Excursión a Florencia
Mirándome, me dijo con malicia. No ha estado mal nene, pero.... ¿Te quedan fuerzas para continuar?.
Me laman Trapo, tengo 32 años y hace cuatro que me acuesto con mi hermana Pilar de 31. Lo hacemos a menudo y cada vez es mejor que la anterior. Siempre tiene ganas de mí y de probar nuevas experiencias. Su cuerpo es fantástico, conseguido con la práctica de la danza. Afición que con los años se convirtió en su profesión. Sus tetas apenas son un poco mayor que la mano. Tiene un culo perfecto y su piel es rica y bronceada salpicada estratégicamente con pecas que la adornan haciéndola aún más apetecible.
El polvo que ahora os voy a contar fue el primero de una lista que con los años se convertiría en una serie de escarceos imposibles ya de contar. Ocurrió cuando ella tenía 27 y yo 28. Una amiga de mi hermana nos había invitado a su casa en Milán. Un día desde allí nos acercamos hasta Florencia a pasar unos días y conocer la ciudad del David de Miguel Ángel. En el hotel que nos quedamos, situado en una céntrica plaza de la ciudad solo había una habitación disponible y para colmo con una única cama.
No siendo la primera vez que dormíamos juntos en una misma cama la aceptamos. Hacía un calor de mil demonios así que nos dimos una ducha y nos aligeramos un poco de ropa. Yo me quedé con el torso descubierto y ella con una camiseta mía que la cubría hasta medio muslo. Pedimos una pizza para cenar que la acompañamos con unas cervezas y varios cigarros. En la televisión comenzó una peli porno y dado que a ninguno de nosotros nos ruborizaba estar delante de nuestro hermano la empezamos a ver. Al poco rato, mi hermana se quitó la camiseta quedándose únicamente con un pequeño tanga verde que no tardó en retirar lo justito para comenzar a masturbarse.
No era la primera vez que lo hacía delante de mí, pues de niños ya lo habíamos hecho bastantes veces el uno delante del otro. Se introdujo el dedo en el coño suavemente una y otra vez. Jugaba con los excitados pliegues de su coño sin soltar la botella de cerveza que sostenía con la otra mano. A mi personalmente esa imagen me excitaba más que aquella mugrienta película así que solté los botones de mi pantalón, aparté el calzoncillo hacia un lado y comencé a masturbarme concentrándome en la bella estampa que suponía el cuerpo desnudo de mi preciosa hermana.
Pronto decidimos olvidarnos del folleteo de la película y centrarnos en nosotros mismos. Nos masturbábamos sin dejar de mirarnos. Mi hermana ya sin su pequeño tanga se introducía cuatro dedos por su cálida abertura y no dejaba de beber ni tampoco de gemir como una zorra. Se frotaba la fría botella contra sus pechos y pronto sus pezones se irguieron. Pasaba la botella entre sus dulces pechos una y otra vez de abajo hacia arriba como si de una paja cubana se tratase. Se introdujo el pitorro de la botella en la boca y comenzó a hacer un símil de felación que me puso cardiaco y poco faltó para que me corriese. Tuve que hacer un esfuerzo para contenerme y que aquella fantástica experiencia no acabase demasiado rápido. Agitó la botella y simulando una eyaculación derramó el contenido de la botella sobre su rostro y sus tetas al tiempo que decía "Dame tu leche cabronazo." La cerveza salpicó de forma lasciva su rostro y sus pechos deslizándose por ellos, bajando por el canalillo, pasando por su firme estómago para morir finalmente en su encendido coño.
Me miró fijamente a la cara y me dijo con un tono de voz que hubiera derretido un iceberg : - "Me he acostado con mucha gente sin sentir nada hacia ellos, así que no veo porque no podemos pasar toda la noche jodiendo como locos". Yo asentí con la cabeza y ella comenzó a andar a cuatro patas hasta el sofá en el que yo me encontraba. Al llegar a mi altura, deslizó mi pantalón y el boxer hasta quitármelo del todo y empezó a chupármela. Su lengua trabajaba a lo largo de mi verga mientras su cabeza subía y bajaba toda la extensión de mi polla.
Se sacó la polla de la boca la echó un salivazo y comenzó a frotarla con suavidad. Me besó en la punta del capullo para después ir deslizando su lengua desde la punta a la base de mi polla hasta llegar a mis congestionados testículos. Los chupó y absorbió como loca, sin dejar de sobarme la verga con una de sus manos, mientras que la otra la dedicaba a su propio placer.
Paró unos segundos para abrir otra cerveza que derramó por mi polla y chupó hasta que no quedó ni una sola gota. Reclinándose sobre mí, me puso encima de la polla sus tetas para que la jodiera por ahí. Aplastó sus suaves y duros pechos arrejuntándolos y empecé a deslizar mi polla entre ellos con movimientos lentos y acompasados. Inclinando su cuello sacó la lengua de modo que cuando mi falo salía de entre sus tetas se encontraba con ella produciéndome estremecimientos de placer.
El ritmo y la fuerza de mis empujones crecieron y en poco tiempo me corrí abundantemente entre sus sudorosas tetas. Con sus dedos recogió el sémen y se lo fue introduciendo en su golosa boca hasta no dejar nada.
Mirándome, me dijo con malicia. "No ha estado mal nene, pero.... ¿Te quedan fuerzas para continuar?. ¿O tengo que salir y follarme al primero que vea?"
"Prepárate porque ahora llega lo mejor" - Dije
Y cogiéndola por la cintura la llevé hasta la cama y la tumbé. Me acosté a su lado y le dije:
"Preciosa chúpamela hasta que esté a punto y verás de lo que soy capaz".
Espero que os haya gustado este primer relato. Un saludo a todos y gracias por leerme.