Expediente X: Los señores Devlin

El caso más peligroso y lascivo de los famosos agentes del FBI.

EXPEDIENTE X: LOS SEÑORES DEVLIN

Middletown, Connecticut, 10:13 de la noche. "Ding, dong" se escuchó en la puerta de su casa. Sonriente, fue él quien se levantó a abrir.

-Hola Dorothy. George-saludó a él también-.

-Hola Peter-respondió George-. Esperamos no llegar tarde.

-Llegáis justo a tiempo-sonrió Peter-. Mary ya está lista, podemos ir sin más dilación.

-Estupendo-dijo Dorothy-. Estoy ansiosa por empezar.

Los tres se fueron al dormitorio, donde Mary les esperaba desnuda. Los otros tres comenzaron a desnudarse y a besarse entre ellos, primero entre ambos matrimonios y después ya entre turnándose. Formado ya el ambiente erótico los cuatro se entregaron a los placeres a lo largo de la noche, estando tan inmersos en ellos que ni Dorothy ni George percibieron como su pareja de juegos sexuales cambiaba de aspecto, y tampoco percibieron como la habitación saltaba en llamas sin que el resto de la casa ardiera, hasta que fue demasiado tarde para poder escapar

Sucesos paranormales

El gobierno niega todo conocimiento

"La Verdad Está Ahí Fuera"

Oficinal central del FBI, Washington DC. Con lenta parsimonia Scully abrió la puerta del despacho, encontrándose con Mulder enfrascado en un expediente y con sus habituales diapositivas. Tan ensimismado lo encontró que ni siquiera levantó la vista para saludarla.

-Hola Scully.

-¿Se puede saber que estás mirando con tanto afán?. Si metes la cabeza algo más en ese expediente la acabarás sacando por el otro lado.

-Se trata de un caso muy interesante. Me gustaría que le echaras un vistazo.

-Espero que lo sea. Me has sacado de una interesante reunión de vecinos donde me querían para liderar los "vigilantes de barrio" que quieren poner-ironizó-.

-No seas quisquillosa y dime que te parece esto.

Mulder cogió un pequeño mando y comenzó a pasar las diapositivas, donde se veía el torso de un hombre con extrañas marcas. Según pasaban estas se hicieron más detalladas hasta que pudieron verse de manera nítida.

-¿Qué es eso-preguntó sorprendida-?.

-"Eso" es lo que queda de George Hendrick, 43 años, natural de Middletown, Connecticut. Su cuerpo fue encontrado junto al de su esposa Dorothy, de 41, en las afueras del pueblo hace dos días. Sus cuerpos tenían estas extrañas marcas.

-Espirales con forma de seis, cruces invertidas…¿se trata de alguna clase de sacrificio ritual?.

-La policía de Middletown cree que lo hicieron algunos jóvenes seguidores de Satán. Al parecer hay una banda de chicos que hacen culto al diablo o algo parecido.

-Pero tú no lo tienes tan claro-insinuó ella-

-No debido a esto.

Dio al botón y pasó otra diapositiva. Los ojos de Scully quedaron abiertos de par en par: la imagen mostraban grandes desgarros en la espalda y pecho de ellos, igual que en las extremidades según se vio en las siguientes.

-Dime lo que crees Scully. Ilumíname con tu sabiduría.

-Parece como si lo hiciera un animal, fíjate en el desgarro, casi parece una zarpa, aunque me parece algo grande para un lobo, y mucho menos por esa zona.

-Eso es lo que me tiene tan confundido. Tengo la impresión de que quizá hay alguna especie de animal sediento de sangre, una mezcla de Sasquatch y Quentin Tarantino. Ya he sacado los billetes para Middletown. Nos vamos en una hora.

-Que pena, estaba tan interesante la reunión de vecinos-bromeó Scully-

Comisaría de Middletown, Connecticut. 24 horas después.

-Sheriff Warwick, somos los agentes Fox Mulder y Dana Scully del FBI, hablamos por teléfono.

-Hola agente Mulder. Agente Scully-saludó a ella-. Espero que ustedes puedan echarnos una mano con esto-dijo mientras ambos se encaminaban hacia el laboratorio forense-.

-¿Cuál es el problema?.

-Los Hendrick eran queridos y apreciados agente Scully, y no faltará quien quiera tomarse la justicia por su mano. Su llegada servirá para apaciguar los ánimos.

-Bueno, algo es algo-afirmó Mulder-. La agente Scully es médico y me gustaría que hiciera la autopsia de los Hendrick. ¿Habrá problemas con eso?.

-En absoluto. El doctor Don Carter, nuestro forense, no ha puesto objeción alguna. Nos está esperando.

Cinco minutos después los tres habían llegado al forense, donde los Hendrick ya estaban dispuestos en mesas diferentes. Scully, con el instrumental preparado, empezó a hacer la autopsia, primero de él y luego de ella. Mulder, a su lado, los miraba cruzados de brazos, con gesto inquieto.

-¿Qué has averiguado Scully?, ¿puedes decirme la causa de la muerte?.

-Mulder, aunque no te lo vas a creer, han muerto por anemia. Les fue sustraída toda la sangre del cuerpo. He comprobado que todos los grandes desgarros fueron hechos post-mortem, aunque los símbolos y figuras en sus cuerpos fueron hecho ante-mortem. No tiene sentido-dijo encogiéndose de hombros-. ¿Primero los marcan, luego los succionan y después los descuartizan?.

-¿Qué clase de persona podría hacer algo así?.

-No lo sé Sheriff, pero desde luego deben ser auténticos dementes para hacer algo así. ¿En que piensas Mulder?. Te veo algo ensimismado.

-Estaba mirando la forma en que hicieron las marcas. No soy un experto, pero por la forma en que se hicieron pareciera que se hicieran a ciegas, como cuando se está debajo o encima de alguien.

Scully frunció el ceño y vio lo irregular del trazado, tanto en las espirales como en las cruces.

-Tienes razón.

-¿Se les ha realizado un test de abuso sexual?.

-¿Abuso?, fueron encontrados desgarrados-protestó el Sheriff-. ¿Para que quiere un test de abuso sexual?.

-Existen indicios de sectas satánicas que antes de hacer sus sacrificios mantienen relaciones con los elegidos. Quizá pasó algo parecido.

-Pero aquí no hay sectas, solo pandilleros adoradores del diablo.

-Eso para muchos podría considerarse como secta-corrigió Mulder-.

-¿Quiénes fueron los últimos en verlos-preguntó Scully-?.

-Peter y Mary Devlin. Vecinos de los Hendrick de toda la vida. Ya les hemos tomado testimonio.

-Sheriff, si no le importa quiero volver a hablar con ellos. Scully por favor, haz ese test para ver si estoy en lo cierto.

-¿En que estás pensando Mulder-preguntó asombrada-?...

-En que quizá los Hendrick tuvieron tratos con el diablo

Casa de los Devlin, Hillcrest Avenue, Middletown, Connecticut. El coche del sheriff aparcó justo delante de su casa. Se bajaron de él y llamaron a la puerta. Abrió una mujer de poderosa estampa: reluciente cabello pelirrojo, ojos azules como cristal, labios carnosos, casi perfectos y un semblante sereno. Mulder nunca se sintió tan turbado.

