Experiencias eróticas de una mujer hipersexual.
Primeros acercamientos de una estudiante adolescente a la vida sexual (basada en hechos reales)
Hola soy Rosa, actualmente cuento con 38 años, físicamente soy una morenita bonita de cara y cuerpo. Soy una mujer que disfruta plenamente de la sexualidad. En complicidad con mi esposo y en tiempos de cuarentena decidí escribir estos relatos inspirados en mis vivencias personales.
Cuando yo asistía a mi primer año de secundaria vivía sola con mi padre, pues soy hija única y mi madre había muerto hace muchos años víctima de un cáncer sin cura. Habitábamos una humilde casa en una colonia singular, mi padre atendía su taller de herrería y yo me ocupaba de ser buena estudiante y de algunas labores domésticas, tratábamos de llevar una vida masomenos normal dentro de nuestra pequeña pero cariñosa familia. Por mi parte no fue nada fácil crecer con la ausencia de mi madre, hubo muchas preguntas que sólo esa mujer me hubiera podido responder, muchas interrogantes íntimas que si bien mi padre intentaba explicar, la verdad me dejaba con más dudas que respuestas; por ejemplo todo lo relacionado a la sexualidad; en esos tiempos no era tan común el acceso a Internet como lo es ahora y a papá no le tuve la suficiente confianza para preguntar ese tipo de asuntos, y la escuela tampoco fue una solución, entonces las cosas relacionadas al cachondeo tuve que aprenderlas por cuenta propia.
En esos años mi mentalidad sexual estaba ya muy activa; demasiado activa tal vez para una nena de mi edad, esto quizá derivado al abuso que sufrí de más pequeña, una experiencia que si bien dejo secuelas traumáticas también sembró en mí la semilla de la curiosidad erotica.
A esa edad era yo un hervidero de hormonas, me masturbaba con mucha frecuencia desde hacía ya algunos meses atrás, Pero fue en estos años cuando esto se salió de control, invertía mucho de mi tiempo pensando en sexo, largas se me hacían las horas de clase para poder llegar a casa, tumbarme en la cama levantar mi faldita escolar bajarme la panty y meterme los dedos en mi casi virginal intimidad. En casa tenía total libertad de dar rienda suelta a la lujuria, pues como ya lo comenté en párrafos anteriores mi padre se pasaba el día entero trabajando en su taller no volviendo hasta muy avanzada la tarde, entonces me divertía de lo más lindo; corría al cuarto de mi padre donde se me abia vuelto una incontrolable obsesión fisgonear en los cajones de su armario donde siempre había excitantes sorpresas; revistas pornográficas por montones, mi papá era o es aún un gran aficionado a estos ejemplares, me encantaba una colección en particular que se llamaba las "maestras del colchón", en la que además de una excelente galería de fotos eróticas la revista incluía relatos porno y artículos informativos relacionados a la sexualidad; así supe que eran las relaciones íntimas, lo que era una penetración y una felación, una eyaculación o un orgasmo, así fue que me enteré de lo que eran el erotismo y la sensualidad, esa revista se convirtió literalmente en mi maestra del colchón.
Imposible sería para mí describir todas las mil y un veces que mis deditos arrancaron gemidos de lujuria de mis casi infantiles labios, sin embargo recuerdo una experiencia muy en particular por que fue la vez que sobrepase los límites de lo "normal" ocurrió una tarde al salir de clases y llegar corriendo a casa… como ya era mi costumbre antes de hacer mis quehaceres domésticos me daba una deliciosa dosis de autoplacer, en esta ocasión al estar esculcando en la habitación de mi padre y revisando en los cajones de su intimidad mi curiosidad se encontró con un paquetito de condones, claro que yo ya sabía que eran y para que servían, además de los anticonceptivos recuerdo también una prenda íntima femenina, enseguida la tomé en mis manos y comencé a examinarla; era una pequeña braga blanca de encaje muy transparente, después de examinarla a detalle me di cuenta que no era precisamente nueva pues tenía un ligero manchón en la parte de enmedio y obviamente yo sabía lo que era manchar los calzones con flujo vaginal; observando aquella delicada prenda mi mente comenzó a imaginar las escenas más eróticas; mi padre penetrando a una desconocida después de haberle quitado la ropa interior que ahora yo tenía en las manos, recuerdo haber tomado esa prenda íntima e impulsada por la más degenerada lujuria la acerque a mi nariz y aspiré por vez primera el aroma sexual de otra mujer como había visto que hacían en una revista; no recuerdo exactamente si eso fue agradable para mí o no, pero de lo que si estoy segura es que enseguida lleve las manos debajo de mi falda del colegio y me despojé de mis pantaletitas de niña para calzarme esa ropa interior de mujer, era mucho más pequeña de lo que yo estaba acostumbrada a usar, de inmediato corrí a verme al espejo que estaba en el cuarto de mi padre, levanté mi faldita y observé mi reflejo; el calzoncito se me veía diminuto, el encaje transparente se metía en mi vagina y en mi colita dándome una sensación de lo más placentera, estaba excitadisima con esa situación; mi mente sólo podía imaginar a una mujer desconocida usando las mismas braguitas que ahora yo tenía puestas, la imaginaba como lo había visto en las revistas, totalmente entregada a la lujuria, haciéndole sexo oral a mi padre o tal vez con la piernas abiertas recibiendo su virilidad. Aquella situación me tenía completamente extasiada, corrí a tumbarme a la cama de papá me bajé la panty que ahora estaba empapada de mis propios jugos vaginales, me quité el uniforme escolar y mis expertos dedos comenzaron a recorrer toda mi suave piel hasta llegar a mi lampiño sexo y se introdujeron en lo más profundo de mi ser, mi cuerpesito se retorcia de éxtasis, mis labios no paraban de jadear de placer mientras en mi mente se reproducían las escenas más pervertidas, mi progenitor penetrando a su amante que ya no era ninguna desconocida, era yo misma. Era yo la que gritaba de placer mientras mi querido padre me clavaba su erecto miembro en mi estrecha vagina una y otra vez haciéndome gritar de gozo, yo era su pequeña putita...
Fue la primer vez que mi papá me hizo terminar en un delicioso orgasmo. Nada volvería a ser lo mismo…