Experiencia en la sauna del gimnasio (3)
Hombre que, suelta Bueno, dejémonos de marear la perdiz, te he calado nada más verte y sé que es lo que te gusta. Dice mientras con descaro se masturba embadurnándose su tronco con su propio precum, volviéndome a decir Me gusta que me la chupen, y claro esta follar a pelo hasta preñar.
Experiencia en la sauna del gimnasio (3)
Finalice mi anterior confesión haciéndolos saber la visita que tuve esa noche en mi apartahotel, visita que confesé a estos por un infortunio tras una conversación, claro error por mi parte, pero cuando me marche no pensé que decir donde me hospedo, podría generar tal visita. Antes de despedirme de vosotros, os adelanté que esa noche no dormí solo, cosa errónea por mi parte, pues, aunque dije que tras la cena me dispuse para acostarme, llamando en ese preciso momento a la puerta. Donde tras abrir y encontrarme a estos personajes, no siendo otros que el cincuentón y el vejestorio (o sea Carmelo al cual se le conocía como el ‘burro’). Donde estos me soltaron…
- “Nos hemos pasado a darte las buenas noches, y de paso ayudarte a dormir si te cuesta conciliar el sueño, pues nosotros para nada lo tenemos”.
En esos momentos agradecí el gesto, pero tuve que declinar la jugosa propuesta, haciéndoles saber a estos que me levanto temprano para trabajar, bueno eso y que me habían dejado 'baldío', cosa que necesitaba descansar. También es verdad que por otra parte el amanecer con estos dos, me podría generar muchas preguntas inapropiadas, no precisamente por mi parte sino por aquellos que nos vieran salir juntos de mi apartahotel, podría suscitar malos pensamientos e incertidumbre. Y viendo estos como aún titubeaba, bien recuerdo como se sacaron con prudencia sus pollas del interior de sus pantalones, como modo de tentarme con tales delicias. Miembros que se magreaban con cautela ante la posible mirada de extraños, estos me pedían que al menos le dieran una mamadita a modo de compensar el viaje. Petición que volví a declinar pues sabía perfectamente lo que podría generar, y estos ante mi postura, dejaron de insistir, acabando por marcharse, no sin antes despedirse con un… 'hasta mañana', sonándome aquello más a un… 'te vas a enterar'.
Antes de comenzar y aunque con esta nueva confesión acabaré, os voy a poner en antecedentes, debo de recordaros que me encuentro nuevamente fuera por trabajo, estando en esta ocasión en Cáceres, trabajo que acepto gustosamente más por la parte económica que por otra cosa. Planifico la empresa una obra para realizarla en dos semanas, instalación que llevábamos a buen ritmo, pues nuestra dinámica estaba dando su fruto, ya que, a casi una semana de finalizar, estábamos casi acabando esta. Bueno antes de comenzar, intentaré no enrollarme demasiado en los pormenores, cosa que a veces me es difícil, pero, aun así, iré resumiendo a medida que sea necesario, para no alargarlo tanto, vale…
Dicho esto, comenzaré. Deje de ir al gimnasio por unos días, no por lo ocurrido tanto en las duchas como en el vestuario o en la misma sauna, sino por centrarme en el trabajo, cosa que vino bien a la instalación. Llevábamos allí nueve días y lo pronosticado eran dos semanas, como he dicho el ritmo de la obra estaba marcando buenas sensaciones, pues di por hecho que el viernes podríamos volver a casa. Tan contento estaba por ello que me dio por llamar a mi novia y decírselo, pero tras cinco llamadas no pude dar con ella, cosa que me extraño muchísimo, estando todo el día pensando en… ‘donde coño se había metido está’. Esa noche volví a llamarla, cogiéndome está el móvil por fin, no contestando de primero en unos segundos, pero recuerdo que se escuchaba de fondo músico, contestando finalmente. En esos momentos os puedo jurar que se me había olvidado la noticia que iba a darle, pues solo quería saber dónde se había metido durante todo el día, y donde coño estaba ahora a dicha horitas, pues seguro que en casita como que ‘No’.
