Experiencia en Salamanca

Claudia, Miguel y yo, tres buenos amigos, fuimos a visitar a Alex a su piso de estudiante en Salamanca para pasar tiempo con él y divertirnos disfrutando de la fiesta de una ciudad universitaria. Lo que ninguno de nosotros sabía es la situación que desencadenaría nuestra estancia allí.

Aprovechando un fin de semana largo gracias a un puente, Claudia, Miguel y yo, tres buenos amigos, fuimos a visitar a Alex a su piso de estudiante en Salamanca para pasar tiempo con él y divertirnos disfrutando de la fiesta de una ciudad universitaria. Lo que ninguno de nosotros sabía es la situación que desencadenaría nuestra estancia allí.

Después de nuestra llegada, los correspondientes saludos y abrazos y una agradable tarde tomando cervezas y recorriendo los lugares más emblemáticos de la urbe, tomamos la decisión de volver a casa de Alex para prepararnos para salir esa noche.

Pero antes de continuar dejad que me presente, mi nombre es Mario y soy un chico de 24 años alto (de aproximadamente 1,85m.), de piel ligeramente tostada y con el pelo trigueño corto y ojos castaños. Mi personalidad es bastante aquietada y sinceramente doy la sensación del típico chico que nunca rompe un plato, lo cual, entre nosotros, me ha ayudado mucho a ligar a lo largo de mi vida ya que al conocer esta faceta de mí mismo consigo explotarlo para sorprender a las chicas, que se asombran cuando descubren en mí a alguien extrovertido y con un humor un tanto atrevido.

Tanto yo como mi grupo de amigos disfrutamos mucho de la fiesta y la vida nocturna, asique a pesar del largo día que llevábamos a nuestras espaldas estábamos muy motivados para pasárnoslo bien, y sirviendo las primeras copas de la noche en casa de Alex mientras sonaba música de fondo, Claudia, con su habitual atrevimiento, propuso:

-¿Chicos, os apetece jugar a un juego de beber? Podemos hacer mucho más divertido este rato en casa antes de irnos a alguna discoteca.

Claudia es mi mejor amiga desde la adolescencia, somos como hermanos, nos lo contamos todo. Siempre me ha parecido una persona fascinante, a pesar de que nunca he tenido ningún interés en ella más allá de nuestra pura amistad. Es una chica risueña y divertida, a la que su orgullo y amor propio le llevan a conseguir siempre lo que se propone. Es muy liberal y con una mentalidad férrea y sin tabús. Yo mismo he corroborado su atractivo a lo largo de los años, ayudándola a librarse de babosos de discoteca en innumerables ocasiones. Ella conoce su potencial, y he visto con mis propios ojos como lo utilizaba como su mejor arma cuando la situación relatada anteriormente era diferente, y se cruzaba con un chico que le llamaba la atención.

Claudia es bastante alta para ser mujer, mide alrededor de 1,70m. y posee un cuerpo con curvas, culo prominente y tetas grandes y redondas. Sus labios son sensuales y voluptuosos y su lengua está adornada con un piercing que suele llevar combinado con el color de su ropa o maquillaje, resaltando sus facciones. Sus ojos son algo rasgados, lo que da a entrever un aire árabe, y su nariz es chata y pequeñita acompañada de un piercing negro. Tiene tatuajes en gran parte de su cuerpo y perforaciones también en el ombligo y en sus pezones.

-Podría ser divertido, ¿Habrá cosas que no sepamos ya el uno del otro? -Exclamé con sorna, mientras Miguel esbozaba una sonrisa de complicidad y Alex reía, observando nuestras miradas de provocación.

-Venga pues empecemos. -Dijo Claudia. -¿Quién se atreve con la primera pregunta? ¿Nadie? está bien, no habléis todos a la vez. -Dictó con ironía. -Yo nunca me he grabado teniendo sexo.

Alex y Miguel bebieron de sus copas, lo que provocó una carcajada generalizada.

-¿En serio Alex? Podría esperármelo de Miguel, pero viniendo de ti me cuesta más imaginármelo. -Dije con una mezcla de incredulidad y pique.

-Todos tenemos secretos Marito, ¿Quién no ha querido sentirse actor porno alguna vez?

Nos reímos.

Alex, nuestro anfitrión, es un chico alto y de complexión robusta, espalda ancha en la cual posee dos tatuajes, brazos y hombros grandes. Tiene la cara ovalada, barba de 3 días delineada y un pendiente en su oreja izquierda.

