Experiencias de un viaje loco y no programado I

El acordarme de esta experiencia, no fue por otro motivo que por el cúmulo de cosas que me pasaron, desde pasar de ganarme la confianza de mi padre, a viajar a la aventura con mi novia, acabando por salir como cornudo de la relación, y finalizar por ser follado por unos camioneros.

Experiencias de un viaje loco y no programado I

Relato:

Me costó mucho convencer a mis padres para que me dejara irme solo con mi novia de vacaciones, y sí, fueron muchas las discusiones que tuve con mis padres. Ya que mis padres me veían muy joven e ingenuo, no dejándome de decir que no era lo mismo que cuando voy con mis amigos, pues cuando salía con ellos, íbamos todos en coche. No en cambio este viajecito, íbamos a irnos de camping en autobús, camping que se encontraba en cerca de Fuenteheridos, ya que nuestra idea era pasar unos días en plena Naturaleza.

Tras convencer a mis padres durante meses, acabe por persuadirle de que estaba preparado, demostrándole una serie de tareas que me impuso para ello, tareas que no eran otra cosa que conducta, estudios y responsabilidad.

Tarea que mi novia de entonces aplaudió por mi tesón, agradeciéndomelo de la mejor manera que ella sabía, no siendo de otra manera que, mediante el sexo, pues la mamaba como pocas y por no decir lo guarra que era a la hora de follar. Siempre con propuestas nuevas, probándolo en lugares insospechados, llegando incluso a hacerlo en su propia casa, follando en su dormitorio mientras sus padres dormían en el dormitorio contiguo.

Cogimos unos días, aprovechamos que venía no un puente sino un acueducto, cogimos el autobús en dirección hacia Fuenteheridos, dejándonos el conductor a pocos kilómetros en un camino, parada que nos hizo el favor. Tocándonos caminar otros tantos kilómetros hasta un camping que había (camping que, a día de hoy, ya no se encuentra). Tras entrar y contratar el tiempo, dejando constancia que llevábamos una tienda, y utensilio necesario para hacernos de comer.

Íbamos bastantes cargados, llevábamos desde la tienda de campaña (un iglú), pasando por el saco de dormir, aislante, esterilla, elementos de higiene personal y de limpieza, ropa, toallas, sartén, parrilla, camping gas, cuerdas, maza, y un largo etc.

Entramos y buscamos un lugar donde instalarnos, ya que el encargado nos hizo saber que nos pusiéramos donde quisiéramos, escogiendo una zona de césped junto a unos árboles que nos daría sombra. Dándonos cuenta, cuando toco montar la tienda de campaña, que esa zona de frondoso césped, no era otra cosa que un espejismo, pues las picas al clavarla se doblaban como cañas de beber. Acabando por ayudarnos un chico de la tienda contigua, persona que fue muy amable, ofreciéndonos sus picas que eran de acero macizo. Y tras dejar la tienda de campaña fija, toco el montar el ‘chiringuito’, acabando por cambiarnos mi novia y yo e irnos a darnos un chapuzón a la piscina, como premio a la hazaña de llegar y montar.

Luego el resto del día fue el almorzar, descansar, disfrutar del paisaje y la piscina, acabando por cenar e irnos a descansar, donde antes de quedarnos dormidos obviamente follábamos como animales, sin importarle a mi novia que otros descansaban al lado. Bueno, creo que antes de continuar, debería de presentaros a mi novia de entonces Vanesa, tenía por aquel entonces dieciocho añitos, era todo un pibón, una de esas que ni te crees que no salga conmigo, sino que encima folla. Vanesa que es su verdadero nombre, para que molestar en ocultarlo, cuando difícil será que deis con ella.

Vanesa, una chica de ensueño, encantadora con una carita de inocente que engañaba. Un rostro angelical con unos labios carnosos de sabor a caramelo, cuyos ojos de color de turquesa te embriagaba, y esa melena pelirroja me llevaba por la calle de la amargura. Adictiva, cariñosa, sofisticada, apasionada, divertida, sensual e inteligente, un verdadero sueño de mujer echo realidad.

