Evita y Ernesto cap. 5

Evita hace una amiga en el hotel y se van con Ernesto a jugar a la playa. A Evita le gustan los juegos de mayores, pero Eli no sale de su asombro...

Evita y Ernesto cap. 5

Eva llevaba un vestido de macramé hecho con cordones color crema, que estaba trenzado como una red, pero que permitía ver perfectamente su cuerpo bronceado casi desnudo, a excepción de su tanga blanco. Se acababa de duchar y olía a jabón y a perfume de Chanel, y taconeando sus sandalias de esparto, llamó a la puerta de una habitación en su rellano.

  • Eliii cariño…¿estás lista?
  • ¿Eres tú, Eva? ¡Pasa, por favor! Estoy en el baño

Eva entró en la habitación, que estaba bastante desordenada, y encontró a Elena afeitándose los últimos pelitos de su vagina sonrosada

  • ¡Al final me has hecho caso!...ya verás, vas a volver locos a los tíos
  • Pues no sé para qué lo hago…aquí no hay más que abuelos salidos. ¡Menos mal que te encontré a ti en el hotel, Eva! Ya estaba harta de que esos babosos me comieran con los ojos. Si lo sé, me quedo en Valencia hasta que viniera el resto de los de mi clase
  • Pues yo me alegro de que te hayas adelantado, así nos hemos conocido…yo Eli, no me hubiera imaginado que pudiera conectar contigo tan bien, es como si te conociera desde siempre…

Elena levantó la vista para sonreírle, pero su gesto fue de sorpresa, al ver su vestido de red que apenas le sobrepasaba el nivel de sus nalgas

  • ¡Ostraaas Eva! ¿Vas a salir así? ¡Si con eso parece que vayas en pelotas!
  • ¿Te gusta? La verdad es que en Ibiza no importa si vas desnuda, sobre todo en verano.
  • Yaaaa pero si a mí me miraban los viejos…a ti te van a devorar viva! Y además, con el cuerpazo que tienes, tía
  • ¡Pobrecitos! Si seguro que no se les empina
  • No se les empinaría antes de verte, Eva…yo ayer me daba vergüenza ajena lo de los abuelos…vale que llevabas tanga en la piscina y seguro que en …Alcahuete de arriba o de donde vengan, eso no se ha visto en la vida, ¡pero es que estaba Paco también y no se cortaban un pelo!
  • A ti te van a mirar más, cariño…esas tetas y ese culo de 18 años me ponen cachonda hasta a mí, jajaja

Siguieron con su ruidosa charla hasta que decidieron bajar a tomar el sol juntas en la playa. Se metieron en el ascensor, en el que había bastantes abuelitas, pero que les dejaron sitio apretándose un poco. En el piso de abajo, entró Ernesto. Eva, al verlo, le guiñó un ojo, sonriendo

  • ¡Vayaaaaa…mira quién está aquí! ¡Don Ernesto! ¡Me alegro mucho de verle otra vez!
  • Hola Eva, no sé si entro…
  • ¡Claro que sí, nos apretamos un poquito, pase, pase!

Eva le abrazó pegándose frontalmente a él, y le dio dos largos besos, muy cerca de cada comisura de los labios

  • Le presento a mi amiga Elena, viene de viaje de fin de curso porque ha aprobado el acceso a la universidad...se ha adelantado a los de su clase

Elena sonrió con timidez, escuchando la animada charla de Don Ernesto…pero no podía reaccionar, porque mientras Eva le pasaba los brazos por los hombros, el vejestorio había hecho presa con su zarpa bajo el vestido de Eva y le amasaba lascivamente su glúteo izquierdo. ¡No podía ser que Eva no se diera cuenta de que le estaba metiendo mano! Y aunque había poco sitio, la atraía hacia su paquete incrustándole su barriga en su talle de modelo

  • …Pues sí, Elena…Eva y yo nos hemos conocido también aquí, y hemos hecho mucha amistad…
  • Siiiii Eli…Don Ernesto es un amor…tanto que desde el primer momento, encajamos perfectamente, y… hemos profundizado mucho…mucho en muy pocos días. De hecho, estoy segura de que si tienes ocasión y descubres… sus virtudes ocultas, él va a saber llegarte también… hasta lo más profundo, ya lo verás—Ernesto le sonreía, con complicidad
  • Ehh… sí, claro, encantada de conocerle
  • ¿Tienes algo que hacer esta mañana? Eli y yo vamos a la playa, ¿Te animas?
  • La verdad es que es una oferta tentadora—La mano de Ernesto seguía acariciando el prominente glúteo de Eva. Elena parecía la única en haberse dado cuenta en el ascensor, y no podía abrir más los ojos—¿A ti no te importa, Elena?
  • Pueeeees…pues no, claro que no. Si quiere puede venirse con nosotras—Su voz denotaba incomodidad—
  • Pues no se hable más. Voy por mis cosas, ¿Me esperáis aquí abajo?

