Extraña condición médica - El cumpleaños de mamá 5

Termina la fiesta, pero los culos de Isa y Daniela seguirán trabajando tiempo extra.

Extraña condición médica - El cumpleaños de mamá 5

Para comprender este relato, es necesario leer las entregas anteriores o, cuando menos, la introducción.

A la mañana siguiente, me despertó el placer que me proporcionaba la lengua de Daniela jugando con mi clítoris.

Buenos días, mi amor – me dijo suavemente.

Bu...Buenos días – respondí, con la resaca de la noche anterior.

Daniela estaba todavía desnuda, pero se había colocado el arnés strap-on que ella misma me había regalado el día anterior. Había colocado ambas pollas, por lo que supuse que mis dos agujeros inferiores serían tratados por igual.

Estaba esperando a que te despertaras para estrenar tu nuevo regalo.

Sin darle más respuesta que un ronroneo, me di la vuelta, colocándome en cuatro patas y ofreciéndole mi culo sin ningún pudor.

Dani se arrodilló detrás de mí, y con sus manos guió la primera polla plástica a mi ano, lo que me hizo soltar un suspiro de placer. Esperaba que la otra polla fuera directo a mi coño, pero cuál fue mi sorpresa cuando Dani comenzó a hacer fuerzas para meterla también en mi culo. No era la primera vez que lo hacíamos, así que me relajé y disfruté. Apenas eran las 7 de la mañana, no había desayunado y ya mi culo estaba siendo sodomizado por partida doble. ¡Qué vida la mía!

Luego de alcanzar un orgasmo, Dani y yo decidimos salir a ver como habían amanecido los demás. Le presté una pequeña bata de seda y yo me coloqué otra. Era un simple gesto de pudor, ya que no había nada que alguien no hubiese visto la noche anterior. Llegamos a la mesa de comedor y allí estaban, sentadas, desayunando mamá y mis hermanas. Pero como era obvio, no podía ser un desayuno normal.

Mamá y mis hermanas estaban sentadas a la mesa, cada una en una silla. En frente de ellas, y sentados en la mesa con las piernas colgando hacia afuera, se encontraban la negra Futambo y sus dos esclavos/esposos. Ellos tres ofrecían sus grandes vergas a mis hermanas y a mamá, quienes golosamente mamaban y mamaban sin descanso.

Mmmpppff, hola niñas, ¿cómo durmieron? – preguntó mamá interrumpiendo momentáneamente la mamada.

Muy bien, mami – le respondí al tiempo que besaba en la boca a Daniela y le sobaba el coño por encima de la bata.

Siéntense a desayunar, niñas, ya nosotras terminamos, simplemente nos estábamos divirtiendo un poco con tan deliciosas herramientas.

Mamá se levanta de su asiento, y yo ocupo su lugar. Por su parte, mis hermanas también se retiran a sus habitaciones, dándole la oportunidad a Dani de degustar ambas pollas negras. Como mamá sabe que necesito colocarme el supositorio diario contra la picazón de culo, me levanta del asiento, parando mi culo e introduciéndome delicadamente la medicina en mi ano. Siguiendo al supositorio viene su verga, que se introduce hasta el fondo en mi recto.

Así estamos un rato, yo mamándole la verga a la negra Futambo mientras mamá me bombea por el culo y Dani chupando a dos bandas las vergas negras. Yo no pierdo la oportunidad, e introduzco dos deditos en el coño de la negra y otros dos en su deliciosamente tatuado ano. Poco tiempo después, la negra se corre en mi boca y mamá en mi culo. Por supuesto, la carga que mamá me deposita atrás no se puede desperdiciar, así que coloco un vaso debajo de mi ano para recoger la leche y luego degustarla exquisitamente.

Dani, por su parte, tiene las dos vergas al mismo tiempo en la boca cuando estas comienzan a disparar sus chorros. Ella trata de tragar todo lo posible, pero algunos hilillos de semen comienzan a correr por su barbilla. No se puede desperdiciar nada, así que me acerco a ella y comienzo a lamerle todo el cuello por donde se ha deslizado el níveo manjar.

