Exhibición de una sumisa - Inicio

Es en Tú Oscuro deseo que descubro mi naturaleza sumisa, el que libera mis deseos, juegos, pasiones, y vicios

Esta mañana me he levantado temprano. Antes de salir de la cama reviso mi correo electrónico desde el móvil. Un par de mensajes nada más, ninguno de Ella.

Salgo directa a la ducha, no tengo que desvestirme, duermo desnuda. Que ganas de seguir en la cama y no ir a trabajar pero “el deber es el deber” me digo en voz alta ya bajo el agua caliente. Ya duchada me apuro a vestirme, es lo que mas tiempo me toma, unos jeans, una blusa negra cuello en v con un ligero escote, una chaqueta color beige y unos zapatos negros no muy altos, maquillaje suave. Me miro satisfecha al espejo.

Son un cuarto para las ocho al llegar a la clínica, no hay pacientes todavía, parece que será una mañana tranquila en el consultorio. Cómo agradezco estos días, bueno, aunque cuando más ilusiones me hago todo cambia de golpe y termina siendo un día estresante.

Acomodo un poco aquí y allá, la verdad no hay mucho que hacer, soy maniática del orden así que trato de mantener todo muy bien organizado para que el día no se me complique, lo que también me da tiempo durante la jornada, de esa manera puedo sin ningún problema conectarme al Messenger con mi Señora sin interferir con mi trabajo.

Estoy concentrada abriendo unas historias médicas cuando escucho vibrar fuerte mi móvil sobre el escritorio.

Tiene nuevo MI de: Eva A.

-             Hola guapa – veo reflejado en la pantalla.

Cómo me sigue estremeciendo ese simple saludo aún con el paso de los años…

-             Hola, ¿cómo está mi Señora? – escribo y pulso enviar.

-             Bien, como va todo. ¿Cómo está la cabeza hoy?

-             Muy bien – digo con una media sonrisa nerviosa que Tú ya sabías dibujada en mis labios.

Ambas sabíamos a qué se refería con aquella pregunta. Anoche había surgido una conversación que habíamos dejado inconclusa, bueno, más bien como tarea para yo meditar. Un nuevo gusanito se me había metido; exhibicionismo, ese deseo había estado creciendo dentro de mí y cada día se hacía más fuerte, excitante, claro, explotado por mi Ama y siempre para el disfrute de Ella. Pero ahora yo quería ir más allá,…llevarlo a otro nivel.

-             La cabeza bien, en su lugar jajaj - (bromeé) – la verdad no lo pienso mucho, es decir todo lo que he experimentado este tiempo me hace     tener claro mi deseo, lo que no sé es el como llevarlo a cabo…- dije frente a mi móvil.

-             Entiendo. Has pensado cómo quieres exhibirte, ¿fotos, videos, quizás en público?

-             ¿En público?

-             Sí, buscar ser vista en público.

-             ¡No¡ no podría de momento – dije ruborizada frente al móvil. ¿No de momento?, estaba  dejando una puerta abierta…

-             Entonces estamos hablando que sólo quieres exhibirte en alguna foto o video, ¿no?

-             Sí, eso es lo que he pensado de momento – volvía a dejar abierta la puerta.

-             ¿De momento?

-             Sí, no sé como va a resultar, si luego querré continuar.

-             Ayer parecías estar dispuesta a arriesgar mucho, hoy no te veo tan segura. ¿Qué cambio desde anoche hasta hoy?

-             Segura estoy – respondí a la brevedad para no darle cabida a la duda.

-             Así que llevas tiempo pensando, ¿no?

Me atreví a mentir.

-             No tanto. Pero cada día me gusta mas la forma en como me exhibo para Usted, además me da muchísimo morbo verme a mi misma masturbarme, mirándome en esos momentos.

-             Tu móvil envía correos cierto

-             Sí.

-             ¿Estás en el trabajo?

-             Sí, claro.

-             ¿Mucha gente alrededor?

-             Unas cuantas pacientes mi Señora

-             Pues vete al baño ya, te quitas la chaqueta y la blusa, te tomas una foto y me la envías al correo ahora mismo – me ordena

En segundos mi mente y cuerpo se dispararon, un rápido escalofrío invadió mi cuerpo provocándome un temblor. Sumisa cogí el móvil, el teléfono inalámbrico, le digo a las pacientes que ya vuelvo y salgo a toda prisa al baño.

¿Alguna de aquellas mujeres se imaginará algo? ¿Podría ser posible? Me sentí nerviosa, excitada, disfrutaba de la situación del momento.

Ya encerrada en el baño me quito la chaqueta y la blusa dejándome el brasier color negro. Cojo mi móvil, voy a menú, opción cámara, activo el temporizador, coloco la cámara en buen ángulo y doy a la tecla del disparador.

