Experimento
Probando experiencias nuevas
…Podía notar el que la respiración de Lucía se aceleraba cada vez más. Mis mano derecha seguía acariciando su clítoris dejando entrar de vez en cuando el dedo corazón dentro de su coño. Mientras, con mi mano izquierda seguía acariciando sus tetas alternativamente, poniendo especial atención en sus pezones. Me encantaba sentirlos duros. A esta dureza contribuían además los gemidos de los “observados”. Lucía no perdía detalle de lo que estaba sucediendo delante nuestro…
Pero, cómo hemos llegado a este punto? Todo había empezado un sábado por la noche. Ese día Lucía y yo, Luis, habíamos salido a cenar. Nada muy sofisticado, sólo por salir de casa. Fuimos a un restaurante que hay cerca de casa y después nos quedamos a tomar algo en uno de los bares que había al lado. Lucía es una chica con el pelo castaño y con unos ojos color miel que me encanta mirar. No es una chica muy alta. Mide alrededor de 1,65 y no es una chica ni delgada ni gorda. Me encanta su cuerpo. No es una de esas chicas super delgadas en donde no hay por donde agarrar. Además, el conjunto va muy bien acompañado con unas tetas y un culo que son mi perdición. Debe andar entre una talla 95 o 100 de pecho y sobre una 90 o 95 en la cadera. Ese día se había vestido con un vestido blanco que tenía un poco de escote terminado en pico. El pelo, que le llega un poco por debajo de los hombros, se lo había recogido de manera que permitía ver perfectamente un colgante que llevaba puesto y que terminaba justo entre sus dos senos.
Estábamos entrando en verano, así que hacía buen tiempo y habíamos decidido salir de casa dando un paseo. Ahora volviendo, me retrasé un par de veces para poder admirar a mi acompañante. La primera vez no se dio cuenta, pero la segunda se giró y se empezó a meter conmigo (bromeando) por no parar de observarla.
De camino a casa, decidimos atajar por algunas calles un poco menos transitadas. La ciudad donde vivimos es muy tranquila y no suele haber ningún tipo de problema, así que empezamos a callejear con la intención de llegar a casa un poco antes. Sin embargo, aquella noche, al girar en una de las calles sí vimos algo distinto, aunque no se trataba de ningún problema. Mientras íbamos andando, podía verse cómo uno de los coches aparcados en la calle se movía aun estando completamente parado. A medida que nos acercábamos, pues teníamos que pasar al lado para continuar nuestro camino, se hacía más evidente lo que ocurría en el interior, hasta que según nos acercábamos pudimos ver claramente cómo una pareja estaba follando en la parte trasera del coche. Yo no miré demasiado, pero aún así pude ver a una chica rubia, completamente desnuda cabalgando encima de un chico como si estuviera poseída. Seguimos andando unos metros pasado el coche y en ese momento, Lucía se detuvo y se dio la vuelta, acercándose a un árbol que había y que tapaba un poco la luz que había en la calle. En ningún momento soltó mi mano, por lo que seguí andando a su lado. Desde el sitio en que nos detuvimos se podía observar perfectamente a través de la ventanilla del coche, mientras que era muy difícil que nosotros fuéramos descubiertos por los amantes, dada la oscuridad extra que nos proporcionaba la sombra del árbol. Estuvimos unos minutos observando sin decir ni una sola palabra. Lucía no paraba de mirar hacia el coche, mientras que yo alternaba mirando hacia el coche o mirándola a ella. Una de las veces en que la estaba mirando, ella cruzó su mirada conmigo y me hizo un gesto con la mano para que guardara silencio mientras que volvía a dirigir su mirada hacia el interior del coche. La pareja seguía follando como si no pudiera ser vista. En un momento yo me moví y me puse detrás de Lucía y la empecé a acariciar los brazos y los costados con suavidad, pegando mucho mi cuerpo a su espalda. Yo subía y bajaba muy despacio mis manos por su cuerpo, mientras que con el resto de mi cuerpo, pegado al suyo, podía notar cómo su respiración cambiaba y se hacía poco a poco menos calmada.
