Evita y Ernesto cap.4

Ernesto descubre algunas cosas de Eva que intentaba ocultar...y aprovechando su ausencia, profundiza su amistad con un negrito muy majo, Amed.

Evita y Ernesto cap.4

Después de besarse y acariciarse durante un rato largo, como dos enamorados, recogieron las cosas y volvieron por el camino en dirección al hotel. El teléfono de Eva volvió a sonar

  • Holaaa amor…si, es que no te oía, debe ser la cobertura—Mintió Eva—Esta cala está superbién, cielo…ya verás…yo aquí he me he sentido totalmente…plena. Debe ser la Naturaleza, el Sol, el Mar… o un nosequé…si, cielo, hablamos luego

Eva corrió un poco para alcanzar a Ernesto y se subió en su espalda de un salto

  • Uy, creo he olvidado decirle a mi amorcito que tu nosequé mide por lo menos 25 centímetros, ¿verdad?
  • No la tengo tan grande, pero gracias por la intención…Por cierto, ya veo que no te sientes culpable
  • Quizá debería…pero la verdad es que…no.
  • Yo sí sé lo que te pasa, Eva. Y también por qué tú no dejarías a Paco.
  • ¿Si?—Miró a Ernesto, con gesto de sorpresa
  • No me lo estás contando todo—añadió Ernesto, con seguridad
  • ¿No? ¿A qué te refieres?
  • Dime Eva…y sé sincera: ¿Continúas tomando el litio?
  • Eva abrió los ojos de par en par--¿Cómo…cómo? Si yo no tengo…no he hecho—Entonces bajó la mirada—Lo tomo desde hace dos años.
  • ¿Cuándo tuviste el primer episodio maniaco?
  • Eva suspiró—A los 15 años…Llegué al instituto sin dormir y con ganas de marcha, lié una buena y me abrieron expediente.
  • Bueno, pues ahora estás en otro, los síntomas cuadran… Pero eso ya lo sabes.
  • Imagino que aunque no eres psiquiatra, lo has estudiado en alguna asignatura de algún año…
  • Todos los médicos tenemos una asignatura de psiquiatría en los últimos años. Pero yo soy neurólogo, así que me pilla más de cerca, y tengo que saber distinguir mejor este tipo de patologías. Y tú sigues con Paco, aunque por tu físico y tu forma de ser podrías tener a cualquiera, porque él ha estado contigo en tus fases depresivas, cuando nadie te aguantaba, salvo él.

Eva calló. Su expresión se volvió sombría. Siguieron andando en silencio y cuando estaban cerca del hotel, le dijo a Ernesto “Mira, voy a acercarme un momento a comprar una cosa…luego te llamo, ¿vale?” Se alejó sin mirar atrás camino del paseo marítimo, y estuvo deambulando por los puestos, hasta que encontró a Amed, el negrito simpático que le vendió algo de ropa los últimos días. Antes de acercarse, llamó a Paco

  • Hola cielo…creo que he encontrado una solución…

Habló con él un rato y al colgar, se encaminó con decisión hacia el puesto de ropa, contoneando sus caderas como en una pasarela.

  • Tengo algo especial para las chicas guapas—Dijo, con una cálida sonrisa de dientes muy blancos
  • ¡Hola, Amed! Pero tiene que quedarme bien también ¿eh? No te voy a comprar cualquier cosa, que lo sepas—se acercó a él y le acarició el brazo, a modo de saludo
  • Ya verás, seguro que te gusta—Y empezó a sacar minifaldas, bikinis y minishorts.
  • Mmmm esto me gusta, pero tengo duda con la talla—Dijo Eva--¿Te importa si me lo pruebo ahí dentro?
  • Si, claro, eso vale de probador, entra.

