Exhibiéndome en el bus
Como el sexting con mi jefe termina llevándome a coger con un extraño.
Hace unos meses les conté sobre cómo me convertí en la puta de mi jefe. Luego de reparar mi computadora y ver todo el apoyo que le dieron a mi relato decidí contar otra experiencia.
Tener una aventura con mi jefe tiene sus beneficios, soy su empleada consentida aunque tengo que cuidarme de su esposa celosa. Después de una mamada en su oficina, logre que Oscar me diera todo el fin de semana libre para visitar a mi familia en mi antiguo pueblo. La idea no le agradaba mucho, pero como iba a negarse si su puta estaba de rodillas comiéndole la polla en su oficina.
El día del viaje me vestí un toque provocativa, me encanta que los hombres me digan guarradas por ir un poco sugerente. Oscar, que ya se había vuelto un poco posesivo, me exigió una foto de la lencería que llevaba; para su sorpresa llevaba solo un tanga de encaje negro y encima me pondría un short y un top algo escotado. Creo que ya he dicho que mis pechos son un tanto más grandes que lo normal. Después de esa foto no paré de recibir fotos de la verga de Oscar o videos masturbándose.
A mis 19 años, es excitante que los viejos volteen a verme con morbo, la mayoría de las veces imagino que piensan en cómo hacerme suya. Así que el camino a la parada del bus fue una verdadera oportunidad de mostrarme ante todos esos viejos verdes que incluso me gritaban guarradas.
Ya iba mojada por las miradas y palabras sugerentes de los hombres de la calle y por los mensajes en tono sexual que me enviaba mi jefe, así que cuando subí al colectivo busque los asientos más alejados de cualquier persona.
Oscar no dejaba de decirme como me cogería a mi regreso y eso a mí me tenía muy caliente.
Iba tan inmersa en sus mensajes que no me di cuenta del señor que estaba a dos asientos a mi derecha de distancia. Era un hombre bien parecido, no tenía un cuerpo que señale ejercicio, pero se conservaba bastante bien. Tenía canas y creo que hasta era mayor que mi jefe. Noté que me miraba, supuse que por mis shorts o por mi escote, que al no llevar corpiño marcaba mis pezones duros por la excitación.
Inmediatamente le conté a Oscar lo que estaba sucediendo y le dije que teníamos que parar, a lo que solo dijo que podíamos jugar un poco con el hombre.
-Cuántas nenas de tu edad crees que se tiró ese hombre?- preguntó
-Por como mira mis tetas y mis piernas, creo que ninguna-
-Por qué no le das uno de tus espectáculos y vas contando?
Estaba nerviosa por su pedido, pero el saber que él me estaba entregando a los ojos de otro hombre me ponía cachondísima.
-Muévete como si quisieras masturbarte con el asiento imaginando que me cabalgas la verga- ordenó.
Y no sé porqué pero empecé a hacerlo mientras de reojo miraba al extraño, que se veía un poco sorprendido por mi descaro pero lo disfrutaba
-Creo que le gusta, papi- texteé
-A quien no le gustaría ver una jovencita tan puta haciendo de las suyas- contestó- tienes los pezones duros?
-Tan duros como una piedra, parece que van a romper la tela de mi top-
-Muy bien. Entonces quiero que delicadamente acaricies tu torso hasta llegar a uno de ellos y te pellizques el pezón.
Al momento de hacerlo me recorrió una electricidad por el cuerpo que me hizo soltar un suspiro que casi se convierte en gemido.
Ante todo esto, mis ojos estaban cerrados. Cuando los abrí, el hombre estaba sentado a mi lado.
Me asusté, pero traté de mantener la calma. Después de todo no podía pedirle compostura a un hombre que estaba viendo como me manoseaba para él.
-Puedo saber con quien texteas tanto como para parar lo que estás haciendo y empezar con algo distinto nuevo?- Ante esa pregunta solo se me ocurrió decirle la verdad; el hombre quedó un poco asombrado pero tal parece que su morbo aumentó el doble, ya que me hizo pedirle permiso a Oscar para que pueda tocarme.
Oscar aceptó pero con la condición de hacer videollamada.
-Escucha, cabrón. Esta puta es mía y solo vas a tocarla como yo te lo ordene, ya la traigo muy caliente con este jueguito de exhibirse contigo y necesito que la calmes hasta que vuelva.- ordenó Oscar
El extraño solo asintió y esperó órdenes, hasta que llegó la primera.
-Acaricia su muslo lentamente hasta llegar a su entre pierna y rózala con los nudillos por encima de la tela de su short.
Comencé a sentir su mano por mi piel y sentía estremecerme ante cada tacto, el hombre y Oscar me observaban disfrutar.
-Deja sus pechos al desnudo- dijeron a través de los audífonos- aprovecha la poca luz que hay ahí.
