Experiencia en un Centro Comercial

Una experiencia inesperada, con un desconocido, en un centro comercial esta misma mañana.

Mi experiencia es de esta misma mañana. He tenido que ir a un Centro Comercial de Sevilla y, al llegar, tenía unas tremendas ganas de mear, por lo que me he dirigido al wc. Los de la primera planta del parking estaban en obras y he tenido que ir a la 2ª planta del parking. Al entrar he visto un tío de unos 45 años, con buen aspecto, no parecía el clásico cerdo de urinario público, meando y me he puesto a su lado. Al empezar a mear he recordado las experiencias que he leído en internet, todas ellas muy cachondas y no he podido evitar dirigir mi mirada hacia el lugar en que se encontraba la polla del tío, pudiendo ver que, en vez de meando, se la tocaba con parsimonia, descubriendo su glande.

Tenía una polla normal, unos 15 cm, y me ha dado mucho morbo vérsela. Hacía muchos años que no veía una polla erecta y un tío masturbándose al lado mía. Ante su paja he decidido separame un poco y dejarle ver la mía mientras, acabado de mear, yo también comenzaba a masturbarme.

Se me puso durísima al ver una polla y, al ser una situación completamente nueva, me daba corte tomar la iniciativa, momento en el que el tío me dijo si quería tocársela. Dudé pero, al final, se la agarré con la mano y empecé a masturbarle, lo que hizo que me pusiera mucho más cachondo.

El tío me dijo si prefería una de las cabinas y me dirigí a una, entrando él detrás. Me bajé los pantalones y él hizo lo mismo, agarrando mi polla y agachándose para ponerse a chupar. Lo hacía de vicio, se la metía entera mientras me miraba a los ojos, me ponía a 1000. Paró y me dijo "ya debes saber como hacerlo". Se levantó y me agaché pasando mi lengua por su glande. Al principio me dio cierto reparo, era mi primera polla después de 20 años y, encima, la persona a la que se la estaba chupando era un completo desconocido.

El tío, al observar mis reparos me dijo, no te preocupes, a todos los casados nos pasa lo mismo, prueba y déjate llevar por el morbo, verás que placer. Reconozco que mi amante casual tenía buena pinta, olía bien y estaba muy limpio, lo que me animó a intentarlo. Me metí su rabo en la boca y empecé a chupar, decía que estaba bien, que parecía haberlo hecho antes. Su polla entró hasta mi garganta, saliendo después empapada de saliva. Cada vez me gustaba más lo que estaba haciendo. De mi polla salió una gota de líquido lubricante que llegó hasta el suelo de lo cachondo que estaba.

El asunto cada vez me animaba más. Me decidí a explorar entre sus nalgas tras empapar mi dedo de mi propio líquido lubricante, encontrando su hoyito que accedió a dejar pasar mi dedo sin demasiados problemas, momento en el que el tío soltó un leve gemido de aprobación.

El tiempo pasó volando pero debía llevar más de 10 minutos de mamada cuando el tío me dice que no parara, que estaba a punto de correrse. Me planteé seriamente la posibilidad de que se corriera en mi boca por ser un completo desconocido, pero su buena pinta me convenció para seguir hasta el final. Seguí chupando con más ritmo hasta que, en un momento dado, mi amante agarró mi cabeza como si fuesen las caderas de una mujer y empezó a follarme la boca, hasta que se corrió soltando varios chorros de su semen en mi boca, llegando el primero a mi garganta, lugar en el que estaba su polla al empezar a eyacular. A punto estuve de atragantarme. El sabor del semen no me era desconocido, pero en esta ocasión no me resultó desagradable, estaba disfrutando con su semen en mi boca, saboreándolo, por lo que decidí tragarlo todo.

Tras su corrida me levanté y el tío me dijo que si quería una mamada o prefería que me hiciera una paja. No contesté, estaba flotando y mi polla dura como una roca, la situación me había sobrepasado, estaba muy cachondo y el tío decidió agacharse. No tuvo que chupar mucho. Lo nuevo de la situación y la excitación del momento hicieron la mezcla perfecta para que me corriera avisando a mi amante que, sin dudarlo, prefirió que le echara todo en la boca.

Tras limpiarla bien con su lengua, abrió la boca y me hizo una exhibición digna de película porno, enseñó todo mi semen, cerró la boca, hizo el gesto de tragar y, al abrirla de nuevo, pude ver como no había ni rastro.

El tío me dijo que era su segunda vez con un tío, que había probado con un amigo y le encantaba el semen. Nos limpiamos y nos despedimos sin intercambiar ni un número de teléfono. No estaría de más volver a repetir la experiencia, tal es el morbo que tuvo ésta.