Las explicaciones debo deciros que no me satisficieron, menos aún el despecho a la hora de decirme que también tenía derecho a darse y meterse un fiestón, cosa que me sentó como una patada en los cojones, como si yo estuviera de fiesta… pensé. Tras colgar, esa noche me dormí bastante enojado, durmiendo bastante mal, acabando por despertarme por la mañana e irme a trabajar bastante estresado, pues menuda nochecita.
Recuerdo ese día, pues entre la tensión de con mi pareja y la misma tensión de la obra, tensión que genera un estrés que como digo que de alguna manera hay que apaciguar, mis compañeros no dejaban de proponerme asistir con ellos al pub de alternes, donde seguramente la idea era buena, pero que no me agradaba demasiado, no por la compañía sino porque debía de pagar a estas. Cosa que moderaba mis gastos y este no estaba dentro de mi presupuesto, acabando estos por sugerirme ir a la sauna, donde una hora o dos me dejarían como nuevo. Donde no dejaron de aconsejarme que me marchara, aconsejándome que liberara tensiones en el gimnasio y luego las quemara en la sauna, cosa que tras pensármelo mucho, acabe por hacerles caso.
Pues eso, tras coger el coche y conducir no mucho más de veinte minutos, pues, aunque la carretera es buena, tampoco es plan de correr, llegue a dicho municipio y me encamine hacia el gimnasio. Cruzándome por el camino hacia este, al cincuentón y al vejestorio o sea Carmelo, llamándome estos la atención y preguntándome hacia donde iba, dándome por decírselo. Despidiéndome de ellos no sin antes hacerles saber que la obra iba a su fin, marchándonos en un par de días, notándose en sus caras sorpresa. Acabando por decirme…
- “¿Cómo te vas a ir ahora que comenzamos a conocernos?, no hombre… no, que aún nos debes ‘una noche movidita’”.
Dicen y pensé, no por despecho o porque estuviera enojado con lo ocurrido con mi novia, aunque también es verdad que fue un poco de todo, acabándole por responderles…
- “Pues si os viene bien, podéis pasaros esta noche y buscamos como podemos hacer esa noche movidita”.
Soltándoselo, dejándole caer lo que me pidieron, no dejándoles que me contestaran, marchándome en dirección al gimnasio. Local que nada más entrar me extraño al entrar sin haberme cruzado con alguna persona, me extrañe verlo tan vacío, preguntando a los encargados por el motivo, haciéndome saber que fuera aparte de no ser hora de mucha afluencia, me hizo saber que tocaba semana de recogida de los almendros, cosa que no comprendí, pero tampoco pregunte más.
Debo decir que mientras me dirigí hacia los vestuarios, no dejaba de dudar de matarme a realizar ejercicios o no, pues, aunque por un lado me venía bien a modo de liberar tensiones, por otro pensaba en tomármelo con cautela, pasándome por la cabeza ir a la sauna. Pero mientras en mi cabeza estaba todo este embrollo de dudas, acabe por cambiarme y me encamine en el gimnasio, observe las distintas zonas de ejercicios, aquellas máquinas vacías y que no tendría que esperar cola para usarla. Acabando por pensármelo mejor, marchándome de nuevo hacia el vestuario, desvistiéndome y tomar un par de toalla. Tras colocarme una de ellas religada en la cintura, me encamine hacia la sauna, donde pensé que la tendría entera para mi disposición, y nada más entrar y verla para mi solito, aquello me alegro bastante.
Pues eso, fue entrar y colocar la otra toalla en el perchero, sentándome a un lado y acabar por tenderme a todo lo largo, aprovechando la soledad y la disposición de la sauna. Me llevé un tiempo que no os sabría precisa solo, tiempo que comencé a recordar algunas cosas que me hicieron tener una erección, comenzando a magrearme encima de la toalla, acabando por introducir una de mis manos bajo esta… uuummm!!. Donde cierras los ojos y me fundí con mis recuerdos, recuerdos y claro está mi placer, ¡pues, mientras que con la izquierda me acariciaba mi miembro… con la derecha no dejaba de juguetear con mis pezones… uuuffff!!. Satisfacción que me tuvo durante unos minutos ausente, pues no era para menos, tanto fue que ni percibí cuando otra persona había entrado en la sauna.
