Extraño sueño

Relato de un sueño en el que se pone de manifiesto una fantasía erótica

Me despierto sobresaltada por un sueño extraño, perturbador. Volvía de correr completamente empapada en sudor, entré en el portal de mi bloque, atravesé el vestíbulo y llamé el ascensor. Cuando llegó se abrió la puerta, me introduje en él y marqué el piso nº 5. El ascensor completó el trayecto y se paró, se abrieron las puertas y salí al descansillo. Introduje la llave en la puerta, giré las dos vueltas a la izquierda y cuando me disponía a entrar en mi casa, escuché a mi espalda abrirse la puerta de las escaleras. Un hombre vestido de oscuro y con pasamontañas me abordó, me agarró del pelo y me empujó dentro de mi vivienda. Se colocó a mi espalda, y poniéndome una navaja en el cuello, con voz aspera y profunda me dijo:

  • ¡Sssssss………, si valoras algo tu vida no se te ocurra gritar!.

Me quedé completamente inmóvil. En un impulso de valentía aunque con voz compungida le dije:

  • ¿Qué quieres? Si buscas dinero no tengo en casa, tampoco tengo nada que pueda ser de valor.

Como respuesta me dio un fuerte tirón del pelo, luego lo soltó y rodeando mi cintura con esa misma mano me apretó contra él. Rápidamente pude sentir que estaba completamente excitado. Su miembro presionaba mi cuerpo y su mano izquierda comenzó a bajar hasta llegar a mi pubis, haciendo aún más presión contra su cuerpo.

  • No te preocupes por eso, no quiero tu dinero, ni vengo precisamente a robarte.

Las piernas empezaron a fallarme. Las lágrimas empezaron a brotar de mis ojos.

  • ¡No me hagas daño por favor!

  • ¡Sssssss…….., no es esa mi intención. Llevo tiempo planeando esto y no voy a ceder en mi empeño por que me lloriquees como una niña pequeña, así que presta atención: Si gritas o haces algún movimiento violento, te rebano el cuello como a un pollo. Por el contrario, si colaboras y te dejas hacer, todo pasará rápido y me marcharé como he venido, sin que te des cuenta.

  • ¿Qué es lo que prefieres muñeca?

  • Colaborar, colaborar.

  • Bien, bien……….., eso está muy bien.

Respiró profundamente cerca de mi cuello y lamió la zona posterior de mi oreja derecha diciendo:

  • Me encanta cómo hueles, el sudor es fresco y suave. Seguro que tu sexo huele aún mejor. Ahora quiero que muy lentamente, y sin hacer ninguna tontería que puedas lamentar, te quites el cinturón donde llevas el móvil, el pantalón de deporte y tus braguitas, y lo dejes todo en el suelo.

Gimoteando fui deshaciéndome de todas esas prendas. Al terminar, él con su mano izquierda me quitó la camiseta de deporte, luego intentó también hacer lo mismo con el sujetador pero, al ser de deporte y estar más ajustado, se le resistió bastante.

  • Quítatelo o te lo corto con la navaja, ¡Tú misma!

Procedí a quitarme el sujetador y me quedé completamente desnuda.

  • Muy bien, muy bien, lo estás haciendo muy bien. Ahora vamos a tu habitación y no quiero que hagas ninguna tontería.

Recorrimos el pasillo y al llegar a mi cuarto me ordenó que me tumbara en la cama boca abajo. Apartó la navaja de mi cuello y me coloqué tal cual me dijo. Empecé a notar cómo con suavidad desplazaba el filo de su navaja por mi espalda. Con sumo cuidado realizaba grandes círculos, luego fue reduciendo el diámetro de los mismos como si dibujase una espiral. Posteriormente repitió el mismo juego en mi culo y, finalmente, entre mis nalgas. Mientras procedía de tal manera me dijo:

  • Prefieres que te ate o vas a ser una chica buena.

  • Voy a ser buena, muy buena te lo prometo.

  • Ok, probemos a ver si es verdad que vas a ser tan buena como dices. Procura no despegar la cabeza de la cama ni hacer ningún movimiento extraño. Abre las piernas y quiero que permanezcas inmóvil mientras sigo explorando tu bello cuerpo.

Cerré los ojos y con el cuerpo tensionado me quedé petrificada. Sentía como lentamente olfateaba mi cuerpo, dando pequeños lametones aquí y allá. Sus manos empezaron a recorrerlo con mucho tacto y delicadeza. Con la mano izquierda abierta y los dedos desplegados como las patas de una araña, recorrían mi espalda, culo y nalgas, apenas rozando mi piel. Cuando se cansaba volvía a hacerme círculos con la navaja. No sé cuánto tiempo estuvo alternándose así, pero su forma de proceder hizo que las lágrimas se fueran secando y que yo fuera relajándome poco a poco hasta entrar en un estado de semisopor, que se vio alterado cuando sentí su lengua en mi sexo. Comenzó a lamerlo y succionarlo, primero con mucha tranquilidad, luego fue aumentando el ritmo. A pesar de lo violenta que era la situación, mi cuerpo no pudo resistirse ante tales estímulos e inevitablemente empezó a sentir placer. Un placer que fue aumentando conforme avanzaba el sexo oral que de forma magistral me practicaba el intruso. Cuando quise darme cuenta me encontraba contoneándome al ritmo que él marcaba con su boca, hasta que me sobrevino un orgasmo de campeonato.