Eva ya tenía confianza con él de haber hablado en el paseo marítimo o en la playa, en donde había notado que miraba con deseo su cuerpo desnudo y brillante por el bronceador, y que Amed se resistía a terminar las conversaciones para seguir su camino…ella respondía curvando su espalda para destacar sus puntiagudos pechos y tocándole cada vez que se reía con sus bromas…un dia le dijo:

  • Vaya, Amed…esta sí que es una auténtica tableta de chocolate…—bromeaba, mientras le acariciaba el vientre magro—
  • Pues puedes tocarlo todo lo que quieras jaja…pero esto no es chocolate con leche, ¿eh? Éste es del negro, negro jajaja—
  • Jajaja siiii negro puro, ¡Del que más me gusta! ¡Ñam! Jajaja—y le pegó un mordisquito en sus firmes y tonificados abdominales—

Así que no tuvo problemas en despojarse de su traje finito de playa y probarse varias prendas. Tenía ganas de calentarlo un poco, así que empezó de espaldas a él, subiéndose sensualmente un minishort, dejándolo justo debajo de sus glúteos, que se mostraban redondos y apetitosos por la presión

  • Amed, , no puedo subirlos del todo…¿Me ayudas a ponérmelos, cielo?—Amed sonreía mientras hundía sus pulgares por dentro de la tela, y tiraba con firmeza para que se acabaran de ajustar como un guante de látex a sus posaderas—

Eva se quitó poco a poco la prenda, con sensuales movimientos de cadera, diciendo inocentemente que no le acababan de convencer…y repitió el juego con otros más, pidiéndole siempre que sus manos le ayudaran a ajustar los pantaloncitos en sus nalgas redonditas…

  • Te gusta cómo me queda—Eva no dejaba claro que fuera una pregunta, mientras descubría cómo un gran bulto crecía en su entrepierna, mientras Amed no quitaba ojo a su silueta—

Eva estaba disfrutando mucho de la situación, así que para terminar se puso un tanga de leopardo de espaldas a Amed. Eva irguió su culito exhibiéndolo y le dijo, mirándole por encima del hombro

  • ¿Qué tal me queda? ¿Te gusta éste?—Amed le miraba descaradamente el culo, hipnotizado—
  • La verdad es que queda genial—Dijo, mientras le daba un repaso de arriba abajo—Eres una auténtica tigresa, jeje.
  • ¿Esta tela es de lycra o nylon? Mira, tócala…venga, sin miedo—Cogió sus manos e hizo que pasara sus dedos bajo las tiras laterales--¿Tú que crees?

Entonces ella separó un poco con  sus manos al triangulito que cubría su monte de venus, haciendo como si comprobara la tela…pero disimulaba charlando tranquilamente, como si fuera lo más normal del mundo

  • Pues al final me voy a quedar con la duda…oye, ¡me encantan tus manos! Tan…grandes, tan suaves—dijo Eva, poniéndolas sobre las suyas para comparar su tamaño…luego entrelazó sus dedos con los de Amed—unas manos tan fuertes…me encantan—Eva le dedicó la mejor de sus sonrisas
  • Son para tocarte mejor—Dijo él, sonriendo también
  • Jajaja…Menos lobos!—Su alegría era contagiosa—Dime cuánto te debo, que si te gusta verme con él, me lo llevo

Se lo envolvió y le dijo que en la playa seguro que le iba a gustar a todo el mundo

  • Pues Amed, como pasas por la playa a vender, me lo verás puesto…y de paso, te invito a una cervecita si te haces unas fotos conmigo, es para una broma…para unas amigas. Ya te lo explicaré. Por cierto… ¿Tienes móvil?

Le pagó y siguieron hablando y bromeando un rato. Amed le contó que llevaba dos años en España, que había estudiado Historia en Marruecos, y que a pesar de ser universitario no le había valido para nada desde que estaba aquí.

  • Bueno, Amed, me lo estoy pasando genial pero tengo que irme ¿Te envío un whatsapp y nos vemos?
  • Claro…tigresa
  • Jajaja…Adiós cariño…Arrrrg—Eva imitó un rugido mientras  le arañaba con las uñas en el pecho y se fue meneando su culito respingón—

El fin de semana Eva y Paco se fueron a visitar la isla… estuvieron “en plan tranqui” como ella decía, visitaron calas nudistas vacías donde acababan follando, pero Paco andaba muy salido con las historias que le contaba (a medias) de Ernesto y se corría enseguida…Eva se masturbaba o Paco le comía el coño, pero se dio cuenta que…necesitaba más…necesitaba otra cosa. ¡Y encima Ernesto le había enviado un mensaje diciendo que no iba a estar cuando volvieran!

