Experiencias

Todo sucedió lentamente, sin apuros, la relación entre la prima de mi esposa y nosotros era genial, pasábamos tardes del fin de semana juntos.

Tengo 34 años y vivo en Santiago de chile. Estoy casado hace 6 años y mi familia es normal y conformada por mi esposa y una hija.

Todo sucedió lentamente, sin apuros, la relación entre la prima de mi esposa y nosotros era genial, pasábamos tardes del fin de semana juntos y Fernanda cuidaba a mi hija los fines de semana cuando queríamos salir de noche.

Poco a poco cambió todo, pude ver una mañana de domingo mientras acariciaba a mi mujer bajo las sábanas que Fernanda miraba desde la otra pieza y varias veces cruzamos la mirada sin darnos cuenta. Era excitante darme cuenta que ella miraba sin querer y que disfrutaba de esta imagen.

Llegó el verano, calor y trabajo, ropa pequeña y ajustada. Con este cambio pude notar que los sostenes de feñi alojaban un par de bellezas exóticas, grandes como para una mano y blancas, suaves, de verdad excitantes. A pesar de ser bajita y menuda , mitad argentina y mitad chilena, esta pequeña belleza me iba llenando el gusto.

Cada mañana de fin de semana desayunábamos en la mesa todos de pijama y reíamos de las cosas que nos pasaban, pero mi mente y mis ojos estaban fijos en definir las formas de esta mujer de 19 años. Creo que en algún momento ella notó que mis acciones no eran tan paternales ni amistosas pero logré controlarlo para que mi esposa no se diera cuenta.

Pasa el tiempo, casi una semana, y yo que acostumbraba llevarla a su casa en las noches, me di cuenta que los temas de conversación entre nosotros subían un poco el tono. Ella me preguntaba de sus cosas mas intimas y yo, entre excitado y cómplice le comentaba mi parecer. Me gustaba esa complicidad, era agradable sentirse de esa manera.

Una noche sentados en el living, tomábamos cerveza los tres, ya era la una o dos de la mañana y mi esposa se levanta y va a su cama porque estaba cansada y sin ganas de seguir.

Quedamos los dos con Fernanda sentados frente a frente y me propuse hablar de lo que me venía sucediendo. Sin dar respiro le comenté lo que me pasaba, ella se puso nerviosa pero le pedí que se tranquilizara porque era una sensación y no un hecho.

Ella asintió con la cabeza y me confesó que disfrutaba de la misma manera de estos ratos de intimidad, si se les puede llamar así, y que estaba de acuerdo conmigo que hablarlo era una buena opción.

Hablamos largamente y cómodamente mirándonos de frente hasta que ella dijo no sentirse a gusto y terminamos la conversación.

Con estos datos ya estaba satisfecho, me sentía bien de haber hablado y contado mis deseos a esta mujer y que ella los aceptara sin vergüenza ni temor. Le conté que me encantaba su escote, que lo miraba siempre y me hacía sentir muy bien. Le comenté también que esto era pasajero y no quería que se sintiera comprometida con el tema.

Al día siguiente todo cambió, ella se relajó y comenzó a jugar conmigo, mostrándome sus piernas bajo la mesa a la hora de la comida, mientras la miraba desde el living. Incluso logró que viera sus sostenes desde la distancia. Esto se ponía bueno, ya me excitaba el tema, pero no como juego sino como algo más animal.

Ya me pasaba películas en DVD de esta relación, pero ella sólo me regaló unos minutos de caricias mientras la iba a dejar a su casa, en el auto puso su mano en mi pierna mientras manejaba y la subió hasta darme un agarrón fuerte.

Llegamos al cine, éramos tres, mi esposa , fernanda y yo. Una película de muchas, no para mi. : )

El cine no estaba lleno asi usamos asientos de un costado, pegados a la pared, Fernanda pegada a la pared, yo y mi esposa. La verdad no pude ver la película, ella se encargo de meter la mano y acariciarme casi hasta el orgasmo, el cual pude controlar pensando en el campo y los bosques, porque estaba que reventaba.

Espero seguir una próxima vez

Gracias por leerme.

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