Caballero que espero unos minutos para saludar, saludo que al escuchar me hizo levantarme como un resorte, todo colorado y sorprendido por esta persona, ignorando el tiempo que llevaba allí y cuanto había visto. Este sonriente recuerdo que me volvió a dar las buenas tardes, devolviéndosela yo, observando al dársela un tremendo bulto bajo su toalla, tremendo al menos desde mi distancia.
Este hombre estaba sentado frente a mí, lugar que quieras o no, comienzas a mirarlo con cierto sigilo, no queriendo que se notara y menos descarado, pero no pude evitar observar sus facciones, quizás porque este tiraba de su toalla hacia abajo, tocando a veces su entrepierna, como si aquella toalla le molestara. Durante unos minutos era todo silencio, aquello os debo decir que era un poco incómodo, pues, aunque somos desconocidos no por eso debemos de estar callado, fuera aparte que soy persona que acaba dando conversación, pues pienso que de esa manera el tiempo se hace más ameno. Pero en el momento que quise decir algo, este hombre se anticipó, preguntándome…
- “Usted es nuevo por aquí… ¡No¡”.
Respondiéndole afirmativamente, pero haciéndole ver que no me hablara de usted, pues no soy tan mayor. Recuerdo su agradable sonrisa, cuando me contesto…
- “No… hombre, no he querido molestarte al hablarte de usted, ya que soy persona que va con la educación por delante, pues, ante todo soy persona educada que a los que no conozco le hablo de usted. Si quieres que evitemos estos formalismos, me presentare… me llamo Pablo, ¿Y tú?”.
Tras responderle que para nada me había molestado, acabe por presentarme, comenzando una conversación, donde hubo preguntas y respuestas, tocando todo tipo de temas, algunas sarcásticas y otras con doble sentido. No dejando este de tocarse a lo largo de su bulto, evitando por mi parte mirarlo tanto a los ojos como hacia abajo, poniéndome cada vez más nervioso e incómodo, pues no dejo de magrearse. Pero una de esas veces que fije mi mirada no pude evitar de morderme el mentón, siendo una de esas veces que te sale algo como acto reflejo. Mirada que este le dio por levantarse de donde estaba, y dirigirse hasta acabar por sentarse justo a mi lado, aquello claro esta me extraño, pensando que quizás algo que he hecho le haya dado pie para ello. Justificándose con poder escucharme mejor, no dejando de hablar, pero también es verdad que no dejaba de tocarse. Aludiendo el tremendo calor que hacía y el calor que él tenía, excusa que soltó al tiempo que se abrió la toalla, mostrándose desnudo e invitándome a hacerlo también.
Os puedo describir a Pablo, como un señor de sesenta y picos de años, como bien me dijo el… ‘no está mal para tener sesenta y nueve años’. Puedo considerarlo como un hombre alto por su metro casi ochenta, cuya anatomía era grueso con barriga, velludo, calvo y con barba blanca de días. Cuyo miembro no muy grande pero no por eso no tiene que dar la talla, pues sus quince centímetros y muy gordita. Persona que me hizo saber…
- “Pues mira… soy casado y activo… muy activo, ante todo soy padre y claro está abuelo, pero me considero un buen ‘oso… dominante’”
Hombre que, sin pelos en la lengua, suelta y vuelve a decir…
- “Bueno, dejémonos ya de presentaciones y pasemos a lo que importa, no te pareces, te he calado nada más verte y sé que es lo que te gusta”.
Dice mientras con descaro se masturba su miembro, observando cómo tras cogérsela desliza su mano a lo largo de su troco, apuntándome con su rojizo y húmedo glande. Prosiguiendo…
- “Sabes, fundamentalmente me gusta que se la chupen, y claro esta follar a tope, y si puede ser a pelo… mejor que mejor, tengo bastante aguante para la polla que tengo”.