¡Flash!

Me encanta, me hipnotiza el clip del obturador de la lente, la sensación del flash, es semejante al poder hipnotizante de Su deseo.

Bajo ese poder hipnótico y Su doma descubrí cuanto me encanta posar.

El móvil seguía vibrando incesantemente con mensajes que entraban mientras abría mi bandeja de correo para enviar la foto adjunta a un mail.

Vuelvo a vestirme.

-             ¿Y dónde has pensado que te gustaría mostrarte, en un chat o en una página porno?

-             No sé, eso todavía no lo tengo claro. A Usted qué le gustaría…

-             Yo quiero saber qué es lo que te gustaría a ti – dijo - Sabes que te verían hombres y mujeres, que seríaas objeto de toda clase de comentarios.

Leía mientras al mismo tiempo en mi móvil salía un aviso: “correo enviado”

Sentía que me golpeaba una fuerte oleada de sensaciones, no lo podía explicar era electrizante, intenso.

-             Sí,… lo sé bien - Suspiré analizando rápidamente todas las “consecuencias” de mi decisión, ¿estaba preparada para dar el paso? – quiero experimentar mi exhibición – dije segura – eso es lo que me gustaría, quisiera que lo hiciéramos juntas.

-             Quizás se masturben con tus fotos. ¿Estás preparada para eso?

-             Pues no está nada mal pensar en que eso fuese posible.

-             ¡Estupenda! Estás muy eficiente y pronta. Perfecta, preciosa en la foto.

Sonrío satisfecha.

-             ¿Estás excitada, no?

-             Muchísimo. – escribí ruborizada, no estaba aún tan “acostumbrada” aquella confesión, a que mi sumisión me produjera tanto placer y felicidad.

De regreso a la oficina me sentía a punto de correrme. Traté de concentrarme nuevamente en una de las pacientes que me hablaba.

-             ¿Crees que alguien se haya dado cuenta de lo que has hecho?

Sonreí.

-             ¡Dios no! Bueno, dado cuenta no, a lo mejor imaginado si jajajaj, quizás entre ellas haya alguna sumisa o deseosa de serlo…

-             Te hubiera gustado que alguna te descubriera.

-             ¡Si! jajajaja– esta vez reí a carcajada suelta.  Aquellas mujeres seguro que se imaginaban que hablaba con mi novio o algo parecido. En momentos como este es cuando me repito esa frase que hice mía en un poema: “Si ellos supieran’’

-             Te estás volviendo muy lanzada jajajjajaj.

-             ¿Usted cree? jejeje -  la verdad me resulta morboso el que me puedan mirar, provocar deseo ya sea a mujeres o a hombres, además del hecho que no me puedan poseer porque soy Suya, de que es por Usted que ellas o ellos disfrutan de mi y tenerme de alguna forma en sus fantasías…

Me sentía descarada diciéndolo al mismo tiempo que excitada.

-             ¿Hasta dónde quieres llegar con tu exhibicionismo?

La pregunta provoca una ligera pausa en mis pensamientos. Era una buena pregunta, no sé si tenía la respuesta correcta.

-             No sé si quiero llegar a un punto. Ahora sólo sé que tengo el deseo y que quiero experimentarlo desde mi sumisión hacia Usted. Ése es mi punto de partida. El limite no lo sé, aunque suene peligroso.

-             Vamos, que lo que quieres es que yo te lo ordene. ¿Es eso? Quieres hacerlo con mi aprobación.

-             Sí – reí, porque por más que yo lo ocultara Ella siempre estaba varios pasos delate de mis pensamientos y deseos –, sí, hagámoslo juntas, quiero hacerlo con Su aprobación, que me guíe como me ha guiado en la exploración de cada uno de mis deseos.

-             Bien, como sumisa sabes lo que tienes que hacer cuando quieres que te conceda algo. Has de pedírmelo y dar una ofrenda.

-             Se lo pido mi Señora, exhíbame, se lo ruego, deseo hacerlo para placer no sólo mío sino de usted también.

Sin pensar me volvía a meter al baño, desnudándome por completo. Iba a tener razón mi Ama, estaba resultando bien lanzada. De nuevo cojo el móvil, voy a menú, opción cámara, me siento en la taza del sanitario, abro bien las piernas, y coloco la cámara en buen ángulo y le doy al botón.

¡Flash!

Adjunto nuevamente la foto a un mail. Asunto: Ofrenda.  “Correo enviado”

-             Me gusta cuando sabes perfectamente lo que quiero y cómo lo quiero. En unos segundos me tengo que ir, así que lee atenta lo que vas hacer, quiero que lo tengas listo para nuestro próximo encuentro. Ah, esta noche nada sexo, ni en solitario. Entendido. Ahora me voy, tú sigue trabajando.

Conversación con Eva A finalizada.