Evolución de la pareja 11
Los principios
EVOLUCIÓN DE LA PAREJA 11
Si ya ver a mi mujer masturbarse me gusta, verla hacerlo mientras hablaba con Ángel por teléfono me puso cardiaco, tenía una erección tremenda.
Cuando empecé a imaginarme escenas así, no así no, mucho más vulgares, verla acariciarse cómo acompasando el movimiento de sus caderas mientras al otro lado del teléfono podía escuchar el susurro de alguien que le decía que hacer tenía una carga erótica increíble.
Mientras la veía con una mano entre sus piernas frotándose la vulva y la otra los pechos…de uno a otro, recordaba cuando empecé a fantasear, la primera vez que recuerdo Maite tenía una contractura en la espalda, fuimos a un quiromasajista que nos recomendaron unos amigos era especialista en espaldas. Una vez en la sala de masaje le pidió que se desnudara de cintura para arriba y se tumbara en la camilla, mientras él salió.
Maite se quito los zapatos, la camisa y se tumbo, ya verla así, con el vaquero marcándole el culo y el sujetador blanco me empezó a gustar.
Entro el quiro y se puso al lado contrario de la camilla, de donde yo estaba sentado, cuando sus dedos desabrocharon el sujetar empecé a notar que mi polla crecía disimulándolo poniéndome las manos encima, cuando cogió la prenda por un lado y le dijo - mejor quítalo de aquí para que no se manche - y al tirar levanto ligeramente el cuerpo viendo sus pechos, se acelero mi corazón. Echó sobre sus manos un líquido denso y aromático y empezó a masajear la espalda.
Podía ver sus pechos hundidos contra la sábana blanca y los gestos de dolor que ponía de vez en cuando me pasaban desapercibidos, no los dedos que cuando pasaban por los costados rozaban ligeramente sus pechos.
Cuando le dijo que se tendiera sobre una cama de calor, se levanto con cara de dolor por el masaje aplicado le dolía la espalda y se levanto sin cubrirse……….
Lo que sentí era muy extraño, verla levantarse con los pechos a la vista de él me provoco pulsaciones por todos los lados.
Se tumbo de espaldas en una camilla que tenía unas rendijas por donde salía vapor y el “extraño” que podía contemplarla le echo una toalla cubriéndole los pechos y salió de la sala.
- ¿Qué tal? – Pregunte.
- Me ha dado una paliza, me duele toda la espalda pero parece que el calor me alivia.
Salía un vapor con olor a plantas aromáticas agradable.
- Joer quema mucho.
- Espera que le aviso.
Lo llame y se acerco. Ahueco un poco la toalla y manipulo un potenciómetro, mi deseo era que se escurriera y pudiera verle de nuevo los pechos……no fue así, aprovecho para decir que se comporto de una manera muy profesional en todo momento.
Por mi imaginación pasaban escenas sin parar.
- Aguanta el calor lo máximo posible te irá muy bien y te calmará el dolor.
- Noto el alivio pero quemaba demasiado.
- Aguanta 10 minutos más así y vuelvo.
Los 10 minutos se me hicieron largos sin él en la sala, aunque pensaba que lo más probable fuera que no la viera de nuevo “exhibida” lo esperaba.
Entro de nuevo -ven siéntate en la camilla de masaje- Maite se levanto sujetando la toalla con las manos y se sentó frente a mí, el se puso tras ella, le seco la espalda con otra toalla, yo no perdía detalle. Casi me caigo de la silla cuando le dice.
- Pon las manos así. –dijo mientras se las cogía y las llevaba tras la nuca.
La toalla cayo y si me pichan no sale sangre, paso los brazos por los huecos que dejaban los brazos de Maite hasta posar sus manos sobre las de ella, entonces la elevo y un lamento salió de sus labios a la vez que un crujir de vertebras soltándose.
Pero eso era un segundo plano, verla con el torso desnudo, él tras ella sujetándola y haciendo que sus pechos botaran me encandilo…..Salí de mi ensoñación al oírle decir que se vistiera.
Todo esto pasaba por mi imaginación mientras seguía viendo cómo se masturbaba con Ángel al teléfono, cada vez los movimientos de las manos y de las caderas eran más rápidos……sigue –escuchaba- córrete para mí, me has excitado esta noche y ahora lo vuelves a hacer…..sigue no pares….
Acabo en orgasmo intenso jadeaba mientras recobraba el aliento y al otro lado del teléfono escuchábamos a Ángel.
- Fantástica Maite, has estado maravillosa – no paraba de decir- Cuanto me hubiera gustado que me hubieras dejado ser yo quien te lo hiciera, tienes que dejarme verte llegar al orgasmo ayudarte a conseguirlo ¿me dejarás? Por favor, daría lo que fuera por estar contigo.
- Ya hablaremos Ángel –decía con la respiración agitada.
- Sí, claro, cómo digas, me gustas mucho, está noche a sido fantástica.
- Ha sido intensa sí, bueno vamos a descansar – La veía con la mano totalmente mojada, el coño rezumando flujo.
- Me ha gustado que comparas este momento conmigo.
- Tú ¿también te has tocado?
- Sí, me has excitado mucho ¿te molesta?
- No, quería que lo hicieras conmigo.
- Podríamos haberlo hecho juntos antes aunque sólo hubiera sido eso ver cómo nos tocábamos.
- ¿Te hubiera gustado?
- Nena me vuelves loco, no sé si hubiera podido quedarme sólo con verte masturbar, te soy sincero
- Que pillo – mientras seguía hablando con el movía los dedos alrededor de su coño yo le acariciaba las tetas, intencionadamente le daba algún pellizco en los pezones y su quejido delataba a nuestro interlocutor su excitación- ¿Me hubieras tocado? Entonces.
- Sin parar y cada centímetro de tu piel.
Maite acabo en un nuevo orgasmo, menos intenso pero su cara y convulsiones reflejaron que muy placentero
- Vamos a dormir, un besito.
- ¿Cuándo te volveré a ver?
- Te llamaré yo.
- Por favor no tardes, un beso encanto.
Así se despidieron y Maite me hizo una de las mejores mamadas que recuerdo, seguramente me influyo la escena vivida.
-Hasta mañana amor, te quiero – me dijo.
Hasta luego, te amo – y bese sus labios.
No podía dormir, lo vivido aquella noche me iba y venía a la cabeza, y lo del teléfono me hacía imaginar ver a Maite en otros brazos, desnuda y siendo invadida por otras manos.
Me estaba excitando de nuevo pensando en todo eso y volviendo a pensar en el día del masaje, de cómo me excitaba imaginado que no le daba un masaje terapéutico sino mucho más sensual excitándola y yo delante, o no, porque también la imaginaba yendo sola y dejando sé hacer.
A la vez pensaba en porqué me podía excitar verla así, magreada, sobada y sí. Follada.
Maite estaba dormida me acurruque junto a ella pegándome a su culo, puse las manos sobre sus tetas y empecé a moverme se despertó, abrió las piernas y mi pene se situó entre sus nalgas sintiendo su sexo caliente y todavía húmedo del pasaje pasado. Me corrí casi sin moverme e imaginaba que había sido otro quien eyaculaba sobre ella