Chica de un metro setenta y cuatro centímetros, qué según ella su mayor defecto era el tamaño de sus pechos, ya que tenía entre un setenta y cinco y un ochenta y cinco de copa, cosa que para mi gusto y bien sé que, para muchos estaba perfecta. Eso por no decir su cuerpo escultural, silueta delgada, culeté parado, firme e incluso un pelín respigón. Pero eso sí, siempre de carácter complaciente, intensa y con derrochando virtudes, muy flexible y tremenda a la hora de ejercitarse (ya me entendéis), como que puedo decir que ‘sudamos la gota gorda’. Bueno sigo...

Tras despertarnos y desayunar, acabamos por ser amistades con Pablo, aquel chico de la tienda de al lado que nos ayudó a instalarnos, chico de veinticuatro años o al menos eso nos dijo, al cual tuvimos que disculparnos por la sonora noche.

La única contrariedad del camping, no era otra que las duchas, no porque fueran mixta cosa que no lo era, pero sí en cambio lo eran los vestuarios. Cuanto anteriormente he dicho que la única pega del camping era las duchas, no era por otro motivo que, por la temperatura del agua, pues al estar en zona de sierra sale fría. Y el problema no era los termos, sino si llegas a unas horas en la cual el agua caliente se ha agotado, no queda más remedio y aguantarse que ducharse con agua fría, aunque mejor diría que era helada.

Duchas que nada más entrar y sentir esa agua caerte desde la atura por la cabeza hacia abajo, agua helada que te hace sacar al ‘Tarzan’ que llevas dentro, no por el machote sino por el grito que pegas. Cuyas consecuencias lo noto en la hombría, pues mi miembro flácido pasa de tener un tamaño pequeño a muy pequeño, ya que el agua helada lo encogió aún más. Llevándome el cachondeo de muchos al salir de las duchas hacia el vestuario, muchos que algunos mostraban sus miembros, cuyo tamaño eran normales o incluso generosos. Y entre las risas y los comentarios, hubo más de uno que me soltaba...

  • “¡Mucho conejo pa tan poca zanahoria... eeehhh!!”.

Comentarios ofensivos y mordaces, comentarios que me hacía tapar mi flácido miembro mientras me secaba y vestía, mientras otros, riéndose, me soltaba...

  • “Ostia, ¿qué coño a visto ese pibón en ti Blancanieves?, menuda hembra que tienes para esa lombriz que cuelga”.

Y aquí ya no aguantas más, se te sube la sangre a la cabeza, se te hincha la vena poco te falta para ponerte a llorar. Y claro, ¿qué vas a hacer? ¿Encararte con todos esos tíos?, porque dar explicaciones a estos tampoco se puede, ya que tienen toda la razón, no quedándome otra cosa que callar y aguantar el chaparrón. Y ese día finalizo hay, luego tras la cena de rigor, toco con unos cubatas con mi novia, y claro está con nuestro vecino de tienda... Pablo, finalizamos a altas horas de la madrugada.

Y al tercer día, prometía la mañana, pasando el resto como los anteriores hasta la llegada de la noche, donde tras acabar por tomarnos la tercera botella de ron, acabe por derrumbarme sobre la mesa, despertándome como suele pasarme a media noche. Me costó mirar el reloj al verme en semejante sitio, pero antes de mirarlo fui recordando el motivo, rogué para que mi novia no se hubiera molestado, antes de nada, mire el reloj, pudiendo ver que eran las tres y media de la madrugada. Me levante y despacio sin hacer ruido me encamine hacia mi tienda de campaña, no deseando despertar a mi novia, pero dándome cuenta al escuchar ruidos, que el mayor problema no era por mi parte, sino de la tienda de Pablo, ya que dé hay provenía el alboroto.

