Experiencia Les
Estos es lo que mi esposo quiere...
Experiencia Les
Después de disfrutar mucho cuando mi esposo me contó todo lo vivido en el club de sauna y turco para hombres, él me propuso que quería que yo hiciera lo mismo con otra mujer, le dije claramente que no; debo reconocer que tenía algo de intriga, como sería tocarme con otra mujer, sabía que yo no sería capaz, por un lado estaba algo excitada pero mi imaginación no daba para tanto; entonces un día estando en mi oficina, Alberto me sorprendió enviándome a mi correo un relato sobre una experiencia de lesbianismo que acomodó para que yo la disfrutara como si fuera mía:
“ Cuando estaba terminando mi bachillerato, estudiaba en un colegio femenino muy estricto, pero teníamos cerca un colegio mixto donde en ocasiones encontrábamos algo de diversión con los chicos, siempre estaban dispuestos a complacernos; pronto me di cuenta de que la diversión no solo era con chicos.
Nuestro grupo estaba conformado por tres íntimas amigas, había otras dos que eran del grupo, pero no tan íntimas, mi nombre es Claudia, mis más compinches son Patricia y Marcela; las otras dos chicas que a veces nos acompañan eran Luz Stella y Gloria. Patricia, Luz Stella y yo teníamos la misma edad, 18 años, Marcela tenía 18 y Gloria era la mayor del grupo tenía 19; nos gustaba mucho ir de compras con Gloria ya que en algunos lugares nos ponían problemas para adquirir revistas o películas para mayores y entonces ella sacaba su cédula de ciudadanía y comprábamos lo que queríamos.
Muchas veces leíamos las revistas en los baños del colegio, todas apretadas entusiasmadas por alguna novedad o por algún modelo super dotado que nos dejaba con ensueños durante días; claro que después de todo lo que había leído, esas pequeñas experiencias apenas me emocionaban un poco, sin embargo cuando veíamos películas porno en casa de Patricia o en la mía, siempre me calentaba mucho y en ocasiones entraba al baño y me masturbaba como loca; cierta vez que habíamos visto dos películas seguidas, estábamos tapadas por unas cobijas para el frío y tener un poco de la intimidad que todas queríamos pero no nos atrevíamos a decirlo; creo que todas llegábamos a tocarnos debajo de las cobijas sin que las otras se dieran cuenta.
Como ya llevábamos bastante tiempo viendo las películas, enviamos a Luz Stella por unos comestibles y jugos a la tienda; cuando ella se paró, sin darse cuenta destapo a Gloria; yo alcancé a ver que tenía la falda subida y que sus pantis estaban a medio muslo, se estaba tocando la vagina muy suavemente; de solo verla así, extasiada, acariciándose como si fuese lo más natural del mundo, me excité mucho, sabía de sobra que ella era muy caliente, siempre nos contaba como follaba con su novio y el primo de él; que le encantaba chuparles el pene y saborear su semen. No podía dejar de pensar en cómo se vería ella en cuatro patas mamándole el pene a su novio mientras el primo se lo metía por detrás; sería fantástico poder verlos así.
Ese día, al quedarme sola en casa me tendí sobre mi cama y me masturbé pensando en Gloria, en cómo sería haberla visto todo el tiempo hasta que tuviese un orgasmo, cómo se estremecería de placer, cómo se apretaría los senos y la vagina, cómo abriría la boca en busca de aire o si grita de dicha; tuve un delicioso orgasmo imaginándome que ella estaba allí conmigo que me veía y yo a ella.
A partir de ese día siempre que nos acomodábamos para ver películas, procuraba hacerme lo más cerca posible de Gloria, aunque esto causaba un poco de extrañeza ya que siempre Patricia y Marcela querían hacerse a mi lado; sin embargo, me recostaba al lado de Gloria y de reojo trataba de ver los movimientos que hacía debajo de la cobija, ella se dio cuenta que yo la observaba y sus movimientos fueron más llamativos, en un momento en que se paró al baño; cuando regresó se acomodó mucho más cerca de mí, sentí sus piernas que rozaban las mías y el calor de su cuerpo me producía nuevas sensaciones que me gustaban; yo tenía mis manos apretándome la entrepierna casi sin moverme, empecé a rozar un par de dedos por mi vagina; Gloria empezó nuevamente a masturbarse; sentía sus movimientos, como su mano subía y bajaba con suavidad pero firme, su pierna empezó a moverse contra la mía, sentía su piel caliente contra mi muslo; ambas teníamos falda pero al parecer ella se la había subido hasta la cintura porque yo no la tocaba; yo estaba cada vez más excitada, apretaba cada vez más mis dedos contra mi vulva, no podía aguantarme por mucho tiempo, tendría que ir a masturbarme tranquilamente en el baño, ya me estaba incorporando cuando Gloria se acostó de lado y puso su pierna encima de la mía; ella era más grande que yo y su pierna pesaba pero no me incomodaba al contrario me gustaba sentirla encima, me miraba a mí y no la película, yo me quedé quieta, entonces ella tomo mi mano y la llevo hasta su entrepierna....no tenía ropa interior y su vagina estaba completamente mojada; no lo dudé, la acaricié toda, le metía los dedos, le abría los labios, le apretaba el clítoris; estaba tan entretenida con su vulva que no me di cuenta que ella estaba tocándome los senos, apretándomelos suavemente por encima de la blusa, luego la desabotonó y metió su mano y me los apretaba un poco más duro, tomaba los pezones entre sus dedos y los pellizcaba un poco; era muy rico sentir una mano tan suave y firme en mis senos, una mano de mujer, era nuevo y delicioso, yo seguía tocándole toda la vagina, trataba de meterle dos y tres dedos, tenía una vagina tan suave, con mucho pelo, creo que ella nunca se cortaba o depilaba.
