Exodo Capitulo 9

Cuando le das una segunda oportunidad a alguien, solo le estas dando la oportunidad de hacerte mas daño que en la primera vez.

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Cuando le das una segunda oportunidad a alguien, solo

le estas dando la oportunidad de hacerte mas daño

que en la primera vez.

Desde que me levante, supe que seria un buen día, después del sueño que tuve, sentí mucha paz, sentí que por fin esa herida que me había dejado la partida de Miguel, por fin estaba curada, no digo que lo olvidara o que hiciera como si nada hubiera pasado, si no que simplemente recordaba lo bonito que vivimos juntos, ya no sentía esa desesperación, ni esas ganas de llorar desconsoladamente, sentía cierta tristeza soportable.

Ese día de nueva cuenta me tope con el chico de la mueblería, y aunque no sabia si era lo correcto, cuando me dijo que yo tendría que salir con el por las buenas o por las malas, me sentí alagado, quizás porque hacia mucho que nadie me volteaba a ver.

Al salir de mi trabajo me dirigí a hacer la lista del súper, estaba cansado, no tenia ganas de nada, créanme no hay nada mas agotador que un día a mitad de semana, ese día cuando esperas el fin de semana, pero lo ves lejano aun y cuando te das cuenta que apenas pasaron dos días de trabajo, se siente horrible jajaja.

Estaba yo tachando lo de la lista del súper cuando choque con el:

─Fíjate imbécil. ─Perdón, no te vi, dije muy apenado.

─Perdón, no sabia que eras tú.

─Ni yo que eras tú, si no te habría dado más fuerte con el carrito, con permiso.

─Hey espera, ¿Por qué me evades?

─No te evado, simplemente que tu y yo no tenemos nada que hablar, así, que deja de molestarme, conteste cortantemente.

─Me debes una cita, me dijo con toda su arrogancia.

─No te debo nada, ahora que lo mencionas esa “cita” como tu le llamas ya se llevo acabo, solo que no me habías dicho que tenias pareja, por eso cancele esa cita.

─No tengo pareja, eso fue cosa de…una noche solamente, ¿me vas a decir que tu nunca has tenido situaciones de una noche?

─Pues, la verdad es que si, pero no un día antes de salir a conocer a otra persona. ─Ósea que ¿Estas celoso?

─No te confundas, no estoy ni remotamente celoso, solo me cae mal el cinismo de la gente, con permiso.

Agarre mi carrito y seguí adelante, la verdad me daba un poco de curiosidad ese muchacho, pero al mismo tiempo me molestaba su actitud, pague en la caja y salí al estacionamiento, tenia que esperar un taxi, justo cuando salía de la tienda, una de mis bolsas se rompió y ahí fueron a dar por la calle rodando, 2 kilos de naranjas, es en ese momento en que detesto la forma circular de las frutas, estaba ya por recoger las ultimas frutas cuando una mano me extiende las ultimas.

─Creo que esas bolsas no son tan resistentes ¿verdad?

─ ¿Otra vez tu? Dije molesto. ─Las personas normales y educadas dirían Gracias.

─Exacto solo que yo ni soy normal ni educado con quien no lo merece. Con permiso.

Esta vez no me siguió, estaba parado en la banqueta esperando a que pasara algún taxi, cuando de pronto, Dios me manda otra jugada de su buen humor; comienza a llover. De verdad que empezaba a pensar en que ese no era mi día, los taxis cada vez se tardaban, para empezar no sabia ni porque había salido hacer el súper justamente el día de hoy cuando se pronosticaban lluvias fuertes. Estaba maldiciendo mi suerte cuando un auto gris pasa y me baña por completo con el gua de la calle…se detiene mas adelante, se regresa de reversa y baja el vidrio del copiloto:

─ ¿Me dejaras llevarte a casa? No podía creer que fuera el y más que hubiera hecho esa maldad de mojarme.

–Tú ganas, dije, haciendo de lado mi orgullo. Me subí al asiento del copiloto y me iba a sentar cuando me dijo: ─Espera deja pongo algo para que no mojes el asiento.

─Yo no estaría empapado de no ser por ti, así que te aguantas. Me deje caer en el asiento escurriendo de agua sucia. ─Oye que te pasa acabo de sacar el carro del auto lavado. ─Pues de nada te servirá ya que esta lloviendo a mares y esto te pasa por andarte haciendo el graciosito conmigo. Date prisa por favor que tengo que llegar a cambiarme ya que un conductor estúpido, me mojo.