Cuando bajé la cremallera de mi tienda, y gateando entre en el interior, pude comprobar al palpar que mi novia no se encontraba en el interior, poniéndome nervioso y algo asustado, pues temí por ella. No sabiendo que hacer, no se me ocurrió mejor idea que acercarme a la tienda de Pablo, no deseaba cortarle el rollo, pero no me quedaba otra.

Fue acercarme y darme cuenta de que la tienda de Pablo, no tenía la cremallera echada, por lo que pensé que quizás fuera un rollo a la desesperada, ya que ni les había dado tiempo para echarla. Me arrodillé con cuidado, no queriendo hacer ruido y me fui acercando con sumo cuidado, observando desde mi posición la silueta de una chica cabalgando sobre el cuerpo de Pablo. Acabando por escucharla decirle...

  • “Joder cabrón, menudo aguante que tienes, me vas a dejar destrozada y desecha, tanto que me vas a quitar las ganas de follar mañana con mi novio”.

Y esa voz que se me hizo muy familiar, tanto que se me ocurrió llevado por el ímpetu en abrir una de las lonas que hace como cierre, llevándome la tremenda sorpresa para mi desgracia. Pues esa voz no era de otra persona que precisamente de Vanesa, acababa de encontrarme a mi novia follando con ese tío. Soltando en ese preciso momento por mi boca...

  • “Zorra que haces follando con ese...”.

Viendo en ese momento a mi novia girar su rostro asustado, pero sin dejar de cabalgar sobre ese tío, chico al cual deje de mencionar por su nombre, pues llamarlo por su nombre era denominación de amigo, cosa que dejo de serlo. Vanesa daba la sensación que quiso disculparse, pero de su boca solo emitía palabras entrecortada y gemidos, no dejándola ese tío que se levantara, no apartando sus fuertes manos de tenerla sujeta por las caderas mientras la penetraba.

Me gire y encabronado, me encamine hacia mi tienda, cogiendo todo aquello que me pertenecía, dejando la tienda y demás cosas, cogiendo aquello que me pudiera llevar en ese preciso momento. No pasándome por la cabeza otra cosa que la idea de dejar a mi novia, pues los motivos eran evidentes, aunque el cúmulo de sentimientos era enorme. Ni se me ocurrió cambiarme de ropa, no estaba en ese momento para pensar ni en eso, me marché con lo que llevaba, no estaba tan mal o al menos eso piensas. Llevaba un pantalón corto... bueno muy corto y una camiseta de tiranta, obviamente era para estar dentro de las instalaciones del camping, no para estar fuera.

Pero mientras me encaminaba hacia la salida del camping, pensaba tonterías... no era momento para otras cosas, intentaba recapacitar. Pues mi pensamiento era que debía de dejarla ahí con ese, ya que desde ese momento había dejado de ser algo mío, y sabía de sobra que me iba a costar. Eran momentos para ser fuerte e inteligente, aunque para ‘inteligente’ era ella o al menos ‘lo era’, aunque sus otras cualidades como apasionada, cariñosa, divertida, etc., tenía un defecto que muchos me decían y que no quise escuchar, no siendo este otro que el evidente, no siendo otro de que ella está buenísima y es un pibón.

Me marché llorando, encabronado por la autovía hacia el pueblo más cercano, cuya esperanza era que algún coche me hiciera el favor de llevarme, sabiendo de sobra que de noche ninguno lo haría. Camine varios kilómetros, distancia que solo mis pies supieron de ello, ya que dolía muchísimo, tanto que ni los sentía. Debo deciros que, a pesar de la madrugada, me pasaron muchos coches y camiones, vehículos que me vieron con el brazo extendido y con el pulgar subido, gesto que no vieron o ignoraron. Caminata que por esa carretera me llevo hasta una salida de servicio, salida que continúe más por la esperanza ya de poder descansar, cuya carretera de servicio me llevo hasta un área de servicio, explanada destinada sobre todo como área de descanso para camiones.

