Extenuada.

Siempre tuve la fantasía de tener un trio con dos chicos y esa noche la cumplí y no volví a repetir jamás, es demasiado fuerte y bueno.

Hola soy Raquel. Dicen que soy atractiva aunque yo me encuentro del montón pero bueno. Soy morena, mido 1.72, peso 60 kilos, tengo piernas largas con tobillo fino y muslos creo que bonitos, caderas anchas, cintura ni ancha ni estrecha, un vientre liso y femenino, una talla 89 con copa C de pecho, cara fina con ojos negros y melena morena que me llega algo más arriba de la cintura.

Hace unos años  vivía en un piso con una compañera de facultad, Marta, una chica de mi misma edad, 23 años. Una mañana apareció por casa a eso de las once desmaquillada después de pasar la noche por ahí. Sin ni siquiera meterse en la ducha me dijo: "Raquel, vas a flipar cuando te lo cuente, increíble".

Mientras decía esto se iba desnudando y yendo de acá para allá encendiendo el grifo de la ducha y al dormitorio a por ropa lavada. Yo le dije: Marta, tú has follado pero toda la noche. Tienes moratones, andas fatal y hueles a tío a kilómetros. Ella me respondía: "siii y estoy muerta Raquel, después te cuento" y ya desnuda se fue hacia la ducha con las tetas botando de acá para allá.

Ya duchada y arreglada, me contó que había encontrado a dos chicos del barrio de diecisiete y dieciocho años con los que nos cruzamos todos los días pero a los que nunca hemos dicho ni "hola" por ser mayores que ellos en un garito al que fue con dos amigas, y que copa va copa viene al final se quedó sola con ellos y terminó en su piso donde se la follaron un montón de veces hasta que los tres quedaron reventados. "Raquel, tu no vas a saber lo que es el sexo a tope hasta que no te follen dos tíos".

Yo pasé del tema total. Pasaron cómo dos meses y ella no dejaba de picarme con el dichoso temita. Que si no tienes ovarios, que si no puedes con los dos, que si es lo mas, que si tu cuerpo es tuyo así que disfrútalo a tope…" vamos, que me iba picando.

Habíamos olvidado el tema y mira por donde una tarde con varias amigas en el piso con las que contábamos nuestras movidas con los tíos, salió lo de los tríos. Me flipó que no solo lo hubiera hecho Marta, las otras dos también decían haberlo hecho y que en la facultad hasta había apuestas de si una tenía ovarios de hacerlo o no. La cosa quedó ahí pero esa noche le saqué yo el tema a ella. Vamos que al final le dije que si se apostaba 100 euros a que yo también lo haría. Y ella: "si, que tu lo vas a hacer, jajajajajaja" y yo: "éste sábado a las diez de la noche, ¿vale so boba?”.

Así que ese sábado nos pusimos super guapas, me duché a conciencia, con la hidratación del gel probé a meterme un dedo por atrás que entró sin dificultad y luego dos.

Por atrás no iba a tener problemas pero quería asegurarme. Me puse un bonito tanga, uno que se mete la tira completamente entre los cachetes y que se puede meter entre los labios de la vulva a la que te descuides, y un vestido de gasa fina amarillo pastel con estampados, escote de barca y que llega a medio muslo. Sujetador no me puse, así que a la menor racha de aire fresco los pezones hacían cómo dos tiendas de campaña. El pelo lo dejé suelto y medio húmedo, me gusta así y sé que a los tíos también. Estaba monísima la verdad aunque sea poco modesta al decirlo.

Bueno pues llegaron los chavales, nos tomamos unas copas con Marta y sobre las once y media y cómo habíamos quedado para quedarme yo a solas (me daba vergüenza con ella delante) ella dijo que se iba porque había quedado.

-Marta mujer ¿qué hago yo con dos niñatos?, no te vayas que no me sostienen las piernas.

-¿De verdad?, oye que si te echas atrás no pasa nada.

-A ver es que los veo muy niños y parecen muy bastos. Y era cierto, eran barriobajeros y muy chulitos ellos.