Aquella habitación a pesar de estar ventilada, pues quiera o no quiera olía a polla, sauna que a pesar de estar preparada. Este no dejaba de meneársela, no dejaba de magrearse su polla, cuyo precum se divisaba como salía a borbotones de su cabezón… uuummm!!. Mirándome y acabar por preguntarme…
- “Dime… y a ti, ¿Que te va?”.
Sin dejarme contestar, este mismo volvió a preguntar, no dejando de insistir…
- “Dime… que prefieres, ¿Qué te la mamen y follar?, o eres de los que le gusta más… chupar y ser follado”.
No supe cómo decirle lo segundo, hay estaba yo todo cortado, posiblemente por su manera de hablar y ser directo, cuyas preguntas hostigaban más que otra cosa, no dejando de pensar en cómo salir de tal atolladero. Cuando este como si adivinara mis pensamientos, cosa que en verdad deseaba, veo alarga su brazo derecho hasta mi mano izquierda, tomándola y tirar de ella hacía él, acabado por colocarla sobre su miembro… uuummm!!. Sintiéndola caliente y vibrante, mano que aprieta contra su tronco, acabando por obligarme a pajeársela… uuummm!!. Soltándomela y dejarme seguir a mí, elevando su brazo y echarlo hacia atrás, acabando por colocarlo sobre mis hombros, sintiendo la presión de su brazo, presionándome hacia abajo y quieras o no… cedes. Aquello debo confesaros que me gusto, ya por si estaba excitado, pero su manera de actuar de macho alfa y dominante, me puso aún más.
Sentí su fuerza en la presión de su brazo, inclinándome poco a poco hasta tener su miembro en mi rostro, acercando mi boca su glande, cosa que no puse impedimento. Como un juego… continuo, dejando que sienta como su glande choca con mis labios, separo mis labios y abro mi boca, permitiendo que este entre… al menos un par de centímetros… ooohhh!!. Mientras este suspira y me suelta…
- “Lo sabía… aaahhh!!, ¡tenía un presentimiento… uuummm!!”.
He comenzado a chupársela mientras que este comienza a acariciarme la nuca y mi espalda, deslizando su mano izquierda a lo largo de mi columna vertebral, haciéndome estremecerme… uuummm!!. Mano que poco a poco llega a mis nalgas, acariciándolas con suavidad, tirando de mi toalla hasta quitármela completamente, volviendo a mis nalgas. Mano cuyos dedos desliza entre mis glúteos, dedos que por su grosor podrían pasar por tres penes mios al menos, dedos que desliza hasta mi perineo… uuuffff!!. Acabando por ascender y de una sola clavada me lo introduce en mi orifico… ooohhh!!, introduciéndome al menos la mitad, sacándolo para comenzar durante unos minutos un mete saca… aaahhh!!.
Yo me entretuve con su polla, dedicándome con su tronco y glande, lamí y rechupete una vez tras otra, metiéndomelo cuanto pude y sacármelo para escupir, diluyéndolo con mi lengua por su tronco hasta sus genitales… aaahhh!!. Mientras que, con su mano derecha, estaba dedicándose a pellizcar y tirar de mis pezones, jugueteaba con ellos, haciéndome disfrutar y de paso yo a él, ya que este no dejaba de suspirar y gemir al tiempo que dos de sus dedos los tenía ya dentro… ooohhh!!. Macho que no dejaba de soltar algún que otro comentario ofensivo y humillante, eso como algún que otro insulto vergonzoso, mientras me había metido sus dedos hasta los mismos nudillos… ooohhh!!. No dejando de decir entre tanto…
- “Que boquita… joder… que boquita… ooohhh!!, esto no es una boca… esto es un coñito… uuuffff!!”.
