Exámen médico

La visita al ginecólogo se convirtió en una aventura sexual impactante.

VISITA MEDICA

Llamó al timbre de la consulta del ginecólogo completamente absorta en sus pensamientos que ni se dio cuenta cuando le preguntó la enfermera si tenía cita, la dijo que si que desde hacía un mes. La condujo a la sala de espera, era la última paciente del día, ya eran las siete de la tarde, era viernes y acababa de salir del trabajo.

Al cabo de media hora de espera la hicieron pasar a un cuarto e indicándola un biombo la hicieron que se desnudase y se pusiera una bata y se tumbase en la camilla con las piernas abiertas y puestas en los estribos, hasta ese momento todo transcurría de forma normal.

Cuando se hubo tumbado pudo ver la cara de la enfermera como la observaba. La bata le quedaba demasiado grande y el doctor la dijo si se la podía quitar a lo que ella accedió, al fin y al cabo era un médico, pero lo que se iba a desencadenar en ese momento no lo podía imaginar ella ni por lo más remoto. Estaba la enfermera recogiendo la ropa y el bolso de Maria cuando del bolso se cayó un libro "La historia de O", la enfermera riéndose lo cogió y a viva voz le dijo al doctor:

Mire, Señor si nuestra paciente va a resultar toda una putita sumisa o quizás Ama.

El doctor mirando a María como queriéndola leer en su alma la preguntó con la mirada y nuestra amiga agachando la cabeza les dijo que acababa de descubrir ese mundo y que le gustaba ser dominada pero que solo lo había probado una vez.

Pues bueno zorra ahora vas a ser nuestra la dijo poniéndose los guantes de látex y colocándola sus manos en el coño y abriéndoselo al máximo mientras la enfermera la acariciaba el cabello y la daba pequeños besos dulces en la boca mordisqueándola el labio. El doctor observaba distraído el coño de la chica y dijo:

Fíjate la muy guarra tiene aquí debajo toda una selva, me parece que se lo vamos a tener que liberar un poco, tráete los instrumentos--- la ordenó a su asistenta.

Ella trajo u todos los útiles para depilarla a la cera todo el pubis y las zonas que lo rodeaban hasta dejarla todo libre pero en vez de pasarle una crema que la aliviase el muy sádico la pasó un poco de alcohol que hizo que la chica chillase llevándose un pellizco en los pezones por parte de ella.

El medico la coloco unos separadores en el coño que se podían ir abriendo progresivamente y la fue interrogando dando cada vez que no le gustaba una respuesta una vuelta más al tornillo que los abría, esto hacía que la chica bufase por el dolor que debía aguantar pero a la vez el frio del acero la hacía excitarse y el brillo en su pubis y los flujos que le caían por los muslos la delataban.

La enfermera la colocó unas pinzas de metal recubiertas de plástico en cada pezón y luego dos más en los labios vaginales después de quitar los separadores y unió todas con una cadena la cual tras bajarla de los estribos y ponerla en el suelo de pies la llevó a otra camilla que a mitad de ella tenía dos agujeros circulares en los cuales tras ponerla boca abajo hizo que metiese los pechos y pinzándoselos de nuevo por los pezones y estando de pies unírselos a las pinzas de los labios vaginales que hizo que la chica se quedase a mitad de camilla, la sujetó cada pie a cada pata de la camilla y los brazos se los dejó libres.

Ella le dio al doctor otros guantes y un tubo que parecía de crema, el doctor abrió el bote y vertió parte en el ano de la chica directamente estremeciéndose ésta por el frío del viscoso componente que rozaba su puerta trasera, el doctor también se la extendió en las manos y después de haberla acariciado por todo el culo le fue metiendo un dedo primero y lo giraba mientras esto hacía daba pequeños tirones de la cadenita que hacía que la chica se quejase, el facultativo la colocó otra pinza ésta vez en el clítoris y lo unió a las otras consiguiendo que María ya no supiese si lo que tenía era dolor o empezaba a excitarse sexualmente.

La enfermera de mientras se había desnudado y se había sentado en el trozo de camilla que quedaba libre ofreciendo su coño a la chica que ésta cogió con los dos pulgares y dio un lametón de arriba abajo por todo su coño como si fuera un polo luego abriéndola el coño la fue follando con su lengua jadeando Ana que así se llamaba la asistenta mientras ésta se pellizcaba sus pezones con deseo. El doctor ya tenía en su ano tres dedos y los hacía girar dentro de la chica y luego cuatro y hasta cinco hasta que de una vez pudo meter el puño tocando las paredes de la vagina a través del recto cosa que hizo que nuestra amiga se fuese en un gran orgasmo antes del cual hizo que moviese la lengua a una autentica velocidad de vértigo estallando la enfermera en un orgasmo cerrando las piernas y atrapando la cabeza de la chica en su coño y llamándola puuuuuuuuuuuuta que rico me haces sentir.

Cogieron a Maria, la levantaron y la arrastraron de las cadenas entre grititos de ella hasta el suelo donde la colocaron en el suelo a 4 patas bien sujeta, el doctor como si fuera un perro olfateó en el coño de la chica, se lo lamió consiguiendo que ella se mojase otra vez y retirando un poco las pinzas se la clavó de un golpe empezando a follársela con fuerza.

La enfermera entretanto se había colocado un arnés de doble punta y encendiendo una vela iba echando cera sobre la espalda de la muchacha mientras la decía lo puta que era y lo guarra que estaba demostrando ser. Cuando el doctor llevaba tiempo follándosela se la sacó y tumbándose boca arriba la hizo una seña a su asistenta y ésta le quitó las pinzas a la chica y la hizo sentarse sobre la polla del doctor que se clavó en el coño, era una polla de unos 20 cms y bastante gruesa pero con la excitación que Maria tenía se la introdujo con gran facilidad en el coño empezando la chica a cabalgar encima de él con suavidad al ritmo que la indicaban.

El doctor la pellizcaba los pezones y la hizo tirar el torso hacia atrás para que sus pechos quedasen mirando al techo para que la enfermera pudiese echarle cera en ellos, la fue llenando de cera roja, Maria ya no sabía si quejarse o jadear el calor la hacía que cada vez estuviese más mojada, Ana colocó la vela encima de ellos mientras ella se arrodillaba tras la sumisa y abriéndola el culo la metía toda su polla de plástico empezando a follarla y adecuándose al ritmo del Amo realizándola una doble penetración.

La dieron permiso para que jadease sin miedo cosa que empezó a hacer, Ana también jadeaba cada vez más, se notaba al borde del orgasmo, sabía que no podía aguantar mucho, mientras torturaba los pezones de la perra que después de la tortura con las pinzas estaban muy sensibles, como se imaginaba se fue en un gran orgasmo solo unos segundos antes de que la perra tuviese el suyo apretando la polla del Amo que eyaculó en una grandísima corrida.

Este relato es completamente imaginario como todos pero va dedicado a una chica que me escribió que me dijo que le gustaría ser dominada por un ginecólogo y su asistenta. Si queréis escribirme hacerlo a:

Picante100@hotmail.com