Me sentí desnuda, usada para satisfacer a dos viejos y caliente por eso. MUY CALIENTE
Aquel hombre empezó a lamer mis tetas con una precisión inexplicable, al mismo tiempo que sus dedos intentaban abrirse paso entre mi cuerpo y mi ropa. Cuando consiguió meter dos dedos en mi apretada vagina, empezó un mete y saca frenético que me volvía loca. Este hombre sabía muy bien lo que hacía. En un instante mordió mis pezones y un gemido salió de mis labios
-Shhh! Cierra la boca, zorra. No queremos que los demás pasajeros se enteren de la fiesta que hay aquí atrás.
Sacó sus dedos de mi interior y sentí la voz de Oscar ordenándome que le chupara el pene. Sabe que me encanta hacerlo.
Con mi mejor cara de puta fui bajándole el pantalón para encontrarme con aquella verga dura y grande, al instante ya estaba chupándosela. Estaba bien depilado, así que eso me facilito chuparle los huevos también de vez en cuando.
-Bájale los shorts y penétrala. Mírale la cara, está a punto de venirse la muy puta- dijo Oscar desde la pantalla.
El hombre no dudó ni un segundo, me quitó el short y, susurrando para que no escuche Oscar, dijo
-ahora vas a saber lo que es tener una verga de verdad rompiéndote el coño-
A Oscar no le gustó no escuchar, pero a mí me volvió loca. Así que sin pensarlo me subí arriba del desconocido y me senté en su verga. Tuve que tragar mis gemidos, me llenaba completamente.
Oscar ordenó que empiece a coger al hombre, como lo hacía con él y al segundo estaba cabalgando su pene mientras me tocaban y lamían los pechos. Era tanto el placer que me dio aquel extraño que me corrí al poco tiempo. La cara del hombre mostraba satisfacción por hacerme venir tan rápido.
Me bajó y me puso de espaldas, ya había caído la noche y se escuchaba a Oscar masturbarse en su oficina mientras se quejaba por la poca visión. A cuatro patas, me volvió a penetrar y comenzó unas arremetidas demasiado placenteras que lo obligaron a taparme la boca para que no es escuchen mis gemidos.
Continuó así por unos minutos más y me llenó de su leche.
-aaahhh! Trágate mi leche como la puta que eres- susurraba
Se incorporó y salió de mi interior mientras yo sentía a mi vagina chorrear nuestros líquidos. Me vestí y finalicé la llamada con Oscar. El resto del camino fui hablando con este hombre que resultó llamarse Manuel.
Al volver a casa, Oscar mi visitó y cogimos frenéticamente recordando cómo me llenó de semen un desconocido. Quedamos en contacto con Manuel y a veces es él quien llama y ordena a Oscar.
Hace unos meses les conté sobre cómo me convertí en la puta de mi jefe. Luego de reparar mi computadora y ver todo el apoyo que le dieron a mi relato decidí contar otra experiencia.
Tener una aventura con mi jefe tiene sus beneficios, soy su empleada consentida aunque tengo que cuidarme de su esposa celosa. Después de una mamada en su oficina, logre que Oscar me diera todo el fin de semana libre para visitar a mi familia en mi antiguo pueblo. La idea no le agradaba mucho, pero como iba a negarse si su puta estaba de rodillas comiéndole la polla en su oficina.
El día del viaje me vestí un toque provocativa, me encanta que los hombres me digan guarradas por ir un poco sugerente. Oscar, que ya se había vuelto un poco posesivo, me exigió una foto de la lencería que llevaba; para su sorpresa llevaba solo un tanga de encaje negro y encima me pondría un short y un top algo escotado. Creo que ya he dicho que mis pechos son un tanto más grandes que lo normal. Después de esa foto no paré de recibir fotos de la verga de Oscar o videos masturbándose.
A mis 19 años, es excitante que los viejos volteen a verme con morbo, la mayoría de las veces imagino que piensan en cómo hacerme suya. Así que el camino a la parada del bus fue una verdadera oportunidad de mostrarme ante todos esos viejos verdes que incluso me gritaban guarradas.
Ya iba mojada por las miradas y palabras sugerentes de los hombres de la calle y por los mensajes en tono sexual que me enviaba mi jefe, así que cuando subí al colectivo busque los asientos más alejados de cualquier persona.
Oscar no dejaba de decirme como me cogería a mi regreso y eso a mí me tenía muy caliente.
Iba tan inmersa en sus mensajes que no me di cuenta del señor que estaba a dos asientos a mi derecha de distancia. Era un hombre bien parecido, no tenía un cuerpo que señale ejercicio, pero se conservaba bastante bien. Tenía canas y creo que hasta era mayor que mi jefe. Noté que me miraba, supuse que por mis shorts o por mi escote, que al no llevar corpiño marcaba mis pezones duros por la excitación.
Inmediatamente le conté a Oscar lo que estaba sucediendo y le dije que teníamos que parar, a lo que solo dijo que podíamos jugar un poco con el hombre.
-Cuántas nenas de tu edad crees que se tiró ese hombre?- preguntó
-Por como mira mis tetas y mis piernas, creo que ninguna-
-Por qué no le das uno de tus espectáculos y vas contando?
