Exhibicionismo delante de una amiga de mi ex

Virginia no se corta a la hora de mirarme el pene. Y yo no tengo intención de vestirme.

Tuve una ex, que tenía una amiga que era muy poco agraciada y un poco rara. Y egoísta.

Virginia era muy alta, cadera ancha, pelo rizado largo, poca teta y mandíbula prominente. La pobre era bastante dura de ver y la única vez que había follado había sido de borrachera en las fiestas de su pueblo.

Por aquel entonces yo estaba de alquiler en un piso enano de menos de 50m 2 y la que era mi novia por aquel entonces venía todos los fines de semana y entre semana a pasar la noche.

No llevábamos mucho tiempo pero yo me estaba aburriendo de ella porque no encajábamos del todo, pero no me apetecía dejarla porque no quería hacerle daño y porque veía que podían venir más amigas suyas aquí. Quería que se “desengañase”, por así decirlo, y que le dejase de gustar para que fuese más fácil el proceso.

Cuando me dijo que si podía meter en mi piso a una amiga suya de la universidad que ahora vivía en otra ciudad lo vi claro. Dos pájaros de un tiro, exhibicionismo y cansarla. Mi ex era andaluza y tenía varias amigas a las que visitar y ellas tenían que venir aquí a verla.

La suerte quiso que viniese en junio, mediados, y en Tudela para entonces ya hace un calor del copón. Solo suelo dormir desnudo cuando estaba mi ex para que por la mañana se me comiera con los ojos y disfrutase de mis erecciones matinales. Todos los días me despertaba desnudo, la mayoría con la polla dura, decía que si estaba muy bueno, que menudo rabo… Se le iban siempre las manos y acabábamos follando. A veces directamente me despertaba chupándomela.

A mi ex le encantaba chupármela y a mí que lo hiciera, con lo cual, ¿para qué iba a dormir vestido cuando venía? Y lo mejor es que la puerta del cuarto siempre estaba abierta para no asarme en verano, con lo cual me iba a ver sí o sí.

Así que llegó Virginia, agradeciéndome el favor que le hacía para ese fin de semana, etc, etc. Mi ex se quedó para estar con ella.

La primera noche, que salimos a echarnos unos cubatas y a darnos una vuelta. Las dos acabaron bastante perjudicadas.

Cuando llegamos al piso Virginia se acomodó y durmió en el sofá. Para ir al baño hay que pasar por delante de mi cuarto porque está justo en frente y se ve desde la cama. La situación era perfecta.

El salón era cocina también y yo tenía ahí el agua (tampoco era casualidad, pues el paseíto con el rabo al aire a por agua ya era un clásico que me había proporcionado muchas alegrías).

Diana, mi ex, me preguntó si quería cerrar la puerta. Le dije que ni de coña, que nos íbamos a asar entonces.

  • Es que igual Virginia nos ve...

  • Qué va, estamos a oscuras, no se ve nada.

  • Pero tú duermes delante de la puerta.

  • Me taparé con la sábana.

Le pareció suficiente la excusa, la besé y se durmió. Al rato escuché que Virginia iba al baño. Pasó por delante sin mirar hacia nuestro cuarto. La borrachera le obligaba a concentrarse más de lo normal para encontrar el baño.

Yo ya estaba excitado y con la pija un poco gorda pero cuando se metió en el baño me la sobé para darle tamaño y esta no tardó en responder.

Cuando escuché la cisterna del váter la tenía ya bastante grande y cayendo hacia la izquierda de mi pubis. Puse mi teléfono grabando sobre la mesilla de noche apuntando hacia la pueta del baño.

Se abrió la puerta y la luz me iluminó. Al estar el interruptor fuera del baño no podía salir con la luz apagada.

Abrió la puerta lentamente y se medio asustó llevándose la mano a la boca por lo que estaba viendo. Tenía un ojo medio cerrado y la boca medio abuerta fingiendo estar dormido. No se movía, debía estar apreciando el espectáculo.

Después se quitó las manos de la boca, no sé qué hizo y apagó la luz. Todo eso le costó como casi un minuto de reloj.

Aprobeché tanto que mi ex estaba dormida como que yo ya la tenía dura para ver el vídeo.

En el salía Virginia tapándose la boca, con cara de risa. Puso cara de uf, sacó el móvil rápidamente, me hizo una foto y apagó la luz.

Cuando me hacían fotos de la polla se me ponía muy dura y yo ya la tenía como una piedra, era el momento de ir al salón a por un vaso de agua.

Me levanté sin hacer mucho ruido y fui sin hacer ruido al salón con el cipote mirando hacia el techo, duro como una piedra. La jarra estaba en la mesa del salón, casualmente la había dejado ahí para Virginia por si tenía sed, je...

