Extraños en un parque
Me pasó hace varias semanas, a última hora de una tarde y primeras de una noche bastante calurosa...
Me pasó hace varias semanas, a última hora de una tarde y primeras de una noche bastante calurosa, asistía de oyente a un evento y entre tanta gente aprecié a una chica que nunca había visto, esperaba ver a otra persona pero resultó que descansaba en esa jornada. Aparte de no verla nunca, lo que verdaderamente me llamó la atención fue toda ella, el morbo que me estaba dando, aunque estaba buena no era un mujerón, y es que no hace falta ser un cañón de mujer para llamar la atención de los hombres, en eso creo que me darán la razón muchos lectores y lectoras.
Iba vestida con un fresquito y suelto conjunto de blusa escotada de tirantas y pantaloncito corto de color verde pistacho con lunaritos blancos, repito me ponía por el atractivo natural que me desprendía, de estatura media, muy bronceada de piel, morena con un pelo largo lacio del que sacaba mucho partido, cara guapa pero sin romper el molde, con unos ojazos negros detrás de unas gafitas redondas de pasta, unos buenos muslos torneados que terminaban en un apetecible culo, y unas tetas muy movibles cercana a la talla noventa. La verdad es que llamó mi atención, para colmo cuando pasó junto a mí nos topamos sin quererlo pudiendo palpar con mi pierna una de sus nalgas, noté el calor corporal que desprendía su glúteo, una simpleza que me produjo una pequeña erección.
Pasaron varios minutos y me olvidé de ella cuando a la salida la vi charlando con una pareja que se encuentra entre lo más cercano de mis amistades, la conocían y estaban charlando sobre el acontecimiento, viendo la oportunidad de poder conocerla me acerqué a saludarlos, en la distancia corta aprecié que es más atractiva de lo que me pareció en principio, con una encantadora sonrisa, me acerqué arrimándome a ella brazo con brazo y beneficiándome de mi estatura mirarle desde arriba su escote y el canalillo que poseía, para mi sorpresa descubrí como no llevaba sujetador pudiéndole apreciar unos oscuros y apetitosos pezones rozándose con la tela del vestido, me puse palote deleitando aquellos pezones tan sugestivos mientras intentaba ayudarla.
Fue cuando dije de ir a tomar algo a alguna cafetería cercana, me comentaron que no podían en aquellos momentos, sin embargo ella me insistió en que si no me molestaba íbamos. No me lo pude creer, me quedé solo en su compañía, nos salimos un poco del cogollo y fuimos a una cafetería algo más retirada. En vez de sentarme frente a frente lo hice junto a su lado de manera que nuestros cuerpos se rozaban, y de este modo poder apreciar con comodidad el panorama que me ofrecía el valle de su escote. Me estaban poniendo malo ese canalillo, esas tetas y esos pezones.
A decir verdad noté cierta química entre nosotros, hablamos de nosotros mientras la miraba a los ojos y al escote. Siempre he sido bastante tímido y han sido las mujeres las que han tomado la iniciativa conmigo, pero tal como estaba poniéndose la cosa sin saber como la charla derivó al terreno sexual refiriéndome precisamente a lo bonito de sus pechos, había notado como miraba su escote pero que no me preocupase, no pasaba nada, no se iba a enfadar por eso porque les pasa a todos, estaba orgullosa de sus tetas 100 % naturales me dijo mientras se las tentaba un poco sosteniéndola por la copa, eran blanditas como me gustan, pero comentó que lo mejor eran verlas al natural mientras sonreía con pillería. Fue en ese instante cuando le dije que llevaba cerca de una hora mirándole los pezones y que tienen pinta de ser muy sabrosos. En ese momento se sonrojó, cambió el rictus y pudo comprobar que no estaba mintiendo, que desde mi altura los podía apreciar, escuchó como se los describía mientras por debajo de la mesa me atreví a hacer un intento por palparle los muslos, ante mi éxito al no recibir ninguna reprimenda, continué masajeándolos suavemente por debajo del pantalón acercándome a su entrepierna para frotarle parte del coño por encima del tanga, ante esta situación tan erótica mi polla se empinaba y advertía como por la excitación que sentía en su cuerpo se empitonaban los pezones empujando la tela.