Momento en que siento, como retira su mano derecha de mis pezones, mano que finalmente posa sobre mi nuca, comenzando a oprimírmela a modo de obligarme a tragarme su polla entera. Dándose cuenta de la postura por mi parte, deteniéndome y cambiándome de postura, incorporándome de la tarima que estaba echado sobre su camastro (muslos). Colocándome ahora arrodillado delante de él entre sus piernas, inclinándome hacia delate al tiempo que tomo su tronco con mi mano derecha, e ir metiéndome su polla en la boca poco a poco nuevamente. Postura que este aprovecha para acariciar tanto espalda como nalgas, nalgas que comienza de vez en cuando a palmear, importándole bien poco el ruido que hace una palmada, alternando esto con introducir dos de sus dedos… aaahhh!!. Volviéndome a soltar…
- “Uuuffff!!... menuda boquita que tienes, nadie te lo ha dicho… ooohhh!!”.
Yo sigo a lo mío, chupando esa polla que, aunque no es muy grande hago disfrutar, deseando que cuando a este le apetezca me la meta. Este metiéndomela violentamente, no dándome tiempo ni para respirar y menos tragar mis babas, comenzando a sentir náuseas y claro esta… arcadas, soltándome…
- “Métetelo más… venga, ¡métetela hasta el fondo puta!!”.
Siento la presión de su mano en mi nuca, oprimiendo cada vez con más ganas y violencia, no dejando de decirme…
- “Métela toda… joder, ¡métetela hasta la garganta… aaahhh!!”.
Sintiendo como su mano se cierra sobre mis cabellos, tirando de mis cabellos con dolor hacia atrás y claro esta… saliendo su polla de mi boca, para acto seguido volver a presionar y obligarme a tragármela, repitiendo esto durante un rato, follándome literalmente mi boca. No dejando de soltar…
“Así… así… sssiiiii!!, metete mi polla más al fondo… aaahhh!!”.
“Venga sigue… no pares, Dios que buena boquita tienes… joder, ¡uuuffff!!... maricona como echaba de menos una boquita así… ooohhh!!”.
Y aunque intentaba frenar sus ansias de satisfacción, este entre gemidos y suspiros, volvía decirme…
“Uuuffff!!... joder como tragas, menuda boquita tienes maricona… aaahhh!!, no me importa no follarte ante tal comida de polla… aaahhh!!”.
“Sigue cabrón… sigue, sigue… que algo hecho a medias no es suficiente”.
Pero metido en estos pensamientos, deseando ser follado, momento en que fue cuando noto, como unas manos ajenas a las de este hombre. Comienza a deslizarse desde mi cintura hacia mis hombros, manos grandes y rudas, manos que percibo que debe de ser de alguien que trabaja el campo. Este acaricia mi espalda y me produce una serie de escalofríos, repelús que me hace estremecer, desconocido que no me aparto para ver como es, aun así ese otro me tiene bien sujeto y no permite que me retire… uuummm!!.
Aquellas manos, ¡desciende ahora hasta mis nalgas y continúan por la parte interna de mis muslos… uuuffff!!, volviendo a ascender hasta detenerse en mis glúteos… uuummm!!. Manos que poco a poco me hace desistir de saber a quién pertenece, manos que comienzan a acariciar mi miembro al tiempo que con la otra mis glúteos, comenzando a recrearse con mi orificio… uuummm!!. ¡Y sentir como me introduce uno de sus grandes, gruesos y largo dedo… ooohhh!!, metiendo y sacándolo por unos segundos, sacándolo y sentir que ahora eran dos… uuuffff!!. y que en minutos comenzó a penetrarme, soltándome Pablo…
- “Que suerte tienes cabrón, ¡menuda polla te acaba de entrar… eeehhh!!”.
Dice y acto seguido, siento como colocan entre mis glúteos el glande de ese desconocido, sintiendo como este lo desliza a lo largo de entre mis glúteos hasta topar con mi orificio, notando con ciertas molestias como este presiona y con dificultad, comienza a entrar… aaahhh!!. Comenzando a penetrarme lentamente, sintiendo esa barra ardiente de carne dura entra y salir de mi orificio, una y otra vez, mientras este desconocido pellizcaba mis ya por si duros pezones al tiempo que magreaba mi flácido miembro. Estando disfrutando, mientras que el maduro… Pablo, no me soltaba mis cabellos, teniéndome bien sujeto, alertándome primero, para decirme seguidamente…
“Aaahhh!!... me voy a correr”.