Es una persona con liderazgo, capacidad de palabra, y es muy concienzudo. Le gusta la vida social y la fiesta en demasía, siempre está en la calle y conociendo gente nueva. En resumen, es un gran embaucador.

A Miguel lo conozco desde hace pocos meses, pero es como si lo conociera de toda la vida. Tenemos una relación muy especial de amistad tierna y respetuosa, que me atrevería a decir que roza la atracción, si no fuera porque es un hombre.

Es una persona muy analítica y ligeramente pedante, con un humor ácido e inteligente. Es tan divertido como crítico y utiliza mucho el lenguaje de la mirada. Su personalidad es bastante morbosa, contra lo cual no tengo nada que objetar, ya que me divierte mucho escuchar cómo se ríe contando sus experiencias sexuales con otros hombres mientras las banaliza y no tiene prejuicios de cara a describirlas con todo lujo de detalles.

Su piel es muy blanca, marmórea; acompañada en su cara por una barba bien delineada, labios gorditos, ojos oscuros y pelo negro como el azabache, el cual suele peinar hacia delante formando un flequillo.

Su complexión es menuda pero atlética a la vez, con una musculatura bastante definida que levanta pasiones en la mayoría de las mujeres y en hombres con los que comparte sus preferencias sexuales. Tiene algún tatuaje pequeño, un piercing en su fina nariz y otro en su oreja derecha como un código que indirectamente muestra su homosexualidad para quien lo descifre.

-¿Y bien? ¿Siguiente pregunta? -Dijo Claudia.

-Venga, yo me animo. -Afirmó Miguel. -Yo nunca me he comido una polla. -Prosiguió, observándonos a todos con semblante burlón.

-¡Ala!, ¿tú tan curioso como siempre no Migui? -Dijo Claudia, que fue la única que bebió con esta pregunta.

-Alex, al que ya se le notaba animado con el juego, dijo: -Me toca. Yo nunca lo he hecho en un sitio público.

Todos bebimos.

-¿En serio? ¿Todos menos yo? Que bajona, voy a tener que empezar a replantearme mi vida sexual. ¿Es divertido? -Prosiguió Alex.

-Es morboso, a todos nos gusta el riesgo de que nos pillen, y más si es en una playa. -Dije, haciéndome el sueco.

-¿Con que en una playa eh? Mirad al niño bueno, al final tiene cosas que ocultar. -Afirmó Miguel para picarme mientras miraba a Claudia con complicidad, ambos disfrutando de la situación comprometida que Alex había creado.

-Oye tío, ¿todo tenemos derecho a pasárnoslo bien no es cierto?, seguro que lo dices porque tienes envidia, como te hubiera gustado estar en esa playa conmigo. -Dije, defendiéndome de forma divertida.

-Ya te gustaría bonito, anda que no tendré yo acceso a chicos guapos con esta carita.

El ambiente de ligera tensión que se palpaba se rompió automáticamente con ese comentario, convirtiéndose en una risotada por parte de todos.

-¿Tú no tienes Abuela eh, Miguel?, Menudos aires de grandeza. -Añadí sarcástico. -En fin, me toca preguntar, Yo nunca he realizado un baile erótico.

Esta vez fue Claudia quien bebió y a pesar de que ninguno de nosotros se sorprendió debido a su personalidad, no pudimos evitar preguntarle.

-¿Con quién pillina? Nunca nos lo habías contado. -Enunció Alex.

-¿Os acordáis de Jaime? ¿Aquel chico con el que me acosté unas cuantas veces hace unos meses? No debí haberle regalado un momento así, al final resultó ser un capullo. -Respondió Claudia.

Nosotros asentimos, ya que recordamos que se había ilusionado bastante con él y al final no resultó ser trigo limpio, marchándose con otra a la primera de cambio.

-Luego os sorprende que no confíe en los hombres si sólo me quieren para lo que todos sabemos; no se puede ser una mujer moderna sin que te cataloguen de facilona, que rabia. Bueno, continuemos. Yo nunca me he sentido atraído por alguien de mi mismo sexo. -Dijo curiosamente, mirándome a mí en vez de a Miguel.

No pude evitar ruborizarme, yo mismo no tenía claro los sentimientos que profesaba por Miguel, siempre había pensado que era sólo un amigo, negándome a mí mismo la curiosidad que sentía por él, autoconvenciéndome de que era todo fruto de su perspicaz intelecto, siempre tratando de atraer chicos a su acera, y en cualquier caso nunca hubiera pensado que fuese tan evidente y perceptible por los demás.

