Extraño despertar (2)

(extraño relato)...-¿Qué pasa amigo? ¿No quieres que te toque?...

En sus remotos sueños de aquella mañana, había tenido sin duda, un presagio, ahora lo sabía. Bizarros, como siempre, los sueños son encerrados en el baúl del olvido diurno y sacados en la duermevela, lugar donde se permiten ese tipo de desvaríos, sin embargo resultamos ingenuos al ignorar la veracidad de ellos.

Aquella imagen etérea e imposible del sueño se concentraba, tan vívidamente como en el sueño, alimentada ahora con detalles que sólo una vivencia real puede dar.

El calor, el olor, la sensación de aquel cuerpo, el estremecimiento psicológico, la expectativa y el miedo, tan idénticos al sueño, aparecían ahora. El dejavú le anunció el desenlace y arropado en la experiencia de lo antes vivido-soñado se entrego a la escena.

Abrió los ojos y sintiendo el aliento en su oreja, un cuerpo rozando sus desnudos y temblorosos glúteos, el abrazo acogedor, pero dominante y ciertamente amenazante. Unas manos expertas en tal arte iniciaron sus maniobras incursionaron en su pecho.

En su vulnerable posición, solo adivino quien era su "captor", sólo podía ser ese alguien que muchas veces había visto y tanto llamaba su atención, por su cuerpo, por su movimiento, por su actuar.

Un cuerpo diseñado por Miguel Ángel, esculpido en años de gimnasio, un andar tan cadencioso como sólo alguien sabiéndose dueño de tal cuerpo lo puede lograr. Su movimiento al caminar, pausado y seguro, y cuando está estático esperando, arrogante, a que una de tantas mujeres que lo cortejan se le acerquen y elogien sus divinas proporciones.

Aquel hombre que parecía haberse confabulado con el mundo, para que cualquier situación, cualquier posición que adoptase, cualquier luz, cualquier sombra, cualquier ropa, cualquier facha y cualquier expresión solo acentuasen más su porte.

Era aquel quien, orondo, entraba al baño y con la frialdad y cálculo tan osada que pretendía poseer a persona que se le antojase en el baño, sin estar ni medianamente enterado de sus preferencias y quizás por que siendo tan seguro de su proceder y apariencia, nadie se le habría podido negar.

Estaba capturado en esos brazos, adiestrados para hipnotizar, considerando su inmenso fortunio e infortunio. Las yemas de los dedos de aquel recorrían con sutileza cada valle, cada monte, cada surco que formaban la anatomía del pecho sudado y estremecido por todos los acaeceres del día. Como si hubiese adivinado lo que minutos antes de su irrupción en el baño, Ed estaba haciéndose, masajeo sus pezones.

El captor sintiéndose alagado por tal sumisión de quien se había encontrado en el baño y que casualmente era la persona que alguna vez le había provocado tal deseo, recargó su cabeza en los hombros del cautivo.

Atrapado entre la pared y el captor, Ed lamentaba y disfrutaba. Disfrutaba de las sensaciones más exquisitas que unas adiestradas manos podría proveer, y lamentaba por su extraña condición.

¿Qué pasaría si se da cuenta de lo que me ha pasado?- se preguntó ¿Se asustaría? ¿Se reiría? O quizá en un gesto de conmiseración y lleno de lástima, le daría un par de palmadas en la espalda y le ofrecería su apoyo.

El hábil captor se había quitado la playera, con los pantalones y boxers abajo, compartía y tocaba la desnudez de Ed que se hallaba igual de descubierto. Ahora, el efebo iniciaba un leve vaivén, frotando su miembro contra la piel sudorosa de aquel que, a pocos centímetros ocultaba un secreto. Besaba tiernamente su cuello, algo que generalmente no hacía cuando decidía someter a alguien que acudía solitario a un baño

Ed con miedo a perder aquella oportunidad, bajo las manos que tenía contra la pared evitando que su experimentado compañero lo impactara contra los mosaicos no tan limpios del baño. Tapó con una mano, sus ahora atípicos genitales, ya que sintió que las caricias abarcaban, aparte del pecho, su abdomen y no tardarían en ir más allá. Así fue, bajo sus cálidas manos y se encontró con la de Ed, que ocultaba el secreto y acarició suavemente sus dedos.

-¿Qué pasa amigo? ¿No quieres que te toque? ¿Quieres durar mas tiempo, verdad?

Su pene estaba enhiesto con la cabeza hacía arriba, frotándose en el surco de las nalgas, cada vez con mas presión mientras una de sus manos acariciaba el pecho, sus labios y lengua disfrutando del cuello y su mano derecha acariciando los alrededores de la mano de Ed que cubrían sus transfigurados genitales, lograba tocar los testículos, péndulos por abajo, por arriba, arremolinaba los vellos y trataba de franquear la barrera que escondía un virtual contenido.

Acelerado el experto por su la experiencia que a el le resultaba particularmente excitante, se acercaba a su cumbre. Ahora se aferraba a su "victima" con celo y aprehensión, su pene adoptó una nueva posición y se movía horizontal por debajo de las nalgas de Ed tocando su punta, los testículos. Sus manos seguían acariciando la mano cómplice de Ed sin conseguir quitarla.

