Exhibición de una sumisa - Exhibida

La sensación era increíble. ¿Tres, siete, quince, treinta?… No tenía la menor idea de cuántos eran o de quiénes eran pero, de alguna manera, podía sentir sus miradas sobre mí mientras seguía siendo fustigada por el fogonazo del lente de la cámara

Tras haber descansado y tomado una ducha fría, ya más relajada en la cama, desnuda, me puse a pensar en lo que mi Señora me había ordenado preparar para lo que sería nuestro encuentro del día siguiente.

Volvieron a mi cabeza las imágenes de lo sucedido hacía unas horas, aún estaba excitada, con ganas de acariciar mi sexo, pensando en la posibilidad de que alguna de aquellas mujeres se pudiera haber dado cuenta de lo que pasaba. Me estremecí sintiendo como mi piel se erizaba ante esa fantasía… No profundicé más con mis caricias en mi sexo, disfrutaba de la leve sensación que estaba produciendo el roce de mis dedos y de la excitación de mi imaginación, que me producía en algunas ocasiones algo mucho más placentero que las  caricias.

La idea de mi Ama me había encantado porque, si bien ya era algo muy común entre nosotras, nunca lo habíamos hecho a modo de sesión.  En mi cabeza no hacía más que pasar una y otra vez esa idea. Así fantaseé toda la noche.

Me desperté muy temprano, un tanto nerviosa y ansiosa. Me di una ducha fría para bajar tanta ansiedad. Mi cuerpo reaccionó al instante erizándose, provocándome un cosquilleo intenso. Qué placer Sentía cuando el sonido de mi móvil me saco de la ducha, era un mensaje:

-       “Patricia, espero tengas todo listo para esta noche como lo ordené”.

-       La espero  como siempre mi Señora. – respondí al mensaje.

La sensación de nervios que me envolvía se hizo más intensa en todo mi cuerpo, era maravilloso como aquella sensación se volvía placer en el juego.

Me vestí rápidamente para luego encaminarme a la oficina. Rogaba porque el día no se complicara, quería salir temprano para tener tiempo de preparar todo en casa.

En el consultorio todo estaba marchando a mi favor, la mañana iba tranquila aunque yo seguía ansiosa incluso por momentos perdida en mis pensamientos, imaginándome escenas en mi cabeza de lo que sucedería en unas pocas horas.

La mañana la pase entre informes, pacientes, historias y llamadas tratando de concentrarme sin mucho éxito, estaba sumida en los detalles para la sesión, no quería que nada fallara, lo errores no están permitidos, Ella no los permitía por pequeños que estos fueran. Y deseaba que todo saliera bien.

Al mediodía ya estaba cerrando el consultorio. Rápidamente me lancé al ascensor, no deseaba que llegara alguien a última hora a arruinarme los planes, no. Salí rumbo al centro comercial, había decidido comprar una nueva prenda y darle la sorpresa a mi Señora con algo sexy.

Mientras iba de tienda en tienda, de probador en probador, típico de toda mujer, probándome diferentes prendas y viendo cual me quedaba más ceñida al cuerpo me sentía divertida, nerviosa, y a la vez seducida pensado en que mi excitación podía ser percibida por todo el que me miraba mientras buscaba y miraba en la tienda.

Por fin encontré lo que buscaba, quede bastante satisfecha como seguramente también quedaría mi Ama al vérmela puesta. En el momento justo en que me disponía  a pagar entró al móvil otro mensaje suyo:

-       “Para esta noche te tengo una sorpresa”

El corazón me bombeo con fuerza ¿una sorpresa?.... esboce una sonrisa. Me gusta esa manera que tiene de poner mi mente a mil…; mi mente y todo mi cuerpo.

La cajera que tenia enfrente me observó sonriente y yo le devolví el gesto divertida, invadida por una emoción que me abrumaba. Pero pagué la compra y me fui.

Tomé un taxi. De camino al departamento pensaba en qué podría consistir esa “sorpresa”, pero era inútil tratar de adivinar, podría ser cualquier cosa: un accesorio, un juguete, una prenda o sencillamente nada, crear expectación en mí, eso era parte del juego…

Al entrar respire profundamente. Me descalcé, me quité la chaqueta y puse orden en el departamento, era pequeño pero debía estar todo bien ordenado, a mi Señora Eva le gustaba todo en su lugar, impecable.

Las indicaciones eran precisas, esta noche posaría para Ella en una sesión fotográfica. Sería mi primer paso y mi estreno en el exhibicionismo.  Aún no tenia muy en claros los detalles de cómo se llevaría acabo; era en eso consistiría la ¿sorpresa? A la vez pensaba que era un nivel más en mi sumisión por alcanzar. Esto acortaba mis límites uniéndonos mucho más, para una sumisa no hay mayor satisfacción y alegría que lograr cada día entregarte aún más. Pertenecer.

