Extraño despertar (1)
(extraño relato) ...Mientras tenía los ojos cerrados, se concentró en sus sensaciones, pero en realidad no lo sentía, sentía solo el mismo hormigueo ....
Extraño Despertar
El sueño llegaba a su cúlmen cuando de pronto sonó el despertador anunciando el nuevo día que le esperaba. Oyó entre sueños el chirrido infernal del aparato y deseo tirarlo y romperlo, sin embargo sentía entumido todo su cuerpo y no conseguía siquiera moverse, maldijo el viernes, por no ser sábado y la mañana por ser mañana. Pese a su decisión de levantarse, no conseguía moverse un milímetro. "Se me subió el muerto" - pensó, y se resignó unos minutos hasta que pudiera moverse un poco.
El primer movimiento que consiguió fue un esbozo de sonrisa ya que ahora que regresaba de la hipnosis del sueño, recordó sus magníficos planes, sin embargo las piernas le respondían de manera torpe, sentía un hormigueo de la espalda hacia abajo, ahora que hacía conciencia se percató que en realidad no sentía las piernas ni nada abajo de la espalda, sólo un leve cosquilleo como cuando uno priva de circulación a la pierna o un brazo.
Siguió repasando su agenda mental mientras se dispersaba la extraña sensación, ahora podía moverse pero la extraña sensación persistía aún en sus genitales. Ahora con libertad pero con pereza se levantó, abrió las cortinas y con los ojos entrecerrados se dirigió al baño no sin antes consultar el reloj despertador que yacía fuera del alcance de sus brazos con objeto de que no lo apagara entre dormido.
Era apenas media hora más tarde de lo que quería levantarse y tenía buen tiempo para su aseo y desayuno.
Finalmente frente al wc, se bajo a media nalga las trusas, rasco un poco y, petrificado suspendió su bostezo, su abdomen se contrajo en ondas de angustia y paralizada su mano se quedo inmóvil en su vello púbico.
Bajó la mirada lentamente horrorizado, confirmando con la vista la información que sentía de sus manos, sintió el palpitar acelerado con tanta fuerza que movía su cabeza, apanicado y rompiendo la parálisis, separó frenéticamente las piernas y con las dos manos hurgó entre el vello púbico sin éxito, cada vez con mas frenesí quitaba los vellos al grado de arrancarlos.
Definitivamente no estaba ahí, sintió que las piernas le temblaban, se iba a desmayar y se sentó en el escusado y echado hacia atrás, cerró los ojos y contó del uno al diez lentamente tratando de controlar su sobre excitada respiración. Mientras tenía los ojos cerrados, se concentró en sus sensaciones, pero en realidad no lo sentía, sentía solo el mismo hormigueo difuso en la región de los genitales y una leve sensación de orinar.
Abrió los ojos nuevamente y ahora con calma, hurgó de nuevo en su vello púbico, pero no lo encontraba, no estaba ahí, seguía sin estar ahí. La chapa de la puerta del baño giró y se entreabrió la puerta; con los reflejos mas rápidos que le otorgó su brazo colapsó la puerta a su posición cerrada y cerró con llave.
"Oye, es que me quiero bañar, el otro baño no sirve"
Su hermano, como siempre, imprudente, seguía con la costumbre de abrir las puertas sin tocar antes.
"Me voy a bañar yo, espérate" contesto con el mayor esfuerzo por no quebrantar la voz, pensó en contarle su situación al imprudente hermano mayor, pero en esperanzas de que su "situación" fuera algo transitorio, decidió guardar el secreto.
"Bueno, pero no te tardes"
"Noo"
"¿Estas bien?"
"Si bien"
El hermano percibió su quebranto, pero se fue finalmente. Entonces abrió la regadera a manera de engaño y buscó un rastrillo y tijeras en el mueble del baño y se metió a la regadera fuera del alcance del chorro y empezó a recortar el vello púbico en afán de encontrar lo que había sucedido con su amiguito.
