Excitante juego familiar 1

Un juego cotidiano en mi familia que se transforma de manera sorprendente.

Mi nombre es Martin. Soy un adolescente de 18 años que vive en alguna ciudad de la zona centro de Chile. Vivo en una lujosa casa con mis padres, ambos de 38 años y mi hermana, de 16. Debido a los caracteres profesionales de mis padres, siempre nos hemos permitido vivir de ciertos lujos; de hecho, tras cumplir mis 17 años, y adquirir mi licencia de conducir, mis padres me regalaron un Ford mustang para mis cumpleaños. Mi felicidad no podía ser mayor, y casi no me veían en casa por el mismo motivo. Y esa fue una de las razones por las que mis padres hablaron conmigo, diciendo que no tenían problema en que saliera a divertirme con mis amigos, pero que no descuidara mis estudios ni a mi familia.

El día domingo, día en que acostumbrábamos a hacer un juego dado que siempre estábamos los cuatro, me levante muy temprano, y logre obtener el tótem que me permite ser el jefe por el resto del día. Así, podría dar órdenes, las que se me ocurrieran, y debían ser cumplidas. Obviamente, estos juegos eran muy simples, y nunca se nos ocurrió llevarlos mas allá; quizás a alguien se le paso por la cabeza, pero no se atrevían, quizás, a practicarlo.

Luego de poner mi nombre en el tótem, me serví un vaso de leche y me senté en el sillón del living a ver televisión mientras esperaba a algún esclavo. Quien primero apareció fue mi madre, quien llego corriendo a la cocina para escribir su nombre, pero la oí maldecir al leer el mío, Riéndome, la llame al living y llego al mismo diciendo: Si, mi amo. Le ordene prepararme algo de comer, y en menos de 10 minutos. Cumplió a la perfección, trayéndome todo lo que había solicitado.

Cuando habían pasado cuatro horas, ya había dado muchas ordenes, y como no se me ocurría nada más que pedir, deje mi trono y salí con mis amigos.

Así, todo transcurrió normal, hasta el nuevo domingo, siendo mi padre quien se hizo con las reglas. Me obligo a levantarme y así mismo como me encontraba, en bóxers, me dijo que lo siguiera hasta la cochera. Debí aceptar. Me hizo entrar, y me obligo a quitarme mi prenda privada. Al principio me dio algo de vergüenza, pero sabiendo que solo era un juego y que, además, estábamos entre hombres, lo hice. Mi pene se encontraba aun flácido y dormido, como yo. En erección no deja que desear, mide 18 cm. Una vez desnudo, me dijo que me sentara y esperara. Pasaron cerca de 15 minutos, y volvió con una cosa negra de goma. Me pidió ponerme en cuatro, y cerrar los ojos. Senti algo húmedo en mi ano, y al querer moverme, me atrapo con su cuerpo y amarro mis cuatro extremidades, manteniéndome en la misma posición. Lentamente introdujo ese aparato en mi ano, lo cual me produjo algo de dolor (ya que en mi soledad, me gusta introducirme objetos en el).

Ese objeto mediría alrededor de 15 cm por 4 de ancho, y entro completamente dentro de mi ano, y terminaba en una base plana. Luego me dijo que me pusiera el bóxer y me lo mantuviera puesto hasta que el me dijera. Solo lo hice. Me gustaba en cierta forma el juego de mi padre.

Entramos a la casa y me fui a vestir, y cuando baje, vi algo espectacular. Estaba mi padre parado a un lado de la mesa en el comedor, y mi madre se encontraba de rodillas chupándole el pene, una herramienta de unos 20 cm por 5 de ancho. Nunca en mi vida había visto algo así. Me quede espiando y mientras escuchaba como mi padre le ordenaba chupársela hasta los testículos, y si no lo hacía, le metería la manzana más grande que encontrara por el ano. Como pudo, mi madre lo hizo, y ese enorme pene desapareció en su boca. Mi padre la sujeto de la cabeza unos 15 segundos, soltándola luego. Ella siguió chupándosela y trago todo el semen que eyaculo.

Volví a mi habitación muy excitado por lo que había visto, tanto que se me había olvidado el tapón anal que tenia puesto. Me masturbe sin quitármelo y eyacule como nunca. Me volví a arreglar mi ropa y baje a la cocina. Mi hermana aun no se levantaba, y mis padres tomaban desayuno. Me senté con algo de dificultad al lado de mi padre para desayunar con ellos, y mi padre solo sonreía con algo de malicia en su mirada. Mas tarde llego mi hermana, y mi padre nos ordeno quedarnos en la cocina a mi y a mi madre. Pero cuando ella se despisto, fui a espiar, y vi algo asombroso. Mi hermana estaba acostada en una mesa del patio trasero completamente desnuda y amarrada a los pies de la misma, mientras mi padre le introducía lo mismo que a mi, pero mas grueso, y por la vagina. Luego que lo tuvo puesto, acerco su pene erecto a su ano, y se lo metió casi de golpe. Ella casi lloraba del dolor, pero lentamente se fue transformando en gusto, aunque trataba de disimularlo. Eyaculo en su ano, y con mucha paciencia fue sacando los restos de semen del mismo y llevándolos a su boca, para que los tragara. La desamarro y le dijo que no se sacara el tapon sin una orden, y que además fuera a su pieza desnuda pasando delante de nosotros.