─Definitivamente la educación no es tu fuerte verdad, dijo casi al borde de la risa.

–Ya te dije que no es mi fuerte con quien se pasa de listo conmigo.

No dijo nada más y empezó a conducir, por alguna razón me parecía estar en un déjávu solo que esta vez no era Miguel quien conducía, ni tampoco era un desconocido, trate de borrar esa imagen de mi cabeza ya que nunca ni en ese momento ni ahora he pretendido reemplazarlo. Se detuvo justo frente a mi departamento.

─Listo, llegamos. Lo mire asombrado. ─ ¿Cómo sabes donde vivo?

─Digamos que te seguí un par de días, jajaja, quita esa cara, no es verdad, solo que dejaste tu dirección en la mueblería para que te trajeran tus muebles ¿recuerdas?

─Tienes razón, pero, ¿Cómo es que lo recuerdas? Hace ya un buen tiempo de eso.

─Como te dije, me interesas y mucho, por eso me grabe tu dirección, aparte que paso por aquí frecuentemente. Me dijo esto, pero se puso muy cerca de mí, nuestras bocas casi se tocaban y aunque estaba deseoso de todo, sentía que era muy pronto.

─Me tengo que bajar, dije algo nervioso, agarre mis bolsas y me baje, para esto el ya me esperaba de pie con un paraguas abierto.

─Déjame acompañarte hasta la puerta.  No dije nada y caminamos hasta la puerta del departamento, abrí la puerta y metí las bolsas, ninguno de los dos sabíamos que hacer.

─ ¿Puedo pasar? Me dijo el.

─No es un buen día, de verdad, discúlpame, en otra ocasión será, de acuerdo.

─Si, no te preocupes. Bueno, que pases buenas noches.

─Espera, en eso el se volteo a verme, ¿recuerdas cuando te dije que no era educado con quien no se lo merecía?

─Si, ¿Qué tiene?

─Fuiste muy educado esta tarde, gracias, me acerque y le di un beso en la mejilla. Te debo una cita.

─Empecemos por una. Dio media vuelta y se marcho.

No sabia que acaba de hacer, aunque se que fue un poco atrevido, me nació del corazón darle un beso, digo, el chico se esforzó todo este día aunque le di el cortón mas de una vez, aparte, llegue a considerar eso como una señal de Miguel. Y siento que esa es mi mayor debilidad, porque la verdad, la manera en que me pueden conquistar es con pequeños detalles y haciéndome sentir bien. Me fui a dormir con un sentimiento de tranquilidad.

Al día siguiente salí a mi trabajo y justo al salir, estaba él afuera, en la banqueta del edificio donde rentaba.

–Hola, ¿Cómo amaneciste?

-Bien ¿y tu?, por cierto, ¿Qué haces aquí afuera de mi edificio?, solo sonrió y saco detrás de el un vaso con una coca bien fría con muchos hielos.

-Se que la necesitas para despertar, así que pues…!!!Buen provecho¡¡¡

-Gracias, ¿de verdad solo viniste a eso? La verdad no me lo podía creer.

-No, también vine por esto, diciendo eso, se acerco a mi y me dio un beso en la mejilla, buen día, te dejo tengo que ir a trabajar.

Y se fue, dejándome ahí con un vaso de coca en la mano, con un beso en la mejilla y un montón de dudas rondando mi cabeza.

Esa tarde, al salir del trabajo, el ya me estaba esperando afuera del hospital.

-Sube, te tengo una sorpresa.

-¿No crees que es un poco tarde? Mañana tengo que trabajar.

-Prometo llevarte a tu casa a las 11.

-Y si fuera a las 10 seria mejor. –Trato hecho, sube.

Condujo fuera de la ciudad, en una parte donde la carretera se eleva y sube hacia un cerro, antes de perder la ciudad de vista se detuvo y me hizo bajar del auto.

-Cierra los ojos.

-Esta bien, listo, ya los cerré. Me condujo de la mano, se puso detrás de mí y me dijo al oído: Abre los ojos.

En lo personal, jamás me ha gustado una puesta de sol pero esta era simplemente hermosa, lo más hermoso que había visto.

– ¿Qué te parece? Me dijo susurrándome al oído.