Había luz de sobra porque no había bajado las persianas (tampoco lo había sugerido) con lo cual se veía perfectamente.

Virginia tenía la cabeza debajo de la ventana así que no sé si me había visto acercarme, pero procuré echarme el agua de manera que hiciera ruido en el vaso.

Entonces vi que estaba despierta con sus ojos clavados en mi polla. Yo bebía despacio ofreciéndole una visión perfecta de mi polla dura.

Estaba disfrutando así que me eché otro vaso de agua sin mirarle a la cara y volví a beber despacio. Ella no me miraba a la cara ni por asomo, mi pene parecía bastante atracción.

Terminé de beber y dejé el vaso en la mesa, entonces me miró a los ojos.

La saludé con la mano, le sonreí. Ella me miró y me saludo con la mano seria. Sus ojos volvieron a mi cuerpo. Me fui al baño y me hice una paja rápida y violenta cuyos lefazos saltaron hasta las cortinas de la ducha. Era mucha excitación la que tenía acumulada.

Cabe destacar que desde que descubrí que soy exhibicionista sigo una dieta bastante estrica y una rutina completa de gimnasio que hacen que tenga un cuerpo digno de salir en la portada de Men's Health. Pero es lo suyo, ¿no? No puedo salir a pasear 18cm de rabo gordo en un cuerpo descuidado... Quiero miradas de lascivia, piropos e incluso que me metan mano, no provocar asco.

Me dormí muy a gusto tras ese lefazo sin ropa alguna y con una manta pobremente echada encima de mí que por la mañana iba a estar en medio de la cama o en el suelo.

Diana dormía con unos pantaloncitos muy cortos de pijama y una camiseta muy fina de tirantes, así que todo el pudor que pudiera tener era por mí.

Como yo quería empezar a cansar a Diana cuando me desperté, muy morcillón pero no empalmado, fui directo a la cocina a desayunar.

Allí estaban sentadas tomándose un café Vir y Diana, y en cuanto me vieron aparecer las miradas recorrieron el mismo camino, cara, rabo y pecho.

  • ¡Lucas!

  • Hola, cielo.

Le di un pico a mi indignada novia y un beso en la mejilla a Virginia. Virginia me había saludado con la mano y me observaba muy interesada.

  • ¡Pero tápate que no estamos solos!

  • En cuanto desayune. Total, no creo que a Vir le moleste, ¿verdad?

= No, no. Para nada...

Estaba de espaldas a ellas en la encimera, y por cómo estaban colocadas mi ex estaba de lado y Virginia era la que mejores vistas tenía.

Yo seguía preparándome mis copos de avena con yogur natural y nueces. Me di la vuelta y la atención de Virgina pasó de ser su móvil a serlo mi cuerpo. Con especial atención a mi polla.

Estaba desayunando apoyado en la encimera con el rabo a la vista y que me la mirase me lo estaba poniendo más gordo. Virginia atendía a lo que le decía Diana y de vez en cuando me miraba la polla.

Entonces Diana se giró y yo fingí estar atendiendo a mi yogurt.

  • Cariño, al menos no nos pongas el mango a la vista...

= A mí no me molesta...

Diana se volvió hacia Virginia con cara de sorpresa.

  • Claro que no molesta. Está muy bueno y mira qué rabo gastas. Pero cuando hay visitas no se va desnudo por casa.

  • Ya me voy a la duuuucha.

Mi ya medio erección y yo nos fuimos a la ducha donde me hice una señora paja. Antes de salir a comer Diana me cogió por banda.

  • Oye, no vayas desnudo por casa que Virginia se te comía con los ojos...

  • Qué más da si la única que me folla eres tú.

Y le di un pico en los labios.

  • Esa no es la cuestión. Es que no me gusta que vayas desnudo delante de amigas mías.

  • Es verano y ya sabes que nunca duermo con ropa (mentira) y hasta que no me ducho no me gusta ponerme nada porque por la noche he pasado calor y sudado.

  • Ya, eso sí... ¿Pero qué pensarías si yo fuese desnuda delante de amigos tuyos?

  • Eh, mientras a ti te diera igual...

  • ¿No te importaría?

  • ¡Qué va! Me parecería hasta gracioso.

  • ¿En serio?

  • Que no es para tanto, mujer.

  • Es que se te comía con los ojos... Y no me gusta. Luego me ha estado diciendo que si estás buenísimo, que a ella la engañaron la noche que folló, que menudo rabo...

Todo eso era música para mis oídos.

  • Pobrecica. A mí me da igual y la otra se recrea la vista. ¿Tú crees que va a volver a encontrarse en una como esta? Si yo tuviera un amigo que no ligase ni pagando y tu te paseases desnuda delante de él, y no te importase, hasta te daría las gracias por recrearle la vista. Porque luego estos pobres acaban follando con cardos. ¿Te acuerdas de mi amigo Roberto? Es tan feo que no le queda más remedio que agarrarse a lo que puede.

