Experiencias de una escritora
Escribir un relato puede ser una experiencia bastante excitante.
Era un día como otros, ella se encontraba frente a la computadora, escribiendo otro relato mas, este trataba de una pareja, Sandra y Héctor, los cuales no se veían desde hace ya un buen tiempo, y que al encontrarse nuevamente dieron rienda suelta a sus instintos mas bajos, hacían el amor una y otra vez, y cada vez q lo hacían el placer era mayor, se disfrutaban uno al otro como nunca antes.
Arwen, la escritora del relato, imaginaba a Sandra, con ese cuerpo que fascina a todo hombre, unos pechos redondos, de tamaño medio, y adornados con unos pezones que incitaban acariciarlos no solamente con las manos, un trasero firme y respingado toda ella bien bronceada y su sexo delicadamente depilado, el cual dibujaba un triangulo en el que cualquiera se podía perder de locura; por el otro lado, a Héctor le imaginaba con un cuerpo atlético y bien definido, tanto, que llamaba a ser acariciado desde los pies hasta la cabeza, un torso que cualquier mujer desearía besar y sentir contra si, con un pene muy bien proporcionado, largo y grueso y debajo de el un par de testículos que despertaban las ganas de darle un apretón suave y delicado. Imaginaba a esta pareja en pleno acto sexual, imaginaba como se besaban con esa pasión que hace que todo el cuerpo entre en estado hipnótico, como sus manos recorrían el cuerpo del otro, explorándose mutuamente y dando un enfoque especial en sus partes más erógenas. Podía verlos, desnudos, juntos; podía ver como los pezones de Sandra rozaban el pecho de Héctor, haciendo que ella los presionara aun mas contra ese pecho firme, también veía el pene de Héctor, el cual tenia una erección como nunca antes, que rozaba el vientre de Sandra de lado a lado y que después ella cogió con su mano para darle un suave masaje, el cual hacia que Héctor besara mas frenéticamente a Sandra y que le cogiera por el trasero, apretando esas nalgas suaves y tersas.
Todo esto transcurría cuando Arwen, sentada frente a su computadora, empezaba a sentirse excitada, su cuerpo empezaba a contestar ante estimulo de su imaginación; por lo que decidió llevar la historia aun mas allá. Ahora podía ver como Héctor estaba acostado sobre el sillón, con su pene apuntando hacia el cielo, y podía ver a Sandra, la cual estaba viendo directamente a los ojos de Héctor y después de una sonrisa, empezó a dar ligeras lamidas a su pene, para después introducirlo lo mas que pudo en su boca; esto acelero los latidos de Arwen, e hizo que empezara a sentir como sus labios se dilataban y su sexo se humedecía; siguió escribiendo, ahora con esa sensación de calor en todo su cuerpo, respirando con mas rapidez de lo normal y sintiendo como su corazón casi le salía del pecho; al continuar, describía como Héctor gemía de placer ante el estimulo bucal que Sandra daba en su pene. Imaginaba los movimientos de la cabeza y podía ver como el pene de Héctor aparecía y desaparecía dentro de la boca de Sandra, la cual, al sentir que el pene de Héctor estaba a punto de estallar, detuvo sus movimientos, saco el pene de su boca, subió hasta alcanzar la boca de su amante y besarlo para que él saboreara, de la boca que le había dado placer, su propio sabor; hecho esto se puso en pie poniendo su mano sobre el pecho de Héctor para evitar que se levantara, y dándole la espalda se situó sobre su pene, empezó a descender lentamente hasta que sintió como hacían contacto sus labios son la punta de ese enorme pene el cual deseaba sentir hasta adentro; una vez Héctor sintió esos labios húmedos subió su pelvis para introducir su miembro, provocando un gemido por parte de Sandra.