-Hola Mary, ¿podemos pasar?.

-Sí, claro Sheriff. Sean bienvenidos.

Ambos pasaron y se sentaron junto a ella y a su marido, ambos con gesto apesadumbrado.

-Sé lo que esto debe dolerles, pero aún así necesito que me digan lo que ya comentaron a los agentes.

-No sé que más podemos decir-contestó Peter-. Ellos vinieron a pasar la noche con nosotros, era algo cotidiano. Luego se fueron por su propio pie, como todas las noches. No imagino como alguien pudo hacerles eso.

-¿Y no notaron nada inusual ni anormal en su conducta?.

-No. Todo fue de lo más normal.

-Entiendo. Lamento su pérdida.

En ese instante Mulder echó un rápido vistazo por la sala de estar, fijándose en la cantidad de objetos religiosos que había. Su vista se detuvo en un gran cuadro en el que aparecía un hombre en la cruz, puesto boca abajo.

-Curioso cuadro-señaló-.

-Es San Juan-respondió Peter-. Fue puesto boca abajo

-…como humildad hacia Jesús porqué no quería tener la osadía de ser crucificado como él-respondió Mulder-.

-Vaya, conoce la Biblia-comentó sorprendido-.

-No del todo. El año pasado tuve un caso relacionado con eso, varias niñas con deformidades fueron asesinadas en posición de rezo. Había un sacerdote que llevaba una cruz invertida como colgante, que fue el principal sospechoso.

-Aaah-quedó sorprendido Peter, mirando a Mary con gesto nervioso-…suena muy interesante

-¿Y que es eso?.

-Es la cábala hebrea-señaló Mary mirando a la figura-. En ella se explica el camino que lleva al reino de dios.

-San Juan en la cruz, cábalas hebreas…¿son ustedes politeístas-bromeó-?.

-No, señor Mulder, somos católicos-contestó Mary contrariada-. Vamos a la Iglesia, colaboramos con ella, hacemos donaciones, pagamos los impuestos. Somos gente sencilla. Lo que pasa que es creemos que hay muchos modos de llegar a Dios.

La forma en que hablaba volvió a dejar turbado a Mulder. Se sintió extrañamente magnetizado por ella, como si un imán lo atrajera hacia sus ojos castaños y su ondulado pelo rojizo, hacia su cuerpo bien formado y su expresión misteriosa. Haciendo acopio de fuerzas recobró la compostura.

-¿No tienen hijos?.

-Mi mujer y yo queríamos, pero el buen dios no nos ha dejado. Ella es estéril.

-Lo lamento. Gracias por todo…¡Ah sí!, una cosa más. ¿Saben si algún vecino o residente de la zona hace cosas raras, o si han visto algún animal salvaje?.

-No señor Mulder. Este es un barrio tranquilo, un barrio decente.

-Gracias otra vez por su ayuda. Les llamaremos si volvemos a necesitarles.

Justo al salir de la casa Mulder miró por el reflejo del cristal de unos de los cuadros: Peter y Mary Devlin aparecían con el cuerpo cubierto de escamas rojas como los dragones, los ojos en llamas y gesto diabólico en sus caras, con una macabra sonrisa. Se giró instantáneamente pero al verlos éstos eran totalmente humanos.

-¿Ocurre algo-preguntó Peter-?.

Mulder entornó los ojos pensativo. Al volver a mirar por el reflejo el cuadro cayó al suelo y el cristal se rompió. Peter fue a recogerlo.

-Maldito cuadro, tiene la base algo inestable. Lo siento-se excusó-.

Mulder asintió y de inmediato salió, volviendo al laboratorio forense con Scully.

-Mulder, a veces me das miedo-dijo ella en cuanto lo vio-

-¿De que hablas?.

-He realizado el test como me pediste, y hay indicios de una frenética actividad sexual consensuada antes de la muerte, como si hubiesen participado en una bacanal.

-O en una orgía del demonio-bromeó Mulder-

-¿Cómo?.

-Acabo de hablar con los Devlin y francamente creo que no son lo que aparentan. Son demasiado americanos, demasiado perfectos. Y hay algo más.

-¿El que?.

-Cuando salí de su casa por accidente les vi reflejados en el cristal de un cuadro de sobremesa y no vi personas si no demonios. Es posible que los Devlin estén más cerca del infierno de lo que imaginamos.

-¿Insinúas que los Devlin son demonios?.

-No estoy seguro, pero esto no deja de recordarme el caso de los Weinsider de Virginia. ¿Lo recuerdas?.

-Mulder, de eso no hace ni dos meses. ¿Crees que lo que tenemos aquí son dos demonios queriendo tener hijos al igual que Wayne Weinsider?.

-Puede que sí, puede que no. ¿Tienes mucho sueño?.

-¿A que viene eso?.

-Les vigilaremos por la noche para ver que hacen. Yo llevaré el café.

10:13 de la noche. Sentados en el coche, tanto Mulder como Scully observaban la casa de los Devlin.

-Mulder, no creo que ocurra nada. No conozco a los Devlin, pero por el aspecto de su casa serán los perfectos vecinos.

-Seguro que fueron nombrados "vecinos del mes" durante más de un año, pero aún así quiero vigilarlos.

-¿Y por qué no…?.

Scully se interrumpió cuando de lejos vio como un matrimonio salía de su casa y llamaba a casa de los Devlin, que los saludaron con abrazos.

-Seguramente van a echar la partida de cartas de todos los jueves. No va a ocurrir nada Mulder, y estoy cansada. Llevamos aquí más de dos horas. Mañana seguiremos. Vámonos.

-Sé que pasará algo Scully, hazme caso

-Mulder, ¡vámonos!.

Con gesto frustrado Mulder arrancó el coche y se fueron. En ese instante Mary descorrió las cortinas.

-Ya se han ido. Estamos libres-anunció-.

-Menos mal, no aguantaba más-añadió Peter-. Mildred, Arthur…vamos a divertirnos.