Por más que cortaba no conseguía ver nada, los testículos intactos se retrajeron por la angustia y ya sin vello su parte baja lucía completamente plana, cosa que le resultó aterradora. Contorsionado cual cirquero se acerco la mirada a la entrepierno para ver que había ocurrido y mientras batía con los últimos vellos en tal frenesí que no evito algunas cortadas.
Sin comprender aún su nueva anatomía pasaba los dedos concentrados en las sensaciones, sentado en el banquillo del cubo de la regadera. Buscaba alguna cicatriz quizá, buscó entre los bordes del círculo lampiño que indicaba el lugar donde alguna vez había estado su pene. Pensaba que quizás alguna mala posición había hecho retraerse a su pene por completo, pero no había señales de tal efecto, ahora arriba de sus testículos solo había una porción de piel lisa, como si nunca hubiera habido nada protruyendo de ese lugar, como la piel del brazo o la cara, totalmente lisa.
Ahora la orina se había acumulado y tenía francas ganas de orinar, pensó que al orinar encontraría lo que había sucedido. Bajo la presión de la regadera que servia de señuelo para que su hermano no entrara, con objeto de poder orinar en la regadera y ver que pasaba.
Poco a poco y con temor, abrió su esfínter dejando salir la orina. En un principio esta escurrió por los bordes de los testículos y los rodeaba para luego caer. Sin encontrar el origen del fluido, apretó el abdomen para que saliera con mas fuerza y voy que un pequeño chorro salía justo arriba de donde empezaba a colgar el escroto de un orificio apenas perceptible, pero lo mas abrumador no fue la observación si no la sensación. Antes de aquello, recordaba la sensación de la orina caliente atravesar el recorrido interno del pene, ahora solo sentía el salir de la orina del pequeño agujero.
Su hermano toco a la puerta nuevamente, inconforme le reprochaba su tardanza,
"ya voy, ya voy"
Se mojó rápidamente en el choro, lo cerro y salió secándose tan rápido como pudo y se vio al espejo, sólo entonces comprendió la estupidez que había hecho, al rapar su vello púbico hacía ahora totalmente evidente su condición, con el vello púbico pudiera aparentar frió, pero así parecía, muñeco para niños excepto por un par de testículos que colgaban solitarios y el conjunto mostraba una extraña estética.
Poniéndose el pantaloncillo de la pijama y dos o tres toallas atadas fuertemente a la cadera, salió titubeante.
"¡Como te tardas, nunca te habías tardado tanto! ¿Que paso?"
"Nada, nada, solo estoy algo torpe hoy"
El hermano entro al baño y de inmediato se oyó el sonido de la regadera. Sintiéndose mas seguro dentro de su cuarto, cerró las cortinas que había abierto pese a que por la altura del edificio nadie lo vería desnudo cambiarse. Se quito las toallas y se bajo las trusas de nuevo para revisar el estado de sus partes bajas cuando se abrió la puerta de la alcoba
"Déjate ahí, Ed"
"Puta madre que haces aquí" - se subió nuevamente con reflejos sobrehumanos la trusa
"Uy, perdón, es que me cansé de esperarte allá fuera, mira que tarde es ya, pero si estas de malas me voy a pie mejor"
"No guey, pero a la otra toca"
"Ay, no te vaya a ver, ya te conozco"
"Mejor toca"
"Bueno, bueno ya, hoy estas de malas, hasta pálido estas. ¿Te sientes bien?"
-Me siento raro, pero no es nada, pero salte por que me voy a cambiar
-¿Me vas a correr a mi?, ¿tu mejor amigo?
-Bueno, pero no me veas
Frustrado su intento por revisarse, se puso la ropa que tanto había planeado para aquel día. Se arregló con rapidez y casi de manera mediocre dándole la espalda en todo momento a su amigo, temía que notara a través de su trusa su lamentable hecho.