Esta noche no solo yo me estrenaba, mi Señora debutaría como fotógrafa. La idea me excitaba aunque esta vez la idea había sido mía. ¿Lo era? Siempre dudaba, Ella tenia una forma hipnotizante de mover los hilos de mi deseo, explorarlos y sacarlos a la luz, así que lo mas probable era que todo fuera fruto de su habilidad como Ama.

Afortunadamente me había permitido escoger el lugar para la sesión. Opté por mi habitación iluminada, crearía un ambiente mas intimo, mío, de eso se trataba todo, exhibir mi intimidad. Y eso destacaba mi habitación, intimidad.

Ya lista prepare la cámara, la verdad que resultaba muy fácil de manejar, las cámaras profesionales te dan muchas ventajas, prácticamente tienes que hacer poco para obtener unas muy buenas fotos, así que no habría problemas.

Preparé la ropa que iba a usar en un par de horas: una chaqueta tipo americana negra sólo con un brasier debajo, una minifalda gris a cuadros ajustada a mis muslos y culo (la que he comprado), sin bragas claro está, unas medias negras y tacones altos ¡Listo! Me digo casi en un grito ansioso.

Me desnudé metiéndome rápidamente a la ducha y sentí el agua tibia caer por mi cuerpo unos minutos. Me esmeré en estar bien pulcra, depilé todo mi cuerpo, hasta la piel exfolié, eso me relajaba mucho a la vez que dejaba mi piel preciosa. Me eché una toalla al cuerpo para secarme, estaba sobre tiempo ya, no quería que llegara mi Señora y yo aun sin estar lista.

Con cuidado fui vistiendo mis muslos con las medias para luego ir entallando la minifalda a la cadera y enganchando tras mi espalda el brasier media copa negro sexy, finalmente la chaqueta. Sólo faltaba el complemento perfecto, mi collar azul, me fascina porque resaltaba entre mi atuendo negro a la vez que es algo fuera de lo convencional en el protocolo BDSM pero lo maravilloso de este mundo es precisamente que cada uno lo vive y siente de acuerdo a sus gustos.

Una vez lista me miré al espejo y éste me dio su aprobación, estaba muy bien, como diría mi Señora en estos momentos ¡Preciosa!. Sonreí. Me sentía increíblemente sexy para Ella, como Ella me deseaba.

Esperé tras la puesta, arrodillada, con mi collar en el cuello enganchado a la cadena de perro y perfumada como una puta.

Era ya casi sobre la hora y yo seguía esperando a solas tras la puerta, en éxtasis, como una auténtica perra.

Oí sus pasos, con las rodillas clavadas al suelo gateé a la puerta tan rápido como pude.

Como siempre, Ella, hermosa, señorial, sensual. Lo primero que vi fueron sus pies que inmediatamente besé sintiendo el placer que me produce estar bajo sus zapatos de tacón de aguja, vestida en una falda negra entallada que llegaba a cubrir un poco por debajo de sus rodillas. Extendiéndole mi correa la saludé:

-       Buenas noches mi Señora Eva. Bienvenida a casa. – Ella me miró sonriente.

-       Hola perrita mía – mientras caminaba arrastrando mi correa y a mí con ella en dirección al sofá que estaba en medio de la sala. Tomó asiento cómodamente en el sillón. Una vez sentada comprobó si había cumplido lo ordenado – En pie, quiero verte mejor, ordenó.

Rápidamente levante mis rodillas del suelo, me puse en pie llevando mis manos detrás de mi espalda. Me sonrojé al sentir su mirada penetrante sobre mí, me sentí desnuda aún estando vestida. Bueno, excepto por las bragas que no tenía.

-       Esta perfecta. ¡Preciosa¡ ¿Minifalda nueva?, exclamó.

-       Gracias Señora. Sí, la he comprado hoy mismo ¿Le gusta? Quería darle la sorpresa.

-       Muy bonita, como me gusta, ajustada al culo – sonrío a la vez que provocaba el mismo gesto en mí.

-       Hablando de sorpresa ¿No quieres saber la que te he preparado?

-       Espero el momento que Usted crea oportuno para desvelármela – dije tratando no de parecer ansiosa.

-       Bien, como no quieres saber, ve y tráele a tu Ama algo de beber - dijo guiñándome el ojo divertida.

En ese momento tuve el impulso de decir algo pero me contuve marchándome en silencio a la cocina a por su bebida.

Mientras le servía una copa de vino volví a tomar posición de rodillas a sus pies.

-       ¿Lo demás esta también en orden? – preguntó - ¿Qué has dispuesto para el lugar?

-       Sí Señora. Todo está dispuesto, mi habitación, si Usted no tiene objeción…

-       No, ninguna. Lo he dejado a tu parecer para que te sientas cómoda.