  • Cari… ya sabes que el viernes estuve…tonteando con Amed, ese negrito tan simpático, que vende ropa en el paseo… y creo que nos puede servir…a lo mejor podría jugar un poquito con él en la playa, no sé…hacerme unas fotos o algo ¿tú qué opinas?
  • ¿Crees que podrás convencerlo?
  • Puff eso seguro…ya sabes que soy muy…convincente
  • ¿Y no correrás peligro? No quiero que un día te  pase algo…
  • Mira, tengo su móvil…puedo enviarle un mensaje y así ya sabe que estaría identificado si intenta algo que yo no quiera. Y me puedes llamar por si acaso.
  • Vale…
  • Mejor me haces también una foto y se la mando, ¿Vale?

Le dio el móvil a Paco y se hizo una serie de fotos, a cual más provocativa, con la excusa de poder elegir. Le envió una de pie, de espaldas, mostrando su perfecto culito respingón, sonriéndole  de perfil. “¿Te gusta cómo me queda el tanga? Le escribió. Al poco Amed respondió: ”El tanga no se ve mucho, pero la modelo merece la pena, jaja”

De repente se imaginó la polla de Amed taladrándole el coño…Esa enorme polla negra que se adivinaba bajo su bañador dilatándole al máximo su vulva estrechita… y un estremecimiento de placer le recorrió el cuerpo. Con el pulso acelerado, le envió otra sentada sobre sus talones de frente y con gafas de sol, para que no se la reconociera, pero con las piernas bien abiertas enseñando el tanga, y los brazos doblados presionando sobre el lateral de sus tetas, haciendo que resaltara su volumen y sus pezones en punta, con el mejor estilo de revista erótica. La foto era muy explícita, pero en su estado muchas veces Eva no se daba cuenta de hasta qué punto sobrepasaba los límites del comportamiento razonable.

  • ¿Te parece que nos veamos el lunes? Un mordisco y un rugido—Le escribió debajo.
  • Estoy deseando que sea lunes—Respondió Amed.

Eva sonrió al leerlo y le mandó besitos…

Esa noche salieron de marcha y volvieron tarde, Eva era un volcán de energía, pero aún así al llegar estaban tan fundidos que se durmieron enseguida… por la noche,  tuvo un orgasmo soñando cómo Amed la empalaba sin piedad con su gran polla negra. Se despertó alterada y sudando. Paco dormía a su lado. Se levantó en silencio, se untó mucha crema hidratante en todos sus agujeritos y se volvió a dormir.

El lunes por la mañana se puso el tanga atigrado, sus sandalias de esparto y su vestidito semitransparente y se dirigió a la playa. Estaba algo enfadada porque ese día Ernesto no iba a estar, lo tenía comprometido y no accedió a cambiar de planes, así que decidió no pensar en él y hacer su marcha… se puso en un sitio algo apartado, a pesar de que era día laborable y no iba a aparecer mucha gente. Se quitó el vestido y se puso a tomar el sol…al cabo de media hora vio que se acercaba Amed, iba sin camiseta, con un bañador corto, y llevaba cosas para vender. Eva se levantó y ondeó su brazo en el aire, mientras sus tetitas desnudas, morenas y brillantes se bamboleaban al mismo tiempo

  • ¡Hola, Amed! ¡Estoy aquí!—Amed se acercó a ella, y Eva le dio dos besos en las mejillas rozando sus pectorales con sus ya afilados pezones--¿Te gusta cómo me queda al sol?—Se giró para exhibir su tanguita minúsculo, que dejaba sus glúteos al descubierto.
  • Puff…te queda genial, Eva
  • Me alegro que te guste…¿Quieres una cerveza?
  • Bueno…verás, yo soy musulmán y en teoría no puedo…pero vale, te la acepto

Tomaron no una, sino dos cervezas cada uno, que traía en una neverita de playa. Amed le siguió contando que no era muy religioso, pero que algunas cosas las seguía. Le gustaba España, y estaba aprovechando también su estancia para hacer luego de vuelta un doctorado sobre el tema del racismo en la Historia Moderna y Contemporánea. Le contó la evolución desde el esclavismo de los siglos XVII y XVIII hasta los movimientos por los derechos sociales de Estados Unidos, con Rosa Parks y su negativa a dejar la silla del autobús a los blancos, o los discursos de Martin Luther King.