  • ¡Pero se la recrea con mi novio!...

  • Pues farda de mí. Sé buena amiga. Si no me va a tocar la pobre. Soy solamente tuyo.

Le puse las manos sobre mis pectorales, que le encantaban.

  • ¿De quién soy? (Le dije mirándole a los ojos. No parecía nada convencida).

  • Mío...

  • ¿Te avergüenzas de mí?

  • No... Pero es que...

  • Solo duermo y desayuno desnudo. Si la pobre me ve pues que disfrute.

  • No sé...

No estaba muy convencida pero me daba igual. Quería que Virginia se me comiera con los ojos y que me sobase.

Comimos fuera. Virginia se interesó bastante por mi rutina de gimnasio y mi dieta, que le pareció demasiado estricta. Yo le decía que quien algo quería algo le costaba, pero que los resultados valían la pena.

Me dio la razón y me dijo que no conocía a ningún otro chico con un cuerpo digno de salir en alguna película de los Avengers.

Por la noche vinieron unos amigos cuando salimos de fiesta. Aprobeché que todos íbamos bastante perjudicados y que Diana estaba hablando con otra amiga suya para hablar yo con ella.

Le pregunté que qué tal estaba, si había dormido bien, qué le parecía el piso. Me dijo que bien. Le pregunté si le molestaba o incomodaba haberme visto desnudo.

  • ¡Para nada! A ver, no te digo nada que no sepas... Pero estás tremendo y... que no me oiga Diana. Pero nunca había visto una polla como la tuya, jajajaja.

  • Gracias corazón, jajaja.

  • Ay, espero que no se haya enfadado mucho por todo esto.

  • Qué va, qué va. Si además es mi piso. ¿A ti te gusta que vaya desnudo?

  • Hombre, claro... ¡Quiero decir que no me importa! Jajajajaja.

  • Nada. Si tú me dices "Lucas, sin ropa", yo sin ropa, que para algo eres mi invitada.

  • A ver... Que no te voy a decir eso que eres el novio de mi amiga y estaría feo, ¿sabes?

  • ¡Qué va! A mí no me importa, y estoy más cómodo sin ropa.

  • Pues si estás más cómodo no voy a ser yo quien te diga nada, jejeje.

Aquí es donde subí la apuesta.

  • Mira... Te voy a confesar algo... Antes Diana se ha violentado porque tenemos una especie de juego sexual. Igual has escuchado esto antes.

  • No, ¿el qué?

  • Diana enseña fotos mías desnudo a otras mujeres porque le gusta ver su reacción.

  • ¿En serio?

  • Y no solo eso... A veces me pide que me ponga una camiseta muy ceñida y se aparta. Dice que le excita ver cómo otras mujeres me manosean, o se masturba cuando se lo cuento. Le pone muchísimo.

Virgina atendía con cara de incredulidad.

  • ¿De verdad? Jajajaja, qué fuerte... Sabía de gente que le pone ver cómo se follan a su mujer... ¿Pero esto?

  • Sí, sí. Hace un mes fuimos a un pub donde había un grupo de solteronas de 50 años. Cuando me acerqué a pedir a la barra se me acercaron como moscas y empezaron a pedirme fotos, a meterme mano, a sobarme los brazos, alguna hasta el paquete... Y Diana se puso cachondísima. Se puso tan cachonda que tuvimos que volver al piso para follar como conejos.

  • Hostia...

  • La cosa es. Si tú me ves desnudo, o no, y me quieres tocar, hazlo. A mí no me importa y a ella luego le excita muchísimo cuando se lo cuento.

La cara de Virgina era un poema. No se lo creía.

  • ¿De verdad?

  • Sí, sí... Será como una especie de secreto entre tres que siempre pensaremos que solo lo sabemos dos... ¿Te parece?

  • Hombre, no sé...

  • ¿No te gustaría sobarme?

  • A ver, sí... Pero esto es muy raro, jajaja. Qué fuerte. No me lo puedo creer.

  • Tú tócame todo lo que quieras pero que no te vea Diana.

Sin decir nada su mano fue a mi culo.

Cuando acabó la noche me había encargado de darle más chupitos a Diana que a Virginia. A una la quería fuera de juego, a la otra la quería deshinibida totalmente. En el piso al entrar ayudé a Diana hata la cama y se quedó dormida allí mismo.

Me empecé a excitar y se me empezóa poner dura.

Virginia fue al baño y yo fui al salón. Quería que se encontrase conmigo de pie y totalmente desnudo. Y así fue. Bebía agua mientras ella venía mirándome el cuerpo y centrada en mi rabo.

Cuanto más me lo miraba más se levantaba. Yo seguía bebiendo como si nada y ella también, sin perder detalle de mi duro pene.