-       Muchas gracias Señora.

-       Esta noche tendremos invitados – dijo seria.

-       ¡Invitados¡ Dije sorprendida. Nunca en nuestras sesiones habían estado otros participantes, salvo aquella vez con mi novia... – ¿Quiénes? Los nervios me hicieron cometer un error, una sumisa jamás pregunta, ni cuestiona.

-       Sólo por esta vez te la voy a dejar pasar, pero que sea la ultima Patricia. Son unos invitados muy especiales ¿dónde está tu ordenador?

-       En mi habitación, señalé.

-       Pues tráemelo aquí.

Fui a por el colocándoselo sobre la mesa que estaba frente al sillón.

-       Ten todo listo la habitación y espérame, ordenó.

Besé sus pies mientras salía nuevamente de la sala en cuatro patas.

El corazón me latía fuerte ¿Quiénes eran los invitados? ¿Era más de uno?, me pregunté una vez cerrada la puerta. Tranquila Patricia, aguanta, ya no te puedes echar para atrás, mi Señora sólo me está dando lo que yo pedí: exhibirme. Y para eso has de tener público, ¿no?

Afuera no se oía nada, algo que me diera algún indicio, ni siquiera la puerta sonar. Estaba nerviosa en la espera, claro que eso era parte de su juego, sí, ya era su juego; una vez más yo me entregaba a Ella para que hiciera de mí lo que deseaba hasta con mis fantasías.

Puse la cámara fotografíca sobre el tocador mientras tomaba mi lugar en medio de la habitación, había suficiente espacio, la verdad que era bastante espaciosa e iluminada, perfecto el ambiente.

En una postura firme con las manos tras mi espalda, las piernas ligeramente separadas, con la cabeza baja, y en silencio espere por Ella.

No se demoró, una media hora después entró en la habitación. Mantuve la cabeza baja, era poco lo que podía ver, apenas alcanza a visualizar sus piernas y movimientos cuando la escuche hablar nuevamente:

-       Nuestros invitados están llegando poco a poco, están deseosos por verte.

-       ¿Como? no he oído a nadie llegar. Pensé.

-       Esto cubrirá tu identidad, así estarás más segura. Querías exhibirte, pues esta noche serás complacida. He abierto una sala de chats en vivo para que puedan ver tu debut. – ríe.

Me cruce con mi reflejo en la pantalla del ordenador que estaba frente a mí, a unos pocos pasos, sobre la mesa, encendido. Mis nervios se hicieron más fuertes al pensar en que alguno de los espectadores fuese un conocido mientras mi Ama me cubría con un antifaz. No lo podía creer, los invitados eran parte de una sala de chats.

¡Yo era la atracción! ¡Uffff! si que resultaba una SORPRESA. No me habría imaginado aquello.

Volvió a alejarse unos minutos cuando sin aviso empecé a escuchar: ¡Flash! ¡Clic! ¡Flash! ¡Clic¡ ¡Flash! sentía el destello de la luz de la cámara sobre mí, y el sonido en mi oído del disparo de la cámara incesantemente en manos de mi Ama. La sensación era increíble. ¿Tres, siete, quince, treinta?… No tenía la menor idea de cuántos eran o de quiénes eran pero, de alguna manera, podía sentir sus miradas sobre mí mientras seguía siendo fustigada por el fogonazo del lente de la cámara.

-       Ufffff

-       Ábrete la chaqueta y enseña los senos – escuché a mi Señora ordenarme. ¡Flash!! Tímidamente fui obedeciendo desabrochando los botones de la chaqueta, abriéndola hasta dejar al descubierto el brasier negro y mis senos a la vista; a la vista de ellos – Ahora quítate por completo la chaqueta y el brasier.

Quité la chaqueta y desenganche tras la espalda el brasier. Me estaba desnudando frente aquellos desconocidos, agradecí tener aquel antifaz.

Me estaba sintiendo ruborizada, avergonzada, y ¡excitada! Con mi pecho al aire, desnudo bajo las miradas de extraños. Era la primera vez que me exhibía frente a alguien distinto a mi Ama. Al mismo tiempo mi atrevimiento superaba mi timidez.

-       Muy bien. Pon los brazos en alto.

lSuspiré extremadamente excitada llevando mis brazos en alto y entrelanzado mis manos. Era una de las posturas que más le gustaba a mi Ama porque en ella tenia toda libertad de realizar su practica favorita, azotar mis senos con el látigo.

Temblaba al sutil sonido del clip de la cámara, sentía como mis poros se abrían al estar indefensa, privada de mi sentido de vista, exhibida. Aunque en teoría estábamos solas Ella y yo, sentía cómo la habitación se llenaba de miradas extrañas sobre mí, deseándome, lo sentía, sentía el deseo, el calor de sus miradas en mi cuerpo empapándome de placer.