Cuando le metí tres dedos en su vulva ella abrió las piernas mucho y se empezó a venir, abrió la boca en un grito mudo, me miraba intensamente agradeciéndome el momento, era muy emocionante saber que acababa de proporcionarle un gran placer a otra mujer y esto me excitó tanto que no pude contenerme y mi vagina se inundó con el primer orgasmo tocando a otra chica.
No podía moverme mucho porque Marcela estaba a mi otro lado y no quería que se diera cuenta; entonces Gloria se paró y se metió al baño, duró mucho tiempo y yo necesitando entrar, me acomodé la ropa lo mejor que pude y me levanté; fui a la cocina a preparar un café y tratar de calmarme.
Al momento entró Patricia y se me quedó mirando insistentemente, le dije que qué le pasaba; me dijo que ella había notado como Gloria me estaba tocando los senos, que porqué lo había permitido, que desde cuando lo hacíamos; no me atreví a contestarle, solamente me le acerqué y mirándola fijamente a los ojos le puse un dedo en los labios y le dije, después te cuento los detalles. Y salí de la cocina.
Marcela había detenido la película por lo que tres de nosotras nos habíamos levantado, ella dijo que tenía que regresar a su casa, entonces salió Gloria del baño y le dijo que ella se iría también; Luz Stella se puso en pie y las acompañó despidiéndose de nosotras dos.
Volví a la cocina a revisar el café, Patricia me miraba esperando que yo comenzara a contarle, yo no le hablaba solo la miraba risueña y serví el café, tome las dos tazas y las llevé al cuarto, y encendí nuevamente la película; Patricia se acomodó junto a mí, ambas nos sentamos igual, con los pies cruzados y las piernas abiertas; bebimos el café observándonos; no sabía como decirle a mi mejor amiga que había permitido que otra mujer me tocara, peor aún que yo también lo hice y me gustó; bajé la mirada de su rostro inquisitivo y no pude dejar de verle como sus muslos estaban tan abiertos que me dejaban ver su tanga, era color azul claro muy transparente, alcanzaba a ver el vello púbico, viéndola me sentí nuevamente excitada, seguí bebiendo y le miré el rostro, ella también me estaba mirando mi entrepierna, aproveché para ver sus pequeños senos, ella tenía mucho menos que yo, pero a ella si le gustaba usar brasier, tenía uno del mismo color que sus pantis con encajes que se veían a través de la tela de la blusa; cuando terminamos de tomarnos nuestros cafés, nos acomodamos sin decir nada, entonces le empecé a relatar como me había dado cuenta que Gloria se masturbaba y como ella me vio; luego como nos acercamos y todo lo que nos tocamos; yo le contaba todo sin dejar de ver la reacción que le producía a Patricia este suceso; ella me escuchada como extasiada, casi sin parpadear, me di cuenta que quería seguir escuchándome, que le gustaba lo que oía, entonces le conté de cómo había metido dos y tres dedos en su vagina y de cómo me había excitado hacerlo; Patricia se quedó mirándome, sus mejillas se pusieron algo rosadas, comprendí que estaba excitada; puse mi mano en su rodilla y le acaricie la pierna esperando alguna reacción pero ella se quedó quieta, continué tocándole la pierna hasta el muslo, ella solo me miraba con intensidad, sus ojos brillaban se pasaba la punta de la lengua por sus labios, quería acercarme más a ella y entonces ella se me lanzó prácticamente encima, me tomó la cabeza con ambas manos y empezó a besarme toda la cara, me besaba los ojos, la frente la nariz, todo y cuando llegó a la boca se detuvo un instante para mirarme a los ojos y cuando vio que yo estaba igual que ella de ansiosa, me besó tan dulcemente, tan delicadamente como antes nadie lo había hecho, su boca era tibia, de labios delgados, era una boca grande y su lengua me rozaba todos los labios me acariciaba los dientes, el paladar, era delicioso, lentamente nos acostamos sin dejar de besarnos; ella me acarició el cabello, me seguía besando y sus manos empezaron a recorrerme la nuca luego el cuello, los hombros, la espalda; yo sentía sus manos temblando acariciándome con insistencia pero mucha suavidad.