Pero bueno, ya no me iba a echar atrás y la verdad es que si que estaba nerviosa y asustada, pero también excitada por la idea de hacerlo con dos chicos aunque habría preferido que fuesen mayores que yo.

Cuando cerré la puerta, me metí en la cocina para respirar hondo y tranquilizarme.

-Chicos, ¿qué os preparo de beber?, les grité por la puerta.

Uno de ellos entró, se acercó bastante a mí y dijo: yo un ron cola y a mi amigo whisky con Aquarius.

Esto lo dijo acercando su boca a mi oído y poniendo una mano en uno de mis cachetes muy suavemente y acariciando sobre la gasa lo suficiente como para tantear mi culo. Después su mano bajó hasta mi muslo y empezó a acariciar mi piel, subiendo al mismo tiempo la tela del vestido.

-Chst…tranquilo muchacho, ve más despacio.

Viendo que yo no le paraba siguió acariciando el muslo más arriba hasta llegar a la vulva aún cubierta por el tanga. Metió su mano entre el tanga y mi piel y con sus dedos apretó mi vulva cómo valorándola. El tío sabía hacer las cosas pese a su edad porque metió su dedo anular entre los labios vaginales y lo paseo unas cuantas veces arrancándome un gemido. Yo decidí dejarme llevar, abandonarme.

Después siguió su excursión bajo mi vestido acariciando mi vientre, hundiendo la yema de un dedo en mi ombligo, rodeando el mismo en círculos, subiendo sus manos por mi estómago hasta llegar a mis tetas y, una vez las tuvo entre ellas, las apretó con firmeza valorando la perfección de las mismas. Sobra decir que también excitó mis pezones hasta ponerlos como piedras.

-Tía estás buenísima, lo vamos a flipar.

No tengo ni idea de cómo pero al final conseguí preparar las copas, lo que no fue fácil porque durante la larga sobada que me dio no pararon de temblarme las piernas.

Volvimos al salón con las copas y el chico que me acompañó a la cocina me dijo al ver que me iba a un sillón:

-Raquel, ¿por qué no te sientas aquí entre los dos?.

-Bueno vale, dije sentándome sin darme cuenta de que uno de ellos puso su mano en el sofá para que al sentarme mi culo quedase sobre ella.

-Joder tíos lo rapidito que vais, ya os vale. Dije algo molesta. A ver dejemos las cosas claras porque soy mayor que vosotros. Me apetece hacerlo pero con respeto, ¿vale?.

-Si claro dijo uno flipando con la idea de follarse a una mujer seis años mayor que él y cuyo cuerpo jamás habría soñado tener.

-Vale pues…no sé, empezad como queráis dije tratando de aparentar seguridad.

A partir de ahí la cosa fue cómo una guerra de besos y manos explorando mi cuerpo. Uno puso la suya sobre mi rodilla y la subió muy lentamente por el muslo apretándolo con fuerza al llegar casi a mi vulva

-"Aisssssss…no aprietes tanto tío", dije para empezar a marcar hasta donde podían apretarme y qué dolor estaba dispuesta a soportar.

El otro lo mismo con el otro muslo pero ya poniendo la mano en mi vulva una vez retiró el tanga, sus bocas en mi nuca, mi boca, mis tetas, mis pezones…todo sobre el vestido unas veces o metiéndose por el escote o los costados del vestido por donde podían tocar o hacer lo que quisieran con los lados de mis tetas.

Y vaya como me estaban poniendo porque sentir cuatro manos y dos bocas explorando cada centímetro de mi cuerpo era una sensación que me estaba poniendo a mil, me saturaba los sentidos.

-Raquel ponte de pie que ese vestido lo vamos a mandar a tomar por saco pero ya dijo el más chulo.

Lejos de molestarme me levanté del sofá, cogí el vestido por la falda, la fui subiendo y entre el asombro de ellos fueron viendo mis muslos, mi tanga algo transparente que dejaba ver un triángulo de vello púbico negro, mi vientre, mis tetas y ya el cuerpo entero cuando me saqué el vestido por la cabeza.