Decidí ser sincero y darle un trago a mi copa acompañando a Miguel y a Claudia que también bebía, al fin y al cabo eran mis amigos, y todos eran muy liberales, ¿Qué podría pasar?

Todos nos reímos y nadie mencionó nada al respecto, parece mentira que haya dudado, a veces me da la sensación de que no soy consciente de quienes son las personas con las que me relaciono. A pesar de todo, no pude evitar sentir la punzante mirada curiosa de Miguel durante el momento en el que dábamos un sorbo a nuestras copas y nos observábamos todos de forma divertida, estaba siendo un momento espectacular entre amigos.

Es mi turno. -Dijo Miguel. –Yo nunca he sentido atracción por alguien de este grupo.

Que persistente es, se perfectamente que busca incomodarme al haber suscitado su interés de esta manera. Pero no pienso cortarme ni un ápice.

Claudia y yo echamos un trago a nuestros respectivos vasos y nuestros amigos se miraron como dos cómplices que ansiaban ver que reacciones generaba esa pregunta en todos nosotros.

-No me sorprende nada viniendo de Claudia, pero, ¿Quién es Clau? ¿vas a decírnoslo? -Dijo Alex con curiosidad.

-Se dice el pecado pero no el pecador amigo, además los tres sabéis que no estáis nada mal. -Dijo Claudia, sonriendo, en un intento por salir del paso utilizando el halago. -¿y qué me decís de Mario? ¿No os sorprende que el haya bebido?

-¿Qué pasa? De eso se trata este juego, ¿no? Me da la sensación de que esta noche vamos a terminar conociendo nuestros deseos más ocultos. -Afirmé con tono burlón.

-Vale, escuchad. -Dijo Alex, interrumpiendo un silencio que duraba unos segundos y empezaba a tornarse incómodo. -Tengo mi siguiente pregunta. Yo nunca he hecho un cuarteto. -Dijo, mirándonos a todos esperando un estallido de risas por parte de sus tres amigos. Que de hecho, fue lo que sucedió.

La afirmación me hizo tanta gracia que no pude contenerme.

-¿Qué tal si cambiamos de juego y le damos un punto más atrevido a esto? ¿os apetece jugar a verdad o reto? -Dije mientras rellenaba una segunda copa para todo el mundo, que junto a la bebida anterior y a las cervezas de la tarde empezaba a generar cierta desinhibición en nosotros.

-Hecho, me gusta la idea. -Afirmó Claudia ilusionada y con cierto color en sus mejillas por culpa del alcohol y de las ganas de saber más sobre nosotros.

Alex y Miguel asintieron con la cabeza, exhibiendo una sonrisa traviesa que denotaba ganas de pasar al siguiente nivel.

-Genial, pues comienzo yo. -Dije. -Verdad o reto Claudia, si tuvieras la oportunidad de acostarte con alguien de este grupo, ¿Quién sería?

-¿Tenías la pregunta pensada eh cabroncete? -Dijo de forma divertida. -No pienso responderla, reto.

-Muy bien, besa a Alex. Afirmé.

-¿Qué? -Exclamó Claudia.

-¿Y con lengua eh? Nada de un piquito tonto, ese es mi reto.

Sinceramente la idea de ver a mis dos amigos besándose me excitaba muchísimo, y en condiciones normales no me habría atrevido a formularla, pero el calor del momento me llevó a plantear la situación, total, ¿Qué podríamos perder?

-Ven aquí cariño. -Dijo Alex ridiculizando el momento, mientras se levantaba y le lanzaba besitos a Claudia por el aire. - ¿Acaso no te atreves?

-¿Cómo? -Dijo Claudia. -Te vas a enterar.

Claudia se levantó acercándose a Alex y le besó, al principio de forma tímida y poco después se agarraron por las caderas y la parte baja de la espalda, envolviéndose en un beso más largo y húmedo de lo que les hubiera gustado admitir. Fundiendo sus labios entre sí e intercalando prolongados besos en los que se podía apreciar como sus lenguas se buscaban entre ellas con cohibida pasión con otros más superficiales y tiernos besando sus labios con profundidad. Finalmente, después de unos segundos Claudia mordió el labio inferior de Alex de forma sexy y dio por terminado el momento.

Miguel y yo nos miramos boquiabiertos, no dábamos crédito a lo que acababa de suceder, y por el semblante descolocado de Alex con cara de excitación e incredulidad al mismo tiempo intuimos que el tampoco terminaba de creérselo.

