Extraño sueño una rara noche de verano

Como podemos llegar a confundir la realidad con un sueño.

Incomoda me sentía esa noche, el calor infernal podía sentirlo entrar por mis narices a cada respiro que me recordaba que estaba viva, a pesar de estar dormida. Mi semblante pálido y mi respiración agitada anunciaban qué algo no estaba bien conmigo, inquieta comencé a moverme, envolviéndome en las sabanas blancas, hasta que mi cuerpo estuvo medio cubierto, medio al aire, al calor del verano, la ventana siempre abierta, la pesada no servia para calmar mi febril estado, a cada segundo que asesinaba al anterior, mis susurros adormilados aumentaban su volumen, a cada instante el conjuro de Morpheo me hacia adentrarme más en aquel mundo sin cordura, donde tu mente genera imágenes de un pasado olvidado o ilusiones de una añoranza o simplemente dulces pesadillas para llamar a la perturbación de tu mente y tu corazón.

A mi lado dormitaba un hombre con sombreros, mis ropas, yacían en el suelo rasgadas, la rosa cama estaba llena de sangre, llena de lágrimas y llena de esencia blanca dispersa por su piel y las finas telas, en su mente las palabras de su madre – Haci lo ha ordenado tu padre – sus ojos negros se fijaron al techo blanco sin poder apartar de su mente aquel lobo que se alimentó de su blancura innata, de la pureza de sus sentimiento, la sinceridad de su cuerpo y la normalidad de su mente, la tenue luz de una vela a medio apagar iluminaba el velludo cuerpo del lobo, y los sueños que alimentaban las ganas de vivir de la joven, hicieron que estallaran sus dormidos sentimientos y busco en el mueble de ébano.

La ventana se abrió de par en par y una brisa cargada de calor y humedad envolvió la habitación, otro giro de su cuerpo y la sabana fue a parar al suelo, abrazada a mi almohada comenzaba a hablar inquietamente.

Descalza corría por medio del modesto poblado que a esas horas de la madrugada estaba completamente vacío quizás uno que otro borracho salir de los últimos de la cantina, siendo está el único lugar de entretención para los hombres mayores ya sean solteros o casados, solo una regla "Ser mayores de edad". En esa carrera desenfrenada choca con uno de ellos que cae de espalda y comienza a gritar que la reina de las hada ha bajado al pueblo que, quedara ciego que no lo mate, ella asustada da dos pasos hacia atrás y luego sigue su carrera y se adentra en el bosque que tantas veces su madre le prohibió explorar. Llena de miedo de escalofrío generado por las monstruosas ramas de los árboles y sus tenebrosas sombras, los ruidos extravagantes y lúgubres hasta que algo se enreda en sus pies y de golpe cae al suelo generando una gran cortada en su mejilla derecha.

El sol abrazaba la pálida piel y los cabellos de miel se dejaron ver, brillando obre las hebras gotas del roció y la brisa fresca de primavera por alguna razón no afectaba tanto, cuando abrió sus ojos se estremeció por el dolor que viajaba como electricidad desde la herida en su rostro esparciéndose por todo su cuerpo – Arg – soltaron sus labios una mano recorrió su desnuda espalda y a la defensiva se abrazo a sus rodillas con miedo , sus ojos marrones gritaban asustados, llenos de terror y no se dio cuenta que no se encontraba desnuda , vestía una camisa de hombre , con un aroma almizcle y pensó que era de él, la mano masculina y llena de durezas, manos de trabajador de la tierra se extendió lentamente para acariciar la herida mejilla de aquella joven que parecía un ciervo asustado antes de un lobo cazador.

La luna comenzaba a ocultarse detrás de los tejados de las casas lejanas y yo seguía sudando y moviéndome en la cama hasta dejar mi brazo izquierdo caer bruscamente por la orilla de la cama y mi respiración comenzaba a jadear como la brisa que comenzaba a soplar más fuerte hasta que las ventanas chocaran en la pared.

Corría de manera desesperada nuevamente, en medio del bosque pero esta ves era de día, un vestido humilde de tono marfil, hacia ensangrentado y rasgado dejando ver mis muslos, por ellos deslizaban unas hileras de sangre espesa y muy roja resbalaban por mis piernas y me agitaba, parecía que mis pulmones respiraran fuego, de pronto parecía que mi carrera no tendría buen termino, llegue hasta un risco empinado, el último linde del bosque. Un grito ahogado escapa de mis labios y un mareo me hace girarme y ver los ojos asustados de mi perseguidor que extendía su brazo para alcanzarme antes de caer de espalda por aquellas alturas a un fondo incierto.

Las ventanas resonaron contra las paredes una ves más, la cama suavemente hizo un movimiento parecía que temblaba ligeramente y entre abrí mis ojos acostumbrándome a la luz de aquel alba molesto y buscando con mis manos acomodarme pero al enfocar mi vista pude darme cuenta que alguien faltaba a mi lado de pie junto a la ventana tu cuerpo mas alto y corpulento que el mío parecía una pequeña muñeca a tu lado, me enrede en las sabanas ya desarmadas y me acerque a ti , acomodándome bajo tu brazo mirando a fuera y sonreí buscando tu mirada ausente -el principio del último día- diría tu boca y un escalofrío recorrería mi cuerpo agitado y me cargarías entes brazos hasta llevarme nuevamente aquella cama que recibiría la pasión desventurada de aquellos años separados, buscando aplacar el deseo reprimido y el amor negado, en un enredo de cuerpos sin forma legible, el amor que se respiraba en la habitación .

Mi cuerpo flotaba en el agua y mi cabello se enmarañaba sobre mi blanca piel, mis ojos perdidos en el infinito, brillando por el perlado del sudor y el agua sobre mi cuerpo y la cristalina agua iba tiñéndose de carmín.

El tejado seguía blanco y la sangre salía de mi al igual que mi alma nuevamente agotada y mi respiración cediendo lentamente cada ves mas pausada hasta llegar hacer nada , las sabanas claras se tiñeron de rojo y mi piel pálida se tiño de muerte.