-Joder que cuerpazo tío, le dijo uno al otro que estaba tan sorprendido como él. Raquel estás buenísima no, lo siguiente. Mientras decía eso me atrajo por el culo hacia él y colocó su cara de lado en mi vientre abrazándome. Eso me chocó un poco, me pareció un gesto tierno.

Separándolo de mi vientre tras un par de minutos me senté en el sofá entre ellos que comenzaron a tocarme por todas partes. Yo sentía manos en mis muslos, pechos, vientre, cara y giraba la cara a un lado u otro conforme me pedía un beso alguno de ellos.

Ya más relajada por las copas me fui soltando y cogiendo sus penes. Llevándome una a la boca, luego otro y así mientras ellos no dejaban de meterme dedos en la vulva, tocar todo mi cuerpo y hacer bromas entre ellos sobre quién sería el primero en follarme y las cosas que me iban a hacer. Uno se puso de rodillas delante de mi, separó mis muslos y comenzó a darme lametones en la vulva.

-Aaaahhhh…no pude evitar empezar a gemir. Me estaba poniendo muchísimo que un tío me comiese la vulva mientras el otro hacía los mismo con mis tetas apretándolas al máximo a veces con sus dos manos para sacar a tope mi pezón, lamerlo, estirarlo entre sus dientes o acariciarlo en círculos con la punta de su lengua.

-¡Auffff!...no no te preocupes ha dolido pero va, no pasa nada. Vamos al dormitorio, ¿no?. Les dije casi sin aliento.

Muy cachondos ellos, me cogieron, me llevaron en volandas mientras reíamos y nos tiramos en la cama. Suerte que aguantó el peso de los tres porque tampoco era muy ancha.

La verdad es que no estábamos muy organizados porque tal y como caímos empezamos otra vez con las caricias, besos, mordiscos, lametones y así hasta que yo quedé bocarriba y, sin comerlo ni beberlo, ya tenía a uno de ellos sobre mí en la posición del misionero y apretando su glande contra la entrada de mi vagina mientras el otro se dedicaba a mis tetas y muslos, que es lo que no quedaba debajo del otro.

La verdad es que su pene me entró sin problemas, aunque el chaval con sus 17 o 18 años era algo brusco y metía y sacaba muy rápido. Yo cómo estaba flipando con el pene del otro en mi mano y a veces en mi boca, pues me abandoné a las sensaciones y empecé a notar que se me acercaba un orgasmo. No tardo mucho en correrme, esta es otra cosa que les encanta a los tíos no sé por qué.

Poco a poco empecé a respirar más rápido y más hondo, ya no sacaba el glande de mi boca y agarraba el tronco del pene cómo si me fuera a caer desde un noveno piso. Empezaron a temblarme las piernas, el primer espasmo contrajo mi vientre y mis muslos…me estaba corriendo y notaba que iba a ser de los grandes, de esos que parece que te vas a morir.

-Aj...ahahahahaha…hijoputahijoputahijoputa…ahahaha….oooooooooooooooooooooooojjjjjjjjjjjjjjjjjjjjjjjjjj ay ay ay ay ay BUFFFFFFFFFFFFFFFFFFFFFFFFFFFFFFFF…no paraba de gemir, quejarme o gritar mientras mi cuerpo dejaba de responderme, me agarraba con fuerza a las sábanas y rompía a temblar.

Los espasmos no paraban, tuve que sacar el glande de mi boca porque no encontraba aire, mis tetas subían hasta el cielo al arquearme por completo subiendo el tío que tenía encima a peso y mis espasmos seguían matándome de placer, volviéndome loca…

Suerte que el chaval también se corrió porque de seguir penetrándome me habría llegado otro en uno o dos minutos. Bestial, el orgasmo fue bestial.

Él se tumbó al lado mío mientras los dos mirábamos al techo y cogíamos aire, lo que aprovechó el otro para agarrarse a una teta, acelerar la paja que se estaba haciendo, quitarse el condón y, cuando vio que se iba a correr, decirme:

-Abre la boca.