La verdad no me lo podía creer era una imagen perfecta, bajo nosotros se extendía la pequeña ciudad, que tanto me había dado y que tanto me había quitado, al fondo, nos encontrábamos nosotros, con el sol a nuestras espaldas, ocultándose, lo que hacia que los rayos se dispersaran por la ciudad y al fondo dejaba ver unos colores entre rojo y naranja. Por primera vez me sentí en paz y en tranquilidad conmigo mismo.

–Es hermoso, nunca había dicho nada de las puestas de sol, porque no me gustan, pero esta es simplemente hermosa, creo, que, creo…no aguante más, porque mi voz se quebró y algunas lágrimas empezaron a salir de mis ojos.

–Hey, tranquilo, no te traje aquí para hacerte llorar, te traje porque es uno de mis lugares favoritos.

–Lo se, se que me trajiste aquí porque querías que viera esto, pero, discúlpame, solo que es como si…él, me estuviera diciendo que está n paz, tranquilo, y que yo puedo empezar de nuevo, que soy libre y que por fin puedo estar en paz.

– ¿Así es como te sientes?

–Mira no te voy a mentir, casi todos los días me acuerdo de el, claro en menor intensidad, pero nunca lo voy a olvidar, hizo mucho por mi y aunque se en que lugar esta él y en que lugar estamos nosotros, no puedo evitarlo, pero si tu pregunta es si aun lo amo, pues, te diré que no, ya no lo amo, solo me duele saber que su vida se detuvo…y que nunca seguirá su curso.

–Eso era lo que quería escuchar. Inmediatamente agarro mi cara entre sus manos y me beso, me beso con mucha pasión y yo, le correspondí, llevaba tanto tiempo sin estar con alguien, que me deje llevar.

Caímos los dos en el asiento trasero de su auto, era muy cómodo, compacto, pero cómodo, el estaba sobre mi, besando mis labios, mi cuello, poco a poco mi ropa salió volando y la suya también, tenia una espalda blanca y fuerte, sus brazos no eran musculosos, pero si definidos. Su boca busco mis pezones y comenzó a morderlos, mis gemidos eran muy altos, en un momento sentí que me volvería loco, era demasiado el placer, abrió mis piernas e introdujo su verga en mi culo, fue un dolor un tanto molesto, ya que tenia algo de tiempo que no estaba con nadie, mas aun así no se detuvo, hasta que estuvo adentro.

–No sabes cuanto tiempo espere para estar así contigo, dijo, e inmediatamente empezó metiendo y sacando su verga de mi, la sentía dura, caliente, grande, debería de medir algunos 17cm, nuestras bocas se encontraron y continuamos con la lucha que nuestras lenguas tenían desde hace rato.

–Te necesito, fue lo único que le dije, mis piernas lo envolvieran y el paso sus brazos por mi cuello, así que quedamos siendo casi uno solo.

El arremetió con más fuerzas, hasta que en un momento sentí que su verga salió de mí. Me dio la vuelta me puso en cuatro y la metió e jalón, yo estaba como en el cielo, así que empecé a mover mi trasero adelante y hacia atrás.

–Me voy a correr, me voy a correr, escuche que grito, se salió de adentro de mi, me dio la vuelta, de manera que su verga quedo encima de la mía y se vino sobre mi, al instante yo no aguante ver esa escena y me corrí también, nuestro semen se volvió uno solo y el cayo sobre mi.

– ¿Quieres ser mi novio, oficialmente? Me pregunto con su voz entre cortada.

– ¿Hay alguien mas, como en la primera cita?

–No, claro que no, no hay nadie, solo estas tú.

–Entonces para mí, solo estas tú nada más.

Nos besamos un rato más, hasta que de pronto nos dimos que estábamos un poco expuestos, así que rápidamente nos vestimos y el decidió ir a unas cascadas que estaban cercas. Decidimos ir y dormir en el carro. Yo hable al hospital, para reportarme enfermo y poder entrar en el turno de en la tarde.

Hasta aquí este capitulo, perdón por la tardanza, pero regrese de las vacaciones y pues otra vez al trabajo, luego me enferme, y bueno, mas cosillas que pasaron que fue lo que me impidió seguir escribiendo. Escriban a mi correo josefernandezcontador@outlook.com ya deseo contestar sus mails. Les dejo esta canción, muy adecuada a este capitulo:

Puedes Contar Conmigo. La canta La Oreja de Vang Gogh. Escuchenla. Y en mi pagina subiré la foto de una puesta de sol de aquí de mi ciudad, no es la misma de este relato, ya que esa foto ya no existe, pero la podrán ver en mi pagina oficial. Hasta pronto.