Experimento laboral

Un par de compañeros deciden hacer ... un poco de sexo ...

Aquel año comencé en un nuevo trabajo, consistía en que con un compañero teníamos que recorrer la autopista RP1 de arriba abajo, todos los días comprobando que no había desperfectos en la misma.

El primer día conocía a Arturo un tipo curioso, barbudo serio y muy alto. Era mi supervisor el cual me enseño las instalaciones que más o menos estaban en el centro exacto de la vía a inspeccionar.

-          Tomas te voy a presentar a tu compañera.

Habíamos salido del edificio y un pequeño coche utilitario había llegado y estaba aparcando en el lateral del edificio.

Del coche se bajó una mujer, que incluso hoy recuerdo como muy guapa de cara y un cuerpo que pese a ese uniforme tenía unas agradables formas.

Tras la presentación de Arturo, Mónica que así se llamaba me dio dos besos y me regalo una sonrisa.

-          Chicos os ha tocado el coche Numero 7.

Dijo Arturo mientras entregaba las llaves a Mónica.

Era un todoterreno blanco con los logos de la Carretera. Los dos cogimos nuestras mochilas y nos subimos en el coche.

Mónica me contaba todos los pormenores del trabajo, lo que había que hacer por donde moverse y lo más importante donde íbamos a comer. En el km 45 de creciente había una caseta donde pararíamos a comernos el bocadillo.

Después de un rato se hizo el silencio entre ambos y me vino a la memoria el recuerdo de que cuando   mi novia y yo lo hacíamos era prácticamente imposible practicar el sexo anal. Esto en ocasiones me tenía frita la cabeza.

-          Queda todavía media hora, pero como vamos a pasar por la caseta paramos a comer ¿no?

-          ¡Está bien!

Salimos del coche.

Mónica se adelantó a la hora de entrar en la caseta fue en ese momento en el que me pude fijar, Mónica tenía un culo fabuloso rozando lo increíble.

Cuando nos sentamos en la caseta comencé a fijarme es sus atributos femeninos tenía unas tetas enormes que parecían salirse de la camisa usaba un perfume embriagador que me dejaba fuera de mí.

Fue entonces cuando yo me lance a preguntarle algo bastante personal, algo que me llevaba todo rondando la cabeza.

-          Mónica… ¿has practicado sexo anal?

Mónica se me quedo mirando pasmada con el trozo de bocadillo en la boca durante unos segundos, que me parecieron una eternidad.

Luego termino de tragar sin dejar esa mirada perpleja apunto de atragantarse y pregunto.

-          ¿Qué clase de pregunta es esa?

-          Perdona, pero….

Mónica se terminó lo que le quedaba de bocadillo y luego me dijo:

-          Habitualmente no suelo comentar mis costumbres sexuales.

-          Lo imagino, pero era solo una curiosidad.

Se sacudió y la ropa luego me miró fijamente con sus bonitos ojos verdes.

-          Creo que esa pregunta esta fuera de lugar ahora. Pero para satisfacer tu curiosidad me gustaría decirte que sí, en algunas ocasiones lo he practicado e incluso placenteramente en alguna ocasión.

-          Sé que la pregunta se las trae, pero, lo he intentado hacer con mi novia, pero no quiere ni oír hablar del tema.

-          Lo entiendo, es bastante doloroso sobre todo las primeras veces.

-          Sin embargo, me dices que lo has disfrutado alguna vez.

-          Está bien creo que debemos volver al trabajo.

Nos subimos al coche y continuamos el resto del día sin decir ni una sola palabra. Como si la conversación hubiera traspasado algunos márgenes que nunca debieron traspasarse.


Llegamos al final de la jornada y aparcamos el coche junto con los nuestros, yo subí al vestuario a cambiarme.

Mientras estaba sentado en uno de los bancos quitándome la camiseta, entro Mónica. Me sorprendió un poco, aunque había oído hablar de vestuarios mixtos en algunas empresas así que no me altere ni lo más mínimo.

Se fue quitando poco a poco toda la ropa quedándose completamente en ropa interior un conjunto azul de bragas y sujetador., sus delicadas curvas el tamaño de sus senos e incluso su perfume me hacían sentir un cosquilleo que me recorría toda la columna

-          ¿Te importa venir un momento? Por favor.

-          Si claro. – dije acercándome.

-          ¿Te importaría desabrocharme el sostén? Por favor.

Lo que me acababa de decir me había dejado de hielo, No me podía creer lo que me acababa de pedir. Pero viéndome dubitativo insistió.

-          ¡Desabróchamelo, Por favor!

Yo obedecí,  quitándole uno a uno todos los corchetes del sostén.


Mónica dejo caer el sostén al suelo yo me quede petrificado de arriba abajo. Mónica se dio la vuelta mostrándome dos maravillosas y enormes tetas Que parecían decir cómeme.

Se me acerco y poniéndose en cuclillas me bajo los pantalones dejando al aire mi polla completamente tiesa. Yo viendo de qué iba la cosa le ayude a quitarme la ropa.

Mónica me abrazo cálidamente mientras sus labios se frotaban con los míos parecíamos unos novios acaramelados.

La tumbe sobre el suelo recostada contra la pared dejándole las piernas abiertas, para poder bucear en húmeda entrepierna. Probando los sin sabores de aquella compañera que acababa de conocer.

Me paro empujándome un poco luego me ayudo a levantarme y se dio la vuelta apoyando la cara sobre la pared.

-          Sigue comiéndome – Dijo a la vez que elevaba levemente el culo.

Yo obedecí y seguí comiéndole el clítoris.

-          ¡Esta genial! – Dijo entre gemidos.

Me esmere todavía más en mi tarea dado que lo estaba haciendo tan bien, su cara se espachurraba cada vez más contra la pared.

Después de un rato me levante teniendo ella todavía el culo en pompa le pase la lengua por el ojete. Y un leve gemido salió emitido de sus labios

Me chupe uno de mis dedos humedeciéndolo lo suficiente para  luego sumergirlo  dentro de su ano. Sonó un profundo sonido que emitió de sus labios.

-          ¡Ahh! – Vas muy bien.

Le saque el dedo y acto seguido le introduje 2 dedos y otra vez volvió a emitir un leve gemido. Recorrí dentro y fuera con mis dedos de su ano.

Me coloque en posición colocando mi polla entre sus nalga y la deslice un par de veces antes de colocar el glande frene a su ano.

Poco a poco se la fui metiendo en el culo era increíble lo relajada que estaba entro casi sin hacer esfuerzo.

Le agarre las caderas y comencé a penetrar y soltar poco a poco cada vez más deprisa. La chica parecía que su culo me adsorbía con sus agiles movimientos.

-          ¡No te corras dentro por favor!  -- dijo entre gemidos.

Era increíble poder penetrarle el culo aquella chica. Que por cierto acababa de conocer.

El placer me empezó a inundar de arriba abajo no tarde en sentir las ganas de correrme  asi que se la saque y comencé a masturbarme.

Mónica se arrodillo frente a mí acercando su cara a mi verga esperando que saliera el calido esperma que fue cubriendo su cara.

Mónica me sonrió y me dijo:

-          Bueno ya has probado el sexo anal, ¿Qué te ha parecido?

-          Ha sido una experiencia Maravillosa.

Mónica se fue a la ducha  y me dejo allí sentado sobre el banco del vestuario extenuado.

FIN