En ese momento, pudimos ver cómo la cabeza de ella desaparecía por la parte de abajo de la ventanilla. En ese momento, yo dirigí mis manos hacia las tetas de mi pareja apoderándome de ellas firmemente y cuándo empezaba a jugar con ellas, Lucía me dijo que nos fuéramos. Continuamos nuestro camino como si no hubiera sucedido nada al mismo tiempo que Lucía me decía: Esto ya se está acabando; a lo que yo le contesté preguntándole cómo lo sabía, a lo que ella contestó: Crees que la rubia a ido a por flores o que ha bajado para chuparle la polla al tío y terminar…
Llegamos a casa y entramos tranquilamente en el salón, pero en cuanto me giré después de cerrar la puerta, Lucía se avalanzó sobre mí y empezó a besarme como una loca. Yo la abracé fuerte y la devolví el beso mientras mis manos se dirigían hacia su culo y empezaban a acariciarlo. Nos seguimos besando mientras que pude notar cómo las manos de Lucía se dirigían hacia mi pantalón. Empecé a notar cómo sus manos acariciaban mi ya erecta polla. Dejé de besarla por un momento y la miré a los ojos. Se podía notar a la legua la excitación que tenía. Lucía mantuvo una de sus manos en mi polla mientras que con la otra me desabrochó el botón y la cremallera del pantalón, movió sus dos manos a la cintura del pantalón y empezó a empujar hacia abajo mientras se sonreía. A la vez que fué bajando sus manos, ella las acompañó en el descenso hasta que termino de rodillas en el suelo. En ese momento retiró su mirada de mis ojos y acercó su cabeza a mi polla hasta que ya estando a escasos milímetros de ella, la introdujo en su boca, empezando de esa manera una de las mejores mamadas que ella me haya dado nunca. Notaba cómo iba subiendo y bajando por mi polla y cómo de vez en cuando se detenía para jugar con su lengua un mi glande. También se detenía de vez en cuando en mis huevos, jugando con su lengua con ellos. Mientras me chupaba, intentaba mantener siempre su mirada clavada en mis ojos, aumentando de esta manera el clímax reinante.
Pasado un tiempo que no podría especificar, se levantó y fue andando hasta que llegó al sofá. Se puso a cuatro patas sobre el, dándome la espalda y me dijo: Fóllame. Clávame tu polla hasta el fondo.
Yo no me paré a pensarlo y me dirigí hacia ella, y casi del tirón, cuando llegue a ponerme en posición se la clavé sin detenerme. Lucía estaba más húmeda que en cualquier otra ocasión que yo pueda recordar. Entré como si fuera un cuchillo caliente atravesando mantequilla. Mientras se la metía, pude escuchar un pequeño gemido por su parte que me permitió adivinar que le había gustado mucho mi penetración.
Seguí moviéndome y penetrándola desde su espalda acelerando un poco el ritmo cada pocos minutos, mientras que podía escuchar los gemidos ahogados de mi pareja. A los pocos minutos, pude notar como su mano bajaba a su clítoris y lo empezaba a acariciar rápidamente, a la vez que sus gemidos aumentaban en intensidad. En poco tiempo, Lucía empezó a arquear su espalda, lo que tomé como un símbolo inequívoco de que se iba a correr. Siguió 20 segundos más hasta que explotó entre gemidos bastante altos. Unos segundos después Lucía dejo de moverse, tanto ella como su mano. Reposó sin decir nada durante un par me minutos, mientras que yo me dedicaba a besarle la espalda suavemente. Pasados eso dos minutos, se levantó del sofá, se puso delante mía y empezó a arrodillarse mientras me cogía la polla con su mano derecha y me decía: Crees que a la rubia le habrá gustado que el chico se corriera en su boca? Justo en el momento en que terminó de decir la frase, volvió a engullir mi polla con su boca y empezó a hacerme una mamada sensacional. Intercalaba periodos de subidas y bajadas rápidas, con otros en los que se a chupar mis huevos de manera muy suave. Siguió así algunos minutos hasta que le avisé de que me iba a correr. En ese momento empezó a jugar con su lengua en el frenillo de mi pene, ejerciendo una presión, si bien no muy fuerte, si bastante firme. Siguió jugando con mi frenillo, hasta que de mi polla empezaron a brotar chorros de semen que cayeron por su cara y en el interior de su boca. Siguió jugando con su lengua unos segundos más, momento en el que volvió a engullir mi polla y jugó un poco con ella mientras que iba perdiendo rigidez.