Echando las cortinas para tener una privacidad absoluta los cuatro se desnudaron con urgencia y se fueron a la cama. Arthur fue por Mary como alma que lleva el diablo, abalanzándose sobre ella para tenerla entre sus brazos, besándose y acariciándose con desesperado frenesí. Peter, por su parte, vio como Mildred iba rauda hacia él, tumbándolo en el otro lado de la cama, pegándola un potente beso en la boca. Los cuatro, entregados entre sí, se exploraban mutuamente libres de preocupaciones. De os cuatro, la más eufórica era Mildred, pues besaba a Peter como sedienta de su boca. Éste se encontraba de lo más embobado con la lujuria tan enorme de ella, metiéndola mano por todas partes, tocando su vulva humedecida y posando después su lengua sobre ella para beberse todos sus jugos. La misma maniobra usó Arthur sobre Mary, a la vez que las mujeres, echadas una junto a otra, se besaban con toda intensidad, acariciándose por todas partes. Ambos hombres usaron lengua dientes y dedos para tocarlas y excitarlas entre sus piernas, poniéndolas al borde de delirio. Tanto una como otra se miraban y se relamían, tocándose las tetas y retorciéndose los pezones con fuerza hasta gemir de dolor. Mildred y Mary, totalmente enloquecidas, jadeaban como a punto de estallar. Casi a la vez las mujeres los detuvieron para evitar llegar al orgasmo, tomando en sus manos los amoratados y endurecidos miembros para besarlos y metérselos en la boca. Mildred se la tragó de una sola vez, mientras que Mary prefería jugar a dar besos y lametones a lo largo del glande, dando muestras de una gran experiencia. Nunca Arthur había conocido una feladora de la categoría de Mary, parecía que lo hubiera hecho millones de veces. Iba de un lado a otro, la metía en la boca para volverla a sacar, la besaba a lo largo del tranco desde el glande a los huevos y vuelta. Mildred, viendo lo que su compañera hacía, intentó imitarla, y aunque no pudo igualarla, si tomó buenas lecciones, deleitando a Peter con sus esfuerzos, el cual vería las ganas de su chupadora para estar a la altura de su propia esposa. Debido al tamaño Mildred tenía problemas para metérsela toda, pero aquella la calentaba aún más. 23 centímetros de hombría la excitaban como nunca, mientras que los 19 de Arthur hacían que los ojos de Mary brillaran de malicia. Cuando ya no pudo más Peter tumbó a Mildred, abriéndola de piernas casi como si quisiera violarla y penetrándola con la misma intensidad. Peter lanzó su aliento, del cual parecía surgir como una especie de ceniza que dejó a Mildred drogada, como su hubiese tomado una dosis de heroína. Mary hizo lo mismo con Arthur, y éste literalmente la puso contra la pared abriéndola con toda su rabia y penetrándola con una furia asesina, violándola sin que Peter o Mildred reaccionaran. El bombeo tanto de uno como otro era en verdad una violación, aunque ellas no protestaban, sino que gritaban de felicidad. Fue cuando, en mitad de la perpetración, tanto Peter como Mary empezaron a cambiar, convirtiéndose en verdaderos demonios de piel escamosa y enrojecida, de pequeñas cuernos en la cabeza y fulminante mirada, con las manos como garras. A pesar del aspecto y del terrible sufrimiento que estaban sufriendo ni Arthur ni Mildred decían nada, solo se limitaban a gozar como si deseasen ser violados por demonios: él gozaba haciéndolo con una demonio y la penetraba con insaciable lujuria, besándola a la vez que seguía embatiéndola con parsimonia; ella también disfrutaba de que aquel diablo llenara su vulva con aquella enormidad, violándola como ella jamás imagino gozar. Incapaz de contenerse pidió ser penetrada más fuerte, más profundo, más violento aún…y tanto Peter como Mary, en pleno éxtasis, pasaban las manos por los cuerpos de ellos, haciéndoles diversas marcas y cicatrices como espirales en forma de "6" y cruces invertidas. Tras un tiempo que se antojaba infinito tanto unos como otros se corrieron violentamente, descansando un poco para volver a repetirlo aunque esta vez las mujeres fueron enculadas con la mayor fuerza que podían. Al igual que la otra vez, la habitación comenzó a estallar en llamas, pero ni Arthur ni Mildred se dieron cuenta. Ambos seguían absortos, como drogados, hasta que, al notar lo que sucedía como si salieran del trance, quisieron gritar, pero ya no había escapatoria de la trampa a la que habían sido invitados tan amablemente

Sala forense del condado de Middlesex, 11:23 de la mañana. Mulder y Scully entraron a la vez, encontrándose con el Sheriff Warwick y el médico forense Don Carter.

-Los han encontrado a pocos metros de Randolph Road. Les hemos avisado en cuanto han llegado aquí-dijo el Sheriff-.

-Scully, ¡míralos bien!.

-¡Dios mío Mulder, son la pareja de ayer por la noche!.

-Son Mildred y Arthur Floyd, quizás tan queridos y respetados como los Hendrick-explicó Carter-. Muy buena gente. No entiendo que está pasando.

-Mulder, mira sus cuerpos. Las mismas cicatrices, las mismas marcas y símbolos

-Con permiso Sheriff, quiero hablar con mi compañera a solas-dijo, esperando luego a quedarse solos-. Es hora de frenar sus actividades-concluyó-.

-¿Cómo?. No hay pruebas de que fueran ellos.

-¿Y que más necesitas?. Estoy convencido de que son ellos Scully. Y también empiezo a pensar que me he equivocado.

-¿Equivocado?, ¿en que?.

-Que estábamos ante otro Weinsider, pero no es así. ¿Recuerdas el caso?.

-Claro Mulder: Weinsider era un demonio que creía tener una familia humana y un hijo humano. Y luego estaba Betsy Monroe, otro demonio que también quería tener un hijo pero a la que no le importaba tanto que fuera humano.

-Bien, pues pensé que esto era lo mismo, pero no es así.

-¿Y que crees?.

-Que los Devlin son verdaderos demonios que han sabido superar la agresividad y la territorialidad de su raza para trabajar en equipo en lugar de enfrentarse. No es algo raro ya que algunos depredadores animales suelen hacerlo. Consiguen mejores presas.

-¿Demonios trabajando en equipo?, ¿lo dices en serio?.

-Solo así se explica todo. Cuando estuve en su casa Peter dijo que querían tener hijos pero que Mary era estéril. Es posible que los demonios sean estériles entre ellos mismos, pero que con los humanos tengan más suerte y puedan engendrar, y que mejor que buscar entre los devotos feligreses donde tienen tanta posibilidad de escoger.

-¿Si lo único que quieren es tener hijos porqué las muertes?.

-Por el instinto más desarrollado en los demonios y quizá en el ser humano: la violencia. Quizá no puedan refrenar su sed de matar, quizá no quieran. De ahí los desgarros y la escasez de sangre. Creo que se la podrían tomar para conseguir fuerzas, como los vampiros.

-¿Y lo de las marcas en sus cuerpos?.

-Bueno…quizáaaaa-reflexionó-…quizá sea algo compulsivo, como los que cantan la misma canción una y otra vez, o los que juntan los libros por tamaño y color. Podría ser que cuando estén en plena actividad no pueden contenerse a marcas a sus víctimas con la clásica iconografía demoníaca. Además, hay que reconocerles el mérito.

-¿Mérito?.

-Toda su casa está llena de cruces, cábalas y muchos más objetos santos. Los Devlin me dijeron que eran devotos creyentes en Dios. ¿Quién mejor para creer que él que aquellos a quienes desterró de su reino?.

-¿Y ahora que hacemos Mulder-preguntó después de recomponerse de todo aquello-?.

-Yo los vigilaré de cerca esta noche. Te llamaré por radio si ocurre algo.

-¿¡Quieres vigilar tú solo!?.

-Sí, porqué quiero que compruebes el historial de Peter y Mary Devlin en la base de datos de FBI, y también casos parecidos en los últimos años a lo largo de todo el país. Creo que esto se ha repetido más veces. Yo vigilaré a los "perfectos" señores Devlin.

-Ten cuidado Mulder. Estás jugando con fuego.

-Tendré cuidado de no quemarme-bromeó-.