Estaba nerviosa por su pedido, pero el saber que él me estaba entregando a los ojos de otro hombre me ponía cachondísima.
-Muévete como si quisieras masturbarte con el asiento imaginando que me cabalgas la verga- ordenó.
Y no sé porqué pero empecé a hacerlo mientras de reojo miraba al extraño, que se veía un poco sorprendido por mi descaro pero lo disfrutaba
-Creo que le gusta, papi- texteé
-A quien no le gustaría ver una jovencita tan puta haciendo de las suyas- contestó- tienes los pezones duros?
-Tan duros como una piedra, parece que van a romper la tela de mi top-
-Muy bien. Entonces quiero que delicadamente acaricies tu torso hasta llegar a uno de ellos y te pellizques el pezón.
Al momento de hacerlo me recorrió una electricidad por el cuerpo que me hizo soltar un suspiro que casi se convierte en gemido.
Ante todo esto, mis ojos estaban cerrados. Cuando los abrí, el hombre estaba sentado a mi lado.
Me asusté, pero traté de mantener la calma. Después de todo no podía pedirle compostura a un hombre que estaba viendo como me manoseaba para él.
-Puedo saber con quien texteas tanto como para parar lo que estás haciendo y empezar con algo distinto nuevo?- Ante esa pregunta solo se me ocurrió decirle la verdad; el hombre quedó un poco asombrado pero tal parece que su morbo aumentó el doble, ya que me hizo pedirle permiso a Oscar para que pueda tocarme.
Oscar aceptó pero con la condición de hacer videollamada.
-Escucha, cabrón. Esta puta es mía y solo vas a tocarla como yo te lo ordene, ya la traigo muy caliente con este jueguito de exhibirse contigo y necesito que la calmes hasta que vuelva.- ordenó Oscar
El extraño solo asintió y esperó órdenes, hasta que llegó la primera.
-Acaricia su muslo lentamente hasta llegar a su entre pierna y rózala con los nudillos por encima de la tela de su short.
Comencé a sentir su mano por mi piel y sentía estremecerme ante cada tacto, el hombre y Oscar me observaban disfrutar.
-Deja sus pechos al desnudo- dijeron a través de los audífonos- aprovecha la poca luz que hay ahí.
Me sentí desnuda, usada para satisfacer a dos viejos y caliente por eso. MUY CALIENTE
Aquel hombre empezó a lamer mis tetas con una precisión inexplicable, al mismo tiempo que sus dedos intentaban abrirse paso entre mi cuerpo y mi ropa. Cuando consiguió meter dos dedos en mi apretada vagina, empezó un mete y saca frenético que me volvía loca. Este hombre sabía muy bien lo que hacía. En un instante mordió mis pezones y un gemido salió de mis labios
-Shhh! Cierra la boca, zorra. No queremos que los demás pasajeros se enteren de la fiesta que hay aquí atrás.
Sacó sus dedos de mi interior y sentí la voz de Oscar ordenándome que le chupara el pene. Sabe que me encanta hacerlo.
Con mi mejor cara de puta fui bajándole el pantalón para encontrarme con aquella verga dura y grande, al instante ya estaba chupándosela. Estaba bien depilado, así que eso me facilito chuparle los huevos también de vez en cuando.
-Bájale los shorts y penétrala. Mírale la cara, está a punto de venirse la muy puta- dijo Oscar desde la pantalla.
El hombre no dudó ni un segundo, me quitó el short y, susurrando para que no escuche Oscar, dijo
-ahora vas a saber lo que es tener una verga de verdad rompiéndote el coño-
A Oscar no le gustó no escuchar, pero a mí me volvió loca. Así que sin pensarlo me subí arriba del desconocido y me senté en su verga. Tuve que tragar mis gemidos, me llenaba completamente.
Oscar ordenó que empiece a coger al hombre, como lo hacía con él y al segundo estaba cabalgando su pene mientras me tocaban y lamían los pechos. Era tanto el placer que me dio aquel extraño que me corrí al poco tiempo. La cara del hombre mostraba satisfacción por hacerme venir tan rápido.
Me bajó y me puso de espaldas, ya había caído la noche y se escuchaba a Oscar masturbarse en su oficina mientras se quejaba por la poca visión. A cuatro patas, me volvió a penetrar y comenzó unas arremetidas demasiado placenteras que lo obligaron a taparme la boca para que no es escuchen mis gemidos.
Continuó así por unos minutos más y me llenó de su leche.
-aaahhh! Trágate mi leche como la puta que eres- susurraba
Se incorporó y salió de mi interior mientras yo sentía a mi vagina chorrear nuestros líquidos. Me vestí y finalicé la llamada con Oscar. El resto del camino fui hablando con este hombre que resultó llamarse Manuel.
Al volver a casa, Oscar mi visitó y cogimos frenéticamente recordando cómo me llenó de semen un desconocido. Quedamos en contacto con Manuel y a veces es él quien llama y ordena a Oscar.