Excitación Máxima

Otro encuentro de la pareja de amantes del chat, desde el punto de vista de los dos.

Aquí tenéis otra vivencia con el hombre que quedé por chat.

Después de unos días hablando con él por mensajes, me propuso quedar otra vez, en un lugar más apartado de gente y miradas, yo no estaba segura ni tenía mucho interés en ir a un lugar apartado.

Me dijo que confiara en él, que me mandaría unas fotos del lugar en concreto. Fue a explorar el lugar y me mandó unas fotos. Según él era un sitio morboso y podría estar bien.

Al mandar las dichosas fotos, me acojoné literalmente. Imaginaros una verja metálica con una lona verde medio caída. A mí me pareció tenebroso y un lugar poco recomendable. No sabía dónde veía él lo morboso. Si mal no recuerdo, después de eso desaparecí y eliminé su contacto.

Volví a entrar al chat donde nos conocimos, eso sí, con otro apodo, por si por casualidad él entraba que no me reconociera.

No estaba dispuesta a verle otra vez después de ver las fotos y decirme él que sería su perra. Pensé:

  • Hasta aquí habríamos llegado.

Pensé que no me buscaría, o que quizás se interesaría por otra, pero no fue así, entró en el chat con otro Nick y muy sutil él, fue preguntando hasta que confirmó que era yo. Me dijo que si me había ofendido en algo se lo dijera, que la amistad que teníamos, no la quería perder.

Seguimos escribiendo y cuando quería era muy correcto y picarón, sin llegar a ser ofensivo, hasta que se le escapaba: “¿No quieres ser mi perra?”

Al final, me dijo que las fotos parecían tenebrosas por el enfoque, que el lugar estaba bien y que hiciera el favor de darle un voto de confianza.

Quedamos de vernos de nuevo, el vendría en mi coche y me iría indicando….sorpresa, en un lado una urbanización y en el otro un mini bosque.

Estábamos los dos pendientes del teléfono por si llamaban las respectivas parejas, ya que aunque estaban trabajando siempre estaba la posibilidad de que llamaran. Yo aproveché mi día libre para verle, aunque él tuvo que pedir un día de vacaciones.

Sigamos con lo que sucedió….

Nos fuimos por un camino o sendero, y sorpresaaaa…gente caminando por la zona y él refunfuñando, imaginaros en pleno verano, un calor asfixiante y el diciendo: “A quién se le ocurre caminar con estos calores”

Este malhumor, venía de que no podía meter mano. Tuvimos que andar un buen ratito porque no encontrábamos un sitio adecuado y mientras andábamos, mirando en todas direcciones y viendo que yo no había gente, se puso detrás de mí, me subió el vestido y me apartó las braguitas. Su mano fue directa a darme placer, acarició mi clítoris y me fue penetrando con sus dedos de forma suave pero enérgica. Me tenía a su merced. Casi llegué al orgasmo. Después de besos y caricias, medio encontramos un sitio para poner la mantita y empezar a jugar.

Pero no fue así, como siempre me sorprendió. En su mochila, llevaba su portátil y me dijo: “Antes de jugar tengo que hacer unas gestiones”. INCREIBLE, no venía con la tarea hecha desde casa.

No sabía si irme o esperar que terminara. Miró su móvil por si su pareja le había mandado algún mensaje, siguió con el portátil y cuando terminó, a mí se me había ido toda la excitación que tenía un rato antes cuando me dio tanto placer con su mano.

Al terminar con el portátil, me preguntó si estaba enojada y la verdad es que así era, ya que al tener los dos el tiempo limitado, me volvió a decepcionar un poquito.

Pero él sabía mis puntos débiles, que me gustaban los preliminares y empezó de nuevo con caricias, besos intensos y al cabo de un rato nos fuimos quitando la ropa…y se fue animando la situación, al final tenía su morbo porque en cualquier momento podía vernos cualquiera que pasara caminando. Entre excitación, nervios, deseos y placer, fue una mañana…..de lo más aprovechada.

Me susurró al oído: “Déjate llevar”, y así lo hice. Su boca fue hacia la mía, bajando después a mi cuello y a mis pechos. El ambiente se estaba caldeando, el quería bajar entre mis piernas y yo le decía que no, que parara y el insistía en que me dejara llevar…y lo hice, me dejé llevar.

Me comió enterita, saboreando mis jugos. Cuando más excitada estaba, me dijo, ponte a cuatro patas y déjame hacer. Obedecí. Sus manos acariciaron mi espalda, se inclinó sobre mi espalda y estuvo jugando con mis pechos, notando en todo momento su miembro sin llegar a penetrarme. Cuando quise darme cuenta, sí me había penetrado. Sus movimientos eran algo bruscos, mi sensación de orgasmo estaba cerca y…..en ese preciso momento adivináis?: Llama su pareja.

Os podéis imaginar que su erección bajó, mi énfasis por seguir también disminuyo y ya pensaba que aquello terminaría en un desastre. Cuando terminó la conversación, me dijo si se la podía chupar para que se animara otra vez y en ese punto ya no me quedaba otra.

Ya no sabía si reír o llorar, una de las cosas que le sorprendió de mi según su punto de vista , es que la como muy bien y lo disfruta mucho.

Volvió a animarse y al final terminó de la forma clásica, yo debajo y el encima. Le pedí que cuando se corriera no la sacara enseguida, que la dejara dentro y me preguntó si de esa forma me daba más placer, y le dije….sólo déjala dentro, y aunque le extrañó mi deseo lo hizo.

Al final no fue tan mal la mañana.

Nos dimos unos cuantos arrumacos más, nos vestimos y cada uno siguió su vida rutinaria.

Lo que sigue a continuación, es la visión de este encuentro desde el punto de vista de él:

Después de leer la parte escrita por ella, he recordado varias cosas ciertas que ya no tenía presentes, que llevé el portátil, que me llamó mi pareja y que tuvimos que empezar varias veces de cero.

A ella, le afectan bastante estas interrupciones, pero son cosas que pueden suceder en unas circunstancias como las nuestras.

Sé que lo que más le gusta es que la coja desde atrás y la manosee por todo el cuerpo, notar en cierta manera el deseo que me despierta. Aun no conocemos tanto el cuerpo del otro para darnos cuenta de cuando está a punto de llegar el momento cumbre, al menos en mi caso.

Lo que más recuerdo es el rato muy intenso que estuvo a cuatro patas sobre la manta, sé que pude manosear todo su cuerpo, pechos, nalgas (apretarlas bien), masajear su espalda, cuello, besarla….hasta que llamó mi pareja.

Por mi parte, creo que este encuentro, a pesar de las interrupciones, fue mucho mejor que el anterior…quiero pensar que no desaparecerá nuevamente y que querrá repetir alguna situación morbosa conmigo y quién sabe…..quizás más de una (eso espero al menos).

Si siguieron las aventuras de esta pareja singular de amantes, tendréis que esperar a las próximas entregas….mmmmmmm