Cuando terminó de jugar, se levantó y se fue al baño a limpiarse, mientras que yo, exhausto, me dejé caer en el sofá esperando a que regresara. Cuando volvió del baño, Lucía se sentó junto a mí en el sofá y se acurrucó sobre mi pecho, buscando que la abrazara. Pasamos un rato así abrazados, mientras yo me devanaba los sesos… debía preguntar? No? Lo cierto es que la curiosidad no me dejaba estar tranquilo, así que al final me decidí a hablar:
- No sabía que ver a otros teniendo sexo te excitaba tanto. Nunca me lo habías contado.
La verdad es que yo tampoco lo sabía. Nunca me había encontrado en una situación así, y no sabía que me iba a excitar de esa manera. Lo cierto es que me he puesto muy cachonda y me ha gustado mucho mirar mientras lo hacían.
Pues me alegro de haber cogido ese camino para venir a casa, dije sonriendo.
A partir de ese día, yo pensaba mucho en la situación que habíamos vivido. En lo excitante que resultó todo y en lo excitada que estaba Lucía aquella noche. Así que empecé a pensar en cómo podía volver a repetir una situación que llegara a excitarle tanto. Eso es algo que me encanta. Hacer que ella se excite. Sentir su respiración agitada… es algo que me encanta.
Pasados unos pocos días, yo tenía una cena con unos compañeros de trabajo. Era simplemente un compromiso que no podía eludir, pero que resultó siendo muy útil para mi causa. Al final de la cena, algunos de los compañeros sugirieron ir a tomar una copa antes de irnos a casa. Ya era un poco tarde, así que se trataba de encontrar un sitio cerca y tomar algo más o menos rápido antes de irse cada uno por su lado. Al salir uno de los compañeros señaló un par de bares que había saliendo del restaurante hacia el lado derecho. A algunos les pareció buena idea acercarse a ver que tal, pero cuando íbamos a emprender la marcha, otro de ellos se fijó en que en sentido contrario había un local con dos tios enormes en la puerta, trajeados de negro y con una luz muy tenue en la puerta.
- Allí hay otro, comentó
- No creo que nos fuesen a dejar entrar ahí. Ese es un local un poco… liberal
- Liberal? Preguntó otro de los compañeros un poco perdido
- Sí. Creo que si no vienes con pareja no te van a dejar entrar
Los comentarios llamaron mi atención. Sería de verdad un local de intercambios? Me quedé con el nombre del local, para intentar investigar un poco cuando tuviera la ocasión. Finalmente nos dirigimos a uno de los bares que habíamos comentado anteriormente y después de un rato y alguna copa que otra, nos despedimos hasta el día siguiente en el trabajo.
Pasaron un par de días hasta que pude empezar a buscar por internet información relacionada con el local que habíamos descubierto. Por internet, ya se sabe que las opiniones sobre una misma cosa pueden ser muy variadas, y lo que yo iba leyendo eran tanto comentarios que ponían al sitio como excelente, como otros que calificaban al local como de pocilga. Leía también que solían hacer también muchas noches “temáticas”, como rangos de edades o especiales para gays… Como por internet no iba a quedarme clara la cosa, decidí investigar un poco más sobre el terreno. Tenía que tramar un plan para poder estar hasta tarde por la zona sin que Lucía supiese nada por el momento.
Un día, sin previo aviso, llamé a Lucía para comentarle que me había surgido una cena improvisada con algunos amigos de la universidad y que por lo tanto llegaría tarde. Esa noche me acerqué a los alrededores del local y busqué un sitio para comer que tuviese visión directa del pub en cuestión. Para que la cena coincidiese con el horario en que habría el local, tuve que esperar hasta bastante tarde para entrar al restaurante que había decidido utilizar como campamento de observación.
