Exhibiendome al hijo de mis vecinos 2-los amigos
Lo que le voy a contar ocurrió hace varios años, cuando tenia yo 22, vivía sola estudiando administración, donde apenas dos metros nos separaban los edificios, así que había buena vista entre las ventanas si uno no era precavido, en esta ocasión, no resistí la tentación del grupo.
Como ya lo he dicho antes siempre he sido una mujer muy caliente y desde que descubrí mi cuerpo no pasa una noche sin disfrutar de él ya sea sola o acompañada, y al descubrir lo mucho que me mojaba cuando otros me veian, el exhibirme se convirtió en un pasatiempo constante.
Lo que le voy a contar ocurrió hace varios años, cuando tenia yo 22, vivia sóla estudiando administracion, mi departamento estaba en una unidad multifamiliar de varios pisos, donde apenas dos metros nos separaban las espaldas de los edificios, así que habia buena vista entre las ventanas si uno no era precavido. Eso ocasionó lo que ya les he relatado con el hijo de mis vecinos, un jovencito de unos 16 años que me sirvió de voyeur para mis inicios en el mundo de exhibirme.
Habian pasado como cinco semanas desde que dejé que me viera por primera vez, y una o dos veces por semana, principalmente los fines de semana, me desnudaba frente a él, y lo veia masturbarse frente a mi. La tercera noche se me ocurrio la brillante idea de subirme a una silla para que me viera mejor, de modo que podía ver mis manos entrar en mi cueva y empaparse, mientras gemia de placer y acariciaba mis tetas, en la silla podia verlo masturbarse y correrse en sus manos, tenia una verga juvenil con escaso vello, pero de buen tamaño, apetecible, que escupía delicioso y se me hacian agua las bocas, al verlo correrse me prendia más y mis orgasmos eran más intensos. No logró comprender cómo fue que duramos más de un mes sin hablarnos si teniamos una relación tan apasionada, el caso es que él fue muy discreto y todo fue dandose de una manera natural.
Así seguimos hasta una noche de sábado, en que nos encontramos otra vez. En esta ocasion el muchachito estaba sólo en casa; habia visto salir a sus padres por la mañana con maletas pequeñas y supuse que no habían regresado, así que pense que nos esperaba una sesión deliciosa, y así fue, pero no como yo lo habia pensado.
Me puse ropa sexi (como si fuera una cita real) y me asomé a la ventana, ahi lo podía ver con la computadora, pero no estaba viendo porno como otras noches, estaba haciendo un trabajo escolar... y no estaba sólo. Habia otros tres muchachos con él, compañeros de la escuela; y al igual que él, adolescentes calenturientos. Tardó un medio minuto en notar que yo estaba ahí, y de inmediato reaccionó, y se puso nervioso, me veia con ojos de dolor tal vez pensando que con sus amigos no me iba animar, y así era al principio. Me retiré de la ventana para esperar un rato a que se fueran sus amigos y no nos interrumpieran “nuestro” momento. Sin embargo no me pude esperar, la idea de ser vista por mi voyeur adolescente me había calentado a tal punto que la decepción de verlo acompañado no fue suficiente para matar la calentura, así que en cuestión de minutos el deseo venció a la prudencia y me acerque a la ventana. Esa noche habia puesto el sillón frente a la ventana para poder masturbarme a gusto y me viera mejor, así que se imaginarán que lo habia planeado bien y andaba muy caliente, de modo que decidida me acerque a la ventana y vi su rostro iluminarse. Escuché los gritos “¡regresó!” que le avento a sus amigos y en un segundo los cuatro estaban pegados a la ventana esperando mi espectaculo. Comencé acariciandome por encima de la ropa apretando mis tetas frente a ellos y viendo como sus ojos querian salir de su cara y con la boca abierta babeando, bailaba al ritmo de la musica que puse de fondo, y lentamente les di la espalda y deje caer la bata de encaje, quedandome en ropa interior; así de espaldas me quite el brassiere y desnuda cubriendome con las manos me di la vuelta, sonreía, pasaba mi lengua por mis labios de manera sugerente y ellos se alocaban, pero no hacian nada; estuve así unos minutos hasta que uno de ellos habló, rompiendo el silencio de más de un mes:“ya dejanos verlas”, eso me rompió el encanto y negué con la cabeza, entonces el vecino les dijo que me gustaría verlos. Eso los desconcertó, parecia que les daba pena hacerlo en frente de sus amigos y no ví que alguno de ellos se decidiera a dar el primer paso. Luego de cinco minutos y no ver progreso en ellos me hice a la idea de que no habia futuro esa noche y me retiré de la ventana para irme a mi cama.