¿Que día es hoy?
Viernes
-Viernes que
-Cuatro
¿Por que preguntas?
-No sientes a veces que te perdiste de algo, de un día donde te ocurrieron cosas que ya no recuerdas
-¿De que hablas?
-De nada Rick, vámonos
El desayuno fue desabrido, el día espectacularmente despejado no contó para animarlo ni hacerle olvidar su situación, y si la olvidaba, el pasar su mano por su bulto ahora más pequeño, destruía cualquier atisbo de felicidad.
En el camino a la universidad, ignoró a su copiloto y amigo Rick que contaba animado su mas reciente aventura sexual
-... estaba bien ebrio, uno nunca sabe con quien va a acabar
- No
_ ¿No te ha pasado que luego no sabes ni donde la metes?
- Si. Me ha pasado
Un día espectacular en la universidad, por un día se olvidaban del cálculo para abrir paso a las humanidades, clases obligatorias, el día de hoy, Filosofía, luego, Sociedad y Cultura, luego, fin de semana.
Minutos antes de la clase, en la cafetería tratando de olvidar un poco su situación, preguntó a una de sus amigas
-¿Había que hacer algo para la clase?
-Claro, ¿No sabias? Había que leer el libro de Kafka.
-De veras y ¿va a preguntar?
-Yo creo que si
-¿y de que se trata?
-Mira está bien loco, no le entendí mucho pero se trata de un cuate que despierta un día convertido en escarabajo
-¿En escarabajo?
-Si en escarabajo gigante, despierta y se ve en el espejo y era horrible, y su mama o su papa, no me acuerdo, querían entrar al cuarto por que ya era tarde, pero cerro la puerta para que no lo vieran convertido en lo que era, luego se quedó ahí como tres días hasta que entraron y lo descubrieron, primero lo querían matar, pero luego se dieron cuenta que era este fulano así que lo encerraron ahí y nada mas le daban de comer.
-¿y luego?
-Ya hasta ahí leí pero creo que se calló, o lo pisaron, no se, pero se murió. Te digo que esta re chafa el libro
-¿Pero nunca regreso a ser como era?
-No nunca, se quedó como escarabajo hasta que se hartaron de el y lo pisaron
-Pero ¿como que lo pisaron?, ¿no que era gigante?
-Pues no se, ya te dije que esta loco el libro pero eso que, ¿cual es el interés?
-Imagínate que te pasa eso
-Yo me aviento por la ventana
-¿No esperarías a que se te quitara?
-Pues en el libro nunca se le quitó, así se murió
-¡Pero por que no se le quito, que cruel!
-Yo que se, yo no escribí el libro.
La clase empezó y Ed, con el libro del tal Kafka en la cabeza caviló entre entrar o no a la clase. ¿Debería acudir con el médico? Primero, revisar a ver como iba todo, quizá alguna mejoría.
Se dirigió al baño mas remoto del campus, en el edificio E, quinto piso, nunca había nadie ahí, un lugar para tener privacidad. Una vez adentro y disponiéndose a entrar en el cubículo del wc, salieron un par de amigos del cubículo y se sorprendieron de ver a alguien en tan desolado baño que ahora era cómplice de sus aventurillas, y enrojecido salieron del baño.
"castigo divino" pensó para sus adentros "castigo divino". Se sentó en el WC, cerró el cestillo y bajándose los pantalones comenzó su inspección. Todo igual que horas antes, no había rastro de su pene pero otra vez ganas de orinar. Pensó en Kafka y en el escarabajo. Si eso era irreversible, ¿que sería de el?, en primer lugar, ¿como iba a orinar?, sentado en el WC.
Se levantó del WC y con los pantalones abajo salió del cubículo y se dirigió al mingitorio, se paró muy cerca de el, flexionando las rodillas y acercando la pelvis a la porcelana abrió el flujo, empezó a escurrir de tal manera que tuvo casi que montarse en el mingitorio, se pensó a sí mismo como una mujer tratando de orinar de pie, como los hombres. Habiéndose escurrido algo, no pudo contener la rabia y golpeo varias veces a la pared y maldijo su suerte.