Casa de los Devlin, Hillcrest Avenue, 11:15 de la noche. Apostado en el coche, Mulder comía unas pipas mientras observaba la casa, esperando el momento en que alguien o algo entrara en ella. De nuevo miró el reloj de su muñeca dominado por los nervios. En ese instante vio movimiento a través de las ventanas, y aunque no vio a nadie entrar, salió del coche para vigilar más de cerca. Con sigilo llegó hasta una ventana, donde vio como Peter Devlin, mientras se miraba al espejo, cambiaba su forma a demonio. De inmediato cogió el móvil.

-Scully, soy Mulder-susurró-. Estoy viendo al señor Devlin con su verdadera forma, creo que se dispone a ir a por su nueva víctima.

-Mulder, he encontrado lo que me pediste. Es increíble Mulder, tienes que ver lo que he encontrado.

-Luego Scully, ahora debemos

-¿Mulder-preguntó al ver que no hablaba-?, ¿estás ahí?. Voy rápida para allá, espérame.

Debido al fuerte golpe Mulder yacía en el suelo inconsciente, mientras Mary Devlin lo miraba con malicia con su enrojecido rostro escamoso. Mirando a la ventana ella y Peter se sonrieron con complicidad

Scully llegó y se detuvo al lado del coche de Mulder. Al verlo vacío se aproximó a la casa por la parte trasera en donde había un amplio jardín que lindaba con un bosque. Sacando su arma se acercó lentamente para no llamar la atención. Asomándose por la ventana vio como un Mulder inconsciente y desnudo era llevado a la cama. Con los ojos abiertos vio como Mary Devlin se transformaba en demonio, y justo cuando iba a entrar notó un "crack" detrás de ella, girándose arma en mano.

-¡¡Quieto!!. ¡¡No se mueva, FBI!!.

Sin saber como lo hizo, vio al que debía ser Peter Devlin desnudo de cintura para arriba a pocos metros detrás de ella. Aunque quiso contenerse, no pudo sino fruncir el ceño, pues había algo en él que la atraía poderosamente, como si fuera el canto de la sirena. Su pelo castaño, sus ojos oscuros, su pecho algo fornido, la expresión tranquila de su cara, sus proporciones…casi se estaba excitando solo de verla. Entreabrió los labios para tragar saliva e intentar recomponerse, y eso Peter ni siquiera había dicho palabra.

-No debería estar en nuestro jardín-dijo él muy tranquilo-.

-Soy agente federal. ¡Queda detenido!.

-Hágame caso salga del jardín

-¡¡Cállese!!.

Tan centrada estaba en él que no percibió como un tallo de planta se deslizaba por el suelo. Cuando quiso hacerlo ya era tarde, pues el tallo la cogió del tobillo tumbándola. Otros más surgieron de un rincón oscuro, atenazándola por los tobillos y muñecas y con increíble fuerza elevándola en el aire. Entonces surgió una planta enorme con varios bulbos.

-Señora agente, le presento a Gladys, nuestra planta. Su alimento es…bueno, ya lo comprobará. Disfrute del viaje.

Incapaz de soltarse Scully se resistió todo lo que pudo, hasta que Gladys ganó la partida. Sus tallos comenzaron a revolotear por el cuerpo de la agente federal, rompiéndose sus bragas y haciéndolas jirones. Su camisa fue abierta rompiendo los botones y deshaciendo el sujetador, y su falda fue subida a la altura de la cintura. Uno de los tallos, poblado con varias hojas, comenzó a restregarse contra su vulva, acariciándola entre sus piernas y excitando su clítoris. Scully no podía creérselo, y aunque quiso gritar, le fue imposible ya que una hoja se había posado en su boca, quedándose como pegada, permitiéndole respirar pero no hablar. Dos tallos más se abalanzaron sobre sus tetas, rodeándoles en especial hasta acabar justo encima de los pezones, los cuales fueron succionados y estirados debido a una especie de ventosas al final de los tallos. Éstos empezaron a moverse haciendo un efecto de balanceo y sobe en sus tetas, calentándolas para ponerlas erguidas y duras. Incapaz de contenerse Scully comenzó a segregar jugos de manera copiosa, los cuales resbalaban por sus piernas para caer en las hojas que la tocaban.

Tumbado en la cama Mulder estaba siendo succionado por la boca de Mary. Ésta echó el aliento sobre él, esparciendo como ceniza. Al respirarlo Mulder no solo despertó si no que se sentía extrañamente alegre, y aunque tenía delante de él a un sucubo, no podía si no estar excitado. Fue a besarse con ella, tocándola en sus escamosos pechos y tocando sus pezones, retorciéndolos y moviéndolos de un lado para otro. Mary gemía roncamente con las exploraciones a las que era sometida. Sus manos, que casi se asemejaban a garras exploraron el cuerpo de él hasta llegar a su verga, agarrándola tan fuerte que él lanzó un gemido de dolor. Luego empezó a moverla con lentitud para pelársela, tocando con el pulgar el rojo rubí de su glande. Bajando con rapidez se la engulló en la boca mamándola un poco y después lo tumbó en la cama para seguir haciendo lo mismo pero con la vulva encima de la cara de Mulder, que presto y diligente la devoraba con fruición, abriéndola con los dedos para meter su lengua y posar sus labios, jugando a besar y meter y sacar. Mary, a su vez, cogía la base del troncho con su enorme mano, tragándose todo el manubrio y usando su viperina lengua para enroscarla alrededor de él de arriba abajo, tirando de ella para ponerlo más a cien. Notó como el esmegma empezó a salir, ingiriéndolo con glotonería. Dejando de mamarlo se puso en la cama abierta de piernas, momento en que Mulder se echó encima como un acosador para penetrarla por la fuerza.

Con la falda subida y la camisa abierta de par en par Scully era sometida a un castigo constante de tallos y hojas rozándose contra ella y poniéndola tan cachondo que le era incondecible. Algunas hojas pasaban por encima de su vulva, y otras por encima de los pezones cuando estos no eran succionados por las ventosas del final de los tallos. La cara de Scully estaba ruborizada a más no poder, y por sus mejillas resbalaban lágrimas de impotencia. Un tallo la penetró por su orto y otro por la panocha, lo que la hizo gemir largamente. Luego se pusieron a embatirla unos minutos pero en seguida se retiraron. Scully suspiró, pero pronto entendió el horro que se avecinaba, pues dos enormes bulbos se abrieron en flor, mostrando una pequeña hendidura en el centro. Vio como algo surgía de la base, un bulto en los tallos que se desplazó hasta salir por en medio de las flores de cuatro pétalos: eran dos estigmas o estambres que simulaban en tamaño y forma una verga humana. Luchó cuanto quiso pero no pudo evitar que ambos la penetraban en sus dos agujeros consumando una violación en toda regla. Peter la miraba embobado como esperando algo, y siguió viendo: Gladys violaba a la pelirroja federal con apetito desmesurado, como si llevase tiempo sin alimentarse. Scully era embutida y todo su cuerpo convulsionado, moviéndose rítmicamente a las penetradas que recibía. Los gemidos de dolor, aunque algo apagados, resonaban perfectamente, momento en que se le quitó la hoja de la boca y pudo hablar, gritando varias veces sollozando: "noooo, basta….basta por favoooor…nooooooooo". En ese instante Peter, después de gozar de sus quejidos, echó el aliento sobre Scully, esparciendo una especie de ceniza. Al poco de respirarla Scully se sentía extraña pues aquello en vez de repudiarla la estaba gustando, y no tardó en cambiar los gemidos de dolor por los de placer, escuchándose: "síiiii, máaaaaaaas…dame más, mucho máaaas….no pareeees, me gustaaaa"…Esbozando una pérfida sonrisa Scully fue follada y refollada por Gladys hasta que la planta quedó saciada de ella debido a cuanto chorreaba por su coño dilatado en cada vez que alcanzaba el orgasmo, usando sus vergas-estambres para hacerle dobles penetraciones anales y vaginales hasta dejarla más abierta de lo que nunca lo había estado. Cuando la dejó en el suelo con la ropa hecha jirones, las tetas asomando por la destrozada camisa y el abrigo roto y algunos vellos por la destrozada falda Peter volvió a echarla el aliento y abrazados entraron en la casa.