A eso de las 22:30h pude ver que habría el local, y en ese momento me dirigí al restaurante y pedí mesa cerca de la ventana desde la que se podía ver el sitio. Estuve cenando tranquilamente, disimulando, lo más que podía, mis miradas hacia el local. Durante la noche pude ver cómo algunas parejas habían entrado. También algún chico pasó para adentro aunque no llevaba compañía. Consultando la web del sitio en el móvil, pude ver que esa noche no había organizado ningún evento especial, así que me imaginé que esa sería la actividad normal del club. Después de un buen rato observando quienes entraban, decidí que era hora de irme a casa.
Esta misma operación la realicé otros dos días para hacerme una idea clara de quién entraba a ese local ver si encajaría en mis planes.
Llegó el día en que quería materializar lo que había planeado. Era sábado y mi plan era ir a cenar a algún restaurante cerca del local, esta vez con Lucía, y ver qué sucedía durante la noche. Por si acaso, decidí hacer una reserva en un restaurante distinto al que había estado utilizando de observatorio. Así que llegada la noche, Lucía y yo nos disponíamos a cenar en un restaurante que estaba bastante bien. Pedimos una botella de vino que nos terminamos durante la cena y nos dispusimos a terminar el postre. Lucía llevaba una camiseta con un cuello en pico, bastante pronunciado y que también dejaba ver gran parte de su espalda. Además llevaba puesta una falda con un poquito de vuelo que le llegaba un poquito por encima de las rodillas. En un momento, mientras compartíamos el postre me la quedé mirando a los ojos. Cuando se dio cuenta de que la observaba, se detuvo mirándome también a mis ojos. me incliné sobre la mesa y le di un beso muy suave. Al separarme de ella empecé a hablar sobre ella:
- Me encantan estas vistas - le dije mientras la recorría completamente son mis ojos
- Muchas gracias - me dijo sonriendo y mirándome a mi también dijo ella - a mi también me gustan las que yo tengo… aunque las tuyas seguro que son mejores…
- Por supuesto, le contesté de inmediato. Me he acordado hace un momento de la noche del coche.
- Te gustó esa noche - me contestó sin dejarme tiempo a reaccionar
- Pues la verdad es que sí. Y bajando un poco la voz, continué. Me encanta recordar lo excitada que estabas. Sólo de pensarlo, estoy que me tiro encima tuyo aquí mismo.
- Bueno… Si te portas bien, a lo mejor en casa podemos jugar un poquito… Y me guiñó el ojo a la vez que acercaba un poco una de sus manos a su pecho y se pasaba un dedo disimuladamente por uno de sus pezones.
La cena terminó poco después y el momento de intentar mi plan había llegado. Estaba un poco nervioso, la verdad, pero después de tanto trabajo, tenía que intentarlo. Al salir del restaurante, le di otro beso a Lucía, muy suave, pero esta vez, metiendo mi lengua y jugando con la suya durante un tiempo un poco más largo. Al separarme de ella, me acerqué un poco a su oído y le susurré: me encantó lo cachonda que te pusiste con el coche. En ese momento le agarré del brazo y empecé a andar tranquilamente hacia el local agarrándole de la mano. Paseábamos tranquilos mientras hablábamos de la noche en cuestión:
- Me alegra que te gustase tanto. Yo la verdad es que también lo disfruté mucho.
- Como te dije aquel día, no pensé que mirar a otros te pusiera tan cachonda.
- La verdad es que no lo sabía yo tampoco, pero he de reconocer que me gustó.
- Quieres decir que lo volverías a hacer?
- Supongo que si tuviera la oportunidad… creo que sí.
- Podemos intentarlo si quieres, le dije con el tono de voz lo más calmado posible para evitar que descubriese todo el plan
- Ya. Creo que no será fácil. No todos los días se cruza una con un coche en que que alguien esté follando!!
- No un coche, pero hay otras formas…
Para ese momento, estábamos muy cerca del local, así que le insinué, moviendo un poco la cabeza que mirase hacia el sitio.
- Qué? Me dijo mirando hacia el local y luego volviendo a mirarme a mí.
- El local.
- Si?
- Pues que si quieres probar otra vez
En ese momento volvió a mirar a la entrada del local y me pregunto. Eso es un local de intercambios?
- Si, le conteste con tono muy suave y tranquilo.