Comence a mastrurbarme sin mas preambulos, andaba caliente, mis dedos entraban y salian de mi humedad y pellizcaba mis pezones mientras apretaba mis tetas, no tardé mucho en comenzar a correrme, el primero fue un intenso orgasmo que me bajó la calentura del momento, no me detuve, porque los siguentes suelen ser mas intensos, y justo cuando estaba iniciando el segundo, tocaron a la puerta. Como es de esperarse me cortaron enseguida, era tarde y no suelo recibir visitas, así que decidí ignorar el toquido, pero insistieron y la tercera vez me di cuenta que no se retirarian hasta que saliera. Me vestí rapidamente, con un pants y sudadera pero sin ropa interior, la tela era gruesa pero aún así los pezones se marcaban y me rozaban exitandome más. Al abrir la puerta me llevé la sorpresa de mi vida, eran los muchachitos que llegaron como pizza, calientes en la puerta, mi vecino estaba atras de ellos con cara de pena, ruborizado; pude notar que era el mas tímido del grupo. Mil cosas pasaron por mi mente, pero lo más importante era el miedo de dejarlos entrar y que las cosas se fueran de las manos, me gustaba la idea de calentarlos, pero no me interesaba cojer con ellos, y si entraban ¿que los podria detener?, tras un par de minutos de reflexión, la calentura venció a la razón y los dejé entrar.
“Aqui mando yo” les dije, y les dejé muy en claro que si pasaba algo que no me gustara los iba a sacar. Obviamente estuvieron de acuerdo, asi que los deje pasar. Los pasé directo a la recamara y cerré la puerta con llave no fuera que alguno se quisiera pasar de listo mientras estoy distraida. Mientras caminaba al cuarto iba pensandolo loca que estaba por hacer eso, pero me estaba exitando mucho, y el miedo se me estaba pasando dando lugar a una emocionante calentura que se veia que iba a durar mucho.
Decidí no perder el tiempo y llegando al cuarto les puse las dos reglas con las que ibamos a comenzar: Nadie me va a tocar a menos que yo lo diga, y todos se van a desnudar. Todos estaban nerviosos, hasta los mas aventados, pero les quité los nervios desnudandome primero, rapidamente y sin contemplaciones. Ellos seguian sin moverse, como estatua, y entonces me acerque a mi vecino y le comencé a quitar la camisa, con eso los otros captaron el asunto y en un minuto todos estabamos en cueros. Ví sus vergas a medio gas, todavia se veía el susto, y se me antojó darles una buena mamada, en especial a dos de ellas que se veian muy prometedoras, pero me aguanté y me tumbé en la cama. Respire profundo y comence a acariciarme al tiempo que veia como sus vergas crecias, y el que puso el buen ejemplo fue mi vecino que comenzo a masturbarse, los otros no tardaron en seguirlo. Ahí los tenía, a cuatro adolescentes calenturientos jalandosela mientras me veian masturbarme. Ya con las vergas al maximo estaba excitandome más y humedeciendome a morir, meti mis dedos y saboree los jugos de mi placer y fijaba los ojos en esas vergas y sentia mi cuerpo vibrar, tenia ganas de verga y como habia decidido que esas no iban a entrar, al menos esa noche, entonces saque mi vibrador y sin pensarlo dos veces me lo ensarté; al instante el orgasmo que se habia quedado pendiente llegó y mis gritos inundaron la habitación, una descarga electrica me recorrió haciendome vibrar intensamente, la vista se me nubló y me tendí exahusta. Cuando abrí los ojos, tres de los cuatro muchachos estaban terminando, vaciaron su leche sobre el piso y tenian una sonrisa de lado a lado, faltaba el más experto en el tema, mi vecino. Entonces lo miré directo a los ojos y mientras pasaba mi lengua por mis labios le mostraba mis pechos apretandolos a menos de un metro de él, me meneaba de rodillas en la cama y besaba mis tetas; en dos minutos su leche estaba saliendo acompañada de un delicioso grito.