Ya era el segundo polvo que Mulder echaba con Mary, haciendo un acopio de fuerzas que ni siquiera sabía que tenía. Tras un primer y desgarrador orgasmo no hubo mucha demora para buscar el segundo, por lo que estaban de nuevo por la faena aunque esta vez ella estaba contra la pared y Mulder la sujetaba con las manos en su culo y las piernas de ella rodeando su cintura. Su falo entraba y salía a gran velocidad de aquella pucha infernal. Casi al borde del segundo orgasmo Scully y Peter entraron, sin que ellos se detuviesen. Scully cogió con sus manos el amoratado miembro de Peter Devlin y empezó a mamárselo con rapidez anhelando volver a sentir una buena verga dentro suyo. Acelerando sus acometidas Mulder volvió a correrse dentro de ella, y entonces Scully y Peter se detuvieron para juntarse los cuatro. Tendidos en la cama los Devlin pusieron juntos a la pareja de agentes federales, los cuales, incapaces de contenerse, se tocaron y besaron entremezclando sus bocas y sus lenguas. Scully tomó la verga de su compañero entre los dedos acariciándola con mimo y esmero largo rato hasta que se la tragó de un solo intento, subiendo y bajando la cabeza con velocidad, chupando con fuerza con los labios para aspirar lo más fuerte que podía. Los Devlin, mientras tanto, observaban la escena esperando el momento de intervenir. De momento se conformaban con corromperlos entre ellos, que se entregasen mutuamente.

Presa de los años a su lado y contenida por las normas y el protocolo, Scully era como una perra que no podía controlar sus impulsos. No podía parar de mamársela, no quería ni aunque su vida dependiera de ello. Adoraba su tacto, su calor, su sabor, toda ella parecía maravillosa. Pasó la lengua por el glande, por el tronco, bajó a los huevos y los lamió y mordisqueó haciendo gala de una experiencia que hasta el momento ignoraba que tuviera. Los gemidos de Mulder mientras se dejaba hacer resonaban por todo el cuarto. Ni siquiera hacía falta que se dijeran nada, pues con los ojos se lo decían todo. Acogiendo con ambas manos el falo de su compañero Scully prosiguió sus pesquisas succionadoras hasta que él mismo la tumbó para poder comerla entre las piernas, primero sorbiendo con los labios haciendo efecto ventosa, luego penetrándola con la lengua y después alternando una cosa con la otra, notando como Scully ponía las manos en su nuca para pedirle que siguiera hasta que explotase en su cara, y durante no menos de 10 minutos Mulder se dio el gusto de probar todo el cuerpo de Scully. Preparados para el momento Mulder se puso debajo otra vez y Scully encima, penetrándose ella misma con la herramienta de su compañero y viendo como después Peter Devlin se montaba detrás de ella abriéndola las nalgas para encularla. Scully gritó desesperada que se la clavase de una vez, y montada por los dos se movió con lentitud para disfrutar el momento en que ambos hombres se la tenían bien metida. Mary se puso al lado de ella para cogerse a las tetas de la pelirroja federal para lamerlas y acariciarlas, participando los cuatro a la vez en el evento. Para Scully era el momento más increíble que restaba viviendo: su compañero penetrándola, un demonio detrás de ella enculándola con su violenta potencia y la compañera de éste sobándola y besándola a lo largo de su corrompido cuerpo. Llevada por la lujuria los movimientos se hicieron más salvajes para tener mayor goce de las dos pollas que se la disfrutaban por sus dos agujeros. Durante un tiempo que se antojaba infinito y eterno a la vez Scully se encontró en el apogeo sexual de toda su vida. Seis manos la recorrían de lado a lado, la acariciaban e incluso la arañaban haciéndole diversos dibujos en espiral o cruces invertidas, produciéndola un dolor fantástico. Las sensaciones aumentaron con rapidez por lo que los bombeos también eran más salvajes hasta que notó como ríos de semen la llenaban de parte de parte haciéndola gritar de placer.

Sin dar tiempo de recuperación para la siguiente tanda Mary se abalanzó sobre Mulder y Peter sobre Scully. Éste la llevó a la habitación de invitados, acompañados por los otros dos, llevándose la ropa y todo lo demás, dejándolo desperdigado por la habitación. Hizo que ella abriera el armario de la ropa, sorprendiéndose al ver que en vez de ropa y zapatos en el suelo del mismo solo había una absoluta oscuridad, como si hubiese focos detrás del armario y éste quedase en sombra.

-¿Qué es esto?.

-Todas las casas tienen "esqueletos en el armario", ¿verdad?. Pues nosotros tenemos…algo distinto-repuso con sonriente malicia-.

De repente unas pequeñas rendijas de luz roja se vislumbraron en la oscuridad. Scully quedó sobrecogida, echándose hacia atrás por instinto, momento en que a toda velocidad unos tentáculos negros salieron disparados directos a su cuerpo, rodeándolo por completo como antes hicieron los tallos de Gladys. En su primera reacción de defensa Scully forcejeó con su misterioso captor, el cual no salía de su escondite. Solos esas rendijas de luz, esos pequeños ojos rojos resplandecientes, eran distinguibles en toda aquella insondable oscuridad. Los tentáculos, que parecían provistos de alguna especie de pequeña garra para afianzarse, se agarraron al cuerpo de la pelirroja, la cual, en cuanto sus captores comenzaron a balancear sus tetas a modo de flanes y tocar su clítoris con pequeños tirones, se dejó hacer y se rindió a los caprichos de aquella oscuridad, de aquella bestia que violentamente la sacudía por todas partes provocando minúsculos rasguños que no sangraban pero que le encantaban. El tacto de los tentáculos la calentaba, era algo extraño, ni plástico ni metal ni carne, pero era blando y suave y hacía que su cuerpo se estremeciera de placer, lo mismo que Mulder, el cual era abusado por Mary una y otra vez, usando sus infernales recursos para alargar el aguante del agente del FBI. Los gemidos de Scully cuando un tentáculo comenzó a imitar a una lengua que la estuviese comiendo la panocha e incluso soltando un líquido blanquecino parecido a saliva eran prominentes, tanto como sus pezones erguidos e hinchados de tanto toqueteo, siendo apretados, estirados y después azotados ligeramente por finas hebras que salían de los extremos de los tentáculos. Su vulva ya estaba rezumante de unos deliciosos jugos que eran devorados por otro tentáculo que imitaba una boca, que después se posó sobre su vulva para succionar de ella. Justo en ese momento pasó el efecto del aliento de Peter, percatándose de lo que iba a pasar y chillando. Tanto Peter como Mary se regocijaban de la tortura a la que eran sometidas sus víctimas, especialmente Scully por la extrema sensibilidad de su voluptuoso cuerpo, aunque él tampoco se quedaba insensible a los caprichos de Mary.

