Experiencias sexuales (01)
De como me he metido en estos dos años en el mundo del sexo y de como poco a poco he conocido hasta el scat.
Pues este es mi primer relato, Mi nombre es Carlos, soy de la ciudad de México, tengo 20 años, soy tipo oso, robusto y bastante peludo, cosa que siempre me ha gustado (desde los 12 ya tenía barba). Desde que yo recuerdo, me han gustado siempre los hombres, incluso tengo algunos gustos... escatológicos (y claro, no me he quedado con las ganas, pero eso lo iré relatando mas adelante).
He decidido contar la mayoría de las experiencias que han marcado mi vida, así que vamos con la primera.
Como había dicho antes, me han gustado los hombres desde niño, aunque por miedo y por guardar apariencias, incluso llegue a tener una novia. En fin, tenía ya 18 años cumplidos, U amigo en aquel entonces me había ayudado a entrar a trabajar a una fabrica de estuchados de azúcar. El chiste es que llevaba un par de semanas ya en el trabajo, como fungía como diseñador, normalmente los viernes no tenía nada que hacer, por lo que me ponía a fantasear, normalmente con mi jefe, que es un oso en toda la extensión de la palabra. Ese día tenía que ir al centro a entregar unos papeles para un performance de visual kei (rock japonés), en una convención de comics. Tenía que ir a una tienda de manga. Sabía desde años atrás que ahí había un cine porno. Al salir del trabajo, fui a entregar los papeles, estuve platicando con el dueño un rato y me fui.
Caminé hacia el cine, y entré a ver los carteles. Junto a mi paso un señor de unos 40 años aproximadamente y se me quedó viendo. Pague mi boleto, algo nervioso, porque sabía lo que quería, pero era la primera vez que tendría una experiencia homosexual. Entré a la sala, busqué un lugar, vi. a un señor que me gustó. He de decir que me gustan los señores mayores de 40 años, panzones y peludos, aunque me fijo más si son panzones o viejos. El viejo no me peló y en ese momento se terminó la película.
El cuate que me estaba viendo afuera del establecimiento me vio y se sentó al lado de mí. Era moreno, un poco calvo, de estatura media (1.70 cm. aprox.), complexión media, y pues atractivo el chavo. En ese momento saqué unos cds que había comprado en la tienda de manga a la que había ido, El al ver las fotos (chavos muy maquillados y con ropas estrafalarias, como lo es en el visual kei), Ya le expliqué sobre el genero y todo. El comenzó a tocarme la pierna justo al momento de que comenzaba la película. "Lo siento, ya no te estoy dejando ver la película", me dijo mientras acariciaba mi cara. "N... No importa". A pesar de que no sabía como actuar me dejé llevar.
Comenzó a besarme. La verdad pensaba "por fin, estoy besando a un hombre". Estaba asustado, pero a la vez muy excitado. Pasó su lengua por mis orejas. Agarraba mi pecho, mis pezones, la cara de nuevo, seguíamos besándonos. En eso me dijo que nos cambiáramos de lugar, cosa que yo acepté sin ninguna protesta. Nos sentamos un poco mas arriba. Seguimos besándonos, y el comenzó a masturbarme hasta que me vine. Al poco rato estuvimos platicando y me dijo: "No seas malo, ayúdame a venirme por favor".
Con mi poca experiencia comencé a sobar el bulto que ya se le marcaba en el pantalón que traía, levanté su playera, y comencé a chuparle los pezones, primero uno, el cual comencé a mordisquear levemente. Y luego el otro. Lo masturbaba fuertemente. Cuando en ese momento me dijo que se la mamara. Su verga era de unos 15 cm., aunque algo gruesa. Lamí sus testículos lentamente; disfrutando el momento. De pronto sentí unos chorros calientes inundando mi boca. El sabor no me gusto para nada, y sentí un poco de arcadas, pero de todas formas lo tragué.
Esa fue mi primera experiencia. El mes que la tuve, fue difícil ya que no sabia realmente que estaba pasando. Con el tiempo me acepte y anduve con un chavo de mi edad que para ser sincero fue una experiencia muy gacha, y solo valía la pena por lo sexual, en fin, el me desquintó y era muy placentero, sobretodo cuando se venía dentro de mi, era una sensación única. Muy pocas personas me han penetrado como el.
Teníamos un mes de haber comenzado la relación. Era la primera vez que el había andado con un hombre, de hecho casi no me besaba porque tenía algo de miedo. En una fiesta llegué a mamarsela, y era grande y gruesa, de unos 18 centímetros. Un día se quedó a dormir en mi casa, y yo con pretexto de que no sacaría el catre para que durmiera el, se quedó un rato en mi cuarto, abrazándonos los dos. De pronto decidí amarrársela para frotarla con mi culo, y el solo empujó, metiéndola en seco. Me dolió como no tienen idea, solo acerté a decirle, sacala por favor, me duele mucho. El la sacó, se untó de saliva, hizo lo mismo con mi hoyito y la volvió a meter nuevamente. Pronto el dolor que había sentido anteriormente se convirtió en placer, yo quería sentir cada vez mas adentro esa verga, larga y gruesa. Comenzó a pellizcarme los pezones, más fuerte y más fuerte, necesitaba sentir dolor en ellos. Era un dolor y un placer al mismo tiempo el que sentía en los pezones
Seguía en el clásico mete y saca, mientras me masturbaba un poco, ya que no estaba acostumbrado a tocar otra verga. Cambió de posición poniéndome boca abajo y cada vez sentía más fuertes las embestidas que me daba. No podía dar crédito a lo que sucedía, estaba siendo poseído por un hombre, algo que desde niño había deseado. Sentí como me inundó con su semen, sin embargo, seguía teniéndola adentro. Sin sacarla, bastaron unos cuantos minutos para que volviera a la acción y seguir culeandome por un largo rato hasta que se volvió a correr. Ya después se fue a la sala a dormir para que no sospecharan mis papás nada. Lo curioso es que mi hermano duerme conmigo en el mismo cuarto y esa noche roncaba como nunca, aunque el riesgo lo hizo más excitante aún.
Durante un año fui su mujer, en toda la extensión de la palabra, me trataba como a una chava, incluso me hacía hablarle de forma muy afeminada algunas veces. Para acabar de fregarla, en alguna ocasión me dijo que me vistiera de mujer, cosa que nunca hice porque no va con mi estilo.
Ya les iré contando poco a poco como me fui abriendo camino dentro del sexo, del fetichismo de pies, axilas, scat y lluvia dorada poco a poco.