-Guau, la próxima vez que busque la palabra pasión en el diccionario estoy seguro de que aparecerá una foto vuestra, que situación. -Dijo Miguel.

-Y tanto chicos, no esperaba que os lo tomarais tan en serio. -Afirmé entusiasmado. Ni en mis mejores sueños hubiera pensado que se lo tomarían tan a pecho, a pesar de conocer a mis amigos y saber que ambos eran muy concienzudos y orgullosos.

-Te lo dije Alex, conmigo no se juega. -Dijo Claudia, giñándole un ojo.

-Ya veo ya, hay que tener cuidadito contigo. -Respondió Alex con aires de ligera arrogancia devolviéndole el guiño. -¿Conque esas tenemos eh, Mario? Te vas a enterar. Verdad o reto, ¿Cuál es tu fantasía sexual más deseada?

-Vale, después del espectáculo desde luego os habéis ganado una respuesta. -Afirmé con tono de aprobación. -Hmmm, tengo muchas fantasías. Me gustaría probar a hacer juegos de dominación, tener sexo con varias personas a la vez, y…

-¿Y? -Preguntaron todos.

-Y tener alguna experiencia con un hombre. -Manifesté, sin poder evitar ruborizarme ligeramente, ya que hasta a mí me sorprendía ese comentario.

Mis amigos sonrieron de manera pícara, pude percibir como estaban esperando una respuesta semejante por mi parte de un momento a otro, pero la reacción de Miguel fue algo diferente, su mirada mostraba cierta curiosidad morbosa.

-¿Tu me ayudas verdad Migui? -Dije para romper el hielo. Y funcionó.

En ese instante todos rieron, y Miguel dijo guiñándome el ojo con picaresca:

-Cuando quieras bonito, para eso están los amigos.

Y Claudia exclamó sin darme tiempo a responder:

-Verdad o reto Mario, ¿te gusta alguien ahora mismo?

-Claudia!, sabía que me iba a costar caro hacer que Alex y tú os besarais. -Afirmé con guasa. -No voy a responder a esa pregunta, reto.

-Está bien. -Dijo Claudia. -¿Sabes lo que te toca ahora no?, besa a Miguel, pero yo no voy a ser tan morbosa como tú, sólo te mando comerle el cuello.

Sinceramente deseaba con todo mi ser que Claudia propusiera algo así, tanto que me daba la sensación de que había planteado que ella y Alex se besaran porque en el fondo sabía que esto iba a ser una consecuencia directa de mi trastada.

-Vamos allá. -Dije con determinación. -Pero no sé si daré el nivel después de tu numerito con Alex. -Opiné en tono burlón.

En ese momento me levanté y me senté al lado de Miguel, en uno de los brazos del sofá en el que este se encontraba.

-¿Preparado? -Le dije.

-Nací preparado Marito. -Afirmó con una mezcla entre curiosidad y burla.

Acerqué mi boca al cuello de Miguel y comencé a besarlo, estaba suave y caliente, y conforme notaba como se humedecía, advertí que su pulso se estaba acelerando. Unos segundos más tarde levanté la cabeza y le miré a los ojos.

-¿Qué tal? ¿Nada mal para un hetero verdad? -Exclamé orgulloso, levantando una ceja con sorna.

Miguel rió. -Te falta depurar un poco la técnica, pero no ha estado nada mal. Cuando quieras repetimos casanova. –Opinó con un cierto aire de vehemencia.

-¡Chicos! ¡Mirad la hora que es! ¡Son las dos y media de la madrugada! -Exclamó Alex.

-¿En serio? Que rápido pasa el tiempo cuando uno se divierte, pero como no salgamos ya nos vamos a perder la mejor parte de la noche. -Dijo Claudia. -Venga, vámonos.

Un par de horas más tarde, después de recorrer las calles de Salamanca y entrar en algunos sitios bastante abarrotados, la noche desembocó en una de las discotecas más grandes de la ciudad. Caminamos hasta la barra, y después de cierta espera para conseguir unas copas nos encontrábamos en la pista los cuatro, en un ambiente de música de fiesta, oscuridad y luces de neón.