Se recargo contra una pared y empezó a llorar apenas escurriendo unas lágrimas. Una vez resuelta la micción debía pensar en su otra necesidad. Sexo.
Quizá era esto un castigo divino. Así se lo dijeron, serán castigados. Paso por su mente una palabra. Sodomita. Los sodomitas arderán el fuego eterno. El era un sodomita. Lo descubrió recientemente. Disfrutaba el sexo con mujeres hasta que un día, fue honesto consigo mismo y le hizo caso a esa sensación que por tantos años censuró y tuvo sexo con un amigo suyo, con su mejor amigo. Su mejor amigo sólo estaba ebrio, quizá experimentaba, pero él, descubrió su verdadera preferencia. Poco a poco lo aceptó. Consiguió un "terapeuta en línea" que fue su confesora y le orientó a aceptarse como lo que era y a construir su vida sexual según su preferencia. Tuvo varias veces sexo esporádico. Ahora ese viernes tenía una "cita", en realidad invitó a un amigo en la tarde a su casa, pero estaba seguro de lo que el amigo pretendía y sus padres no estarían en casa para interrumpir. Ese era el plan feliz del día, le gustaba en realidad ese tal Robe, pero ahora el plan era ensombrecido por esto, que quizás era un castigo divino por un dios tremendo y despiadado que castigaba a sus creaturas por ser como el las había creado.
Pero tales eran conjeturas, un semi-profesionista científico no podía permitirse tales teorías, "castigo divino". Mejor acudiría a la enfermería donde un medico, con una sonrisa en la boca le diría que eso le ocurre a todos y que con una sencilla maniobra el pene emergería de las profundidades del abdomen para colocarse, de nuevo, en su sitio. O quizá era un trastorno psiquiátrico donde las personas desconocen o "no ven" partes de su cuerpo o las ven como otra cosa, no como si mismos. Fuera cual fuera la causa, el bonachón doctor haría milagros.
¿Pero y si no? ¿Si el doctor en un gesto sombrío hacia entender que la condición es irreparable, irreversible? Que sería de su vida. De su vida sexual. ¿Tendría que renunciar a utilizar un mingitorio por el resto de su vida? ¿Se vería privado del placer que le proveía su pene el resto de su vida?
De pronto, en el, despertó esa curiosidad tremenda. ¿Tendría aun estímulos eróticos? ¿Si se excitaba lo suficiente como para conseguir la erección, aparecería su pene? Por lo menos tendría otra pista.
Aun con los pantalones y trusas abajo, se recargó en la pared del baño cerca del mingitorio, se levantó la playera y comenzó a estimular sus pezones. Poco a poco sintió ondas de placer recorriendo su cuerpo. Antes, gustaba de excitarse tocando sus pezones sin tocar su pene y sentir como éste crecía y se bamboleaba excitado y aguardaba hasta el cúlmen de su excitación hasta tocarlo y terminar su sesión en un agradable orgasmo. Ahora, no sabía que ocurriría.
Sintió el agradable cosquilleo en su vientre bajo, pero no sentía erección alguna. Bajo una de sus manos y acarició suavemente sus testículos, ahora sin vello era mucho más fácil y placentero, llevó sus dedos al periné, al ano, y los frotaba suavemente. No sentía nada extraño, solo placer, aunque la sensación de su pene estaba ausente el confort invadió su cuerpo. Volteó a ver sus genitales y el extraño aspecto que mostraba la ausencia del pene y los testículos solitarios parecía, extrañamente, excitarlo.