”Ooohhh!!... no puedo más, voy a correrme en tu boca putita, voy a preñártela… aaahhh!!”.
Soltando sonoramente…
- “!!Me corroooooo¡¡”.
Y mientras me estaban me penetraban, Pablo comenzó a correrse, sintiendo una serie de disparos que llegaría hasta mis mismos intestinos, no quedándome otra que tragar ante la presión de sus manos en mi nuca. Soltándome…
- “Aaahhh!!... si… si… ooohhh!!, trágatelo todo… venga maricona”.
Sacándola de mi boca poco después bien limpia, sacándomela a modo de que pueda respirar un poco, momento en que me dio por mirar hacia atrás, pues deseaba saber el dueño de semejante pollón. No siendo esta persona que un hombre mayor, calculando su edad por su anatomía y físico, hombre alto y corpulento, pero con cierta barriga, persona que daba la sensación de trabajar los campos, calvo y aun así de barba blanca, velludo… un oso activo y no menos por sus dieciocho centímetros y bien gruesa (53a, 178cm, 100k, 18x4,5).
Suspiraba en cada una de sus embestidas, resoplaba cuando me la sacaba, acabando por llevarme la sorpresa al ver, como detrás de este, sentado junto a la puerta de acceso hay otro más. Hombre de igual facciones, pero de piel algo más oscura, persona que se magreaba su pollón, como si estuviera esperando su turno, y escuchar al cabrón de Pablo decirme…
- “No creo que te importe… verdad, he invitado a dos amigos que pasaban por la puerta a unirse a la fiesta, ya que no quiero ser un egoísta en disfrutar yo solo, ¡para que así todos disfrutemos y te follemos… eeehhh!! “.
Sintiendo como este primero que acaparaba mi orificio sacarla, polla que me metió en la boca sin pedir permiso, mientras que él otro ocupo su lugar, sintiendo esa otra polla entrar dentro de mí… ooohhh!!. Volviendo a escuchar eso de…
- “Si… si… sigue, sigue cabrón disfruta”.
No os sabría calcular que tiempo nos llevamos allí, pero si os digo que cuando salimos, el turno de los que llevaban el gimnasio había finalizado, ignorando los entrantes que aun estábamos en la sauna. Cuando salí, me propusieron ir a las duchas, cosa que rehusé, pues me imaginaba como podría acabar, tras vestirme con rapidez y sin llegar incluso a ponerme ropa interior, salí de allí. Salí desecho e incluso mareado, no sabiendo bien ni como llegué al coche, pues casi iba arrastrándome.
Llegue a mi apartahotel, nada más entrar solté todo y tome dirección del baño, abrir los grifos y en segundos estaba bajo el agua, refrescándome y enjuagándome. Salí de la ducha con tan solo la toalla enredada en la cintura, dirigiéndome hacia la cocina y tomar algo del interior del frigorífico, me tomé algo que me llenara el estómago y un ‘Red Bull’ de casi medio litro. Y fue sentarme en el sofá para quedarme dormido, no sabiendo bien el tiempo, pero sí que me despertó el timbre de la puerta, no quedándome otra que abrir como estaba, llevándome la sorpresa al ver allí delante al maduro y a Carmelo. Donde estos me dijeron…
- “Bueno, pues ya estamos aquí como dijiste, venimos a cumplir y veo que tú ya estás preparado”.
Bueno, os dejo, espero que os haya gustado, ya me decís que os aparecido. Estaré esperando vuestra respuesta, deseando recibir vuestros comentarios, ya sea a este portal como a mi correo. Mi email es: jhosua 1974 @ gmail . com (obviamente todo junto como… jhosua1974@gmail.com ).