Lo que empezó siendo un baile tímido entre amigos se acabó convirtiendo en un perreo entre Alex y Claudia y otro entre Miguel y yo. Sinceramente Miguel estaba muy sexy, vestía una camiseta negra larga, vaqueros oscuros, chupa de cuero y zapatillas Vans. Todo ello en su línea de arreglado, pero ligeramente macarra. Estaba claramente intentando provocarme con sus gestos y con su actitud, y yo me daba cuenta y dejaba fluir la situación ya que me sentía muy excitado por ello. No podía evitar fijarme en Alex y Claudia en todo momento, ella movía el culo rozándose contra la entrepierna de Alex al ritmo de la música de manera muy sensual, su mirada juguetona iba acompañada de unos labios rojo pasión que pedían guerra a gritos, pendientes de aro dorados y un choker negro que le aportaba un punto cañero muy sexy, un body negro de encaje con algunas partes transparentes que realzaba sus tetas y las mostraba si cabe más bonitas y grandes de lo que realmente eran, un pantalón pitillo de tiro alto que enfatizaba su culo y unos taconazos de plataforma que también ayudaban a esta tarea. No podía para de imaginarme lo que había debajo de la ropa de Miguel y de Claudia y debía ser bastante evidente por mi mirada, ya que Alex, al darse cuenta de esto, me hizo un inconfundible gesto con la cabeza que indicaba la puerta de la discoteca, quería hablar conmigo.

Caminamos juntos hasta la puerta y cuando salimos Alex encendió un pitillo para cada uno y comenzó a hablar.

-Escucha Mario, ¿Menuda cara tenías ahí dentro eh? Estabas como pez en el agua con Miguel. -Dijo con tono burlón.

-¿Tú crees? -Pregunté. No pude evitar sonreír.

-Llegados a este punto tenemos dos opciones, terminar la noche con este calentón y quedarnos toda la vida pensando en que hubiera pasado o trazar un plan para convencer a Miguel y Claudia de lo que tú y yo estamos pensando. ¿Cómo lo ves? -Dijo de forma convincente.

-Uf, Alex, tú tienes un peligro… -Dije riéndome. - ¿Crees que aceptarán? No quiero que pueda resultar incómodo si se lo proponemos y no lo aprueban, y tampoco quiero que se sientan obligados a ello.

-¿Obligados a ello? ¿Acaso no viste como se restregaba Claudia contra mí o como te miraba Miguel? Vamos Mario, a veces eres demasiado cortés, están los dos en el bote, lo están deseando. Hagamos una cosa, habla tu con Miguel y yo se lo propondré a Claudia.

-Está bien. -Afirmé muy atraído por la idea. -Hagámoslo.

En ese mismo instante, como por arte de magia, Miguel y Claudia salieron de la puerta de la discoteca hablando entre ellos y buscándonos con la mirada.

-Es ahora o nunca Mario, tu déjame a mí. -Dijo Alex. -¡Anda chicos!, ¿también habéis salido a fumar? -Preguntó, como si no fuera con él la cosa.

-¿A fumar? -Dijo Claudia. -Nos teníais preocupados, no os encontrábamos.

-Claudia, tengo que hablar un segundo contigo a solas, acompáñame por favor. -Dijo Alex guiñándome el ojo.

-Vale pero que sea rápido, queda muy poco para que cierre la discoteca y yo todavía quiero bailar. -Dijo Claudia mirándonos juguetona.

En ese momento me dirigí a Miguel y le comuniqué que también quería hablar con él, nos separamos de la puerta y la conversación empezó.

-Miguel. -Comencé. –Voy a decírtelo directamente, no aguanto más. Me estabas poniendo muy cachondo ahí dentro.

-Guau, que directo para ser tú ¿no? He de reconocer que yo también estaba en mi salsa. La situación era muy morbosa para los cuatro. -Declaró con cara de excitación repentina.

-Ahí es a donde quería llegar. -Continué con tono seductor, ¿ves por donde voy, ¿verdad? ¿te has acostado alguna vez con tres personas?

-No cariño, pero lo voy a hacer esta noche, tenlo por seguro. -Respondió.

-Así da gusto. -Afirmé riéndome. -Pensaba que tendría que convencerte un poco más. -Dije de manera burlona.

-Llevo toda la noche pensando en ello y no voy a rechazar una situación así, además vosotros dos no sois los únicos a los que se os ha ocurrido ¿o que te crees? ¿te parece una casualidad que Claudia se insinuara de esa forma en la discoteca? Solo estábamos siguiendo nuestro plan.

-Sois un par de locos calenturientos. -Dije con sorna. Estaba muy cachondo, ya que no podía parar de imaginarme la situación que se veía venir. -Vamos a hablar con estos dos a ver cómo va su parte de la conversación.