Lugar que al fondo pude ver mesas situadas a modo de merendero, mesas cuyos bancos los vi en ese momento como un lugar idóneo donde poderme tender, ya no solo para descansar mis pies sino, precisamente para dormir. Pero fue entonces cuando iba caminando hacia este merendero, cuando escuche el tremendo sonido de un claxon, llevándome un tremendo susto e incluso mire hacia atrás con miedo. Pues llegué a pensar que había cruzado la explanada sin mirar, cuando en verdad no era así, acabando por mirar hacia atrás... más que nada por percatarme. No solo por el hecho de sorprenderme con algún camión, sino por poder quien coño me había pitado, ya que pensé que quizás era cualquier de esos camiones que había aparcado. Pero en vez de eso, saliendo del interior de uno de ellos un hombretón, persona que, dirigiéndose a mí sin llegarse a bajar de la cabina, me pregunto...

  • “Oye perdona por el susto, pero tú no venías caminando por el arcén de la carretera”.

Tras hacerle saber que así era, este acabo por salir de la cabina, bajándose del camión se me acerco, me miro y viéndome en semejante estado, no solo se disculpó nuevamente, sino que me ofreció algo de beber y de comer, cosa que acepte encantado a ambos. Mientras este volvía a su camión a coger algo de comer y beber, yo como es lógico le espere, volviendo a los pocos minutos.

Me sugirió irnos al merendero, cosa que, sin llegar a responderle, acabamos encaminándonos ambos hacia este, merendero que estaba al fondo al respaldo de la extensa arbolada. Y mientras caminábamos se me acabo este por presentar, viéndome con rostro cansado e incluso triste, comenzó por preguntarme, intrigado por mi presencia a dichas horas caminando por la carretera. No dejando de mentar...

  • “Nadie te ha dicho, que no son horas para hacer autoestop”.

Y viéndome tristón, acabo por preguntarme por mi historia, ya que estaba extrañado, pensé en callármelo y dejármelo para mí, cosa que finalmente me dio por decírselo. Nervioso acabé por levantarme del bancó del cual estaba sentado mientras comía, acabando este por sentarse a la espera de mi historia. Comencé a relatarle algo, no lo sucedido en cuestión, pero mis lagunas en la trama, genero sus dudas y claro está sus preguntas, dándome finalmente por contarle lo sucedido, también es verdad que necesitaba poder hablar con alguien, ya que deseaba el desahogarme. Y bien recuerdo ese preciso momento, momento en el cual le hable en referencia a mi novia, cosa que este interrumpiéndome, me soltó...

  • “No jodas... en serio eres un chico, yo creía que eras una chica”.

Ante mi cara de extrañeza ante su comentario, apenas le pude contestar, estaba sorprendido y solo quise saber el motivo de esa confusión. Diciéndome este...

  • “Te tomé por una chica, quizás por esa vestimenta y por el corte de tus cabellos, o quizás por tus rasgos y cara bastante afeminada. ¿No crees que puedes dar el pego?”.

Y tras disculparse por la confusión, me pidió que continuara con lo sucedido, dejándome hablar mientras él escuchaba, acabando por preguntarme por cómo era mi exnovia, e incluso por saber cómo era el otro tío. Cosa que le respondes, dejando esté comentarios que me molestaron, pero calle porque tenía toda la razón. Como...

  • “¿Y tú no lo viste venir, menudo bobalicón que eres?”.

Volviendo a dejar entre otras observaciones, como...

  • “Joder tío, no me jodas y una tía como esa y la dejas en manos de esa hiena, yo con semejante pibón le perdono lo que sea”.

Y en ese momento comenzó a ocurrir, ya que, sin venir a cuenta, coge esté y tras bajarse la cremallera de su bragueta, acabo por sacarse su polla fuera, y soltarme...

  • “Ostia tío, menudo calentón que me ha dado, mira como me la as puesta con solo imaginarme a tu novia”.