Me metió el glande hasta las amígdalas y se corrió soltando todo el semen dentro de mi boca. Los primeros chorros me los trague cómo pude, pero de repente me dio una arcada, me incorporé en la cama, me dieron varias arcadas más, no vomité a Dios gracias y me acerqué su pene para lamerle el resto, bebérmelo y dejárselo limpio.

Aquello era un poema. Los tres sudando a mares tumbados en la cama bocarriba mirando el techo y riendo de vez en cuando sin motivo alguno.

-Tío la próxima vez que te vayas a correr en mi boca avisa, me ha faltado muy poco para vomitar.

-Y los cojones, jaja, dijo él dándome un palmetazo en el vientre. Y me gustó, escoció pero me gusto, extraño eso.

-Bufff…¿qué calor, no?, dije por decir.

-Si que lo hace muslazos, me dijo uno de ellos.

Y así descansamos un rato entre risas y magreos mutuos porque no se qué tienen mis tetas que no paraban de sobarlas.

-Tío si te gusta mi teta no te cortes, es tuya hasta que te vayas, jaja.

Y es que no sé si sería nuestra edad o qué pero cómo a los diez o quince minutos de estar mirando al techo, riéndonos y magreándonos, nos volvieron las ganas.

-Vamos a probar por los dos lados a la vez, ¿vale?. Dijo uno.

-Mmmmm…juer…probamos pero con cuidadito, ¿vale?. Si no me entra no me entra y ya está, dije yo.

Me tumbé en la cama bocabajo con los muslos algo separados y sintiéndome como cuando el ginecólogo me iba a meter su espéculo, conteniendo la respiración y sin querer mirar.

Uno se tumbó sobre mi y empezó a frotar su pecho contra mi espalda, a soplarme en la nuca (me encanta eso) y a restregar su pene entre mis cachetes como si se estuviera haciendo una paja con ellos. Se puso sobre una mano y con la otra puso su glande contra mi culo. Fue dejando caer todo el peso de su cuerpo sobre mi ano, hundiéndolo hasta que lo fui relajando y comencé a sentir que ya me entraba. Despacio pero sin pausa, el glande se fue abriendo paso dentro de mi hasta que mi culo lo abrazó y dejó entrar el resto de su pene.

-Bufffffff…despacio tío, vas muy bien pero duele. Le tranquilizaba yo para que no se le fuera la olla y empezara a follarme rápido y a lo bestia.

Poco a poco, mi culo se fue relajando y su polla dejó de molestarme para empezar a gustarme y mucho. Es increíble lo que se siente cuando estás relajada, te entra como un cuchillo en la mantequilla.

Dio unas cuantos caderazos hasta que yo ya me relajé del todo y comencé a disfrutar. Entonces me la sacó, me dijo que me levantara, se colocó debajo de mí mirando al techo y me dijo:

-Siéntate en lo alto de mi pene.

Yo me puse en cuclillas sobre el pero mirando hacia los pies porque la cosa era que el otro después se tumbase sobre mí y me follase por la vagina, así la cosa sería como un sándwich donde yo sería el jamón york y ellos las rebanadas de pan.

Poco a poco me fui metiendo el pene entre gemidos. No toda la gente lo sabe pero no tenemos uno sino dos esfínteres, el primero escuece hasta que se acostumbra y el segundo duele, son dos sensaciones muy fuertes que te inundan el cerebro. Cuando su pene ya estuvo dentro de mis entrañas por completo, eché mi espalda hacia atrás hasta tumbarme sobre el chaval. Entonces el otro se colocó sobre mí y me penetró por la vagina. Le costó bastante encontrar la entrada porque al estar mi culo ensanchado por la otra polla, la entrada de la vagina cómo que se sube o algo así.

-¡Ayssssssssss!, me quejé cuando ya estuve ensartada por los dos.

Sentía mis tripas llenas, cómo cuando te hartas de comer, estás a reventar y quieres ir al baño porque ya no aguantas más lo llenos que tienes los intestinos. Pues así y con los dos penes casi tocándose separados apenas un centímetro por la pared de mi vagina y la del recto.