Giramos la esquina de la calle y nos dirigimos a donde creíamos que Alex y Claudia se habían ido a hablar. Lo que vimos no nos sorprendió, se estaban besando mientas se sobaban el uno al otro por todo el cuerpo, Alex apretaba las tetas de Claudia por encima de su body y Claudia le agarraba el culo apretando a Alex contra ella.

-¿Qué pasa chicos? ¿pasándooslo bien? -Preguntó Miguel, que miró a Claudia con complicidad al darse cuenta de que su plan había funcionado. Algo parecido pasó entre Alex y yo, ya que no mediamos palabra. Una mirada fue suficiente para decirnos todo lo que pasaba por nuestras cabezas.

-Bueno, ¿es hora de irse a casa no? Ya se está haciendo tarde. -Enunció Alex con pitorreo.

Y los cuatro caminamos hacia casa de Alex ávidos de placer y nuevas experiencias.

Cuando llegamos, Miguel y yo comenzamos a liar un porro en el salón mientras Alex y Claudia no paraban de besarse en uno de los sofás, en esta ocasión de forma lenta y sensual ya que ambos estaban experimentados en el tema y sabían cómo calentar el ambiente hasta que la tensión fuera insoportable, estaban dando espectáculo a propósito para que nos uniéramos a ellos cuanto antes, y yo no me lo pensé los veces. En cuanto Miguel hubo terminado el porro y le dio la primera calada, yo me arrodillé entre sus piernas y le desabroché el pantalón, bajándolo lentamente hasta sus pies. Empecé a acariciarle el pene mientras notaba como crecía debajo de su calzoncillo, y cuando estuvo a punto para el siguiente paso lo saqué y empecé a masajearlo lentamente.

Claudia, que es una verdadera zorrita, al ver el miembro erecto de Miguel entre mis manos no pudo evitar querer pasar al siguiente nivel. Se levantó y se quitó el pantalón en medio de los tres de forma muy sexy haciendo un breve striptease, enseñándonos como su body de encaje terminaba en forma de tanga y las transparencias de este dejaban entrever los piercings de sus pezones y ombligo. Un momento después se agachó junto a mí, al lado de la entrepierna de Miguel, y comenzó a acariciar mi nuca, empujándola poco a poco hacia su pene a punto de estallar.

-Yo te guío. -Dijo, ya que sabía que era mi primera vez con un hombre. -Déjame enseñarte a hacerlo.

Asentí con la cabeza y comencé a felar, dirigido por las indicaciones de Claudia, la cual enseguida se me unió en esta erótica tarea y comenzamos a pasar juntos nuestras lenguas a lo largo y ancho de la polla de Miguel, y a juzgar por sus gemidos intermitentes, parecía que no lo estábamos haciendo nada mal.

Alex enseguida pasó de observador a partícipe. Se posicionó detrás del sofá en el que Miguel estaba sentado y le quitó la camiseta. Acto seguido empezó a acariciar su torso lentamente y a besar su cuello, diciéndole obscenidades al oído. “¿Te pone eh?” “Como te gusta que te la chupe también Claudia, eres un vicioso consentido” “Mira la cara de Mario, está disfrutando de verdad con tu polla entre sus labios”. Miguel no decía nada, sólo disfrutaba del momento con los ojos entrecerrados de placer y gimiendo de forma cada vez más evidente.

Claudia y yo continuamos nuestro trabajo tratando de excitar a Miguel lo más posible, lo que incluía que a veces parásemos de chupársela y nos besásemos lentamente delante suya, haciéndole ver como los labios que tanto le estaban haciendo disfrutar podían pasárselo bien solos, a lo que Miguel respondía mordiéndose el labio inferior con excitación y rabia mientras nos miraba, implorando que continuásemos dándole placer. Yo mientras todo esto sucedía, agarraba el duro culo de Claudia y lo azotaba de vez en cuando, lo que hacía que se pusiera aún más cachonda y se comportara como una perrita, cada vez más caliente, gimiendo con cada azote. Poco después introduje mi mano entre la fina tela de su body y comencé a pasar mis dedos sobre su clítoris para luego introducir dos de ellos en su vulva, la cual estaba empapada, haciendo movimientos de entrada y salida con estos; todo esto mientras ella chupaba los huevos de Miguel y yo lamía profundamente la punta de su verga mientras le miraba a los ojos. La vista de Alex debía ser impresionante, ya que estaba presenciando en primera persona la situación al completo y quizás por eso propuso el siguiente movimiento.

-Chicos, vamos a la habitación, mi cama es grande y allí estaremos más cómodos. -Dijo.

