Experiencia en el metro de la Ciudad de Mexico
El tipo me tenía agarrada de la cabeza con una mano, con la otra sostenia la base de su pene el cual desaparecía dentro de mi boca mientras empujaba sus caderas a un ritmo frenético. Su respiración se agitaba cada vez más anunciando su inminente eyaculación.
El tipo me tenía agarrada de la cabeza con una mano, con la otra sostenia la base de su pene el cual desaparecía dentro de mi boca mientras empujaba sus caderas a un ritmo frenético. Su respiración se agitaba cada vez más anunciando su inminente eyaculación.
Me encontraba mirándome al espejo checando mi arreglo, daba vueltas sin parar observándome de arriba abajo, mis nalgas lucían redondas y la pantaleta junto con el pantalón las hacían verse delineadas y firmes. Era la primera vez que saldría con un atuendo poco habitual para mí.
El recorrido que iba a realizar estaba más que estudiado y al fin abandoné la casa. Nada me importaba que algún conocido me viera, estaba segura que mi aspecto me haría pasar como cualquier desconocida caminando por la calle.
Al fin llegué al metro y subí buscando el lugar que tanto me gusta ocupar: Ir de pié dándo la espalda a las puertas por donde se realiza el ascenso de pasajeros. Afortunadamente siempre he tenido la suerte de que los tipos que abordan queden justo detrás de mí y ese dia no fue la excepción. Bien es sabido que ninguno desprecia la oportunidad de manosear o arrimar su miembro a un rico par de nalgas.
Conforme el transporte se detenía en cada estación, subía un nutrido número de personas los que en su mayoría eran hombres. Todo el trayecto, hasta la estación en que me quedé, fui objeto del manoseo y arrimones de un chico cuya edad oscilaba en los 30 años.
Bueno, no me ocuparé en narrar y describir lo ocurrido con este chico, se preguntaran dónde queda el párrafo que utilicé como resumen para este relato, es ahí donde los llevaré enseguida.
Después de realizar las actividades que me había propuesto, me dirigí a la estación del metro desde la cual comenzaría el retorno a casa. Se trataba del comienzo de la línea 1 cuyo recorrido es de Observatorio a Pantitlán. Muchas veces había escuchado pláticas y leído relatos de que esa línea era punto de encuentro para personas que deseaban tener algún encuentro de tipo sexual. Y es que esa línea es una de las que sufre la mayor saturación de personas durante las llamadas horas pico. La gente va tan apretujada que dificilmente se dan cuenta de lo que van haciendo los demás, al menos eso creía yo.
Pues bien, al subir tuve la suerte de sentarme en el lugar individual que está en la mera esquina del vagón, por experiencia propia sé que es el más escondido de todos los lugares y desde el cual numerosos testigos han hablado de los encuentros mencionados. Ahora yo deseaba ser testigo de algún tipo de encuentro y de ser posile hasta grabarlo con mi celular. Estaba lejos de imaginar que yo sería la protagonista.
El metro avanzaba y fue hasta la estación Chapultepec que el vagón se llenó completamente. No imaginé que el nutrido número de tipos que entró por la puerta que estaba a mi lado en su mayoría eran conocidos unos de otros. Uno de ellos se acomodó rapidamente justo frente a mí y por la cantidad de tipos que eran tuvo que invadir un poco el espacio que quedaba a ambos lados de mis piernas.
Entonces el metro comenzó su trayecto...
Comencé a recorrer mi vista buscando algún indicio de encuentro sexual. No ví nada fuera de lo normal. Un tanto decepcionada levanté mis ojos para observar al tipo que venía frente a mí y entonces me dí cuenta que él también me observaba de manera libidinosa, en vez de retirar mi mirada de forma inmediata le sonreí levemente como dándole a entender que no había problema de que estuviera tan cerca de mí, un error( ja, ja, ja ) de parte mía porque lo interpretó de otra manera.