Estaba muy caliente todavía, pero sabia que el siguiente nivel era peligroso, así que les dije que fueran a limpiarse y los esperaba en la sala. No estaba segura de lo que iba a hacer, sólo sabía que no quería que se fueran todavía. Les ofrecí agua, uno de ellos pidio algo “más fuerte”, pero se lo negué, no iba a desperdiciar mis reservas en ellos; así que se tuvieron que conformar con agua. Me senté desnuda frente a ellos mientras ellos ocupaban los dos sillones y comencé la platica. ¿Qué les pareció? - les pregunté-. Ellos se rieron y se miraron unos a otros como sin saber que contestar, “genial” contestó el más aventado. La platica fue rondando puntos triviales y poco a poco nos metimos más al sexo, comentamos mis posturas favoritas, y mientras se las describia me movia poniendome como les iba describiendo, me acariciaba y me iba metiendo mi vibrador conforme les describia cómo me gustaba ser penetrada. Como era de esperarse sus vergas crecieron muy pronto y mi cueva estaba humeda otra vez. Me pidieron el aparato para conocerlo, cosa que se me hizo tierna, y se los presté; lo observaron con curiosidad, lo prendian y se reian. Lo pasaron de mano en mano hasta regresarmelo. Me sentia excitada despertando a esos chamacos pajilleros que tendrian mucha teoría, pero se veia que de practica no tenian más que sus propias manos. Con las vergas al tope, yo desnuda frente a ellos comecé a jugar con mi dildo saboreandolo y humedeciendolo para luego meterlo poco a poco mientras ellos se la jalaban en mi honor, los miraba a los ojos uno por uno haciendo las caras mas eróticas que podía, para calentarlos más. Entonces hice una locura: le hable a mi vecino, (que hasta entonces supe que se llamaba Luis) y le pedí que sujetara el vibrador; al principio no entendió y uno de sus amigos le tuvo que explicar loque le estaba pidiendo. Movia sus manos torpemente, pero para mi satisfacción el aparato estaba prendido, así que no necestaba hacer mucho, practicamente sólo detenerlo y dejarlo trabajar, aún así esa maniobra me dejó las manos libres y me acaricié las tetas besandomelas y apretujandomelas. Los chicos estaban fuera de sí, se veia que iban a terminar en cualquier momento, y entonces hice la segunda loquera de la noche, “¡echenmela encima!”- les grité, y al instante se levantaron y me rodearon el sofá. Sus vergas a centimetros de mi cuerpo y el calor de la situación me ayudó a llegar a otro delicioso climax, pocos segundos antes que ellos me llenaran de leche la tetas y la cara, tomé a Luis mi vecino de la mano y comencé a moverle el vibrador dentro de mi, prolongando el orgasmo no se cuanto tiempo. Cuando volví en mí, los otros estaban en sus lugares viendome y Luis sacudia su verga queriendo venirse. Lo miré con ternura y realicé la última locura de la noche: Le solté la mano, dejé el vibrador a un lado de nosotros, y lo tome de las caderas, puse su verga a la altura de mi cara y de un sólo trago la desaparecí en mi boca, Luis parecia volverse loco y senti su verga crecer presagiando su corrida, la saque de mi boca toda ensalivada y la puse en medio de mis tetas. Con la saliva y la leche que tenian resbalaba de maravilla, yo las apretaba aprisionando su verga, al ver que no sabia donde poner sus manos se las tomé y las puse sobre mis tetas, instintivamente las apretó y masajeo junto conmigo y casí al instante comenzó a arrojar leche sobre mi cara, aprisioné su verga con mi labios y me tragué parte de su leche, luego separandolo de mis tetas me trague su verga y lo limpié, sin que perdiera su dureza.
Fue hasta que sus amigos comenzaron a gritar en señal de triunfo cuando reaccioné, habia perdido el control y las cosas habian llegado a donde no había planeado, me dió vergüenza y cerré los ojos pensando: “que he hecho”. Les dije con firmeza que eso no se debia de saber y que nunca se repetiria, me esforzaba por mantenerme serena, pero el pánico me estaba ganando; entré a mi cuarto y saque las ropas que habian dejado ahi y se las arroje para que se vistieran, “vistanse y vayanse” les dije mientras iba ami cuarto por una bata. Sin decir nada más abrí la puerta y espere que se fueran. Me sentia avergonzada, pero dentro de mi estaba satisfecha, habia tenido una sesion deliciosa, y mis sentimientos encontrados luchaban dentro de mi. Poco a poco el susto pasó y me quedó la tranquilidad placentera de mis orgasmos y hoy al recordar eso tengo que poner una toalla en la silla para que no se moje mucho.
Hasta la proxima...