Todos asentimos, y una vez allí, nos desvestimos los unos a los otros mientras nos besábamos y acariciábamos, disfrutando del momento y a la vez deseosos de ver los cuerpos desnudos de nuestros respectivos amigos, que esa noche por caprichos del destino, se habían convertido en nuestros amantes.

Esta vez Alex y yo nos mantuvimos de pie y fueron Miguel y nuevamente Claudia los que se arrodillaron para darnos placer. Ambos se miraban con complicidad y felaban nuestras pollas con ansia, de manera voraz. Había momentos en los que, para calentar más la situación, uno de los dos se metía los dos penes en la boca, chupándolos alternativamente y disfrutando de tener más de un miembro a su disposición, situación en la que el otro aprovechaba para acariciar a su compañero, pellizcarle los pezones con maldad y en general darle aún más placer. Mientras, nosotros sentíamos un gozo inimaginable en todos los sentidos por la situación que estábamos viviendo; escuchábamos las arcadas de nuestros amigos mientras introducían nuestras pollas hasta el fondo de su garganta, sus moldeados cuerpos se toqueteaban entre ellos con el único cometido de dar y recibir satisfacción física.

Claudia se levantó lentamente. Llevaba mucho tiempo dando más placer del que recibía y había llegado su momento, ella lo sabía, lo exigía. Sus pezones estaban rojos por el tacto y los pellizcos y se encontraban erizados como escarpias, con dos piercings acompañándolos, haciendo que su imagen de desnudez fuera todavía más excitante.

Se encontraba en medio de nosotros tres, y su morbosa mente ya había decidido que era lo que quería.

-Ahora mando yo, estáis los tres a mi disposición. -Afirmó con una sonrisa perversa. -Alex, tú vas a follarme. -Dijo sin contemplaciones. -Pero somos tres, eso no es suficiente. -Enunció riéndose. -Tengo una idea, Mario me va a abrir el culito esta noche, así practica un poco antes de hacerlo con Miguel y yo disfruto el doble ¿Qué os parece? No tengáis prisa, antes quiero ser el centro de atención durante un rato, haceos de rogar. -Nada más dijo estas palabras se tumbó esperando ser complacida, y nosotros, que ya sabíamos lo que quería, actuamos en consecuencia.

Alex se arrodilló al borde de la cama, acomodó su cabeza entre las piernas de Claudia y comenzó a besar y lamer la parte interior estas con dulzura. Nosotros nos sentamos en la zona de la almohada para cumplir con nuestro cometido. Besamos y acariciamos primero su cara y labios para seguir con su cuerpo, recorriendo con nuestros dedos su torso y sus tetas. Claudia comenzó a gemir, y nosotros observamos que Alex ya había empezado a pasar su lengua por el clítoris de Claudia de manera profunda y lenta, con lo que decidimos añadirle intensidad al momento. Miguel y yo manoseábamos sus tetas sin miramientos mientras nos peleábamos por ver quién era el que la besaba, pellizcaba y mordía. Ella nos agarraba del pelo pidiendo más y se retorcía de vez en cuando si Alex aumentaba la velocidad o si uno de nosotros mordía demasiado fuerte uno de sus pezones, estaba disfrutando muchísimo viendo como sus amigos se apartaban entre ellos disputándose quién era el que metía la cara entre sus pechos mientras no podían evitar tocarse a si mismos de la excitación y el morbo del momento.

-Uf, parad chicos, quiero follar ya. -Dijo de manera entrecortada.

Alex se tumbó en su cama y Claudia se subió encima introduciendo su pene dentro de ella, respondiendo con un ligero quejido por el tamaño del mismo. Alex comenzó a moverse arriba y abajo, pero en ese mismo momento Claudia le agarró del pelo y empujó su cabeza hacia atrás.

-Todavía no. -Dijo, y curvó su espalda para que yo introdujera mi polla en su culo.

Al principio estaba algo apretado, pero se notaba que no era la primera vez que ese agujero había sido penetrado, ya que después de un corto periodo de acondicionamiento, mi miembro entraba y salía sin problemas y a los pocos minutos Alex y yo nos follábamos a Claudia de forma totalmente acompasada por sus dos orificios, notando nuestras respectivas pollas dentro de ella, notando el calor y la humedad del interior de su cuerpo y la dureza del pene del otro percutiendo su interior por otra puerta de entrada.

-¡No es justo, yo también quiero! -Exclamaba Miguel. Y tenía razón. -Pero Claudia gritaba de placer entre nuestros dos cuerpos mientras se corría una y otra vez. Su flujo brotaba de su coño a chorros que recorrían la polla de Alex y llegaban hasta su pelvis y la parte baja de su vientre.