El tipo, por cierto no mal parecido, empezó a conversar con los demás que iban a su lado y éstos voltearon como si les hubieran dado una señal. Todos fijaron sus ojos en mí y comenzaron a cuchichear unos con otros. Yo no alcanzaba a escuchar lo que decían y comencé a sentirme nerviosa. Bajé la mirada y miré al frente solo para darme cuenta que el tipo acariciaba su pene de manera descarada. Me sorprendí y comencé a deleitarme con lo que veía, mi pene reaccionó y no pude evitar la erección.
Miré nuevamente hacia arriba, luego hacia los lados y me percaté que todos los tipos nos miraban a ambos, se pusieron de acuerdo con miradas y se apretujaron aún más para evitar que los tipos ajenos a ellos se dieran cuenta de la situación. Estaban reservando la visión para ellos solos.
-Házlo ya-Dijeron al unísono dos de ellos digiéndose al tipo frente a mí, éste no espero más y comenzó a desabrochar su cinturón. Yo levanté la vista y lo mire aterrada( ja, ja, ja ). El me sonrió y asintiendo con la cabeza me invitó a mirar hacia abajo, justo en ese momento desabrochó el pantalón, bajó el ciper y liberó su pene. Cuando lo tuvo fuera retiró la piel que cubría la punta y una porción generosa de sus líquidos escurrió formando un hilo espeso y brillante. Yo estaba absorta mirando lo que hacía, su pene era largo y delgado, mi corazón comenzó a latir con fuerza y mi respiración se entrecortó imaginando lo que ocurriría enseguida.
Tomó una porción de esos líquidos con sus dedos y fue acercándolos lentamente hacia mis labios. Miré hacia arriba sin levantar mi rostro, esperando que los dedos al fin llegaran a mis labios. Estaba tan excitada y emocionada que igual me encontraba dispuesta a lo que fuera.
Sus dedos llegaron a mis labios, los entreabrí un poco y depositó el líquido en ellos como si se tratara de un labial; saqué un poco mi lengua y percibí el sabor salado del mismo. Retiró los dedos y yo chupe mis labios para después morderlos suavemente. Los demás no quitaban la vista de nosotros y de reojo ví como algunos de ellos comenzaban a acariciar su entrepierna.
-Bien nena, ya sabes lo que quiero-Me dijo el tipo con voz autoritaria.
Sin quitar mi vista de su mirada abrí mis labios y asentí para indicarle que se acercara. El lo entendió y se fue acercando lentamente, tomó su pene con una mano y lo apuntó hacia mi boca la cual ya estaba deseosa de engullirlo.
Durante el trayecto de su pene hacia mi boca estuvo masturbándose levemente; cuando al fin su pene tocó mis labios lo paseó sobre ellos, yo cerré mis ojos y me dispuse a disfrutar. Mis dientes igual fueron tocados por ese miembro delicioso. Acercó su mano libre a mi boca y presionó mis labios para que estos se fruncieran, enseguida colocó la cabeza de su pene y empujó suavemente en la entrada.
-¡No mames! ¡Qué visión tan cachonda!-Dijo un tipo que iba a mi lado, pegado a la puerta.
Lo dicho, era la hora pico en el transporte y el metro hizo exactamente lo que yo quería, por cada estación en la que se detenía tardaba más de 5 minutos en reiniciar el recorrido.
Sentía la humedad de mi pantaleta, mi corazón continuaba acelerado; entreabría los ojos y miraba que todos los tipos acariciaban su entrepierna, otros estaban grabando con su celular o tomando fotos.
El tipo ya me tenía agarrada de la cabeza con una mano, con la otra sostenia la base de su pene el cual desaparecía dentro de mi boca mientras empujaba sus caderas a un ritmo frenético. Su respiración se agitaba cada vez más anunciando su inminente eyaculación.