Las protestas de Scully de poco servían, pues su compañero, presa de Mary Devlin, fue de nuevo inducido por el aliento de ella para seguir disfrutando de los placeres infernales. Peter se cruzó de brazos, sonriendo al escuchar "noooo…bastaaaa, libérame yaaaaaa…". La bestia del armario lanzó un enorme tentáculos que rodeo la cintura, caderas y entrepierna de Scully, penetrándola con dos enormes miembros en ambos orificios. Un sonoro grito se escuchó por toda la casa cuando ella notó aquella violenta entrada en su interior. Se sentía humillada, desgarrada, continuamente vejada sin que pudiera remediarlo en modo alguno. Antes de poder recuperarse los dos miembros iniciaron el "mete saca" en su orto y en su cuca, penetrándola de tal manera que estaba llena de ellos. Por la cara de Scully volvieron a resbalar lágrimas de dolor, y Peter, como si hubiese quedado satisfecho de torturarla para escuchar sus gritos y lamentos, echó de nuevo el aliento sobre ella. En menos de medio minuto la agente federal ya estaba chillando de placer como enloquecida. "…Oooohh síiiii que bien que gustooooooooo…necesito más polla, quiero más pollaaaaaaaaaaaa" y otra clase de delirantes peticiones salían incontenibles de su boca, que fue taponada por el tentáculo-boca como si s estuviese besando con ella. La bestia apretó sus tentáculos alrededor de su víctima, oprimiéndola levemente para ponerla más caliente. Scully, que estaba sostenida en el aire, era balanceada de forma salvaje, penetrada a ritmo de vértigo, follada como una víctima de una interminable y maravillosa violación. Las sensaciones no acababan nunca, parecían crecer en cada momento que se sentía penetrada. Lo quería todo, todo para ella: más violación, más monstruos como ese, más placer para su necesitado cuerpo, más, más, más…Llevada contra la pared la bestia se puso a dar el clímax a su violación abriéndola más de piernas para probar una penetración aún más profunda. Desde la cama ella pudo escuchar "sigue Scully sigue…gózalo más Scully…córrete por todas partes, deja que te violen más aún" y al girar vio que era su propio compañero quien hablaba, a lo que luego respondió "¡viólame!...¡vamos bestia viólame, fóllame como una perra, úsame, cógeme, métemela toda, desgárrame, fuérzame como la puta que soy…así, asíiiiii sigueeeeeee". Unas sonoras carcajadas de pura satisfacción de Peter los pusieron en órbita. Los complacían, los obedecían, hacían todo lo que ellos quisieran y eso les encantaba. Eran sus esclavos, sus fieles sirvientes y disfrutaban con ello. Mirando embobado mientras enculaba el estrecho orto de Mary, Mulder contempló como la bestia aceleraba sus movimientos, agitando a Scully tanto que ésta acabó chorreando jugos en un orgasmo sensacional que la dejó en el suelo con su cuerpo lleno de rasguños. Satisfecha, la bestia se encerró el armario de nuevo.

Tumbada boca arriba con las piernas abiertas Scully jadeaba buscando aire. Nunca había sido sometida a semejante castigo, y su cuerpo necesitaba recuperarse. Al mirar a Peter, éste se asomó a la puerta y dijo "¡Buzz!. ¡Buuuuzz!". A los pocos segundos un perro color canela apareció en la habitación. "Somos la típica familia americana-ironizó Peter-. Tenemos un buen jardín y todo lo demás pero, ¿qué sería de nosotros sin nuestro amado perro, sin nuestro Golden Retriever pura raza?". Peter susurró algo al oído de Buzz, yendo luego a por Scully y lamiéndola directamente entre las piernas, probando el sabor de sus dilatados labios. Su rasposa lengua hizo que Scully usara sus dedos para abrirse más y que levantase el culo para ponerle el coño más al alcance del perro de los Devlin, pues quería más lengua en su forzado conejito. Era una sensación maravillosa ver como la lengua de Buzz iba como un ascensor recorriendo su panocha, dando grandes lametones de un lado para otro, pero al no mirarlo a los ojos no vio como éstos empezaron a encenderse como tizones al rojo vivo, y como su cuerpo comenzó a convulsionar: su pelo se erizó y plegó sobre sí mismo convirtiéndose en escamas, su cuerpo creció un poco en tamaño y su cara comenzó volverse una mueca de furia. La lengua se hizo un poco más ancha pero algo más larga, lanzándola a toda velocidad contra la vulva de la agente federal, penetrándola con fuerza. Al mirarlo, ya no vio a un perro, si no a un demonio de cuatro patas que la estaba violando con su lengua. Scully se retorció en el suelo sin protestar ni una sola vez, tocándose las tetas y retorciéndose sus propios pezones a la vez que de buscaba su clítoris para masturbarse a la vez que Buzz la follaba. Durante minutos y minutos Buzz estuvo deleitándose con el sabor y la humedad del chocho de aquella viciosa pelirroja, un chocho que nunca paraba de fluir jugos. Incapaz de aguantar más Scully se puso a cuatro patas apoyada en el lateral de la cama, pudiendo ver algo que ni en sueños hubiera imaginado: Mary, de nuevo abierta de piernas, fue nuevamente penetrada por Mulder, ¡y éste penetrado por Peter!. A pesar de la sorpresa inicial Mulder no protestó, si no que al igual que ella solo pedía que siguiese hasta el final, que no se detuviese. Scully, notando como la lengua cambió a su culo, le chillaba a su compañero "fóllala bien Mulder, métesela toda, y deja que te folle a ti, deja que te folleeeeeeeee…", recibiendo por respuesta "uuuuuuuuufff me lo ha llenado todo, que fuerza…no quiero paraaaaaaaar". Ambos se cogieron de la mano como cómplices que eran de aquellas aventuras de cama, compartiendo el momento más increíble que estaban viviendo juntos.