Yo no pude evitar clavar mi vista en semejante verga, disimulé no echarle cuenta al tiempo que le decía que se la guardara, pero esté en vez de guardársela, mientras reía no dejaba de mencionar algo en referencia a mi novia, hacia mí o hacia el cabrón que se la follaba. Y entre mi falta de atención y el despiste, bien recuerdo que, con cierto mal genio, mientras le pedí que se la guardara al tiempo que intente apartarle la mano mediante un manotazo.

Intensión que fue malograda, ya que al tiempo que intente apartarle la mano con la mía, este acabo por apartar la suya, no salió aquello como había pensado. Ya que al final más que golpear acabe su mano, acabe por cogérsela como involuntariamente, no era mi intención ni fue deliberado, simplemente al ver que este había apartado su mano, no deseaba golpearla y acabe por sujetársela, soltándosela como un resorte rápidamente y sumamente nervioso.

Y hay noté su mirada, bastante distinta que, al principio, comenzando esté hombre a acariciársela sin pudor en mi presencia, magreo que comenzó a olerse en el ambiente a segregación varonil. Intentaba apartar mi vista de su verga, pero es difícil decirlo cuando esta estaba frente a mis ojos, disimulaba mirarle mientras le hablaba. Pero cualquier interrupción por su parte, ya sea a modo de pregunta o gesto, no podía evitar bajar la vista y clavarla en su polla. Dándome cuenta de que este hombre me estaba mirando fijamente, mientras no dejaba de acariciarla. Soltándome esté algo hacía mi historia, como...

  • “Sabes lo que pienso, ella estaba contigo porque tú eras un salido pervertido y un degenerado, un tío de esos que les gusta hacerlo en cualquier sitio sin miedo a ser mirado”.

Aparto la vista, dejando de mirar al frente y darme por mirar de derecha a izquierda, pero sus movimientos acaban por llamar mi atención, fijándome como este desliza su mano a lo largo de su tronco. Y soltar algún que otro comentario, como manera de justificar su masturbación, diciéndome...

  • “Ese pibón le ponías tu, pero obviamente nadie pude evitar ser tentado, y quizás más tú novia, ya que le hicieron elegir entre una salchicha como la tuya y una paletilla de Jamón Ibérico. Dime, ¿Tú que dirás que es mejor?”.

Dice y pregunta, comentario que lleva toda la razón... no os voy a mentir. Pero en esos momentos, observo como levanta su brazo izquierdo, brazo cuya mano acaba por posarse en mi cintura. Mientras su mano derecha continúa deslizándose por su miembro, movimientos de hacia arriba y hacia abajo, teniéndome desde que comenzó ruborizado y nervioso, alimentado por su mirada penetrante. Y claro está sin dejar de hablar, prosiguiendo...

  • “Además habría pensado ella que un día es un día, y que quizás con un poco de suerte tú nunca te habrías enterado”.

Dice y continua...

  • “Pero otra cosa ha sido los pensamientos de ese pedazo de cabrón, ya que te la ha jugado y te ha puesto los cuernos a base de bien”.

Y mientras habla, comenzaba a mirarlo con detenimiento, veía a ese hombre como los que me inicie, cuyos rasgos y edad se asemejaban. Ese camionero, veía que mayor o al menos eso me parecía a mí, tendría alrededor de unos cincuenta y cinco años. Una estatura aproximada al metro setenta y pocos centímetros, ciertamente corpulento, pero con algo de tripita, obviamente tanto tiempo sentado tiene que hacer efecto. Y... ahora que me caigo, me estoy extendiendo demasiado, mirad viendo lo mucho que se me ha alargado, quizás sea el momento de dejarlo aquí. Me debéis de perdonar, pero luego vienen el aluvión de críticas por lo extenso que es...

Bueno lo dicho, agradecer a todos aquellos que me leéis y os haya gustado, espero que no os hayáis manchado demasiado. Si queréis saber más de mí, me lo hacéis saber a mi email es: jhosua 1974 @ gmail . com (obviamente todo junto como… jhosua1974@gmail.com ).

dolorido orificio.