  • Muy bien putita, te has portado muy bien y veo que has gozado a lo grande. Ahora me toca a mí. Date la vuelta que voy a follarte como nunca te han follado en tu vida. Procura cerrar los ojos, y no quiero que los abras hasta que yo te lo diga.

No me había repuesto del tremendo orgasmo cuando mi cabeza procedió a resetearse de forma inmediata para intentar analizar la situación. Enseguida se me vino a la cabeza la posibilidad de contraer una ETS o quedarme embarazada. Mientras escuchaba como  procedía a bajarse sus pantalones no paraba de darle vueltas al asunto, no sabía cómo decírselo ni que reacción podría provocar en él, finalmente le dije:

  • Por favor, usa protección, no quiero quedarme embarazada. Hay preservativos en la mesilla de noche, si quieres coge uno.

  • Veo que estás en todo putita. No te preocupes que no soy tan tonto como para dejar rastro de mi ADN que pueda delatarme. Yo traigo un condón.

Escuché como rasgaba un sobre. En ese momento, aprovechando que se encontraba entretenido, entreabrí mínimamente los ojos y observé cómo se agachaba para guardar el sobre, ya vacío, en uno de los bolsillos del pantalón. También pude ver cómo enfundaba el profiláctico en su miembro rígido como una estaca. No quise abusar de mi suerte y cerré completamente los ojos. No tardó en colocarse sobre mí e introducir su miembro en mi sexo. Entre la falta de fluidos debido al oral previo y la tensión la situación, la penetración fue algo dificultosa en un principio. Con sus manos apretó mis muñecas, me abrió los brazos y arrimándose a mi oído derecho me dijo:

  • Aprovecha el momento y disfruta lo que puedas, porque puede ser que no vuelvas a verte en tu vida ante una situación tan excitante como esta.

Acto seguido empezó a culearme, cada vez con mayor intensidad y violencia. Su mano derecha soltó mi muñeca y fue a parar a mi cuello, donde ejerció presión controlada para oprimirlo sin causar asfixia. Llegados a este punto, volví a sentir placer nuevamente. No podía ni creerlo. Estuvo gozando a su antojo hasta que decidió cambiar de postura.

  • Me apetece follarte como a una perra, así que date la vuelta y ponte a cuatro patas al borde de la cama.

Él se colocó de pie al borde de la misma, me sujetó las caderas e introdujo de nuevo su potente polla. Pero ahora, mientras percutía mi sexo de forma violenta me iba propinando fuertes cachetadas en las nalgas de forma alternativa. No suelo correrme mediante la penetración, siempre suelo necesitar algún que otro complemento, pero no sé que fue lo que me pasó. Llegó un momento en el que con una mano me tiraba del pelo mientras que con la otra me castigaba los glúteos mientras no paraba de darme embestidas violentas, posiblemente fue todo ello junto fue lo que hizo que me sobreviniera un orgasmo brutal. Él, al sentir como yo me corría, no pudo aguantarse más y también explosionó. Emitió un sonido extraño entre gemido y rugido ronco y, poco a poco, me fue abandonando.

Caí sobre la cama rendida y asustada, pero también bien satisfecha. No obstante, no dejaba de pensar si cumpliría o no su promesa de marcharse.

  • Estoy muy contento contigo, te has portado muy bien. Así que vas a irte al baño, te vas a meterte bajo la ducha y le vas a dar al agua. Quiero que te enjabones bien y te enjuagues, pelo incluido, no olvides que te estoy controlando. Si cumples tal y como has hecho hasta ahora, te prometo que cuando salgas de la ducha me habré esfumado y habré desaparecido de tu vida. Para evitar que hagas cualquier tontería me llevaré tu móvil y el cable del teléfono y te los dejaré en tu buzón.

  • ¡Ah! Y esto es muy importante, así que presta mucha atención: Si por casualidad te ha gustado y quieres repetirlo, procura dibujar un corazón de tiza en la pared trasera del transformador que hay más cercano a tu casa. Que sea con tiza roja. Si así lo haces te volveré a hacer otra visita cuando menos te lo esperes.

Me fui al baño, me metí en la ducha y procedí a cumplir sus órdenes con la esperanza de que todo saliese tal cual lo había organizado. Me puse bajo el agua, me enjaboné cuerpo y pelo y, tras aclararme, salí del baño , me sequé y me puse el albornoz. Con gran temor fui recorriendo todas las estancias de la casa hasta comprobar que no quedaba rastro de él, se había marchado. Tampoco quedaba rastro de lo sucedido. La cama estaba hasta estirada, ordenada y no faltaba absolutamente nada de valor. Posteriormente, pude comprobar que el móvil y el cable del teléfono estaban en el buzón.

Al final había cumplió su promesa. No denuncié el incidente, no disponía de prueba alguna y tampoco me apetecía pasar el mal trago de la comisaría. A nivel personal, para superar el incidente me sumergí en las enseñanzas del Tao: “Hay que ser como el junco o la caña, flexible, que cuando el viento sopla fuerte se doblan pero no se quiebran, por el contrario, los grandes árboles con fuertes troncos no pueden soportar su fuerza y termina partidos o arrancados del suelo” .

Pasado unos meses, el miedos y los malos recuerdos se fueron poco a poco disipando. Por alguna razón que desconozco, sólo quedaron los recuerdos eróticos. Recurría a ellos de vez en cuando y me causaban gran excitación. No sé cómo, pero sucedió. Un día soleado me encontré dibujando un corazón con tiza roja en la parte trasera del transformador más cercano a mi casa. Fue en ese momento cuando me sobresalté y desperté del extraño sueño.