Extraña condición médica - Introducción
Una joven de 20 años se enfrenta a su peculiar sexualidad y a la de su familia, donde las mujeres con grandes vergas son la norma. Introducción a una larga serie de relatos.
Extraña condición médica
Introducción
¡Hola mami, ya estoy en casa! exclamó Isabella con gran regocijo.
Saliste temprano en la mañana, Isa respondió su madre Giovanna.
Así es mami, aquí traigo el periódico y la leche para el desayuno.
Estupendo, tu desayuno ya está listo.
Acto seguido, me coloco encima de la cabeza de mi madre con mucho cuidado, de manera que mi ano quede directamente sobre su boca, para luego remover con delicadeza el gran plug anal y vaciar completamente mi recto lleno de rico semen caliente en su boca. Mi madre, acostada sobre su cama especial, recibe gustosa tan delicioso manjar, bebiendo y sorbiendo hasta la última gota. Al mismo tiempo, procedo yo también a degustar mi desayuno, para lo que tomo entre mis manos la gigantesca verga de 35 cm. de mi madre para comenzar a pajearla y de esta manera extraer mi nutritivo desayuno diario. Coloco mi delicada boquita sobre su magistral glande y al poco tiempo de pajearla comienza a brotar el manjar. Ya estoy lista para afrontar un nuevo día.
Mi nombre es Isabella Futtannaro, y mi familia, como se deduce de mi apellido, es de origen italiano. Tengo 20 años, y recién he comenzado a desarrollarme. Bueno, a desarrollarme como futanari, ya que como mujer me desarrollé a los 13 años con total normalidad. El futanarismo o futanari como vulgarmente se conoce, es una extraña condición médica que afecta a todas las mujeres de mi familia. Claro que no es tan extraño, si tomamos en cuenta que el 100% de mi familia son mujeres. Y cuando me refiero a familia no me refiero a mi entorno inmediato, sino a la gran familia Futtannaro, extendida por todo el mundo y con miles de parientes. Futtannaro es un apellido de origen italiano, que un dialecto regional significa "tronco fuerte".
Podría pensarse que el futanarismo es una derivación extrema del hermafroditismo, pero nada más alejado de la realidad. Las futanari somos mujeres a las que el clítoris les crece de una manera desproporcionada, llegando a alcanzar el tamaño y la contextura de una verga masculina común y corriente, y por lo general, son hasta más grandes. De hecho, el clítoris adopta el aspecto de una verga en toda regla, incluyendo el glande y el prepucio. Para mayor similitud, las vergas de las futanari incluso excretan un líquido que en su composición es muy similar al semen masculino, aunque con muchos más nutrientes. A pesar de nuestra peculiar condición médica, las Futtannaro somos mujeres completamente normales, no somos hermafroditas o transexuales, y tenemos distintas preferencias sexuales, tanto heterosexuales como homo y bisexuales. En mi familia existen gran cantidad de profesionales, desde abogados e ingenieros hasta médicos, con una amplia predominancia en la rama ginecológica y proctológica. Pero la profesión que más prestigio representa en el clan familiar es la de Ama de casa. Y digo "Ama" con A mayúscula, ya que cuando una Futtannaro decide ser ama de casa, se convierte en el pilar de una nueva generación futanari. Las Amas de casa no trabajan, y su única función es mantener y alimentar a su progenie. Y literalmente alimentarla, ya que las Futtannaro nos alimentamos única y exclusivamente con rico semen futanari.
Mi madre Giovanna tiene 45 años, y es lo que podría llamarse un mujerón delicioso. Mide 1,85 de estatura, aunque nunca lo representa ya que vive permanentemente acostada. Tiene el pelo rubio, pero muy corto, casi al rape, y unos ojos hermosos ojos azules. No tiene un gramo de grasa, y su anatomía está perfectamente torneada y moldeada, pese al nulo ejercicio que realiza (claro que no estoy incluyendo el folleteo permanente como ejercicio). Su culo, muslos y coño son una obra de arte, gigantescos y carnosos. Pero a pesar de que su coño y culo están entrenados para albergar vergas de más de 30 cm. de longitud y 12 cm. de grosor, lo que más llama la atención de su anatomía son sus gigantescas tetas y su verga que se asemeja a un mástil. Sus tetas son un prodigio de la naturaleza, grandes y perfectamente redondas. Su tamaño se debe principalmente a que siempre están produciendo leche, leche con la que nos alimentamos mis hermanas y yo. Su verga, permanentemente enchufada a una bomba eléctrica, es un prodigio, y es el sostén de la familia. Mis manos apenas pueden abarcarla completamente en su grosor, y el magistral glande casi no cabe completo en mi boquita.