-¿Oye eso es tu pene?, le dijo uno al otro al notar en su glande algo tras mis tripas.

-Para mi que si pero sigue, vamos a darle caña a Raquel hasta que reviente, ¿verdad que si?.

-Mmmmm…ah…ah…ah…mmmm…si, hasta que reviente, dije como traspuesta.

El de arriba empezó a dar caderazos primero poco a poco, después más rápidos…a su gusto.

El de abajo el pobre apenas podía moverse, así que dejó mis tetas (se había agarrado a ellas todo el tiempo hundiendo sus dedos en mi carne tanto que ya me dolían y todo), puso sus antebrazos sobre mi vientre (justo sobre el ombligo), y apretó para que no me escurriese por el sudor y el pudiera mover su pene dentro de mi culo.

Así estuvieron cómo diez o quince minutos. Yo sentía que los antebrazos del tío de abajo me estaban partiendo por la mitad y que separaban mis tripas cada vez que me apretaba a tope, pero al mismo tiempo y cuando me tenía súper apretada, mi vagina era cómo si se bajara y se hiciese más pequeña, de manera que el pene del que estaba encima es como si midiese el doble dentro de mí.

La verdad que no pude aguantar mucho tiempo así y me corrí enseguida notando cómo se contraían mi culo y mi vagina durante los espasmos. Fue bestial pero como los tíos aún no se corrían y seguían, volví a correrme a los dos o tres minutos y luego otra vez cuando ya se corrió el que tenía encima. Quedamos los dos que ya nos habíamos corrido cómo muertos, yo aplastada entre los dos y con una teta comprimida por el peso del de arriba.

Cómo el de abajo no se había corrido, me dijo que me pusiera a cuatro patas y me folló la boca hasta que lo logró agarrando mi cabeza para que tragase todo su semen, cosa que hice con bastante asco y entre arcadas pero sin derramar ni una gota.

Yo estaba muerta y ellos ya no digamos. Empapados en sudor los tres, la sabana, el colchón…muertos pero felices.

Así mirando el techo lo menos estuvimos otra media hora más.

-¿Nos tomamos algo?, estoy seco. Dijo uno.

-Vale, os preparo unos cubatas.

Y así cómo estaba, completamente desnuda, me fui al baño, me lave bien, fui a la cocina y les preparé unos cubatas y unas tapitas de queso, jamón y aceitunas, lo recuerdo como si fuera ayer.

Era muy chocante verme desnuda en el salón bebiendo y comiendo con dos crios que no conocía de nada pero que me acababan de follar no menos de cuatro horas.

Después, cuando nos recuperamos, me follaron una vez más cada uno y otra los dos.

Ya me hacían daño en las tetas, en los pezones, en el culo y hasta en la vagina porque ya no se les levantaba. Pero era tanta el hambre que les despertaba mi cuerpo que me follaban con los dedos e incluso intentaron meterme los puños, pero después de casi cinco minutos probando tuvieron que desistir dejando mi vulva enrojecida e hinchada y la entrada de mi vagina completamente abierta.

Yo me dejé hacer, me abandoné a ellos para que me hiciesen lo que les diera la gana.

Era como si esa noche fuera la última, como si después no hubiese vida y yo tuviese que darles todo lo que quisieran porque me habían dado tanto placer que me sentía en deuda.

¿Qué me mordían una teta hasta dejarme marcados sus dientes?, pues gritaba bajito mordiéndome los labios y me dejaba hacer. Además mi excitación era tan grande que el dolor ni me importaba, al contrario, me excitaba aún más al mezclarse con el placer.

Ya amanecía cuando vimos que ya no podíamos más. Así que les hice un café con tostadas, desayunamos desnudos y aún con fuerzas para echar alguna que otra risa y se marcharon dejándome extenuada.

Ducha rápida, mucha leche hidratante por todo mi cuerpo y en especial en mi vulva y ano, y a la cama hasta que mi cuerpo quisiera despertarse.

Es algo que jamás olvidaré.