- Pues…
Ella se quedó callada. En ese momento estaba casi seguro de que había cagado. Pasaron unos segundos que se me hicieron eternos y en los que Lucía cambió un par de veces su mirada, observando la entrada del local y a mi alternativamente.
- Tú quieres que hagamos un intercambio? No se… yo no…
- No, no he dicho nada de intercambio. He estado investigando un poco desde aquella noche. Porque entres no significa que tengas que tener sexo con nadie. He leído que hay gente a la que también le gusta mucho que le miren o mirar a otros. Como te excitó tanto la otra noche mirar a los del coche, he pensado que podíamos entrar y ver qué es lo que hay. Si no quieres o tienes cualquier tipo de duda, nos vamos y ya está. No quería que te lo tomases a mal, sólo era por ver si repetíamos…
- Yo… no se…
- Pues ya está todo dicho. No vamos y ya está
En ese momento le di la mano girándome para que nos alejáramos del local, pero Lucía me detuvo
- Espera… Prométeme que no pasará nada. Que no vamos a hacer nada con nadie.
- Eso está más que prometido
- Pues si quieres, podemos probar a ver que hay.
Y como ya estábamos cogidos de la mano, cuando Lucía empezó a andar hacia la entrada, yo fui detrás de ella.
Llegamos a la entrada donde estaban los dos puertas. Pagamos la entrada al sitio y entramos sin pararnos mucho a pensarlo, por si cambiábamos de opinión.
El sitio estaba bastante oscuro, por lo que tardamos un poco en habituarnos a la baja luminosidad del sitio
- Y ahora qué? Cómo funciona esto?
- Pues nunca he estado en ninguno, así que no te se decir, contesté.
Ella me miró como preguntándome dónde nos estábamos metiendo.
- Quédate en ese sitio de ahí, que hay un sillón donde te puedes sentar y yo voy a ver si me entero de cómo funciona esto
- Me has dicho que de “hacer” nada!!
- No te preocupes. Qué quieres beber?
- Algo con bastante alcohol!!!
Le di un pico y me adentré hacia el local buscando una barra donde pedir bebida y preguntar el funcionamiento del sitio. Me daba un poco de vergüenza, pero mejor que liarla…
Llegué a la barra y pedí un par de copas. Mientras el camarero las servía, pude ver a una chica sentada en la barra que estaba mirando hacia nosotros. Iba a preguntarle al camarero sobre cómo funcionaba el local, pero como la chica no paraba de mirar, al final me dio corte y no me atreví a preguntar. Era morena y tenía el pelo muy largo. Llevaba un vestido blanco muy ajustado que se le ceñía muchísimo al cuerpo. casi parecía de latex. Tenía unas tetas medianas tirando a grandes que se veían muy apretadas bajo ese vestido. Por último llevaba unos zapatos negros con un tacón bastante grande.
Cuando el camarero se separó de mi, con el dinero de las copas, la chica se levantó y vino hacia mi.
- Hola
- Hola, contesté
- Me llamo Vanessa
- Yo Luis
- Encantada. Y me dió dos besos.
- Igualmente.
- Veo que no has venido sólo. Tu pareja?
- Si.
- Y qué buscáis? Yo estoy aquí también con mi novio y buscamos a otro chico para hacer un trío. A lo mejor te apetece a ti?
- Yooo? Pues, a ver… veras…
Cuando conseguí dejar de balbucear, le expliqué la situación
- Efectivamente he venido con mi chica, pero habíamos decidido que sólo miraríamos. A ella le excita la idea de ver a otra pareja.
- Yo también he venido con mi chico. Como regalo me dijo que quería que cumpliera una fantasía sexual y después de pensarlo unos días le dije que quería hacer un trío. Lo de ver a otra pareja tampoco suena mal, la verdad… No se si esta será la única vez que vengamos por aquí, todo va a depender de lo que disfrutemos hoy los dos, pero no me querría dejar nada en el tintero… A mí más que mirar, creo que me gustaría que me mirasen. Te parece a ti que podría estar bien? Nos queréis mirar a nosotros? Si encontramos al tercero, claro. Eso es lo más importante para mí.