Aun no se quien dio el primer paso, pero acabamos dándonos varios picos y comiéndonos la boca con un muerdo hasta la campanilla. Al sacar la lengua le comenté al oído lo que me gustaría hacer, lo que me pedía el cuerpo, para mi sorpresa me correspondió afirmativamente pero en cuarenta minutos tenía que estar en el trabajo. Era tal el calentón que teníamos que le propuse ir a un parque cercano y buscar un lugar donde nadie nos pudiese ver, o al menos fuese difícil el distinguirnos. Accedió con la condición de que la cosa fuese rápida por cuestiones laborales.
No quería dejar de pasar la oportunidad y nos pusimos manos a la obra. Nerviosa me esperó en la puerta mientras entré con prisas en los lavabos buscando una de esas maquinas de preservativos, hubo fortuna y entre cinco y diez minutos estábamos en el parque, el hecho de follar expuesto a miradas nos sobrexcitaba. Caía la tarde, fuimos a lo más recóndito donde fuese difícil que nos observaran, tras unos árboles, antes de sentarnos en uno de esos incómodos bancos de color verde se bajó el ligero pantaloncito y el tanga, pude percibir su chochito cuidado parcialmente rasurado como a mí me gusta, el culazo que tenía y la abertura mojada de su vagina invitándome a entrar, me puso como única condición que la avisara cuando me fuese a correr, no quería mancharse sus ropas, su casa estaba lejos y no le daba tiempo ir a cambiarse para el trabajo.
Liberé la polla del pantalón con prisas, nervioso y muy excitado separé con los dedos los labios mayores, la tomé por las caderas y se la incrusté de espaldas por el coño, tras varios embates enérgicos nos sentamos empezando a botar cabalgándome entrando mi polla hasta el fondo mientras para provocarla le acariciaba las nalgas en redondo y para excitarla le decía guarradas que consentía con satisfacción del tipo “lo buena que estaba…”,“lo bien que follaba…”,“se veía que estaba acostumbrada a follar…” , “como le gustaba que se la metan…” , y sobretodo lo rico, bueno y sabroso que tenía el culo, que me lo follaría hasta el fondo y me lo comería a bocaditos, posteriormente le bajé las tirantas, le hice cosquillas en el costado y a continuación pasé a magrearle y remagrearle las deliciosas tetas, ¡¡¡por fin las tuve entre mis manos!!!, acariciaba las oscuras aureolas y le retorcía los durísimos pezones, notaba como mi verga crecía en su interior tras este nuevo estimulo. Sentíamos miles de miradas a nuestro alrededor, probablemente hubiese algunas…, ella estaba prácticamente desnuda follándome en un banco del parque, yo estaba en éxtasis viendo como subía y bajaba ese culo con mi polla dura como una piedra entrando y saliendo del coño empapado de sus jugos.
De repente, se levantó y se dio la vuelta en sentido frente a mí, era mejor de esta forma pude comerle los pechos, los engullía y devoraba a la vez que continuaba montándome en círculos si bien en esta ocasión aceleraba la arremetida, aproveché para cosquillearle el felpudo y más tarde la espalda con la punta de los dedos, avivándola aun más, me provocó en exceso y tomándola por la cara interna de los muslos levanté sus bronceadas piernas llevando la iniciativa de las acometidas moviendo la pelvis a la vez que admiraba como ante mis ojos saltaban aquellas tetas que antes me había zampado, me estaba poniendo como una moto.
Había caído la noche, gemíamos cada vez con más intensidad, hecho la cabeza hacia atrás dejando colgar su mata de pelo negro y comenzó a correrse a chorros, estaba teniendo un gran orgasmo, viéndola como gozaba comenzaron mis convulsiones, la avisé y la extraje con celeridad de su vagina eyaculando considerablemente en el exterior manchando el banco y el suelo de semen, al ver aquello, para echar un capote me atrapó la polla por el tronco y en cuclillas se la introdujo entera en la boca, tragaba y tragaba absorbiéndome todo el esperma. Estaba en el cielo mientras me la chupaba tragándose mi secreción y me miraba con esas gafitas que tanto que ponían..
Todo terminó muy pronto a mi parecer, echamos un polvazo brutal, rápido, corto, desenfrenado, e intenso, fueron tres posturas y una mamada en poco más de diez minutos que no se me olvidarán. Nos intercambiamos los teléfonos y la acompañé a su lugar de trabajo al quedar cerca. Desde ese día no la he vuelto a ver y espero hacerlo…
Espero sus opiniones y comentarios, un saludo y gracias.