  • La verdad es que es superinteresante lo que me cuentas…yo seguro que te parezco una ama esclavista de ésas que había en las plantaciones de algodón, ¿eh? Jajaja.
  • La verdad es que sí jeje…blanquita (bueno ahora menos jaja) ojos azules, rubita…sí que das el tipo, si jajaja.
  • Te voy a dar ¿eh?—Hizo ademán de darle con un gorro que sacó del bolso de repente--¡Vaya, igual tienes razón y me gusta pegar a los negritos, eh? Jajaja! Uy, perdón por lo de negrito…
  • ¿Cómo que perdón? Si sólo se me ve de noche si sonrío, jejeje
  • Jajaja cómo eres, Amed…Oye…que ahora que veo el gorro…es por la broma…verás, quiero hacer una foto como si estuviera con el…negro del Whatsapp, ya sabes
  • Jajaja pues no sé si voy a poder hacerlo…porque yo no me voy a recortar la minga jajaja
  • Haaalee  jajajaja ya será para menos…otra vez ha salido el lobo feroz! Jajaja

Eva convenció a Amed para que se pusiera el gorro y la toalla, y  con todo el buen rollo y el  buen humor que traían, empezaron a hacerse selfies, Eva pegaba sin pudor sus tetas brillantes de aceite bronceador al negro torso, con la excusa de salir los dos en las fotos…Amed se iba animando al notar que sus pezones puntiagudos se le clavaban como estacas y la abrazaba por la cintura, o juntaba su cara a la suya, como si fueran novios.

  • Bueno, necesitamos la foto definitiva…lo siento Amed, pero tienes que quitarte el bañador…ahora es cuando voy a comprobar si se me va a caer un mito o no jajaja
  • Vale…yo no me voy a cortar, ¿eh?—Dijo sonriendo—

Eva miraba mientras Amed se bajaba el pantalón, y cuando dejó al descubierto su serpiente semierecta, tragó saliva.

  • ¡La leche!—los ojos de Eva se abrieron como platos—Bueno…creo que le voy a ganar la apuesta a mis amigas jajaja!... Vamos a por la foto

Se hicieron más fotos, y Eva aprovechaba para pegarse a él, como accidentalmente, tanto como podía…llevaba dos días de mal sexo y se estaba excitando muchísimo con la situación, tenía la vagina goteando por el deseo y además, nunca había estado con un negro, lo cual para ella tenía mucho morbo. La polla de Amed crecía e iba alcanzando verticalidad, pero Eva hacía como que no se daba cuenta, intentaba ocultar su excitación y fingía prestar atención al encuadre mientras se hacían un selfie en el que “accidentalmente” su polla se encajaba en la rajita de su culo, o se pegaba de frente a él y la notaba caliente y dura en su tripita…hasta que al final no pudo más y  le soltó de repente:

  • Puff, Amed…es impresionante, menuda cacho polla tienes cabroncete jajaja!
  • Bueno…eso también es culpa tuya, Eva! Jajaja
  • ¡Joder! Esto es puro acero—Eva sonreía , se la había agarrado por sorpresa, y comenzó a acariciarla suavemente—¿No te importa, verdad?—Añadió
  • No…no pasa nada—Amed estaba un poco cortado al principio, pero la sonrisa de Eva disipó sus dudas—
  • Puff, esto sí que es una buena polla…sí señor—Eva miraba su palpitante herramienta con devoción, mientras seguía sobándola—
  • ¿Te gustan las pollas grandes, eh?—Añadió Amed, con orgullo—
  • Uff…no lo sabes tú bien—Eva se puso de rodillas, acercándosela a los ojos—Estás muy bien dotado, Amed…Muy, muy bien dotado…Ufff tienes una polla súper bonita—Eva miraba el glande, bulboso, brillante y oscuro, a 10 centímetros de su cara, acariciándolo entre su índice y su pulgar—Súper bien dotado…!Creo que me encanta tu polla, Amed! jajaja…y me encanta este capullo tan grande y brillante… ¡Hasta puedo ver mi cara reflejada en él! Jajaja!…Oye…hazme una foto desde ahí, pero para enviar por whatsapp—Le pasó el móvil y miró al objetivo mientras agarraba su pene y extendía el líquido preseminal por su glande con el pulgar—
  • Voy a humedecerla que está muy seca…haz más fotos

Eva dejó caer saliva espesa de su boca hasta su glande, pero sin tocarlo con sus labios. En la foto se apreciaba cómo Evita miraba extasiada sus dedos masajeando el capullo, con un hilo transparente y denso de saliva que lo unía a su boca entreabierta.  Entonces sonó el teléfono y Eva lo cogió

  • Hoola cariñito, ¿cómo estás?—Tenía la polla de Amed palpitando entre sus dedos, y  siguió con su suave masaje—Ufff síii y no sabes cómo…no te preocupes, yo te lo cuento después…está todo controlado!

Mientras hablaba con su amorcito, el espeso hilo de saliva seguía uniendo la boca de Eva con el brillante glande de Amed, bailando con cada palabra que pronunciaba.

  • Un besito, cielo, tengo que seguir con… un asunto que tengo ahora entre manos—colgó el teléfono y dijo--¿Me dejas que haga una foto comparándola con mi brazo? ¡Por favor, por favor di que sí! ¡di que sí!
  • Bueno…ya puestos…
  • ¡Gracias!—Entonces Eva le dio un beso rápido en la punta del pene, dejándole la saliva de su boca cubriéndolo—Anda, ven

Eva llevó a Amed agarrado por la polla y lo tumbó en la toalla. Entonces  le levantó su mástil de ébano, duro como una estaca, y apoyando su codo en la ingle y su brazo en paralelo, le llegaba hasta poco más de la muñeca.

  • Joder, ¡Qué pedazo de rabo!…venga, hazme la foto— Desde la perspectiva de Amed, Eva miraba la polla  como si fuera un tótem mágico, arrodillada con su brazo en paralelo y la otra manita agarrándolo con fuerza, pero sin poder abarcarlo con los dedos, y más al fondo se veía por encima de su cabeza la perfecta forma de corazón de su culito --¿Ya está? A ver…

Eva soltó la polla, que se pegó a su abdomen como si tuviera un resorte…se puso a horcajadas sobre Amed para alcanzar el móvil, y así, abierta de piernas con el monstruo carnoso a dos centímetros bajo de su coñito, se puso a mirar las fotos…sus pezones ya estaban como misiles cuando de repente dijo “Han salido muy bien, mira” y sin más, se tumbó sobre el pecho de Amed sentada sobre su mástil sin más protección que su tanguita de tigresa… Juntando su cara a la suya, empezó a mirar las fotos notando nítidamente en sus labios menores  cómo palpitaba la sangre al circular hacia los cuerpos cavernosos del tremendo pene de Amed. Éste ya se había dado cuenta de la situación hacía tiempo, pero no quería estropearla precipitándose, así que abrazó a Eva poniendo la mano en su cadera, mientras que sentía el calor y la humedad de su coñito a través de la fina tela y hacía como que prestaba atención a la cámara

  • Oye, Amed—Dijo Eva de repente, incorporándose y apoyando las manos en su pecho, sentada ya sobre su palpitante estaca—Me has dicho antes que tenía pinta de ama esclavista…¿Tú crees que soy racista?
  • Bueno…Eva, ya sabes, lo decía en broma…claro que no eres racista, de hecho creo justo lo contrario, eres supercercana…y yo—Amed tragó saliva—
  • Pues igual te equivocas ¿Sabes?—Dijo, con voz entre divertida y excitada—creo que soy como una de ésas damas sureñas que les gusta maltratar a los esclavos…por ejemplo, si tu fueras mi esclavo, yo te haría esto—

Y comenzó a pellizcarle los pezones con fuerza, mientras sonreía, juguetona. Amed se quejó medio en broma, pero su polla pegó un respingo que hizo suspirar a Eva. Ella se alzó un poco sobre las rodillas y se quitó el tanga, desatándolo por los lados rápidamente.

