Exámenes de Junio

En los exámenes de Junio los universitarios siempre andan en tensión por los pasillos de la biblioteca y es un momento ideal para atacarlos y satisfacer las ganas de sexo de una viciosa como Cristina.

Exámenes de Junio

En Junio, los exámenes de la universidad nos obligan a estar horas y horas detrás de pilas de libros en las mesas de la biblioteca universitaria. Esperando la hora fatal en la que empezara nuestro examen, la tensión se masca en estos edificios y cada uno recurre al método que mejor se adapta él para relajarse. Algunos tararean canciones en su cabeza, otros se toman litros de valeriana, algunos se repiten como un mantra que el examen no es importante, etcétera.

Yo estaba haciendo chuletas sin parar, nunca me gusto estudiar con tiempo y, la verdad, no era el examen lo que me estaba poniendo en tensión. Delante de mí había una pelirroja de cuerpo atlético, con una cinta en el pelo que echaba hacia atrás el rizado rojo de su cabello, unas finas gafas de ver y generosos pechos que dejaba entrever el cuello en pico de su top.

Cuando creía no me veía la observaba imaginándome las perversiones que le haría y ella no paraba de agitar su boli entre los dedos. Tan fuerte lo agito que se le escapo de las manos y fue a parar a mi mesa. Ni corta ni perezosa se levantó y estiró su cuerpo para cogerlo mostrándome, sin querer, que debajo de ese sugerente top no había sujetador. Me quede boquiabierto sin parar de mirarlo y ella debió darse cuenta porque se tapó, pero no se enfado, solo esbozo una sonrisa. Ahí me di cuenta de que tenía unos ojos verdes tan claros que te podías perder en ellos si no te distraían las sinuosas curvas de la propietaria.

Ya no podía seguir “estudiando” porque sólo podía pensar en los secretos que ella me había mostrado accidentalmente y, como me moría de vergüenza, deje de mirarla y empecé a usar la imaginación. Tenía un bonito y ligero moreno de piel y en sus senos no había marcas, así que seguro que tomaba el son en topless. ¿Dónde estudiara? Bueno en esta universidad no hay muchas carreras y me ha parecido ver que lleva leggins, así que con ese atuendo seguro que hace deporte en clase, seguro que es de magisterio, quizás de la especialidad de educación física. Menuda suerte tienen los cabrones de su clase por verla todos los días y poder imaginarse… de repente una sombra interrumpió mis turbios pensamientos. La provocadora de mi tensión se había levantado dejando sus cosas en la mesa y pude ver que donde terminaba el top había un vientre firme como esculpido en fina madera, joder, lo tenía todo esta chica. Ella me miró, sonrió y me dejo mirando el contoneo de su firme culito mientras se dirigía los pasillos fuera de la zona de estudio.

Yo no sabía muy bien cómo interpretar esa comunicación no verbal que estaba teniendo conmigo, ¿quería que la siguiera o solo estaba siendo amable? Yo tampoco soy del otro mundo para que una chica como ella se fije en mí, pero pensé que no perdía nada siguiéndola.

Tanto me había demorado en mis pensamientos que casi le pierdo la pista. Notaba cierto nerviosismo en el estomago por lo que estaba haciendo y lo que podía suceder. Llegué justo a tiempo de verla a lo lejos entrar en el servicio de las chicas. Mi nerviosismo desapareció súbitamente. Maldición, me había estado imaginando cosas y ahora parecería un tonto a los ojos de cualquier espectador si retrocedía dando la vuelta en mitad del pasillo. Así que avance hasta la puerta del baño de los chicos que estaba en frente del de ellas.

De repente, la pelirroja apareció y me empujo suavemente al interior del baño de los chicos mientras me susurraba al oído divertida: “Este está lleno, vamos al tuyo” Su dulce voz diciéndome esas palabras me habían devuelto el nerviosismo y un vigor en la entrepierna que clamaba guerra.

Nos metimos en uno de esos sitios con puerta donde los tíos hacen de vientre, no recordaba el nombre y la verdad en esos momentos me importaba bien poco. Cerramos es pestillo y ella empezó a sobarme la entrepierna mientras me besaba con sus dulces labios. Me metió la lengua en la garganta y yo la correspondí con la misma pasión.