Cogí su manoy la puse sobre mi pecho, y ella empezó a palmarme los músculos. Me puse frente a ella con las manos detrás de la cabeza para sacar bíceps.

  • Buf, qué bueno estás...

Me palpó los biceps, el pecho, la espalda y bajó a los abdominales. Allí estaba mi polla totalmente dura y mirando hacia arriba.

Virginai me miró y le asentí con la cabeza. Sus manos rápidamente recorrieron mi dura polla y mis testículos. Usó una mano para tocarme el culo y con la otra me masturbaba ligeramente.

  • Menudo pollón tienes...

Hice amago de irme pero ella no me soltaba el rabo.

  • Espera, un poco más...

Y siguió tocándome el cuerpo y la polla.

  • Me voy a dormir, Vir, a ver si me desahogo.

  • Si quieres te puedo desahogar yo.

Dudé por un momento, me asomé al cuarto y Diana estaba en el mismo sitio y con la misma postura donde la había dejado.

  • Vale.

Se arrodilló y empezó a chupármela con bastante destreza. Mejor que Diana diría yo. Con la otra mano me palpaba los abdominales, las piernas...

Se notaba la falta de experiencia porque me daban sus dientes, pero eso me daba igual. Incluso diría que me excitaba más.

Me masturbaba con un poco de torpeza pero su lengua y boca suplían el resto.

Movía la cabeza hacia atrás y adelante en muy poco recorrido pero succionaba mucho el glande y con su lengua daba vueltas alrededor de él. Era genial...

  • Me corro...

Y en menos de cinco minutos le llené la boca de leche. No le dejé apartarse porque le sujetaba la nuca.

Se lo tragó todo, bebió agua y se sentó en el sofá.

  • Qué rico. Ya te puedes ir a dormir, jeje.

  • Gracias Vir, eres un amor.

Le di un beso en la mejilla y me fui a dormir. Tras esa mamada dormí hasta las 6, cuando me desperté muy empalmado y empecé a comerle el coño muy lentamente a Diana. Se despertó y empezó a jadear.

  • Aah... Lucas... Que nos va a ver...

  • Pues que nos vea.

Me puse un condón y empecé a bombear despacio. Ella hacía por silenciar sus gemidos. Le di rápidamente la vuelta porque quería que sonase el ruido de carne con carne y que Virginia por la curiosidad se asomase.

Empecé a embestirla lentamente pero el ruido era delatador. Cadencia constante y ella con la cara hundida en la almohada mientras gemía.

Miré un poco a la derecha y me pareció ver a Virginia contemplar el espectáculo.

Me daba morbo que me viera en plena faena. Tanto morbo que mi aguante vino justo para coincidir con el de Diana.

Me desacoplé y ella quedó rendida sobre la cama. Yo me fui a por papel higiénico para ella y a tirar el condón a la basura.

Virginia no perdía detalle de mi paseo. La saludé y ella me devolvió el saludo. Hizo el gesto de abanicarse. No sé si porque tenía calor o porque se había puesto cachonda con el espectáculo.

Me miró el rabo y puso cara de guau. Me pidió que me acercase. Eso hice. Y para mi sorpesa se lo metió en la boca y me limpió toda la leche. Menos de diez segundos.

  • Mmmmh... Qué bueno...

Ojalá fuera más guapa. Nunca antes una chica había mostrado tanta devoción por el sabor de mi semén.

Volví al cuarto, me abracé a Diana y dormí hasta tarde.

Por la mañana repetí el ritual de desayunar desnudo. Diana seguía durmiendo y Virginia desayunó conmigo de pie. Mientras hablbábamos me tocaba los brazos, el pechotocó el culo y la polla.

  • Ojalá encuentre uno como tú. Bueno, que esté tan bueno será difícil, con que tenga una polla parecida a la tuya (me la agarró) me conformo.

  • Seguro que sí, la chupas de lujo.

  • ¿Sí? Pues solo lo he hecho una vez.

  • Pues tienes muy buena mano, ¿lo pillas?

  • Jajaja, qué mongolo. Es que un rabo así se chupa bien o no se chupa (y empezó a bombearlo despacio).

Cuando oímos que Diana se levantaba Virginia se alejó y yo me puse de espaldas. Para disimular. Vino y se hizo un café. Me vio desnudo, me tocó el culo y me dijo "qué bueno estás, cabrón". Le di un beso y no dijo nada. Virginia seguía repasando mi cuerpo con bastante detalle, y Diana también.

Virginia vino otra vez más y no fue la última amiga que iba a venir. Entonces ahí decidí alargar la relación con Diana, sobretodo cuando me enteré de que tenía un apartamento en Salou, una hermana pequeña y una madre recién divorciada. El pack completo.