Yo me preparé para recibir su semen, el cual llegó con la fuerza deseada. El ruido de ventiladores y el andar del metro atenuaron los gritos del tipo durante su venida; ésta fue tan abundante que el tipo se mantuvo empujando dentro de mi boca hasta que salió la última gota. Yo seguí succionando su miembro, sabía que estos últimos espasmos son los que más se disfrutan ya que el pene está en su máxima sensibilidad.
-Ya, ya, muñeca, deja de hacer eso...tengo acalambradas las piernas, jajaja-Dijo retirándose lentamente.
Su miembro, ya algo flácido, apareció abandonando completamente la calidez de mi boca. Fue entonces que con mi lengua empuje una porción del semen que había tragado y que decidí reservar para realizar otra de mis fantasías: ponerlo sobre mis labios haciendo un movimiento para que ese semen se distribuyera en ellos mientras los tipos me miraban embelesados. Fantasía cumplida.
Con la lengua reuní nuevamente el semen de mis labios y lo tragué lentamente, saboreándolo, me ayudé con uno de mis dedos para tragar el resto.
Pensé equivocadamente que todo había terminado y me dispuse a prepararme para salir del vagón. Abrí el bolso que llevaba y saqué un poco de papel para limpiar mis labios, utilicé el labial para que mis labios se volvieran a ver seductores y apetecibles y finalmente arreglé mis ropas y mi peinado. Todo eso lo hice sin preocuparme de que todos los tipos me observaban detenidamente. No sabía si seguían grabando o tomando fotos, no me importaba en absoluto.
No me había percatado que el tipo al cual le hice la felación se había retirado discretamente y que su lugar lo había tomado otro tipo igualmentebien parecido.
-No me digas que ya te vas mamacita-Me dijo con vos melosa.
Sabía el riesgo de que se enteraran de que no era mujer realmente así que le respondí con un movimiento afirmativo de cabeza.
-No mamacita, no te vas porque falto yo. Te voy a coger así que levántate por favor-Su voz fue igualmente autoritaria como la del tipo anterior.
Ahora sí estaba realmente aterrada, no por lo que quisiera hacerme sino por el hecho de que descubriera que yo era travesti. Y es que tampoco era solo él sino todo el grupo que nos rodeaba.
-No soy lo que crees-Dije con la mayor serenidad posible. Mi voz de hombre hizo que la mayoría se sorprendiera y se miraran unos a otros esperando algún tipo de reacción. Sin embargo nada ocurrió, todos cuchichearon entre sí y el tipo frente a mí expresó:
-¡Mira nadamás! ¡La nena resultó machín!-Lo dijo con cierto enfado. -¡No importa muñeca, te voy a coger de cualquier manera, me gusta coger por el culo y el tuyo no está tan mal-Me extendió una mano y tratándome como una mujer me invitó a levantarme. Cuando me tuvo de pié frente a él me abrazó y ladeando su cuerpo deslizó sus manos sobre mis caderas hasta llegar a mis nalgas, las acarició, las masajeó y finalmente propinó una sonora nalgada en una de ellas.
Me tenía encendida, mi erección me era molesta por la ropa tan ajustada que traía, él continuaba disfrutando de mis nalgas turnando las caricias y los golpes a palma abierta. Los demás tipos, ya sin disimulo, apuntaban sus celulares hacia nosotros.
-Voltéate nena, le voy a dar un servicio a tu culo que no olvidarás nunca-Su voz se escuchaba excitada.
Ya un poco más tranquila, hice lo que me pidió, me coloqué de espaldas a él y recargué mis manos en el respaldo del asiento, quedando levemente inclinada. Miré a mi lado y todos los tipos se preparaban para presenciar lo que me haría el tipo. Unos apuntaban sus celulares y otros acariciaban su entrepierna.
El tipo pidió espacio para acuclillarse justo detrás de mí, cuando lo hizo acercó su rotro a mi trasero y lo hundió justo enmedio de las nalgas. Esa acción me hizo gemir de una forma deliciosa. Tomó mis nalgas y las abrió para hundiar aún más su rostro. Sentía su nariz tocando mi ano, aspiraba mi aroma y se empujaba con fuerza. Busco con las manos la parte inferior del blusón que llevaba y lo levantó, luego encontró la forma de retirar el leggin tirando de él hacia abajo, mis nalgas se fueron descubriendo lentamente hasta que finalmente la tanga pudo ser visible.
Una mano que no era la de él se posó en una de mis nalgas y la acarició; él, mientras tanto, bajó el leggin hasta donde consideró que no le estorbaría y con ansias volvió a hundir su rostro entre mis nalgas. Estabamos piel con piel, restregaba el rostro en mi culo y de vez en vez sentía la humedad de su lengua dejando rastros de saliva en mis nalgas.
Con una de sus manos tiró de una de mis nalgas dejando al descubierto la tanga, con la otra mano se ayudó para localizar mi ano y cuando lo encontró comenzó a pasar uno de sus dedos sobre él, era una caricia suave sobre la tanga, caricia que me hizo gemir continuamente. Cerré mis ojos, sabía que los demás nos grababan y me dispuse a no defraudarlos, era el mejor de los videos que tendrían en su celular.
Después de un rato con el mismo dedo con el cual me acariciaba se ayudó de otro para retirar la tanga, dejando mi ano descubierto. Sin dudarlo, acercó su lengua y se dipuso a picarlo con la punta de la misma. La cosquilla me encantaba y llevando una de mis manos hacia atrás tomé mi otra nalga para que mi culo quedara completamente abierto, yo sabía que con esa acción mi ano quedaría totalmente expuesto y él no tendría problemas de meter la lengua si lo deseaba...sí, estaba segura que lo lubricaría para penetrarme.
Sentí su saliva empapando mi ano, la depositaba con la punta de su lengua y se alternaba con uno de sus dedos para introducirla a lo largo del orificio rectal, mis piernas temblaban de la emoción esperando el momento de la penetración. Los demás no dejaban de apuntar el celular, los más atrevidos llegaban a chocar el dispositivo en mis nalgas.
-Bien mamacita, ahora sí te voy a coger, tu culito está listo para recibirme-Dijo pidiendo la ayuda de otro para poder levantarse ya que sus piernas las tenía algo acalambradas. Acto seguido, procedió a desabrochar su cinturón, desabrochó su pantalón y bajando el ciper dejó que toda la prenda cayera hasta sus tobillos. Miré hacia atrás, quería ver su miembro, el ano me palpitaba y su saliva escurría en los bordes del mismo, no soltaba mi nalga. El tomó su miembro sin retirar la trusa y lo rodeo con su mano, su pene se adivinaba grande y delgado.
Se acercó a mí y con el pene aún cubierto con la trusa, lo restregó en una de mis nalgas, luego pasó a la otra, todos estábamos en suspenso, esperando que por fin se decidiera a penetrarme. Le estaba poniendo mucha emoción a ese momento. Yo no pude soportar más y deje escapar la súplica:
-¡Ya, por favor, penétrame! ¡Deseo sentir tu miembro dentro de mí!-
-¡Eso es lo que deseábamos escuchar todos, zorrita, que me pidas verga para tu culo-Sin dejar de restregar su miembro me propinó otra sonora nalgada.
-¡Sí, por favor, dame tu verga!-Dije sin dejar de gemir.
-Muy bien zorrita, la tendrás ya-
Cuando dijo esto se retiró hacia atrás, descubrió su pene retirando con cuidado la trusa y lo acercó a mi ano sin retirar la piel de la punta, yo estaba aún más emocionada, sentí cuando su pene tocó mi ano y en ese momento jaló la piel del mismo permitiendo que los líquidos acumulados en la punta se depositaran mezclándose con su saliva. Mi culo estaba abierto y su cabecita descanso en la entrada del mismo. Fue cuestión de que empujara un poco para que su pene comenzara a desaparecer dentro de mí, la lubricación era perfecta y permitiría una penetración placentera, sin dolor.
Sentía su cabecita a la entrada de mi ano, apreté mi esfinter dándole la bienvenida y entonces él empujo un poco más de su miembro. Tomó su pene en la base para que éste no se moviera y empujo ahora con un poco más de fuerza, relajé el esfinter y sentí una porción más de su miembro dentro de mí.
-¡Mamacita, qué culo tan hambriento tienes!¡Me estás devorando zorra!-
Estaba concentrada en mi placer, no tenía ni idea en qué estación me encontraba, lo que sí sabía era que varios tipos habían decidido sacar sus miembros y se masturbaban a nuestro alrededor, mientras los demás no dejaban de apuntar sus celulares haciendo acercamientos de mi rostro y de la forma en que estaba siendo penetrada.
El tipo empujó con un poco más de fuerza, decidido a penetrarme completamente, no se detuvo, yo mientras tanto sentía como su pene se abría paso a todo lo largo del conducto rectal. Finalmente sentí las cosquillas del vello de su entrepierna en mis nalgas. Estaba completamente empalada por esa verga deliciosa.
Yo tenía mis ojos cerrados, imaginaba la situación en la que nos encontrábamos, me excitaba saber que eramos observados, fotografiados y filmados por todos los que se encontraban a nuestro alrededor, sentí varias manos aparte de las del tipo que igual acariciaban mis nalgas o tiraban de las orillas de la tanga.
El tipo comenzó a moverse vigorosamente sacando y metiendo su pene, se afianzò de mis caderas y comenzó a escucharse el golpe seco de su bajo vientre con mis nalgas. Yo me afiancé al respaldo del asiento del vagòn para no caer. Los demás tipos no daban crédito a lo que estaban presenciando. Muchos de ellos apretaban su entrepierna desesperadamente como si desearan estar en el lugar del tipo el cual ya en ese momento bufaba por el esfuerzo realizado.
Todo comenzó a dar vueltas, llevé mi mano a mi entrepierna y liberé mi pene de la tanga, igual comencé a masturbarme y comencé a sentir la cosquilla excitante previa a la eyaculaciòn, la misma que sentìa cuando era mi juguete el que ocupaba el lugar del tipo, esa cosquilla que provocaba espasmos incontrolables en mí cuando por fin la eyaculación llegaba y que me hacían gemir también sin control.
Así fue la venida de ambos y yo creo que de muchos de los presentes, mi ano comenzó a ser llenado de un semen tibio y abundante. El tipo se empujó con todas su fuerzas para que el mismo llegara hasta el fondo. Mi mano igual fue bañada con mi propio semen, la acomode de tal manera que éste no cayera, las piernas me temblaban, el sudor bañaba mi cuerpo y mis gemidos no cesaban, con cada latido de su pene dentro de mí escapaba un gemido de mi boca.
Miré a los demás tipos, nadie decía nada, unos continuaban apuntando sus celulares y para finalizar el video de la mejor manera posible, les mostré mi mano llena de mi semen y enseguida lo llevé a mis labios y sobre ellos lo embarré y lo engullí de una manera provocativa.
El tipo se retiró lentamente, su pene flácido no tardó en aparecer, y entonces ahora sí procedí alistarme para bajar del vagón, nadie más hizo intento de detenerme o querer hacer algo conmigo, pero estoy segura que muchos aún se quedaron con las ganas.
Actualmente no he vuelto a intentar repetir la experiencia pero lo que sí es que diariamente para ir a la oficina llevo debajo del pantalón ropa íntima de mujer, me encantan las tangas, las pantaletas y de vez en cuando hasta liguero y medias...y miren que sigo teniendo suerte porque muchos tipos se han y me han agasajado con manoseos y arrimones aunque no vaya vestida de mujer completamente...dime, en qué estación del metro quieres esperarme para comprobarlo? Diario viajo en la línea B, la de Buenavista a Ciudad Azteca, escribe tu propuesta. Un beso.