No se andaba por las ramas, me desabrocho los botones de mis vaqueros  mientras yo le apartaba la delgada camisa de manga corta de franela que llevaba encima del top. Estaba claro que ella estaba ansiosa por ver mi aparato y yo por ver sus preciosas tetas. No era amor, era puro deseo sexual, una necesidad irrefrenable que la tensión de los exámenes había agudizado y que no íbamos a pasar por alto.

Cuando por fin me deshice del top  mi lengua fue directa a sus pezones, erectos ya de la emoción. Ella estaba masajeándome la poya y mi mano izquierda estaba decidida a encontrar su clítoris por debajo de su tanga. Me di cuenta de que lo había encontrado cuando empezó a soltar unos ligeros gemidos que acalle metiéndole la lengua en la boca.

Con fuerza ella me aparto, se puso de rodillas y, mirándome con picaresca empecho a lamerme el miembro viril suavemente primero, desde la base de los huevos hasta la puntita y, después, decidió tragársela con violencia repetidas veces matándome a placer. Me agarraba a su cabeza sintiendo como estaba follando su boca. Me hubiera bastado con eso, me podía haber corrido ahí mismo y haber muerto feliz de placer, pero ella se levanto pasando mi pene entre sus generosos pechos con esa sonrisa de viciosa y todavía con las gafas de ver puestas. Me dio la espalda se bajo los leggins y el tanga y, apoyándose en la taza del wáter, me ofreció sus dos agujeros perfectamente depilados y sin marcas. Me dejaba claro que no hacia topless sino que iba a playas nudistas, y esos tatuajes que veía por primera vez en su espalda solo me ponían más. Por ser mi primera vez con ella, decidí metérsela por su húmedo coño mientras ella se frotaba el clítoris, algo que sospecho hacia desde que había empezado a comerme la poya.

Empecé a penetrarla con facilidad, pues ya estaba bien abierta. Movía la pelvis como si no hubiera mañana y mi poya estaba cada vez más dentro de ella. Cuando aminoraba un poco la marcha ella me pedía más y yo respondía como podía a esa máquina incansable de sexo. Entonces se la sacó y me ofreció el culo, algo que no pude rechazar. Cada vez me ponía mas y se la introduje por detrás con violencia. Ella gemía con fuerza, pero el peligro de llamar la atención de gente de los alrededores es una preocupación que ocupó mi cabeza durante muy pocos segundos y a ella parecía no importarle.

Follaba hasta lo más hondo su hermoso culo, golpeaban sus glúteos contra mi vientre y mis huevos contra su coño y disfrutábamos como demonios. Estábamos sudando y su piel reflejaba los fluorescentes del baño mientras yo penetraba su prieto culo, joder estaba a punto de correrme y…. mierda el teléfono, sin parar de follarme a la pelirroja cogí como por instinto el teléfono.  Era un sms de mi novia, el examen empezaría en quince minutos y ella, como siempre, vendría a verme a la biblioteca para desearme suerte. En esos momentos me sentí un cabrón y saque mi enorme y dura poya de mi cómplice.

-Te.. tengo que irme.- Tartamudee mientras me agachaba para subirme los pantalones.

Ella se dio la vuelta me agarró del miembro y me susurro casi en tono amenazante: “esto está duro, yo sigo húmeda y, como que me llamo Cristina, que tu de aquí no te vas hasta que te corras en mi boca”. Se arrodillo y empezó a chupármela con violencia mientras se frotaba el clítoris y ante eso me deje hacer, puesto  a poner cuernos los pondría bien. Le folle la boca hasta no poder más y no tarde en llenarle la lengua, la cara y sus gafas de leche espesa y caliente. Ella lamio todo lo que tire fuera de su boca y se lo trago, borrando todas las pruebas del crimen. Por ser algo caballeroso esperé a que ella terminara de correrse con mi polla ya seca aun en su boca. Nos recompusimos la ropa y cuando nos disponíamos a salir del baño esquivando las miradas furtivas no pude evitar preguntarle, dándomelas de listo:

-Oye ¿Cristina? ¿Esto es lo que os enseñan en educación física?

-¿Qué?- me dijo divertida, y mientras sonreía me respondió.- Cariño, yo ni siquiera estudio en esta universidad.-Tiró sus gafas de ver a la papelera del baño y se largó dejándome boquiabierto y pensando en que decirle a mi novia cuando volviera del baño.

P.D.: Es mi primer relato erotico, me apetecia mucho contarlo, espero que no sea demasiado corto y que os guste. Comentad lo que os parezca, admito criticas

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