Pero para entender la función de mi madre, también es necesario explicar su especial lecho. Las camas de las Amas de casa Futtanaro son diseñadas especialmente por ingenieras de la familia, para proveer del máximo confort y desempeño a las sacrificadas madres. Una vez que una futanari decide ser ama de casa, no se levantara de esa cama más nunca, ni siquiera para orinar o defecar. Así de sacrificado es el oficio de Ama de casa. La cama consta de un colchón adaptable para amoldarse a la anatomía de la madre, y suelen ser hechos a la medida. Adopta una forma de parecida a una "M", en la que la cabeza y la pelvis son la parte más elevada del cuerpo. Al llegar a la altura del culo, se divide en dos, para mantener las piernas abiertas, elevadas y flexionadas, similar a las camillas de los ginecólogos. Por la parte inferior, cuenta con un motor de elevadas revoluciones que mantiene perennemente en movimiento dos gigantescas vergas de plástico, una insertada en el culo y otra en la vagina. Esto es primordial, ya que ambos vibradores mantienen en un estado excitación perpetua a la Ama de casa para poder mantener siempre la verga erecta. Sólo se remueven para orinar y defecar, y son remplazados al apretar un simple botón por unas sondas especiales para tal fin. La verga está conectada a una bomba especial que rodea todo el tronco y deja el glande expuesto. Esta bomba realiza un suave movimiento de pajeo perpetuo, que puede ser regulado a voluntad por la Ama. En el glande se coloca un recipiente especial para almacenar el semen extraído, que conformará más de la mitad de la dieta futanari. La otra mitad de la dieta se extrae de las tetas. Dos bombas de succión extraen permanentemente la leche de las tetas, para luego ser también almacenada. Claro que, en muchas ocasiones a una le gusta tomar la comida directamente de la fuente, por lo que mis hermanas y yo adoramos mamarle la verga a mamá y succionarle sus deliciosos pezones.
Para mantener este vertiginoso ritmo de producción, las Amas futanari sólo pueden alimentarse de semen, del que su peculiar cuerpo se encarga de sintetizar y extraer los nutrientes necesarios. Aquí si no es necesario que sea de futanari, cualquier semen sirve. Es por ello que las hijas de una futanari tiene la peculiar tarea de salir todos los días a buscar el alimento de su madre. Es por ello que nuestro culo vive perpetuamente relleno de semen extraído de las vergas que encontremos durante el día. No podemos vivir sin nuestros inseparables plugs anales, ya que sin ellos no podríamos retener el preciado líquido en nuestros entrenados rectos. El plug anal es esencial, tal como el celular o el maquillaje. Aunque en más de una ocasión he tenido un percance con Tito, mi adorado plug rosadito, por salirse en el momento menos indicado, pero eso es tema de otras historias.
Tal vez se preguntarán acerca de mi padre. Y la respuesta es muy sencilla: no tengo. Y no es que no lo conozca o algo por el estilo, sino que por extraño que pueda parecer, las futanari no tenemos padre. Debido a nuestra peculiar condición genética, una futanari puede fecundarse a sí misma, aunque también puede ser fecundad por otra futanari. Esto es vital y necesario para mantener nuestro linaje, ya que las futanari somos completamente estériles a otro semen que no provenga de una futanari. Esto es una gran ventaja, ya que sumado a nuestra completa inmunidad a enfermedades venéreas, podemos follar y follar con quien nos plazca, y tener nuestros agujeros permanentemente rellenos de semen ajeno sin ningún tipo de consecuencia.
Mi clítoris/verga acaba de comenzar a desarrollarse, y apenas alcanza actualmente poco menos de 2 cm. Por lo que generalmente, entre los hombres simplemente parece un clítoris normal, un poco crecido, pero nada más. Tengo dos hermanas, Francesca y Annalisa, de 26 y 32 años de edad respectivamente. El clítoris/verga de Francesca está en pleno crecimiento, mientras que el de Annalisa ya está casi completamente desarrollado, alcanzando los 28 cm. ¡Que envidia!. Pronto se convertirá en toda una Ama de casa. Las Amas de casa no necesitan trabajar, ya que cuando una futanari elige este estilo de vida, los demás miembros de la familia se encargan de su soporte económico. A nosotras, nos llega puntualmente desde Italia un cheque por varios miles de euros, provenientes de la casa matriz de la familia.
En cuanto a mí, es poco lo que puedo contarles. Soy una chica normal, más bien delgada y con unos senos y culo medianos, con el pelo castaño largo y liso y unos expresivos ojos marrones. Estudió en la universidad y soy poco dada a tener grandes amistades. De hecho, ni siquiera tengo novio, ya que se me haría bastante difícil tener una relación seria y estable dada mi situación. No tengo ningún pasatiempo específico, aunque sí hay algo que disfruto más que nada en la vida: una buena verga en el culo. No discrimino tamaños, colores o formas, mientras la tenga en mi culo y, a ser posible, me lo llene de leche, estoy más que feliz.
Como siempre digo, la mejor verga, ¡es la que está en mi culo!