Cuando ya todas hubimos terminado de desayunar, nos sentamos tranquilamente a hablar un rato.

Y dime, Mwumba, ¿hasta cuándo piensas quedarte? – le pregunta mamá a la negra, pellizcándole un pezón.

El vuelo de regreso no es sino hasta dentro de tres días, por lo que tendré que buscar hospedaje para ese tiempo – respondió la negra.

¡Cómo se te ocurre! Mi casa es tu casa, puedes estar aquí todo el tiempo que quieras. No te vas a ir a ningún sucio hotel pudiéndote quedar conmigo.

Muchas gracias, Giovanna, es muy agradable contar con alguien como tú – le respondió la negra al tiempo que le daba un beso en la boca.

Solamente hay un problema, mi negra querida.

¿Y cuál será, mi puta rubia?

Que no creo que podamos quedarnos con tu regalo. La casa no es muy grande y con dos personas más vamos a estar aún más apretados. Lo siento, Mwumba, pero no puedo aceptar a tus dos vergas negras. Espero que no lo tomes a mal – le dijo mamá con mucha vergüenza.

No hay problema Giovanna, de todas maneras a mí también me dolía desprenderme de ellos. Son dos de mis mejores vergas y mi coño y culo los iban a extrañar demasiado.

¡Gracias por comprenderlo! – exclamó mamá al tiempo que le daba un sonoro beso en el glande a la negra.

Mamá y la negra se estaban volviendo a calentar, por lo que le hice un guiño a Dani para aprovecharnos de la situación. Ellas estaban sentadas juntas en el sofá, y Dani y yo nos colocamos encima de ellas, dándoles la espalda e insertándonos sus vergas en el culo. Ellas no se habían despegado de su beso, por lo que pareció no importarles que participáramos también.

Y tú, Dani, ¿qué piensas hacer? – le dije, conversando tranquilamente con mi amiga mientras mamá le taladraba el culo.

No sé, Isa, ¿qué me propones tú? – me respondió sin dejar de botar sobre la polla materna.

Quédate con nosotras mientras la negra esté aquí, así puedes disfrutar también –le dije con la verga de la negra insertada hasta el fondo de mi culo.

Está bien Isa, déjame entonces llamar a mis padres para avisar que me voy a quedar contigo por unos días – dijo mientras mamá arreciaba las embestidas en su culo.

Sin sacarme la verga de la negra, me incliné un poco hasta alcanzar el teléfono para pasarselo a Daniela, quien marco el número de su casa.

¿Hola? ¿Papá? Soy yo, Dani, te llamo para decirte que me voy a quedar unos días más aquí en casa de Isa – le dijo a su padre mientras la polla de mamá entraba y salía rítmicamente de su culo. - ¿La fiesta? Muy bien, fue una velada más bien tranquila, algo muy familiar. Fue bastante agradable, la verdad – mintió a la vez que me guiñaba un ojo.

Dani no había parado de follar mientras hablaba con su padre, y ahora los negros habían recuperado su erección y se acercaban a nosotras para que se las mamáramos un rato más.

Si papá, quédate tranquilo que aquí estoy segura – explicaba Daniela a su padre, mientras con una mano sujetaba el teléfono y con la otra pajeaba la verga del negro. – Adiós papá, te mando un besote, muaaaaack! – se despidió de su padre mientras estampaba un sonoro beso a la cabeza de la verga del negro.

¿No hay problema entonces, Dani? – le pregunté.

Para nada Isa, me puedo quedar tres días más para disfrutar de esta fiesta sin fin.

Diciéndome esto, se recostó hacia atrás hasta pegar completamente su espalda a las grandes tetas de mamá, y con un gesto, guió la verga del negro hasta su coño.

¡Ya vas a ver como disfrutamos! – la emocioné, al tiempo que yo también guiaba hacia abajo la polla del negro, pero no hacia mi coño como Daniela, sino hacia mi bien ocupado y relleno culo.