Cuando la lengua salió de su violentado culo Scully notó como Buzz se le subió a su espalda, buscando penetrarla con una durísima y empinada pija. Tras varios intentos fallidos el perro-demonio acertó el blanco y embistió como un ariete a su hembra humana, consiguiendo tocarla el fondo de su útero con su manubrio animal. Scully abrió la boca y cerró los ojos dejándose llevar por aquel primer impacto, deleitándose con una riada de sensaciones: el salvajismo de ser violada, la perversión de saber que era un animal, la incredulidad de ver que era un demonio y la estupefacción de ver como todo eso solo servía para excitarla hasta nuevas cimas. El falo de Buzz, que penetró hasta lo más hondo, inició el rápido movimiento de mete seca dentro de ella, y si un perro normal ya era rápido, éste lo era aún más, follándola a un ritmo tan acelerado que apenas tenía tiempo para recomponerse. Su mente ni siquiera podía formular un pensamiento coherente, todo lo más era soñar que una interminable cohorte de legiones infernales acudían desde los abismos de la tierra para hacer de ella su sirviente leal, que la encadenaban a una roca y la desnudaban para estar violándola una y otra vez con sus horribles y deformados cuerpos y con sus sobrenaturales vergas. Los gemidos que le salían de la boca fueron acallados por la lengua de Buzz, que buscaba de la Scully para jugar con ella en cuanto la encontrase. A ritmo de martillo pilón la pelirroja fue forzada tan rápido que el enésimo orgasmo de la noche llegó como un tren bala. La picha de Buzz se hinchó dentro de la vulva de Scully mientras desparramaba su semen tanto que ésta creyó que nunca podrían separarse. Durante varios y dolorosísimos minutos ambos hicieron esfuerzo de soltarse, lo que hizo a la pelirroja sufrir varios orgasmos en cadena. Cuando puso salirse de ella, Scully suspiró aliviada y de nuevo Peter la echó el aliento desde donde él estaba, teniendo a Mulder penetrado hasta el fondo.

Presa de un deseo enorme se arrodilló bajo Buzz para chupársela, y sin dilación ni espera se la metió en la boca aún con la dificultad que entrañaba debido al tamaño de ésta. Toda aquella pija dura la ponía muy cachonda, y no digamos su sabor estando como estaba empapada de sus propios jugos vaginales. Buzz se dejó hacer por su hembra-perra, la cual mamaba y mamaba con un ardor y una pasión impropias en ella. Su tacto era estupendo, su sabor incomparable, y la forma de penetrarla inigualable. Buscando esa ansiada penetración volvió a ponerse a cuatro patas, pero esta vez se abrió las nalgas ofreciendo su culo. Peter, viendo aquello, apretó sus embestidas consiguiendo que los tres gozasen a la vez. Tras dejarle el orto lleno de semen a Mulder éste fue a por su compañero, colocándose debajo de ella para facilitar la labor de Buzz, el cual volvió a montarse sobre la grupa de Scully con la verga en ristre, metiéndosela toda por el culo y literalmente desgarrándolo por el tamaño, y aún con todo, ella solo pudo suspirar de placer. Con ambas vegas bien acomodadas en sus entrañas tanto Peter como su perro no se detuvieron en sensiblerías, forzándola una vez más en todo su cuerpo, y si Buzz la había enloquecido al follarla antes, ahora que la estaba enculando era muchísimo más salvaje. Gemidos y jadeos sonaban y sonaban sin parar, no había fin para los placeres que recibía de todas partes. La acometida a la que era sometida se convertía en una fuente de estupendas sensaciones por uno y otro lado. Violación, zoofilia, incubo mezclando ambas…todo aquello que fuera corrupción y perversión la hacía chillar como la perra-puta que era: su orto desgarrado, su vulva violentada, sus tetas mordidas y lamidas, su cuerpo arañado y marcado como al ganado…Peter y Scully se besaron apasionadamente largo tiempo, luchando con sus lenguas como desesperados, gozando de cada movimiento, de cada segundo que duraba aquello. Al dejar de besarse la pelirroja casi deliraba pidiendo más aún, todavía más, dejando a Peter maravillado con la incansable perversión de aquella en apariencia formal y bien educada agente del FBI, que acabó corriéndose entre paroxísticos estertores, acabando con doble ración de semen que fue obligada a tragarse tras recogerlo con sus propios dedos.

Tanto Mulder como Scully pensaban que aquella ya estaba por terminar, pero no podían estar más equivocados: cansada de hombres Mary acudió al lado de ella para probar una relación mujer-mujer, mientras que Peter usó a Buzz para que disfrutase de Mulder como antes hiciese de su compañera, tardando menos de cinco minutos en ponerse a penetrarlo con absoluta crueldad. Por su parte Scully vio como aquella hermosa mujer convertida en horrible demonio se acercó para tocarla entre sus piernas y meterle dos dedos por su dilatadísima panocha, que fueron recibidos con alegría. Scully devolvió el favor metiéndole otros dos dedos en su pucha a la vez que llevó a la otra mano para tocarle los pezones, usando el pulgar para jugar con el pezón mientras los otros masajeaban el generoso busto. Sus lenguas se cruzaron fuera de sus bocas, retirándose lentamente a ellas para que se besaran de tornillo largo tiempo, continuando sus juegos de lengua. Mary puso a Scully más cerca de ella para tenerla más disponible. A la vez que usaba los dedos índice y corazón para penetrarla por su vulva, juntó los otros dos para metérselos pro el culo, consiguiéndolo si apenas esfuerzo. Abriéndose todo lo posible Scully se rendía a los caprichos de su ama que la follaba incansable. De repente recibió un bofetón en la cara que la tomó por sorpresa, y comprendió que su ama quería sexo violento. Sonriendo con los ojos cerrados dijo "pégame otra vez", y recibió un nuevo bofetón, y otro más, y otro, así en una cadena de golpes por todo su cuerpo que la encandilaba. Nunca había recibido una sesión sadomasoquista, pero ahora que lo estaba descubriendo la estaba encantando. Peter, que hasta se limitaba a mamársela a Mulder mientras éste era enculado por Buzz, dejó de chupar para unirse a su esposa y probar el sado con la pelirroja. Ambos la propinaron golpes y moratones por todas partes, pero más que quejarse, Scully solo gemía como una sumisa, rogando a sus dominadores que no parasen. Mary se abalanzó sobre ella para forzarla y tiró tan fuerte de su pubis que arrancó varios pelos de él. Scully sufrió lo indecible hasta que por fin su ama se decidió a forzarla, montándose un 69 en el que acabaron corriéndose como corruptas amantes que eran, en unos estertores tan fuertes que, acompañados por los otros, hicieron que la habitación saltase en llamas sin que nadie se alarmase.

Peter, viendo aquello, dijo en voz alta. "Bien, probemos nuestro nuevo juguete. Hay que adaptarse a los nuevos tiempos", y al terminar de decir eso hizo un ademán con la mano provocando que un montón de cables salieran de una pared atrapando el cuerpo de Scully, haciendo el mismo castigo que en su momento acometió Gladys. Guiados por el poder de Peter los cables tocaban a Scully sin parar, y ésta tuvo la impresión de que era violada por un misterioso e invisible robot y se excitaba con ello. Girando la vista vio como Mulder asediaba de nuevo a Mary Devlin, siendo ésta convertida en una muñeca, pues se dejaba hacer por él con total confianza. Mulder, subido encima de ella, puso su miembro entre las tetas de ella, ordenándola se las cogiera y las meneara para masturbarlo a él. De manera servicial ella satisfizo el deseo de él haciendo lo que quería, dando rienda suelta a todos los caprichos que tenían, tanto los sabidos como los desconocidos. A la vez que Mary pajeaba al federal su compañera seguía acosada por los diversos cables, dos de los cuales habían conseguido penetrarla y estaban follándola maravillosamente bien. Notó como otro se colaba entre sus nalgas y le pidió a Peter que no le metiera uno si no dos o tres, que probara con cuantos pudieran entrar. Viendo lo mucho que ella gozaba hizo que cuatro cables la penetraran por delante y tres por detrás, moviéndose cada uno a un ritmo diferente y poniendo a la pelirroja en órbita. La experiencia de verse sometida de esa forma era algo que no quería que terminase nunca. Jadeaba como una posesa, abriendo los ojos con mucho esfuerzo para ver aquellos cables metiéndose dentro de ella, cables que le parecían los brazos mecánicos igualitos a los del Dr. Octopus de Spiderman pero en miniatura. Los cables que estaban libres apretaron sus tetas hasta hacerla gemir de dolor, haciendo el mismo efecto sobre sus empitonados pezones. Peter se acercó a Scully para que se la mamara a la vez que los cables hacían su trabajo, y así lo hizo hasta que una vez más llegó a un potente orgasmo que la desmontó por completo dejándola las piernas flaqueando.