- Si. Me parece que a Lucía le podríais gustar vosotros.
- De acuerdo. Yo voy a hablar con él a ver que le parece. He hablado antes con el camarero y he cogido un reservado que hay junto a la barra. Es el reservado 2. Si quieres ve a por tu chica y venid al reservado. Yo espero que estemos ahí en breve. Si mi chico dice que no, entro para decíroslo y os marcháis.
- Me parece bien.
Cuando llegué junto a Lucía otra vez, empecé a contarle más o menos lo sucedido, sobre todo ahorrando el detalle de que me habían sugerido a mí participar directamente. Le dije que me parecía que podía estar bien pero que si no le gustaba, todavía estábamos a tiempo de irnos.
Lucía aceptó, así que nos levantamos con nuestras copas y nos dirigimos al reservado que me había comentado Vanessa. Cuando entramos, pudimos ver un sofá en un lado de la habitación que estaba enfrentado a una especie de mesa, aunque era un poco rara, porque la parte de arriba estaba acolchada.
Nos sentamos en el sofá y estuvimos charlando unos minutos. Lucía parecía nerviosa y pareció sobresaltarse cuando se abrió la puerta al entrar Vanessa junto con sus acompañantes. Vanessa nos miró a Lucía y a mí a los ojos mientras entraba, pero después se quedó mirando a Lucía por unos momentos. Como si la estuviera estudiando. A continuación se paró en el centro de la habitación mientras que los dos chicos se acercaban y se situaban junto a ella. Uno, su novio, delante y el otro justo en su espalda. Vanessa empezó a besar a su novio jugueteando visiblemente con la lengua. Cuando acabó el beso, se dio la vuelta y besó al otro chico de manera similar. Otra vez se giró para besar al otro chico, pero esta vez, mientras duraba el beso, el tercero en discordia se le pegó a su espalda y empezó a besarle en la nuca y a recorrer su cuerpo con las manos. Sobre todo, se centraba mucho en acariciarle las tetas. Esta vez, Vanessa continuaba besando a su novio, por lo que el otro chico se dedicaba a acariciarle el cuerpo cambiando las manos de una zona a otra. Empezó a bajarle la cremallera que el vestido tenía en la parte de atrás y en ese momento se pudo empezar a ver la piel de la chica. El novio se separó un poco del cuerpo de Vanessa, lo que permitió que el otro empezase a bajar el vestido, dejando a la vista el cuerpo casi desnudo de Vanessa. No llevaba sujetador, y se hizo evidente que Vanessa tenía las tetas operadas. Lo único que llevaba puesto, era un tanga de color negro y con encajes que se perdía entre sus nalgas. Tenía un culo bastante firme, aunque ya quedaban las dudas… El conjunto era una chica que estaba bastante bien.
Vanessa metió la mano en el bolsillo de su novio y cuando la sacó, empezó a desabrocharle el pantalón. Giró ligeramente la cabeza y le dijo al otro chico que se desnudara. A continuación dirigió su mirada hacia nosotros y empezó a bajarle el pantalón a su novio mientras ella se iba poniendo lentamente en cuclillas. Durante todo el movimiento, no dejó de mirarnos. Finalmente volvió a girar la cabeza para encontrarse delante de ella la polla de su novio completamente erguida. La agarró con una mano y se la introdujo en la boca lentamente, mientras le miraba a él directamente a los ojos. A continuación empezó un movimiento de sube y baja al principio despacio, para después intercalar movimientos más rápidos con otros más lentos.
Vanessa paró y se giró para mirar al otro chico mientras se ponía en pie. El otro chico tenía también la polla dura así que Vanessa le agarró la polla y empezó a hacerle una paja muy despacio. Le enseñó la palma de la otra mano y le enseñó un condón. Dejó de pajearle y se dispuso a ponerle el condón mientras decía en voz alta: Es la primera vez que uso uno de estos. Se supone que sabe a fresa, pero no estoy muy segura. Le colocó el condón en la polla y empezó a masturbarlo otra vez mientras volvia a ponerse en cuclillas. Mientras bajaba, dijo: Hoy es un día de muchas pruebas, verdad? Cuando terminó de hablar empezó a chuparle la polla al tío siguiendo más o menos los mismos movimientos que había utilizado con su novio y como con él, no dejó de mirarle a los ojos ni un sólo instante.