  • …Y te ataría bien las manos, para que no pudieras escapar…

Con su tanga aprovechó para hacer una lazada a sus manos, por encima de su cabeza, mientras le ponía “accidentalmente” los pezones en la cara…a Eva le estaba encantando el papel que iba a representar.

  • Y también te torturaría así…

Eva siguió pellizcándole y mordiéndole los pezones, luego le mordió fuerte en la barbilla, clavándole los dientes. La polla de Amed cobró vida de nuevo, haciendo que Eva se estremeciera al notarla vibrando directamente en su vagina, cuyos labios rodeaban el cilindro y lo embadurnaban como un caracol recorriendo su camino. Eva prosiguió mordiéndole con fuerza el labio inferior, mientras recorría con su coñito el duro miembro de Amed…le encantaba hacer esto porque ya sabía que se lo iba a follar, y era un juego que le desbocaba el corazón y la volvía loca de deseo.

  • Así que ya sabes…mmm… que soy una racista blanquita que le encanta hacer sufrir a sus esclavos…a pesar de que tengan una polla increíble que se muere de ganas de ensartar a su torturadora…¿A que sí? Pero yo no puedo hacer eso…no me puedo meter la enorme polla de un…esclavo historiador en mi coñito apretadito, porque eso estaría feo…pero a lo mejor…resulta que ese  negrito se aprovecha de mí y me abre en canal  ¿Tú cómo crees que sigue la historia, Amed?

Amed sonrió. Le estaba gustando el juego también. Empezó a amasar sus glúteos pausadamente, y respondió:

  • Emmm…pues…creo que ese negro te va a clavar la polla hasta los huevos, señorita Eva…y que te va a follar hasta que pierdas el sentido
  • ¿ Entonces ese negrito va a meterme…su cosa negra y dura… en mi coñito de nena blanquita racista?—Dijo, mordiéndose una uña, con su vocecita más infantil—No sé si lo voy a resistir, creo que prefiero morir…

Eva ya tenía su mástil firmemente agarrado y lo restregaba en su encharcada vulva, tenía tanto flujo que literalmente lo bañaba mientras intentaba ensartarse el grueso capullo entre sus labios menores

  • Creo que prefiero morir…así que voy a ver si me clavo esta estaca…y me llega hasta el corazón…. ummmpfff

Amed le comía las tetas con sus enormes labios, mientras empujaba hacia abajo sus caderas para clavarle la polla, pero Eva era muy estrechita y sólo le entraba el glande

  • Auxilio…socorro…que alguien me ayude—Decía Eva suavemente, entre gemidos—Un sucio negro me está follando…tengo su pollón metido a medias en mi coñito rosita colonialista…y no sé qué más hacer para ensartarme del todo Ummmmp

A medida que hablaba, la excitación creciente le permitía empalarse centímetro a centímetro. Cuando subía un poco, dejaba la polla cubierta de flujo espeso y brillante, y volvía a bajar para insertarse cada vez más centímetros de carne caliente y palpitante. Amed empezaba a bufar de placer, nunca se había follado a ninguna chica blanca, y menos una tan guapa y tan espectacular…además le encantaba lo que decía porque le ponía más cachondo aún, tenía la polla más dura que nunca y su coño era tan estrecho que lo estaba  matando de gusto

  • Te voy a partir por la mitad…¡Te la voy a clavar tan adentro que la polla blanca del cornudo de tu novio te parecerá un dedo meñique!

