Extraño, demencial, pero cierto intercambio de par

Hace unos 10 días se nos ocurrió, a mi mujer y a mi, acudir a un club de intercambio de parejas. La idea nos rondaba por la cabeza desde algún tiempo atrás.

Extraño, demencial, pero cierto intercambio de parejas (primera parte)

Hace unos 10 días se nos ocurrió, a mi mujer y a mi, acudir a un club de intercambio de parejas. La idea nos rondaba por la cabeza desde algún tiempo atrás.

Ninguno de los dos estaba realmente dispuesto a dar el paso pero, creo, que ambos queríamos ver hasta donde llegábamos antes de rajarnos y volver a casa. Podemos decir que nos estimulaba la idea, que nos producía morbo, pero en el fondo éramos incapaces de llevar a cabo nuestro deseo.

Llegamos pronto y esto nos sirvió de pretexto para salir a dar una vuelta con el pretexto de volver mas tarde. Salimos disparados, excitados y cortados a la vez.

Al cabo de una hora volvimos al lugar. Yo creía estar dispuesto a llegar donde fuese, mi esposa era evidente que estaba excitada pero no seria capaz de probar esta nueva experiencia. Nunca antes habíamos intentado algo parecido y Marisa es bastante tímida. A sus 30 años creo que solo se había acostado conmigo. Ella es frágil, menuda, y aparenta no más allá de 20 años.

Nos sentamos en la barra y pedimos dos copas. La concurrencia masculina examinaba a la recién llegada de un modo descarado. Marisa esta muy buena y tiene en su cara una expresión viciosa y lasciva que ciertamente no concuerdan con la realidad, ya que ella es mas bien inocente y tierna.

Dos tipos y una mujer algo ajada se acercaron casi de inmediato para conocer nuestras intenciones, preguntándole a Marisa si solo pensábamos tomar una copa o si veníamos a

"quedarnos un ratito bueno".

Yo, sin dar tiempo a Marisa para responder, y algo nervioso, les dije que queríamos ver antes de decidir, que por lo pronto íbamos a tomar la copa.

El mayor de los hombres, llamado por su nombre al camarero le indico que las copas las pagaría el. – Estáis invitados, si decides quedaros decirnos algo.

Dicho esto se marcaron a un rincón donde otros les esperaban. Cuando se sentaron, me di cuenta que éramos el objeto de sus miradas y el tema de su conversación. Parecían excitados, reían y bebían sin parar al tiempo que se besaban y metían mano con frenesí.

Siempre que miraba hacia su mesa alguien estaba mirando hacia nosotros y no dejaban de hacernos señas bastante explicitas que todos celebraban con gran énfasis.

Marisa estaba excitada pero nerviosa e incomoda. Me anuncio que quería ir al baño y después prefería volver a casa.

Cuando Marisa desapareció entre la gente, camino del baño no sabia si me alegraba la decisión de marchar o si por el contrario prefería aprovechar la ocasión .

Al instante una de las muchachas del grupo se sentó junto a mí en la barra y de inmediato coloco su mano sobre mi entrepierna.

No supe como reaccionar, y no reaccione. Ella comenzó a masajear y friccionar al tiempo que sonreía con picardía. Cuando conseguí reunir las fuerzas necesarias para reaccionar e intentar tomar las riendas de la situación otra mujer se sentó en el taburete a mi derecha y sustituyo a su compañera en los menesteres de sobarme la polla. La recién llegada no era tan joven ni bella como la primera, también provenía de la mesa mas animada de la sala, y decidiendo ir al grano se proponía sacarme la polla. Momento que la más joven aprovecho para meterme su lengua en la boca .

Por mi cabeza pasaban como relámpagos todo tipo de ideas locas. Pensé, cuando venga Marisa y me encuentre así, seguro que por despecho o por morbo se decide a quedarnos y yo me follo a estas dos. Me pareció muy lógico, fácil, lo mejor del mundo.

Yo estaba lanzado mientras mis amigas se turnaban en mi boca y mi polla. Ahora la más vieja me parecía también muy buena y apetitosa.