Lucía empezaba a respirar más agitadamente y se medio recostó sobre mi, mientras no quitaba ojo del trío que se encontraba follando delante nuestra. Yo aproveché para ponerme muy cómodo y que ella también lo estuviera. Pasé una de mis piernas por detrás de ella y la recosté un poco más, de manera que estábamos los dos sentados en el sofá, ella estaba delante de mí y con su cabeza apoyada en mi pecho. Empecé a acariciarle suavemente los brazos. Tan suavemente que no la distrajera de lo que estaba observando.
Mientras, Vanessa había seguido con sus mamadas a los dos chicos, pero ahora había cambiado de posición, se encontraba en cuclillas igualmente, pero esta vez de frente a nosotros, agarrando con cada mano la polla de los chicos que estabas a ambos lados suyos. Y en esa posición alternaba la polla que se metía en la boca. Mientras se la chupaba a uno de los chicos, al otro lo pajeaba, de manera que ninguno de los dos estaba desatendido.
Después de unos minutos, su chico la hizo ponerse de pie y mirar al otro chico. Desde atrás, la hizo inclinarse hasta que volvió a meterse la polla del chaval en la boca y siguió chupándosela. Mientras el, le abrió un poco las piernas y empezó a bajarle el tanga. Mientras se lo bajaba, se arrodilló en el suelo y acerco su boca al coño de Vanessa, para empezar a comérselo como si del mayor de los manjares se tratase. Mientras jugaba con sus labios y su lengua en el coño de Vanessa, esta empezó a gemir suavemente. Un poco más alto cuando su novio jugaba un poco más duramente con su lengua. En un momento dado, el chico se levantó y le metió la polla de una sola vez. Se quedó parado un momento, mirando cómo ella seguía chupando la polla del otro chico. Entonces empezó a moverse, al principio un poco despacio, como para que ella no se desequilibrara, pero después empezó a meterla y sacarla más rápidamente.
Lucía empezaba a estar bastante excitada. Notaba que su agitación al respirar había aumentado y miraba con mucho detalle todo lo que ocurría delante nuestro. En ese momento, pasé una de mis manos desde su brazo hasta su cuerpo, y fui subiendo poco a poco por su vientre hasta que posé mi mano sobre una de sus tetas. La dejé parada esperando su reacción, pero como no dijo nada, empecé a moverla muy despacito. Acariciando ese pecho en círculos. Unas veces más abiertos y otras veces mucho más cerrados, justo por encima de su pezón, el cual noté que estaba muy duro cuando pasé mi mano por encima. Como Lucía no se quejó ni dijo nada, pasé la otra mano también por su cuerpo, pero con esta alternaba los sitios por los que acariciaba. Cuello… mejilla… muslo… pero también pasaba por sus tetas, igual que hacía con la otra mano.
Vanessa paró de moverse y se sacó las dos pollas para darse la vuelta y volver a ponerse en la misma posición, aunque en esta ocasión su chico estaba recibiendo una mamada de campeonato mientras que el otro chico era quien le follaba el coño. Vanessa ahora gemía un poco más fuertemente. Se podía apreciar que su excitación iba subiendo y que los dos chicos, además no estaban haciendo un mal trabajo.
Yo por mi lado, viendo que Lucía parecía disfrutar de mis caricias, aproveché para desabrochar su sujetador. Después de desabrocharlo, pasé mis manos por debajo de su camiseta y su sujetador y de esta manera empezar a acariciarle sus tetas de la misma manera en que lo estaba haciendo antes, pero esta vez sintiendo directamente su piel en mi mano.
Mirando de nuevo al trío, pudimos ver cómo Vanessa volvía a separarse de sus dos amantes. En este momento se dirigió hacia la mesa y aprovechó para tumbarse boca arriba. Parecía cansada pero también muy excitada. En ese momento se dirigió a sus dos amantes: para darles intrucciones:
- Ahora quiero que vengáis los dos. Y los chicos se acercaron. Ella aprovechó y se puso de lado. Tu cariño ponte en mi espalda y tú ven aquí. El chico se tumbo de lado igual que Vanessa y esta empezó a besarle y a acariciarle la polla con la mano.