Ahora jadeaba, acumulaba placer sin desbordarlo, su mano izquierda jugando con sus pezones, acariciándolos en círculo, cada vez que inhalaba se expandía su pecho y apretaba mas los pezones contra los dedos y las sensaciones se multiplicaban. Con la otra manos, aprovechaba cada dedo en cada rincón, acariciando la bolsa, empujando el periné y tentando la entrada del ano que ahora se contraía excitado.
Por fin se atrevió y percatándose de que tenía la oportunidad única entre cualquier ser humano, exploró un órgano sexual nuevo, donde antes hubo otro, que no era mas que la parte de la piel que cubría donde alguna vez estuvo el pene. Cual fue su sorpresa al ver cuan sensible era esa nueva parte. Como un pezón, mas sensible en el centro, sólo podía acariciarlo de arriba a bajo, o en círculos, presionarlo con los dedos e incluso dar pequeños pellizcos.
Era tal su excitación y éxtasis, que se olvidó de la desgracia, estaba disfrutando enormemente de ese momento, acumulando placer, sin liberarlo, sin eyacular, no sabía si podría, pero ahora solo se concentraba en entregarse al placer. El frío y el nerviosismo anterior se habían convertido en calor y placer.
La excitación aumentaba, se aceraba al punto máximo, al punto de no retorno. De haber sido una situación normal, este hubiera sido el punto de llevar su mano al pene y sacudirlo hasta el orgasmo. Pero ahora no había tal posibilidad, solo podía aumentar la velocidad de las caricias, la presión la intensidad. Los dedos que acariciaban los pezones hacían círculos cada vez mas pequeños y concentrados, mas rápidos, su otra mano hacia lo mismo, con su nuevo órgano, los otros dedos apretaban mas fuerte el periné.
Tenía miedo de no alcanzar el orgasmo, una vez lo había intentado, tener un orgasmo y eyacular sin tocar el pene, solo los pezones, pero tras largo tiempo y en la cumbre de la excitación se rendía y tocaba su pene. Ahora no podía hacer esto y el saberlo le excitaba. Bastaba abrir los ojos y voltear a ver su nueva anatomía para potencializar su excitación. Estaba al borde, el orgasmo parecía tan cerca a un instante de alcanzarlo, pero no llegaba.
Sus caricias eran ahora frenéticas, sus dedos masajeaban la mera punta de los pezones muy rápido como si fueran vibraciones. Su otra mano se esforzaba por masajear y mover la piel en un vaivén velocísimo como si estuviera masturbando el pene al punto del orgasmo. Quería hacer eyacular a esa nueva parte, pero era como tratar de masturbar cualquier otra parte de la piel. Su respiración era como la de un triatleta, empapándose en sudor, empezó a sentirse frustrado sin poder llegar al orgasmo. El pequeño agujero por donde antes había orinado ahora mostraba un hilo viscoso. Estaba punto de conseguirlo. Estaba apunto de jadear y gritar. Entonces oyó el ruido de alguien entrando al baño
Nuevamente, sus reflejos lo habían empujado como ráfaga a una esquina del baño donde no debería ser visto a menos que alguien presintiéndolo se asomara. Ese alguien había entrado, oyó el sonido, se asomó y lo vio de espaldas, con la cabeza apoyada en la pared, tratando de contener su respiración con la carne trémula por el orgasmo mas grande jamás frustrado, se volvió hacía el mingitorio se estaba severamente escurrido por la tortuosa micción.
Perezosamente desabrocho el cinturón, y los botones del pantalón a la antigua, los bajo junto con su apretados boxers de licra. Orino con toda la calma del mundo orina que podía haber llenado a un caballo.
Pegado a la pared y creyéndose incógnito, esperó pacientemente los dos minutos que duró la maniobra, sentía el palpitar de su entrepierna y cerró los ojos esperando a que se fuera. Pero de pronto se percato que no escuchaba nada mas, estuvo a punto de abrir los ojos, cuando sintió un aliento en su oreja y el calor de un cuerpo rozando sus desnudos y temblorosos glúteos.