Expiación de errores
Un perro se siente impuro por haber incumplido ordenes de su ama y cumple sus castigos.
EXPIACION DE ERRORES
Fernando era un sumiso de una Ama, siempre su relación había sido cibernética y ese fin de semana iban a tener su encuentro real. Pero el fin de semana pasado su Ama le había ordenado algunas cosas, un plan muy elaborado para poder valorara su entrega, una parte incluía un castigo de darse con un cinturón unos azotes en las nalgas y que recapacitase sobre sus errores y no lo había hecho.
El viernes por la tarde Fernando fue al encuentro de su Ama, la cual le había citado en una gran estación de trenes y autobuses, cuando llegó recibió un sms en el móvil que le indicaba que fuera a un banco que había en uno de los andenes al final del todo. Detrás del respaldo había una revista y que mirase en la página 247. El obedeció y vió como en esa página en el número de la página alguien había colocado una barra de tal manera que la cifra de la página aparecía de la siguiente forma: 24/7. Arriba pegada sobre el papel con un trozo de cinta estaba una pequeña llave.
Ahora recibió otro sms y en él se le daba una dirección y se le indicaba que la llave que había encontrado correspondía a la taquilla 69 de la misma estación. El fue a la taquilla y la abrió, dentro había un manojo de llaves, supuso que la de la casa, también un pequeño artilugio que al principio no supo que era hasta que se dio cuenta que lo había visto en otro lado, era un aparato para torturar su pene. También un pequeño consolador, un condón y un tubito de vaselina y una nota que ponía:
Como tu inteligencia sabrá comprender quiero que te pongas todo eso, la vaselina es por si la necesitas para meterte el consolador al cual habrás de poner el condón y las llaves son de la casa donde debes de ir. Allí entrarás, te desnudarás dejando toda tu ropa dejando un rastro hasta el salón. Entonces te pondrás el antifaz que verás en la mesa y me esperarás en posición de esperar de rodillas. Por supuesto no dejarás que el consolador salga de tu ano de perro.
Fernando obedeció todas las ordenes, llegó a la casa, iba sin ropa intima y con el consolador metido en el culo, el cual a duras penas podía sostenerlo. Se desnudó cuando llegó e hizo todo lo que le había pedido. De rodillas vió como su Ama tardaba pero enseguida pensó que lo que pretendía era que él cavilase por sus errores como aspirante a sumiso. La verdad es que la Dama tenía razón, se había comportado como un sumiso torpe a veces y eso no estaba bien, debía de corregirlo.
Con el antifaz había dos tapones de cera para los oídos con lo que no oyó como su Ama había llegado hacía dos minutos y se había situado en el sillón tras él y le observaba así de rodillas con las piernas ligeramente abiertas, la estaban entrando ganas de azotar ese culo y lo hizo la fusta cruzó el aire y fue a parar sobre el culo de Fernando para dolor de él pero que por sumisión y entrega no abrió la boca. Le azotó solo cinco azotes, era como una presentación.
Le quitó el instrumento de la polla y la verga completamente erecta desafió las leyes de la gravedad. Le dio también otros cinco azotes aquí. Ahora le hizo levantarse y que se inclinara ligeramente hacia delante y le sacó la polla de látex de un solo tirón. Ahora le hizo que se levantara y le quitó el antifaz y los tapones de los oídos. Luego le besó los labios dulcemente mientras le agarraba de la verga diciéndole que era su perro y que le iba a dar su merecido. El no se atrevía a levantar la cabeza para mirar los ojos de su Ama.
Ella quería jugar con él, había pensado esa sesión durante mucho tiempo pero ahora que le veía en directo alguna cosa iba a cambiar. Le ordenó que la desnudara y él cumplió, la quito el top color burdeos que llevaba la Dómina y luego le soltó el botón del pantalón y bajó la cremallera para después bajarle los pantalones y las braguitas, ella estaba ahora también desnuda. Ahora se sentó en una butaca y le atrajo hacia ella hasta que se puso de rodillas y agarrandole del pelo le atraía a su coño.
El sumiso comenzó a lamer como un perro de verdad primero muy suave y luego con una velocidad de vértigo mientras las manos se le iban a los pechos de la Dama, ella en lugar de castigarle por esta osadía se lo permitió y dejó que siguiera entre gemidos para estallar en un gran orgasmo que hizo que cuando él sacó su boca de su sexo la tuviera completamente brillante de los fluidos de ella. Ella comprobó como la erección del perro no había disminuido pero no iba a concederle todavía el deseo de follarle sino que le hizo darse la vuelta.
Lo hizo colocarse frente a una mesa baja, cogió una percha con pinzas de la ropa, metálicas con protección de plástico y las prendió de sus pezones, seguidamente con una cuerda agarró la percha a la polla del esclavo. Se situó detrás de él y cogió unas bolas chinas de diversos tamaños, comenzó metiendo la más pequeña, jugaba con el esfínter introduciendo y sacando la bola para definitivamente dejarla dentro, luego con la siguiente y así sucesivamente hasta tener dentro de él cuatro bolas.
Cuando hubo introducido la cuarta el esfínter se cerró en torno a ella. Paula acarició la polla suavemente masturbándola ligeramente para en un momento concreto estirar de ella lentamente haciendo que los pezones se estirasen y el dolor fuera grande en algunos momentos casi insoportable. El apretaba los dientes, se había propuesto esta vez no defraudarla pero el dolor y la sorpresa de algunos de los tirones hizo que se escaparan de su boca un par de gritos.
Paula se levantó y con la mano abierta le dio 20 azotes en cada nalga, las nalgas cogieron un color rosado oscuro. Sujetó el cordel que enlazaba las bolas chinas y lo fue sacando lentamente hasta que quedó solo una la cual la sacó de golpe. Lo estaba disfrutando dándole al sumiso esa mezcla de placer y dolor teniéndole a él así en esa postura humillado completamente a su merced.
Cogió un dildo de bastante tamaño y lo puso en su ano mientras le sujetaba la verga con la mesa de tal forma que los pezones quedaban terriblemente estirados y causándole un gran dolor. Con el dildo ella lo fue introduciendo, cuando llevaba un buen trozo metido él bufaba y ella lo sacó de nuevo para volver a meterlo y así que él se fuera acostumbrando. Cuando ella comprobó que el esfínter se dilataba y admitía ya ese grosor lo penetró de un golpe todo el dildo pero dejándolo en la parte más gruesa. Esto, el dolor de los pezones y la tensión de la polla al estar en una postura antinatural hizo que él se excitara más y aparte del pene ponerse muy duro de su glande salía unas gotas de liquido preseminal.
Ahora le soltó y poniéndole un collar de perro le llevó a gatas a la cama donde le tumbó boca arriba con el ano completamente dilatado, pero antes le introdujo un consolador en el ano y lo puso en marcha a toda velocidad para después montarle y follarle besándole los pezones para calmarle el dolor y dejando que él la acariciase los pechos y disfrutase del momento. Ella apretaba los músculos pélvicos de vez en cuando moviéndose circularmente a veces para calentarle más o parando para enfriarle y que él tardase en correrse, sólo después de que ella tuviera un par de orgasmos le cabalagó salvajemente hasta que notó que se iba a correr y levantándose y colocando la cara delante del glande dejó caer todo el semen en su cara.
Este relato es imaginario pero va dedicado a una grandísima Ama, mi Dama, por supuesto mi Ama a la que profeso obediencia y aspiro a merecer como buen perro y pase de mascotilla a perro. Si queréis podéis escribirme a: