Experiencia con mi sumisa favorita.

El morbo del deseo de sentirse una puta usada....

Ella sentía como se le agolpaban todos los sentimientos experimentados desde hacia tiempo en la boca de su estomago, por fin estaba allí y por fin conocería a su Dueño, el viaje en tren había sido largo, lo cual había aumentado estas sensaciones.

Observó como sin darse cuenta caminaba despacio por él andén, casi como por inercia, sentía como flotaba y como seguía caminando de forma automática, algo que no sabía explicar la llevaba hacia él.

Él, estaba en la puerta, justo donde le había dicho, sintió como un flash en sus ojos y bajo la mirada, se detuvo un instante temiendo despertarse en ese momento, no se atrevía a levantar la mirada así que solo podía contemplar la parte inferior de sus piernas, había vivido demasiadas veces en su mente este instante, diviso el coche, justo donde él le había dicho que estaría, dentro consiguió distinguir solo una silueta, justo en ese instante él se giro y sintió, como aun llevando gafas de sol, él le clavaba sus mirada y algo le dijo que ante él no podía ocultar nada, se sintió transparente a sus ojos, la había reconocido, no era difícil, iba vestida como él le había ordenado, blusa abotonada de color claro, falda negra por encima de las rodillas, y el dato quizás más importante medias, hacía calor, pero él insistió en medias negras y liguero, acompañados de zapatos de tacón alto, noto alguna mirada de desaprobación de alguna señora, sobre todo mayor, pero se sentía bella, volvió a notar como su Señor la miraba despacio, apuro una calada a un cigarro y se volvió de nuevo hacia él, frente mientras una nube de humo salía por la ventana. Algo la impulso de nuevo a moverse y sin darse cuenta ya había dado el primer paso, se dirigió hacia el coche, sin de nuevo había bajado la mirada. Llego hasta la ventanilla, ambos se miraron y se dijeron hola, sus miradas hablaron por ellos mismos, no hacían falta más palabras, el maletero está abierto, dijo su Señor- ella deposita su maleta en él y volvió para sentarse junto a su Señor.

Él emprendió la marcha y ella sintió como un golpe en su nuca, como activada por un resorte abrió sus piernas al máximo, acababa de recordar una orden de su Señor, eso hizo que la falda subiese hasta la mitad de sus muslos, justo donde las medias se unían al liguero, el movimiento había sido tan brusco que él lo había notado, se giro despacio, dirigiendo su mirada hacia los muslos y esbozando una sonrisa, eso la calmo.

Habían salido de la ciudad, ella no sabía a dónde iban, viajaron en el coche durante veinticinco minutos más, hasta coger un camino forestal. Eso volvió a recordarle su boca del estomago. Llegaron a un pinar, había una pequeña cabaña, el se bajó y abrió la puerta de la misma, se dirigió de nuevo al coche y le dijo -entra en la cabaña-, ella obedeció, la casa era sencilla pero cómoda, siguió a su Señor el cual le mostró su habitación, era muy simple, solo una cama baja y una mesilla de noche, no pudo dejar de observar la cadena que colgaba del techo en una esquina, y los grilletes amarrados a las partes superiores de la cama, también observo que encima de la cama había una cortísima falda de látex, un portazo tras de sí le hizo dar un salto hacia delante, rápidamente comprendió y se dispuso a quitarse su falda y su blusa, sabia como tenía que estar Para su señor, sus pechos quedaron desnudos, la falda apenas le tapaba las nalgas, y encima de la falda había encontrado una cadena con unas pinzas que unió sus pezones realzando aun más sus pechos, se sentía realmente guapa.

  • Ven aquí , oyó como le decía su Señor desde el salón,  rápidamente se dirigió hacia allí, el también se había cambiado, ahora llevaba un pantalón vaquero y una camisa amplia por fuera del mismo, ambas prendas de color negro, tenia apoyadas los pies sobre una mesa y se veían las puntas de sus botas parecidas a las que usan los motoristas, llego hasta donde estaba arrodillándose en el suelo y apoyado su mejilla derecha en sus rodillas, aun no se había atrevido a subir la mirada, -ponme una copa le dijo señalando un mueble, mientras acompañaba el gesto subiendo el pie marcando la dirección, se dirigió al mueble, estaba bien surtido, ella miro sabía perfectamente lo que buscaba, las largas noches delante del ordenador había servido para conocerse perfectamente, vio la botella de Ginebra Bombay Blue Zafiro y unas botellas de tónica Nordic, tomo un cubito de hielo y lo pasó por sus pezones antes de depositarlo en la copa, con el segundo hizo lo mismo, después situó la copa debajo de su pecho y exprimió un trozo de limón encima de su pezón dejando que liquido  resbalase por el hasta llegar a la copa, lo miro y el sonreía, luego izó su falda y situó la misma copa sobre su coño, dejando caer la ginebra que rápidamente tomo el camino de la abertura de su sexo, la sensación de frio y calor fue brutal, luego añadió la tónica y le llevo la copa, llego junto a su Señor y se arrodillo ante él, se sentó sobre sus talones, bajo su mirada y extendió sus brazos, él la observó durante un instante como queriendo detener el tiempo, cogió la copa y le dijo se levantara y se acercara mas y ella lo hizo hasta que su muslo toco el suyo, en ese momento observo que él se había rapado la cabeza, después sabría por qué, el poso su mano en el muslo y lo fue subiendo despacio hasta el nacimiento de la nalga, - justo al pie del sillón había Una fusta que no había advertido, el se dio cuenta que la había visto, la cogió y la paso por su abdomen desnudo, descargo un golpe seco y por fin pudo ver el rojo de su piel, aguantó el envite solo cerrando sus ojos, quería complacer a su Señor lo conocía bien, el bajo lentamente la fusta y la metió por debajo de la falda, con la punta levanto la falda y el sexo depilado se mostró ante su señor, paso la fusta por entre sus labios vaginales y noto automáticamente humedecerse su coño como una colegiala,, el se puso de pie la agarro por la nuca y le estampo un fuerte beso mientras aumentaba la presión de la fusta en el sexo , la Asió con una mano por la nuca y la llevo a su dormitorio.

Una vez en el dormitorio, la dirigió a la cadena que colgaba del techo y le ato mas las manos, quedo de pie tocando solo con las puntas de los dedos el suelo, él le ato un palo a los tobillos y sus piernas quedaron abiertas al máximo, Lucy se sentía indefensa, una sensación de estar en las manos de su Señor le recorría todo el cuerpo, él le dijo, ahora quiero ver como goza una autentica perra de tu categoría, y mientras hacía esto volvió a pasar la fusta pero esta vez por sus pezones, descargo un suave golpe en el pezón derecho, y enseguida lo mordió, sintió como se le endurecía y el volvió a repetir la misma operación con el otro pezón. Dejo la fusta cogida por los dientes de su mascota favorita y sin previo aviso, empezó a morder sus pezones mientras un dedo entraba de golpe en su húmedo coño, lo movía despacio, pero lo suficiente para mezclar el dolor que sentía en sus pezones, con el placer que le daba las caricias de su Señor.

Cuando el noto que estaba realmente caliente paró en seco y saco de golpe el dedo ella sintió como si le hubieran sacado las entrañas de golpe, se sintió vacía, vio como se dirigía a un cajón, negro de madera, no era muy grande, saco un consolador y un pañuelo negro, con el que le tapo los ojos, ahora aun se sentía más indefensa, sin saber por dónde le vendrían las caricias o los castigos.

Noto que el cuerpo de su Señor se le pegaba casi queriendo fundirla con él, mientas notaba como su polla empujaba dentro del pantalón contra su pubis rasurado, dos manos abrieron sus nalgas y una vez abiertas noto una enorme presión en su ano, debía ser el consolador, entraba despacio pero constante, debía haberlo lubricado con su saliva, de un solo movimiento había introducido más de medio consolador dentro de su cuerpo, el paró de golpe u por su mente pasó un sentimiento de agradecimiento ya que lo había detenido justo antes de que el dolor fuese insoportable. Se retiro y cogió algo más del cajón, volvió rápidamente y mediar palabra de un solo golpe, introdujo el resto del consolador, ella dio un pequeño grito que logro ahogar mordiéndose el labio inferior, sintió como conectaba el vibrador del consolador y lo ataba con otro pañuelo a su cintura, dejándole completamente clavado el mismo en su ano, la sensación empezaba a ser más agradable por la vibración.

Oyó el chasquido de una cerilla, sus sentidos no privados estaban en permanente atención, tras un tiempo, noto en su costado izquierdo calor, dio un respingo una gota de caliente cera había caído por la cara interna de su muslo y se deslizaba por su piel, después sintió el otro muslo, perdió la cuenta de cuantas gotas cayeron, tras sus muslos las sintió en sus pechos, en sus pezones, en su rasurado pubis, el consolador en el ano y las caricias que su Señor le dedicaba en el sexo, la estaban llevado a un dimensión desconocida, Su señor le quitaba la cera aun caliente con los dientes en sus pezones, le puso la vela ya casi gastada en la boca por lo que las gotas seguían cayendo sobre su estomago y pubis, el la balanceó para que no pudiera apuntar con la vela, saco el consolador de golpe y volvió a balancearla, las gotas ya caían por todo su cuerpo.

La luz le cegó los ojos por unos instantes, el había quitado el pañuelo y recobro la visión cuando vio que ataba sobre su cabeza una redecilla con cubitos de hielo, cuando las gotas se mezclaban con las de la cera era una sensación muy especial, volvió a balancearla. Saco un cubito de hielo de la bolsa y lo introdujo de golpe en su dilatado ano, ahora sentía como por la parte delantera de sus muslos, caían gotas calientes de cera mientras por la parte trasera un reguero de agua bajaba hacia sus talones y formaba un pequeño charco junto a las puntas de sus pies que a veces la hacía resbalar.

Su señor le quito la vela de la boca, se le acerco y le mordió la dolorida boca tras haber mantenido la vela, -así me gusta perra,, saco una barra de labios y le pinto la boca de forma grotesca, la besaba a la vez que la pintaba, ella imaginaba la imagen en su mente, atada a una cadena, las piernas abiertas y la cara pintada, así me gusta verte puta, le seguía diciendo su Señor, sin dejar de besarla palmeo sus nalgas, sentía las manos como si fueran tablas, las manos de su señor eran grandes, la apretaban, golpeaban, y acariciaba con fuerza, la mecía como una marioneta indefensa, de repente sintió que algo se le clavaba en su coño, el calor del miembro hizo Que lo reconociera enseguida, su Amo la estaba follando de una forma brutal, sentía como sus huevos chocaban contra el caliente y dolorido coño, así estuvo un buen rato hasta que su Señor descargo toda su leche dentro de su coñito, no sabía cuántos orgasmos había tenido en su sesión, su Señor le había dado permiso para tenerlos, lo había hablado con anterioridad, esa sería la única vez que podría correrse sin permiso.

Por la postura que mantenía con las piernas abiertas sintió como el semen de su Amo resbalaba por su vulva. El pasó los dedos y le introdujo dos, hurgando en su coño, los saco y los llevo a la boca de su perra, esta los chupo con avidez, y él le refregó los dedos por sus labios y cara, le volvió a poner el pañuelo en los ojos, y le dijo has sido la autentica puta que esperaba, bajo las cadenas, cuando las piernas  volvieron a sentir el peso de su cuerpo flaquearon y se doblaron, las cadenas dejaron de bajar justo cuando ella quedo de rodillas, sintió los pasos de su Señor y Amo que se alejaban, tras eso un portazo, allí estaba ella. De rodillas, desnuda, con las piernas abiertas, manchada de cera, ahora sus rodillas estaban en el charco de agua producida por los hielos, sentía aun el semen caliente de su amo, en su coño, pero sobre todo aun podía olerlo y saborearlo, era feliz, solo era Viernes........continuara.

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