Mary, por su parte, seguía jugando con Mulder, el cual notaba como algo raro, y es que en su demente búsqueda de placeres los Devlin no habían vuelto a echar el aliento sobre ellos, con lo que el efecto de éste estaba remitiendo. Cuando pudo despejarse la cabeza y se encontró con el horrible panorama Mary tenía la manos por encima de la cabeza, con las uñas más afilada y largas que antes a punto de clavárselas en el pecho. Con una mano exploró la mesita de noche que tenía al lado, y al notar algo de cristal lo cogió con fuerza y lo estrelló contra la cabeza de Mary, haciendo el cenicero añicos. Peter vio lo ocurrido y acudió para socorrer a su esposa, mientras que Scully, que comenzaba a despejarse, se encontraba toda dolorida debido a los morados de su cuerpo que tanto Peter como los cables le habían producido. Roto el ambiente Mulder se movió como pudo para coger su arma y apuntar a los Devlin pero ambos habían desaparecido. Sin siquiera vestirse y aun con la cabeza dando vueltas Mulder salió de allí hasta el salón, apuntando en todas direcciones. Debido a la poca luz no pudo ver como Peter salió detrás de él y lo arrojó contra la pared. Al caer perdió el arma, buscándolo desesperadamente. Y cuando a iba a cogerlo Peter lo cogió de nuevo, lanzándola dos veces más hasta que casi quedó inconsciente, prefiriendo el placer de hacerlo con sus manos en lugar de usar sus poderes. Yendo de nuevo a por él, Mulder pudo apuntar y descargar todo el cargador de su arma contra el demonio, que profiriendo un largo grito de dolor empezó a arder, quedando envuelto en llamas en pocos segundos. Mary, viendo arder a su propio marido, fue a por Mulder. Éste quiso abatirla a tiros pero se había quedado sin balas. Justo cuando ella iba a cogerlo varios disparos hicieron que ella también empezase a arder, y de lejos pudo ver a Scully en el suelo con su arma en mano. Intentando rematarlos volvió a disparar, pero éstos saltaron por la ventana, haciéndose humo que fue arrastrado por el viento mientras se escuchaban sonoras y diabólicas carcajadas. Scully se arrastró hasta Mulder, pero tanto ella como él quedaron inconscientes en el suelo, quedando así hasta que el Sheriff Warwick y los demás agentes, cuando entraron para detener a los Devlin a la mañana siguiente, los encontraron en tan deplorable estado que fueron trasladados de inmediato al hospital más cercano, imponiendo un silencio sepulcral sobre lo ocurrido

Iglesia Católica de Crest Hill, Fairmount, Illinois. Dos semanas después. Toda la vecindad se encontraba reunida en la iglesia, cantando un Ave María mientras el sacerdote dirigía la coral de los feligreses. Tanto ellos como ellas recitaban lo más alto posible. Y en uno de los bancos, juntos y con las manos entrelazadas, una pareja, con sonrisa complacida y gesto sereno, entonaban con fervor aquel cántico, mientras miraban a los demás, fijándose en una joven pareja que, al mirarse unos segundos, se sonrieron y saludaron inclinando la cabeza. El primer matrimonio, mirándose después, entornó los ojos con gesto satisfecho, y cuando acabó la homilía, los abordaron a la salida.

-Hola. Somos nuevos en el pueblo y nos gustaría conocer a nuestros vecinos. ¿Podríamos quedar de noche en nuestra casa para conocernos mejor?.

-Pues no hay problema. Yo soy Justin Murdoch y ella es Kendra, mi mujer.

-Ella es Mary, y soy Peter…Peter Devlin.

Sonriéndose, los Murdoch notaron como un extraño júbilo en su nueva pareja, la cual, con amplia sonrisa, fantaseaba con las perversas intenciones que llevar a cabo con sus amigos, cuando cayera la noche...

Oficinal central del FBI, Washington DC. Al mismo tiempo. Sentada ante su ordenador, Scully, aún con algunas magulladuras y moratones en su cuerpo, miraba por la ventana de su casa con gesto ensimismado, ausente. El día era gris, plomizo, con algo de viento. Durante unos minutos quedó pensativa para luego volver a mirar la pantalla, continuando la redacción en documento de Word del expediente de su extraña aventura: "…La investigación de los asesinatos de George Hendrick, Dorothy Hendrick, Arthur Floyd y Mildred Floyd ha quedado en punto muerto tras la desaparición de Peter y Mary Devlin, en actual busca y captura. El agente Mulder se recupera de las heridas en el hospital y saldrá de él en pocos días. Sus cicatrices, al igual que las mías, han desaparecido milagrosamente sin dejar marca alguna. Aún no se ha podido explicarse que sucedió entre que intenté entrar en la residencia de los Devlin y nuestro posterior encuentro por la policía de Middletown en la sala de estar de la misma a la mañana siguiente. Las lagunas de nuestra memoria, sin duda producidas por alguna droga psicotrópica a la que fuimos sometidos, de efecto tanto afrodisíacos como alucinógenos, no se han desvanecido y es posible que quizá nunca se sepa qué nos ocurrió realmente durante aquella noche. Lo más sorprendente de la investigación es el historial de unos Peter y Mary Devlin naturales de Los Ángeles que coinciden con la descripción de los sospechosos y que desaparecieron en extrañas circunstancias en 1974 tras una ceremonia esotérica en la India, donde estaban de vacaciones. Asimismo hay una extraña cadena de asesinatos rituales con la misma descripción que los ocurridos en Middletown y se que remontan desde mediados de los años 1975 hasta la actualidad por numerosos puntos del país. Dichos crímenes nunca pudieron ser resueltos, pero cerca de todos los crímenes ocurridos, según informes policiales, había un matrimonio Devlin. Tanto el agente Mulder como yo no tenemos esperanzas de encontrarlos para ser interrogados y detenidos, si bien, aunque sentimos curiosidad por conocer lo ocurrido la noche en que ellos desaparecieron, no deseamos profundizar en ello, no por recordar lo que nos hicieron…si no por recordar lo que hicimos nosotros".

FIN

Casting(personaje/actor):

Fox Mulder(David Duchovny)

Dana Scully(Gillian Anderson)

Mary Devlin(Traci Lords)

Peter Devlin(Mike Horner)