-       Date la vuelta y abre las piernas – me ordeno.

Ahora era mi culo objetivo del lente y de miradas. ¡flash! ¡flash! - De frente. No vacilé, ahora me encontraba casi desnuda salvo por la minifalda, medias y tacones. Estaba de pie frente aquellos hombres y tal vez mujeres… dejando que sus miradas exploran mi cuerpo mientras sentía como mis senos y pezones se endurecían.

Yo en medio de todo aquello me sentía feliz, mojada, sí, mi sexo se empapaba producto de aquellas miradas y aun más de la Suya.

Pese a que disfrutaba la situación el nerviosismo seguía ahí… ¿les estará gustado el espectáculo? ¿Y a Ella? El destello del flash sobre mí me indicaba que por lo menos mi Señora disfruta de su rol como fotógrafa.

-       De rodillas, perra – escuche ordenaba mi Ama.

De inmediato clave mis rodillas al piso con mis manos detrás de mi espalda, exponiendo mi pecho desnudo ¡clic! ¡flash! Ese sonido me estremecía.

–     A cuatro patas perra.

Me eché al suelo cual perra deseosa por su Ama con las pierna bien abiertas, la espalda recta, el culo parado y sonriendo. En esa posición la minifalda prácticamente desaparecía, mis muslos y nalgas quedaban a la vista, lo que hizo que mi Ama me ordenara dar una vuelta en círculo para que los asistentes pudieran disfrutar de la visión que les ofrecía mi culo totalmente desnudo puesto que no llevaba bragas. Y pese a ser humillante, obedecí, comencé a girar lentamente, di toda la vuelta como una auténtica perra en celo, era algo totalmente obsceno, vicioso y me sumergía en una sensación de excitación demente. En la sombra sentía los destellos abrasadores del flash de la cámara. Mi sexo estaba abierto, caliente y mojado, a punto de estallar al igual que todo mi cuerpo. Era tanta la excitación que, una vez hice mi recorrido, tomé entre mis manos la correa ofreciéndosela a los invitados como señal del deseo de que alguno de los espectadores tomara y tirara de la correa.

La escena provocó tal excitación en mi Ama que no dejaba de fotografiarme. Me sentía viva y, lo más importante, era Ella la liberadora de todos mis deseos, pasiones, vicios, era este juego de seducción y dominación  lo que me hacia sentir viva, libre; Suya.

Ésta era mi naturaleza sin duda, estaba echa para esto, o si no, ¿como lo podría estar disfrutar tanto?

-       Venga, ponte en pie. – me ordenó. Tras de ti tienes una silla, siéntate.

Obedecí. No necesitaba más orden. Abrí mis piernas ofreciéndoles mi sexo depilado y brillante producto de los momentos de éxtasis que me azotaban, mi cuerpo sufría las exquisitas consecuencias de aquellas miradas. Sabia lo que aquella señal significaba, así que como parte del entretenimiento para los invitados fui abriendo mis piernas poco a poco, cada vez dejando mi sexo más visible y, para mas deleite, tomé entre mis manos mi sexo abriéndo mis labios lo mas posible, dejando ver todo mi interior. Apreciaba como mi sexo comenzaba a palpitar, imaginando en ese momento a esos hombres o mujeres disfrutando de mi desnudez en complicidad con Ella, la única mujer a la que le pertenezco de todas las formas y maneras que su deseo quiera explorarme.

Iban unos 40 o 45 minutos de exhibición en la sala de chats cuando mi Ama dio por finalizado el espectáculo apagando la cámara web.

Sonreí ampliamente mientras mi Ama me quitaba el antifaz.

-       La experiencia me ha encantado, gracias mi Señora ha sido más de lo que había imaginado.

Me besó y ese beso lo sentí como un latigazo sobre mi tembloroso cuerpo.

-       Lo has disfrutado entonces por lo que veo - mientras su mano se deslizaba entre mis muslos despacio deleitándose con la humedad que palpaban sus dedos para comenzar a hurgar entre mis pliegues. En ese momento escuché su voz decirme: esto no ha sido todo. Las fotos que he tomado las subirás a un blog. En ese instante sentí más su dominio en mí, mi deseo era su deseo y placer.

-       ¡Un blog!, exclamé.

-       Si, uno que harás tu y lo subiremos a intenert, será tu manera de exhibirte y veremos que reacciones causas entre tus seguidores.

Sonreí.

-       Me parece estupenda idea mi Señora. Cuanto antes me pondré en eso.

-       Bien. Ahora ¿por qué no le nuestras a tu Ama agradecimiento por la sorpresa mientras le echamos un ojo a las fotos a ver que tal han quedado?

Continuara…