-Ven aquí Miguel. -Dije. -Y saqué mi pene del orificio trasero de Claudia mientras le indicaba con un gesto que se pusiera a cuatro patas. Antes de penetrarle aproveché la posición en la que se había colocado al borde de la cama para lamer su culo profundamente, no sin antes darle una dentellada a una de sus nalgas con lascivia. Paseé mi lengua a través de su orificio y también la introduje en el mismo esporádicamente, masturbando sus genitales con una de mis manos, ya que la otra la estaba utilizando para mantener abierto su mojado ano.

Mientras tanto, Claudia y Alex seguían follando, pero al darse cuenta de que iba a penetrar a Miguel de un momento a otro, pararon durante unos segundos para que Claudia adoptara la misma postura que él, colocándose a cuatro patas al borde de la cama y para que Alex se levantase poniéndose al lado mía, haciendo así que ambos fuesen follados en la misma pose. Y así fue, introduje mi pene en el culo de Miguel pudiendo apreciar el contraste entre el dilatado ano de Claudia después de haber tenido varios orgasmos y el prieto orificio en el que mi miembro se encontraba en ese momento, con dificultades para realizar la penetración de forma fluida. Problema que enseguida se solucionó ya que Miguel se encontraba enormemente excitado.

Todos gemíamos en una bacanal de placer carnal, el hedonismo puro y duro se había apoderado de nosotros. Alex agarraba las tetas de Claudia desde atrás jugueteando con sus piercings y apretando sus pezones mientras yo penetraba a Miguel sin contemplaciones, agarrándole del pelo y azotando de vez en cuando sus tersas y firmes nalgas, dejando en ellas marcas rojas con la forma de mi mano como si de una res marcada se tratase, indicando pertenencia.

A los pocos minutos Miguel no pudo evitar eyacular, llenando de semen las sábanas de nuestro amigo Alex mientras ahogaba sus gritos de placer. Nada más expulsó la última gota de esperma, se giró y se bajó de la cama. Se puso de rodillas ante mí.

-En la boca por favor, córrete en mi boca. -Rogaba.

Al percatarse de esta situación y percibir que se avecinaba el final, Claudia hizo lo mismo con Alex, situándose de rodillas delante de su pene con cara de niña buena, pidiendo su ración de lefa.

Alex y yo nos miramos, e instintivamente los dos intuimos lo que el otro estaba pensando. Al tratarse de una situación tan especial en la que todos habíamos disfrutado con todos, no podíamos permitir que esto se terminase masturbándonos a nosotros mismos, con lo que ambos agarramos el pene del otro y empezamos a tocarnos mutuamente apuntando hacia la cara de nuestros respectivos amigos. Eyaculamos casi a la vez, yo en la boca de Miguel y Alex en la boca de Claudia, mientras proferíamos un grito de agotamiento y perdíamos la última gota de nuestros fluidos en este acto.

Nos tumbamos en la cama exhaustos y sin energías mientras observábamos el escenario que habíamos creado. Claudia, que nunca tenía suficiente y se encontraba aún de rodillas frente a Miguel, ambos con nuestro semen en la boca, se acercó a él y comenzaron a besarse mezclando los fluidos de Alex con los míos, en un profundo intercambio con lengua en el que Miguel se implicó tanto como ella hasta que se lo tragaron todo y se limpiaron mutuamente incluso las comisuras de sus labios de cualquier rastro de lefa que pudieran tener, dándoselo al otro de comer con los dedos como si de alimento se tratase.

-¿Todavía queda porro verdad? –Preguntó Claudia con sorna, mientras aún se relamía.

Todos nos reímos.

-Mira lo que se te viene a la mente ahora. -Exclamó Alex, que fue al salón a buscar el canuto para su amiga. Definitivamente se lo había ganado.

Claudia se lo encendió y nos echamos en cama los cuatro. Desnudos y tumbados los unos en los otros mientras lo compartíamos en silencio hasta terminarlo y posteriormente quedarnos dormidos a causa de la extenuación.

Este ha sido mi primer relato, me encantaría que os comunicarais conmigo vía correo electrónico o mediante comentarios para hacerme saber vuestras impresiones, si os ha gustado, cuales son mis fallos de puntuación, redacción, estructura, etc. ya que tengo pensado comenzar a escribir con asiduidad y quiero mejorar. ¡Un saludo y que lo disfruteis!