Amed ya la tenía casi totalmente empalada, Eva le morreaba con pasión cabalgando sobre su cipote, intentando ahondar y notar el contacto de sus enormes huevos en su culito, pero era la polla más grande que se había follado nunca, y a pesar de que estaba en el Nirvana, se sentía tan dilatada que cada vez que profundizaba un poco más le dolía al principio, para luego sentir cómo le invadía el placer…estaba drogada por la lujuria y por el morbo de follarse a un negro, y se había metido en el papel tanto que estaba literalmente en pleno éxtasis. De repente, Amed le agarró con fuerza los glúteos y le metió lo que quedaba por entrar

  • Uffff… me está metiendo un negro su sucia e… increíble polla…!No…no…Siiiiii!

Eva tuvo un orgasmo monumental, una buena polla empalándola hasta los huevos era garantía segura de placer. Estaba tan aturdida que pensaba que se iba a desmayar, y paró un momento, mientras que las últimas contracciones comprimían el enorme falo negro incrustado en su vagina

  • Joder, Amed…¡Que corrida más buena!… me encantan tus labios besándome, me encantan tus manos en mi culo, me encantan tus dientes en mis pezones, me encanta tu polla…abriéndome en canal…

“Esto es el paraíso” Pensó Eva. Amed le besaba con sus enormes labios babeándola hasta las mejillas, y ella estaba encantada de recibir su saliva y su polla palpitante…estaba totalmente entregada a su dios nubio, al que cabalgaba con muchas ganas, sus labios vaginales estaban dilatados al límite y su glande le percutía en el cuello del útero como un martillo pilón. Amed ya había entrado en el juego totalmente, así que mientras le clavaba sin piedad la polla hasta la empuñadura, le susurraba:

  • ¿Le vas a contar a tu novio blanquito que le pones los cuernos con un… negrata? ¿Le vas a decir que te encantan mi polla de negrata bien adentro de tu coño?… ¿eh, putita racista?
  • Uy…Sssiiii…Mírame Paco, cielo, qué fotos más chulas…!Un esclavo está clavándole hasta los huevos su gran polla negra a tu cariñito!…en cuanto me inunde de semen, voy a enviárselas a todos tus amigos del Ku Kux Klan mmmppff

Amed la levantó en el aire, con la polla clavada, y la dejó de espaldas en el suelo, y poniéndose sobre ella empezó a bombear lentamente pero con profundidad, para ir acelerando progresivamente.

  • ¡Dime que te gusta mi polla de negrata en tu coño! ¡Vamos!
  • Ufff…Siiii…me encanta tu pollaaaah… de negrata, ¡La quiero dentro hasta los huevos! ummm

Eva notó que él estaba buscando su placer, notaba los espasmos y la dureza que anunciaban la eyaculación, así que enroscó sus piernas con fuerza a su alrededor y le arañó la espalda hacíéndole sangrar

  • ¿Vas a correrte en mi coñito de putita blanca racista?...venga…vamos, córrete en mi coño y ponme un bebé negrito en mi tripita, clávamela hasta el fondo y vacía tus huevos dentro de esta zorrita rubia!...Sí…Síííí

Amed estrujaba los glúteos esféricos y carnosos de Eva con ansia, estaba superexcitado de follarse a una rubita preciosa de cuerpo perfecto que engañaba a su novio… su coño era tan estrecho que le estaba matando de gusto y la pasión hacía  que le clavara la polla tan fuerte que sus pelotas se estrellaban en su perineo con sonoridad. De repente, empezó a convulsionar y a correrse copiosamente dentro de su estrecha cueva, sus huevos saltaban con cada descarga que inyectaban en su prieto y sonrosado coño de adolescente, y Eva volvió a tener un orgasmo bestial, al sentir el espeso y caliente semen llenándola hasta rebosar.

Descansaron abrazados durante algunos minutos. La polla de Amed aún estaba dura como el metal dentro del coño de Eva, ella le acariciaba el cabello con dulzura y rodeaba su atlético cuerpo con sus brazos y piernas, mientras que notaba como el espeso líquido blanco salía de su vagina en cuanto se movían un poquito

  • Amed…necesito que me hagas otro favor