Corri a la mesa y mi madre estaba en la cocina preparando algo, y la llame sigilosamente, y ella corrió a sentarse. Mi hermana paso delante de nosotros muy rápido, con mucha vergüenza. Mi madre le pregunto que que estaba haciendo, pero ella dijo que se le había quedado la toalla en la habitación y que como nadie la oia, tuvo que salir asi sin mas. En todo ese rato, vi su ano muy abierto y algunas gotas de semen escurriendo.

Tras tres horas el tapon comenzaba a molestarme, y como si me hubiera escuchado, mi padre me llamo nuevamente al garaje. Me obligo a retomar la misma posición, y me saco el tapon de un tiron. Luego, sin pensármelo, tomo su pene y lo introdujo de golpe en mi interior. Crei morirme del dolor, pero fue pasando; sin embargo, no lo disfrute, ya que nunca había tenido sexo con un hombre, y nunca hubiera pensado en hacerlo. Cuando termino y eyaculo, hizo lo mismo que con mi hermana. Y me dejo en el garaje amarrado de todos lados, con mi ano libre y mi pene algo erecto. Paso algo mas de una hora, y entro a la habitación con mi madre y mi hermana. Como estaban ambas desnudas y amarradas de las manos, no tuve tanta vergüenza. Las acostó a mi lado en la misma posición que yo, y nos puso a cada uno unos consoladores con una manguera en un extremo con algo así como una bomba de aire. Nuestros anos se dilataron dado que el tamaño mínimo debía ser de al menos 4 cm de ancho. Y uno por uno fue apretando esas pequeñas bombas, y las consoladores engordaban notoriamente. Llego un punto en que mi ano estaba a punto de desgarrar, y mi hermana se quejaba bastante. Sin embargo mi madre parecía sentir gusto.

Se puso delante mio y me obligo a abrir la boca. Chupe su pene con la esperanza de que sacara eso de mi ano. Pero lentamente algo interior a mi broto, y comencé a sentir placer y ganas de mas. Asi, chupe y chupe su pene con muchas ganas. Pero lamentablemente lo saco de mi boca y lo puso en la de mi hermana, cuya boca estuvo llena de pene como por 20 minutos. Luego le toco a mi madre, la que recibía el pene hasta los testículos sin ninguna muestra de dolor o molestia. Luego, saco de un cajón una botella pequeña que tenia en su interior un liquido blanco hasta mas arriba de la mitad. Se masturbo y eyaculo en ella, aumentando notoriamente su cantidad.

Entonces tomo una bombilla (o pajita) y la puso en la boca de mi madre, diciéndole que succionara hasta que el le dijera. Bebio largos siete sorbos de semen, que quizás hace cuanto tiempo llevaba guardado allí. Pero deduje que no debía haber sido mucho cuando me di cuenta que tenia algo de temperatura, debido a los 10 sorbos que tuve que beber sin parar. Para entonces mi pene estaba al máximo de erecto. Nos desamarro a los tres y nadie se movia. Entonces le dijo a mi madre que me la chupara hasta que eyaculara en su boca. Y asi lo hizo. Los calidos labios de mi madre succionaban mi pene y me sentía en la gloria cada vez que sentía que mis testículos chocaban con su garganta. Mientras eso ocurria, mi padre penetraba a mi hermana salvajemente por la vagina, y ella parecía desfrutarlo; sus pezones estaban erectos y estaba muy roja; quizás sentía vergüenza de demostrar placer.

Casi quince minutos después de la felación, eyacule largamente en la boca de mi madre, quien lo trago tal y como se lo habían ordenado. Luego, mi padre me puso en cuatro nuevamente, y me saco el consolador cambiándolo por su pene nuevamente. Pero esta vez sí sentí placer, y mi pene cobro vida de nuevo. Obligo a mi hermana a acostarse de espaldas y me puso a mi encima, sin retirar su enorme pene de mi ano. Y penetre a mi hermana. Así, estábamos conformando una multi penetración. Mientras tanto, mi madre había ido a buscar algo a su habitación. Las paredes vaginales de mi hermana aprisionaban mi pene majestuosamente, y su calor interno quemaba mi glande. Mi eyaculación, por lo mismo, se hizo evidente, y no me tarde en hacerlo. Pero como precaucion, lo retire con fuerza de su vagina, haciendo que el pene de mi padre entrara hasta el fondo. Y justo en ese momento, cuando sentí mucho dolor, eyacule, y mis sensaciones se confundieron. Sin embargo, fue maravilloso. Al menos, mi hermana no saldría embarazada de mi.

Mi madre llego con un papel en sus manos, y mi padre saco su pene de mi interior, parándose a su lado. Y nos contaron algo inesperado. Abrieron el papel y era uno de esos planos típicos de la casa pero con líneas rojas, círculos y estrellas del mismo color. Así, terminaron contándonos del plan que habían tramado para el primer momento en que pudieran hacerse del tótem, y que por eso mi madre había gritado como con rabia cuando descubrí el domingo pasado que yo lo había obtenido.

Qwertyxx.-