Mientras ellos dos seguían besándose, el otro empezó a acariciar el coñito de Vanessa con una mano. Le pasaba uno de los dedos por el clítoris y hacía movimientos circulares sobre el. En un momento determinado, metió uno de los dedos por el coño de Vanessa, haciendo que esta soltase un pequeño gemido de placer. Después sacó el dedo y se lo metió por el culo, momento en el que Vanessa dio un pequeño respingo pero no expresó ninguna queja al respecto. Al contrario. Le pidió al otro chico que se la metiese de nuevo. Pasados un par de minutos, el novio sacó el dedo y le acercó la polla a la entrada de su culo. Vanessa se sacó la otra polla del coño cuando notó la de su novio y entonces le pidió que se la metiera, a lo que accedió inmediatamente y empezó a empujar la polla contra el culo de la chica hasta que esta estuvo completamente enterrada dentro de su culo. La dejó ahí parada supongo que para que Vanessa se acostumbrara. Un minuto después, Vanessa le pidió al otro chico que volviese a penetrarla.
Vanessa tenía las dos pollas clavadas y lo estaba disfrutando. Se la oía gemir sonoramente y les decía a los chicos lo mucho que la estaban haciendo disfrutar.
Yo pasé una de mis dos manos por debajo de la falda de Lucía y moviendo un poco su ropa interior empecé a acariciarle el clítoris. Podía notar que la respiración de Lucía se aceleraba cada vez más. Mi mano derecha seguía acariciando su clítoris dejando entrar de vez en cuando el dedo corazón dentro de su coño. Mientras, con mi mano izquierda seguía acariciando sus tetas alternativamente, poniendo especial atención en sus pezones. Me encantaba sentirlos duros. A mantener esta dureza contribuían además los gemidos de los “observados”. Lucía no perdía detalle de lo que estaba sucediendo delante nuestro. Pero también Vanessa miraba hacia donde estábamos nosotros. Parecía fijarse especialmente en Lucía, pero también era ella la que estaba gimiendo de placer mientras la masturbaban…
Pasados tres minutos, Lucía se estaba corriendo de una manera increíble. Creo que nunca la había notado que disfrutase tanto.
También el novio de Vanessa empezó a correrse dentro del culo de su chica. Pudimos apreciar cómo salía el semen que había soltado cuando retiro su polla del culo de Vanessa.
Cuando su novio hubo sacado su polla de dentro de ella, ella misma se sacó la otra polla del coño, le quitó el condón y empezó a hacerle una paja al otro chico. Medio minuto después, el chaval estaba soltando chorros de semen que llegaron a las tetas de Vanessa.
Los tres se quedaron durante algunos minutos tumbados sobre la mesa. Estaban exhaustos. Por nuestra parte, Lucía también estaba un poco cansada, pero se giró hacia mí, me dio un beso y me pidió que nos fuéramos de ese lugar.
Cuando Lucía se levanto, se recompuso toda la ropa lo más deprisa que pudo. Parecía que ahora le daba mucha vergüenza y quería desaparecer de allí cuanto antes. Sin embargo, Vanessa nos vio y se levanto para acercarse a hablar con nosotros.
Qué tal? Os ha gustado?
Pues la verdad es que a mí mucho - contesté yo. Y creo que a Lucía también porque estaba súper excitada.
- La verdad es que si me ha gustado - contestó también Lucía, que me dio un pico y empezó a andar tirando suavemente de mi mano, aunque como yo no me moví en ese instante, nuestras manos se separaron y ella se paró justo en la puerta del reservado
- Creo que ahora está un poco incómoda - le aclaré a Vanessa. Pero nos ha gustado mucho. Eres una chica preciosa y veo que te gusta mucho el sexo. Tengo una duda y no me puedo ir sin que me la aclares, le dije. Estabas mirando a Lucía mientras follabas, verdad?
- Si. Es una chica muy guapa y me ha excitado verla también.
- Ahora me ha gustado el espectáculo mucho más.
- Si te ha gustado…