Patricia se detuvo, mirándome, esperando el siguiente movimiento; entonces llevé mis manos a su pecho, le desabotone la blusa y metiendo mis dedos, le acaricie los senos por encima del sostén, sentí sus pezones algo duros los apreté sin dejar de mirarla, Patricia cerró los ojos en señal de placer y los apreté más aún, su boca se acercó a la mía, nos besamos suave, solo en los labios y en las mejillas, era tan ricoooooo, entonces no me pude contener más, le quité la blusa y el brasier, sus senos pequeños aparecieron bellos, tan rosados con ese pezón rojo como el pétalo de una rosa, empecé a besarlos alrededor, tratando de no tocar los pezones, ella me apretó la cabeza contra su pecho para que lo hiciera más fuerte; lentamente fui acercando mi lengua a un pezón, lo rodeé, mi lengua titiló luego lo chupé como si se tratara de un pequeño chupo de bebé, se puso más duro, yo quería seguir allí mucho rato, pero ella me levantó el rostro y me beso en la boca y luego bajo sus besos hasta mi busto, simultáneamente me abrió la blusa y mis senos quedaron libres, los apretó con toda la boca, quería comérselos, me los mordía; mientras tanto, recorrió mis muslos con una mano temblorosa, yo me puse tensa, era la primera vez que sentía esto, me encantaba, me sentí mojada, apreté mis piernas y Patricia me acarició las nalgas con libertad; yo no podía quedarme allí quieta, dejando que ella me tocara sin hacer nada, le quité la falda, tenía una pantaloneta debajo, que fastidio, se la quité torpemente y descubrí que también le gustaba usar tangas muy pequeñas, las toqué suavemente sintiendo la fina tela en la yema de los dedos.
Le acaricié todo el contorno de la tanga, le metí la punta de un dedo bajo el borde, ella temblaba de gusto, rocé sus vellos, estaba tan suave, tan mojado; lentamente le halé la tanga hacia abajo y ella presurosa me ayudó hasta que le quedaron a la altura de las rodillas, ella terminó de quitárselo y yo aproveché ese momento para desnudarme completamente.
Una vez las dos desnudas nos apretamos en un fuerte abrazo, nuestras manos se deleitaban tocándonos toda la piel, besábamos nuestros senos, apretamos nuestras nalgas hurgamos en nuestras vaginas y anos en busca de más y más placer, nos mirábamos llenas de pasión, entendiendo que no éramos lesbianas pero que lo que vivíamos era increíblemente delicioso, que estábamos abriendo una nueva puerta a nuestra sexualidad, queríamos más, bajé hasta quedar frente a su pubis y lo bese con ternura, recogí en mi boca esas gotas de flujo que manaba sin cesar, le recorrí con mi lengua toda la vulva, entraba hacia lo desconocido, era como si yo misma me metiera la lengua en mi vagina, cada rincón me producía un placer mayor.
Quería devorarla toda, metí un dedo dentro de su ano y con mi lengua bien metida dentro de su vagina sentí como si yo fuese un hombre que la estaba poseyendo, la tenía cogida, penetrada y ella en un interminable orgasmo me llenó con sus jugos.
Luego Patricia me devolvió el favor, me dio una chupada como nunca me lo habían hecho, me introdujo la lengua y dos de sus dedos simultáneamente en mi vagina, trataba de ensancharme de agrandar lo que ya poseía, después quiso meter más dedos, pero era difícil, entonces sacó la lengua y metió cuatro dedos, trataba de meter toda la mano. El placer que me proporcionaba era increíble, yo abría mis piernas para que hiciera lo que quería; me penetró con toda la mano y sentí que me abrió completamente, luego de entrar la muñeca su avance fue más fácil, que delicia, sentía que movía los dedos bien adentro, me arañaba las paredes de mi útero, su brazo entraba y salía sin sacar la mano era hummmmmmmmmmm, tan ricoooooo.
Nos quedamos mucho tiempo así, me venía una y otra vez; Patricia seguía dentro de mí, y me besaba alrededor de mis labios vaginales, recogiendo el líquido que se escapaba, enroscaba en sus labios mi clítoris apretándolo y haciéndome tener orgasmo tras orgasmo.
Quedamos extasiadas, duramos más de dos horas acariciándonos, penetrándonos, bebiendo de nuestros jugos y abrazándonos tan plácidamente... Después de esa tarde, hemos repetido en varias ocasiones esa experiencia, aunque la primera es inolvidable.”
Quería llegar rápido a la casa para contarle a mi esposo, que en la oficina me masturbé varias veces con su relato, se que él querrá que experimente algo así, no sé, quizás….