No se cuanto tiempo paso antes de que la mas joven propusiese que nos fuésemos a un reservado. Fue entonces cuando caí en la cuenta de que mi mujer ya debía haber vuelto, un respingo de inquietud despertó en mi interior. Instintivamente mire hacia la mesa de "nuestros amigos". Estaba vacía.

Al ver que miraba hacia la mesa vacía ,la insistencia de mis amigas para ir a un reservado se convirtió en desinterés y prácticamente me dejaron colgado en la barra y desaparecieron entre la gente de la sala. Yo seguía desconcertado cuando un tipo se me acerco y con disimulo me dijo: - Se la han llevado ellos, la tienen ellos. La tienen arriba, date prisa llama a la poli, son unos hijos de puta se ponen a tope de todo y se pasan un huevo. – Venga tío llama ya a la poli, la van a poner mirando a Cuenca si no es que le hacen algo peor.

Todo hervía en mi cabeza, y este tío que no callaba no me dejaba pensar con claridad. Algo era seguro, yo no podía llamar a la poli y que Marisa acabase en comisaría dando explicaciones de que estaba haciendo allí.

Asegure a aquel tipo que llamaría a la policía y le pregunte donde la habían llevado

-Es la puerta del fondo al lado del baño, una escalera lleva al piso de arriba, pero no subas sin primero llamar a la poli, date prisa tío, yo me largo… hazme caso llama.

Sentía mi pulso dentro de mi cabeza y tenia la boca seca, cruce la sala a empujones y llegue hasta la puerta con un cartel de privado. La puerta contra todo pronóstico se abrió sin problemas, una escalera iluminada con luz roja llevaba a la primera planta.

Subí tan deprisa como pude procurando no hacer ruido. Recorde que llevaba en el bolsillo una pequeña navaja suiza, no era mucho pero tenia buen filo y estaba dispuesto a con un movimiento rapido rebanarle el cuello a alguien si era preciso. Guarde la navaja abierta en mi mano y llegue arriba cuando escuche ruidos y voces al final de un pasillo. A medida de que me iba acercando note que una luz aumentaba y disminuía de intensidad al tiempo que variaba su tono tiñendo el ambiente sombrío del fondo del pasillo. Pensé que era la luz que provenía ,al igual que las voces, de una habitación al final del pasillo y que debía tener la puerta abierta.

Acelere el paso pero en silencio para no perder el efecto sorpresa. Cuando llegue allí descubrí que había una gran pantalla de plasma en el muro, frente a unas butacas y un gran puf. Las voces y la luz provenían de la pantalla, de lo que creía una película porno o algo así.

Alucine cuando en la pantalla vi a Marisa tumbada sobre una camilla, con sus manos sujetas , seguía vestida y le habían colocado una capucha de cuero que le cubría los ojos y dejaba su boca amordazada al descubierto.

Varios tipos 6 o 7 deambulaban por la habitación alrededor de la camilla algunos estaban desnudos, otros se estaban desnudando, todos hacían comentarios sobre lo que iban a hacer con mi esposa.

La pantalla estaba dividida en cuatro y cada porción mostraba un ángulo distinto de lo que ocurría dentro.

Junto a los 7 tíos también estaban mis amigas de hacia un rato, dedicadas con afición a poner a tono al personal chupando como locas.

La situación me excitaba muchísimo y mi ganas de venganza y mi intento salvador se comenzaron a trastocar en morbo por ver en primera línea el espectáculo y de un modo discreto.

Me acomode en la butaca en el momento en que con sendos tirones, un tipo fornido, rompía los tirantes del vestido y dejaba a la vista las tetas de Marisa. Ella respondió con un jadeo y acelerando su reparación entrecortada. Una de las tías le acabo de arremangar en vestido dejando sus muslos y su braguita al descubierto. El tipo fornido arranco literalmente las braguitas arrojándolas al rostro de otro de sus amigos.

Tomándola por los pies uno de los tipos tiro de mi esposa hacia abajo situando sus caderas al borde de la camilla. Por un momento Marisa pareció debatirse intentando defenderse.

Las piernas de Marisa colgaban de la camilla cuando el tipo fornido poso su mano sobre el coñito de mi mujer.

(fin de la primera parte)