él, me hizo bajar la cabeza y me besó. Fundimos nuestras lenguas, intercambiando saliva. Mi polla seguía dura; al final no me había corrido, pero estaba a punto. Mi hermano se dio cuenta y de un movimiento se puso él sobre mí, quedando yo boca arriba con mi hermano encima. Notaba su polla, ya morcillona, rozando mis gluteos mientras me besaba. Le agarré por el cuello y le hice bajar por mi torso.
»Se detuvo en mis pezones, mordiéndolos con sensualidad, mientras mi cipote se tensaba. Mi hermano palpó mi paquete y lo liberó de inmediato. Se quedó impresionado ante mi tamaño. Viene de familia. Se metió toda mi polla en la boca. Para recompensar, me dijo. El cabrón no lo hacía mal para ser la primera vez. Pero Víctor, tú la chupas mucho mejor. El caso es que me comió la polla con ansias, y yo ya estaba a punto de reventar. Le pedí que parara. Quería que me follara como lo habías hecho tú. Por supuesto, aceptó sin dudar. No iba a perder la oportunidad de follarse a su hermano pequeño.
»Le dije que no hacía falta que dilatara, simplemente que lubricara, por lo que sacó un bote de lubricante que tenía guardado en un cajón. Es un cerdo de primera, como su hermano pequeño. Untó el lubricante en su polla, y luego hizo lo mismo en mi ano. Dios, sentir los dedos de mi hermano invadiendo mi zona trasera me puso muy cachondo. Tanto que solté un leve gemido. Pero lo bueno llegó cuando Diego acercó su cipote a mi entrada.
»Empecé a acalorarme, pero relajé mi esfinter para facilitarle la tarea a mi hermano. Sentí el glande de Diego penetrando mi culo. Es algo más grueso que el tuyo, por lo que al principio dolió un poco. Pero enseguida me acostumbré, e invité a mi hermano a continuar penetrándome. Joder, noté cómo cada centímetro de ese pedazo de polla entraba en mí. Cómo palpitaba en mi interior. Su pene descansó una vez hubo entrado al completo. Finalmente le dije que comenzara, que me follara con toda la rabia del mundo. Mi hermano sonrió y comenzó con el vaivén.
»El cabrón lo dio todo desde el principio. Yo trataba de no gemir, ya que no quería despertar a mis padres. Aun así, yo había cerrado la puerta en cuanto había entrado, por lo que podía gemir un poco. Lo hice, y mi hermano comenzó a ponerse más y más cachondo. Empezó a bufar incluso más que yo, mientras me la metía hasta el fondo y la sacaba prácticamente al completo. Joder Diego, fóllame , le decía. Fóllame más. Me voy a... me voy a correr. Ah, ah, ahhhhhh.
»Me corrí, Víctor. Me corrí mientras mi hermano permanecía en mi interior. Me corrí al tiempo que Diego estallaba dentro de mí. Joder, Víctor, su leche calentita recorría mi interior, y yo estaba en la gloria. Mi hermano sacó ese pollón de mi ano y se dedicó a limpiar mi vientre, que estaba bañado por mi semen. El capullo se tragó todo, y cuando lo hizo me besó, esta vez con más pasión que antes. Rober, a partir de ahora vamos a follar siempre que queramos, me dijo. No voy a permitir que te follen el culo otros y yo no pueda. Y quién sabe, quizá la próxima vez seas tú quien me folle a mí. Sonreí, le besé una vez más y me quedé a dormir junto a él. Desperté con su mano bajo mis calzoncillos. Me deshice de él y bajé a mi habitación para que mis padres no se enteraran de que había dormido con él. Y... eso fue todo.
-¿Eso fue todo? -dije yo, estupefacto-. Joder Rober, casi me corro solo de escucharte. Me he aguantado porque quiero chupársela a tu hermano y follármelo.
Roberto rio. Se acercó a mi y me palpó la entrepierna.
-Sí, ya veo... -comentó-. Pues eso habrá que arreglarlo...
Me cogió de la mano y me sacó de la habitación. Me llevó escaleras arriba, hacia la habitación de Diego. Abrió la puerta y allí se encontraba su hermano, medio tumbado en su cama.
-Vaya, vaya... -dijo Diego-. Así que ya se lo has contado. Pues pasemos a la acción.
Se levantó y, lentamente, se bajó los pantalones, dejando a mi imaginación lo que se ocultaba tras la fina tela de sus calzoncillos rojos. Definitivamente, Roberto no mentía cuando decía que su hermano tenía un pollón. Sonreí pensando en lo que haría con esa rica polla.
Bueno, pues hasta aquí esta quinta parte de las aventuras. Necesitaba introducir a Diego de un modo distinto, y la idea de que su hermano lo iniciara me gustó. COmo veis, el relato es algo distinto, así que espero que os haya gustado igualmente. En la siguiente parte tendremos otro trío, esta vez con los hermanos de las pollas grandes. Agradezco comentarios y sugerencias. ¡Que tengáis un buen pajote!
P.D. A partir de ahora, el título pasará a ser F.A (de Fantasías Adolescentes). Esto me deja más libertad para poner distintos títulos a los capítulos. ¡Gracias!