¿Qué tímido por que no quieres que te toque? ¿No quieres que te la jale? Ya me quiero venir.

Ed, sin palabras, solo se dejaba llevar, sintiendo tan enorme placer, en éxtasis paroxístico sentía que el cuerpo de su amable captor era el peldaño más alto de las esferas del cielo dantesco. El amable captor aceptó el recato de Ed y llevo su mano junto con la otra a masajear el pecho y abdomen.

Ahora Ed, con su mano cómplice acariciaba su alterada anatomía con deseos tan poderosos de masajear lo que algún día fue su vigoroso pene, ahora un recuerdo. Al borde del orgasmo y sin poder conseguirlo se sentía mas excitado que nunca por la escena y por saber que, por muy hábil que fuera su compañero, no conseguiría algún orgasmo, solo excitación permanente sin resolución.

Como una cabalgata de guerra, el corazón de ambos jóvenes hombres golpeaban las paredes de sus pechos juntos. Sus aromas y sudores se entremezclaban, y las deliciosas y amaderadas esencias de sus lociones se juntaban en peculiar armonía.

El único pene de la escena, revoloteaba frenético y se mezclaba con las carnes de los glúteos y el captor se apretujaba contra Ed para poder hacer mas intenso el contacto como si con el pene quisiera cargar el peso de Ed mientras las manos le acariciaban los pezones en igual frenesí, como queriendo compartir su próximo orgasmo.

Ed no podía hacer nada más por su excitación, se lo dejo todo a su nuevo amigo y sus manos se echaron para atrás para alcanzar a apretujar los glúteos de su amigo y aumentar mas aun su vaivén.

-Guey…., siempre….. Me has gustado. ¿Quieres ser….. Mi amigo?

-Si…. ya somos.

Apenas acabando las frases con la respiración entrecortada, los movimientos fueron se aceleraron, contuvieron la respiración y el ahora amigo captor soltó tres disparos que escurrieron por entre las piernas de Ed y por el mosaico amarillento de la pared.

Con la respiración jadeante temblaba y cesaba sus movimientos de vaivén y su glande, henchido, yacía debajo de los testículos de Ed.

Ed sin embargo, seguía con la excitación a pleno, sin liberarse y con ánimos frenéticos estimulaba sus pezones con un brazo y los testículos con la otra, y debajo de sus testículos estaba ensartado aun el pene de su captor, Juanjo, y como transmutando su deseo y en la mayor catarsis empezó a frotar la punta con su palma y el, no habiendo terminado de experimentar el primer orgasmo, se doblegaba ante tal sensación

-Guey guey, que haces…. ¡Ay guey!

Como tortura postmoderna, las cosquillas en la mera punta de su miembro aun caliente le producían una explosión de sensaciones. Ed, frustrado, canalizaba su excitación al usar, la punta del glande de su amigo como el suyo. Juanjo el captor, se retorcía al borde de la locura y anclaba sus dedos a Ed con tal fuerza que lo podía haber hecho sangrar

-Espérate guey, espérate.

Ante la sensación mas extraña que le producía intentar un orgasmo justo después de otros y de tal manera no podía evitar emitir unos gruñidos que parecían prevenir de su descompostura mental. Ed también al borde de la demencia, le parecía que la distancia al orgasmo era infinitamente estrecha, como en la punta de la lengua, apunto de ocurrir, pero no ocurría y su frustración crecía y la transmutaba con caricias a su amigo que en lugar de respirar, parecía ahogarse hasta que emitió un fuerte graznido que seguramente fue escuchado a decenas de metros y disparó una ultima y dolorosa descarga y casi en desmayo, cayo al suelo tembloroso y débil.

Ed frustrado parecía querer arrancarse la carne a puños, pero sin conseguir orgasmo y enojado, auque muy hesitado, se vistió rápidamente mientras quería arañar y golpear las paredes y se frotaba las piernas como rascándose horribles piquetes de mosco.

Juanjo, torpe y desconcertado, se vistió de igual manera y sintiendo vulnerada su supremacía ante tal superhombre con habilidades multiorgásmicas por el que sentía una debilidad, no se atrevía a verlo a la cara y todo su portento de seguridad se vino abajo.

-Perdón, creo que no debí

-No perdón tu, creo que te hice sufrir

-No, no, sufrir para nada, pero creo que a ti no te gustó, estas como enojado, creo que no lo hice bien

-No, no es cierto, es lo mejor que me han hecho

-¿Enserio?

-Si, pero hoy es un día extraño

-¿Pero no te viniste?

-Fue lo mas excitante, pero, algún día sabrás. Me llamo Ed

-Yo Juanjo

Un intendente entró al baño, donde los dos estaban ya vestido y en la actitud mas natural. Se guiñaron el ojo y Juanjo salió del baño y Ed se lavó las manos, secándose lentamente las manos, perdía poco a poco, poco a poco, la excitación que Juanjo le había regalado para todo el día.