Al escribir e imaginar todo esto, Arwen no resistía mas, sentía quemarse por dentro, por lo que empezó a tocar su cuello, y bajo su mano acariciando su pecho y llegando hasta donde se situaba uno de sus pechos; comenzó a jugar con el, lo cogía hasta donde su mano podía, lo presionaba contra si al mismo tiempo que hacia movimientos circulares y apretaba con delicadeza su pezón. Su otra mano ya había pasado por su estomago, recorrido su vientre, y se encontraba debajo de su tanga, jugando eróticamente con su clítoris. El placer que le producía esta situación la hacía gemir. De pronto se retiro de la computadora, y se dirigió a su cama, despojo su cuerpo de la vestimenta que usaba y se tumbó en la cama, boca arriba, en posición de parto, siguió con sus caricias, recorría toda su vulva, desde el clítoris hasta la entrada de su vagina, esparciendo los líquidos que de ella emanaban por todo su sexo. Mordiendo su labio inferior, cerrando los, arqueando su torso, gimiendo y aumentando el ritmo de las caricias tuvo un orgasmo enorme y delicioso. Pero lejos de calmar sus ansias, encendió aun mas el fuego que sentía por dentro, así que se dirigió hacia una de sus gavetas, y saco un consolador que guardaba para esos momentos, le beso, lo introdujo a la boca y después lo acerco a su vulva, la cual estaba perfectamente lubricada, producto del orgasmo que había tenido; empezó a introducir lentamente el consolador, el cual tenia la forma de un pene de muy buenas proporciones, disfruto de cada uno de los centímetros que iba acogiendo su vagina; una vez lo introdujo todo, mantuvo por un momento el aire que había aspirado mientras introducía el consolador, y después soltó el aire al mismo tiempo que daba un gemido de placer.
Empezó a meter y sacar de su vagina el consolador, esto la estaba excitando cada vez mas y mas, su cuerpo sentía un placer intenso; su otra mano jugaba y recorría su cuerpo, presionando sus pezones, cogiendo sus pechos, bajaba hasta su clítoris y ponía un enfoque especial en el, rozando sus dedos sentía como este aumentaba de tamaño y se ponía mas sensible, lo que aumento su excitación, deseaba ser penetrada por todas partes y de todas formas. Aprovecho que su ano estaba mojado con los jugos que habían salido de su vagina y se dispuso a jugar con el. Estaba introduciendo su consolador en la vagina, y con la otra mano jugando con su clítoris, luego su mano se dirigió hacia su ano, y empezó a estimularlo, podía sentir lo resbaladizo que estaba, y esa suavidad la llevo cada vez mas a un grado de excitación al cual nunca había llegado. Luego, saco de su vagina el consolador, con gran esfuerzo, puesto que no quería parar de sentir aquel estimulo; pero sabia que lo vendría a continuación sería aun mejor y mas intenso, por lo que, una vez el consolador estaba completamente fuera de su vagina, procedió a introducirlo por el ano, el cual ya estaba listo a recibirlo, pues durante el masaje proporcionado con su dedo, este había logrado introducirse por ese orificio, el cual deseaba mas.
Antes de introducirse el consolador, no pudo evitar saborearlo y sentir aquellos jugos los cuales eran producto de todo el placer que estaba sintiendo, una vez paso su lengua por todo aquel objeto que la hacia gemir y retorcerse, lo dirigió hasta su ano y empezó a hacer presión sobre el, este empezó a ceder y le fue dando paso poco a poco hasta que estuvo alojado dentro de ella, empezó a tratarlo suavemente, como si se tratara de un postre, lo sacaba y lo volvía a introducir con lentitud, con delicadeza, disfrutando aquel roce su otra mano empezó a buscar nuevamente su clítoris, una vez lo alcanzo empezó a acariciarlo. Todo era tan rítmico, movía su mano hacia arriba y hacia abajo al mismo tiempo que sacaba y metía el consolador de su ano, el cual estaba completamente amoldado a la forma de aquel instrumento del placer.
Siguió haciendo esto durante unos momentos, y luego la invadió una gran sensación de gozo, no podía detenerse, y cada minuto que pasaba aumentaba la velocidad en que era penetrada por sus propias fuerzas. Por momentos alternaba el consolador, lo introducía en la vagina con cuidado, pero una vez dentro lo metía y lo sacaba con rapidez, esto con el objetivo de lubricarle y así poder seguir disfrutando el placer que le producía ser penetrada por detrás. Estaba subida en su cama, de rodillas y con la cara en ella, formando un trípode erótico y lleno de placer, con el consolador sumergido en su ano y su otra mano en su vulva, jugando con su clítoris cuando tuvo un orgasmo que jamás había imaginado que hizo que diera un pequeño grito de placer, y un escalofrío invadiera todo su cuerpo, dándole un placer extremo. Segundos después y con el consolador aun dentro, introdujo dos de sus dedos en su vagina y se penetro por ambos lados al mismo ritmo haciendo que en cuestión de minutos alcanzara otro gran orgasmo, el cual hizo que cayera rendida en la cama, en un momento de éxtasis, el cual deseo que fuera eterno.
Luego de un rato, y después que volvió en sí, termino la redacción de su relato y se acostó a descansar.
Dedicado a Arwen La Diosa. Sin tu ayuda nunca hubiera sido publicado este relato.
MUA - un beso