Evita asintió con una sonrisa inocente. Mientras  subía de nuevo en ascensor, Eva se percató que Elena le dirigía un gesto de incredulidad

  • ¿Qué?—Dijo Eva, como si no entendiera nada
  • Tía, ¡Que ese viejo asqueroso te estaba tocando el culo! ¡No me digas que no te has enterado!
  • Ah…eso. Bueno, sí, pero  Don Ernesto es un amor…y muy…cariñoso…
  • Querrás decir “muy pulpo”
  • Seguro que no ha tenido oportunidad de tocar carne dura y tersa como la mía en mucho tiempo…Pobrecito, tia…Además, es mayor y tiene mucha confianza conmigo, soy como si fuera su hija. Y tiene unas manos maravillosas. Tienes que probar sus masajes. Yo cuando me pone las manos encima…Pufff…la verdad es que disfruto muchísimo. A ti te encantaría también, te lo aseguro.

Salieron juntos y decidieron ir a la cala solitaria donde estuvieron  la última vez, porque Eva insistía, a pesar de las reticencias de Elena.

  • Ya verás, Eli, es una pasada…el otro día Ernesto y yo lo pasamos genial allí…ya verás cómo merece la pena
  • Eva tiene razón, Elena…eso fue hace tres días, y la verdad es que estoy deseando repertir la experiencia porque vengo bien cargado… de motivación, digo.

El móvil de Elena sonaba. Lo miró con cara de fastidio, y contestó con voz displicente

  • Hola, cariiiño…sí, estoy bien, como hace una hora. Ya te he dicho que te llamo si pasa algo…síiii, te echo de menos. Pero ya te he escrito whatsapps, no hace falta que hablemos tanto cada día, que se me va a gastar el tiempo contratado…!Es que no me puede pasar nada nuevo en tan poco tiempo!....

Eva y Ernesto se miraban con complicidad. Aprovechando que hablaba por teléfono, se retrasaron un poco. Ernesto miraba los firmes glúteos de Elena, que se transparentaban apenas cubiertos por la camiseta finita y el tanga fucsia, y que con su forma de apetitoso melocotón, se contoneaban con su caminar

  • ¡Qué culito tan mono! ¿Te gusta, eh cielo?
  • Con el tuyo tengo bastante…la verdad es que creía que no me querías ver después de lo que te dije, pero ya veo que en realidad no te molestó
  • No te preocupes, amor…yo estoy aquí para disfrutar contigo, ya lo sabes—Le dijo, mientras le daba un sensual beso en la mejilla—¿A que Elena es un bombón? Esta mañana estaba depilándose cuando fui a verla, y tiene un coñito rosita y de labios pequeñitos, como a ti te gustan, cariño…
  • Ya veo que no eres celosa…¿Qué  harías tú si se la clavara en su coño adolescente?
  • Umm…la verdad es que está muy buena…creo que me uniría a vosotros para ser la siguiente, jajaja

Elena colgó y se dirigió hacia ellos. Ernesto entró en el coche y lo arrancó, Eva la miraba con curiosidad

  • ¡Qué pesado está mi novio, por Diossss!—Elena estaba agobiada—¡A ver si viene de una vez con el resto y deja de llamarme!
  • Es normal que te eche de menos, Eli…!seguro que no puede estar sin ese cuerpo serrano ni un día más!—Dijo Eva, divertida.
  • ¡Pues como no pare, este coño lo va a estrenar el primero que pase!...ostras, no me ha oído Don Ernesto, ¿verdad, tia?

Ambas miraron hacia el coche. Ernesto puso cara de no haber oído nada.Eva pidió ir detrás, así que Elena se sentó al lado de Ernesto. Al ponerse el cinturón de seguridad, sus grandes pechos sin sujetador comprimieron la fina camiseta de tirantes haciendo que pareciese que iban a reventarla, hasta el punto de quese apreciaba el relieve de sus pezones nítidamente. Hicieron el trayecto hablando animadamente, y poco a poco, Elena se fue sintiendo más cómoda, ya que Ernesto sabía llevar la conversación y mostraba un interés genuino en las personas

  • ¿Y qué quieres estudiar en la universidad, Elena?
  • Medicina. Me lo he currado mogollón para que me alcanzara la nota
  • La verdad es que te vas a tener que seguir esforzando mucho, pero te va a encantar. Para mí, fueron de los mejores años, especialmente las prácticas en hospital
  • ¡Vayaaa! ¡Usted es médico! ¿y qué especialidad tiene?
  • Soy Parapsiquiatra
  • ¿De verdad? No sabía que esa especialidad existiera
  • Es que no existe, pero quería ver qué cara ponías al contártelo, jajaja
  • ¡Oye!—le dio una palmada en el hombro—Tu amigo es un trolero, Eva!
  • Pues ten cuidado, Eli…porque Ernesto, en cuanto te descuidas…te la mete! Jajaja

Elena rió un poco la broma, pero no entendía por qué a ellos les resultaba tan gracioso

  • Vale…ahora en serio: Soy neurólogo
  • ¡Neurólogo!—Los preciosos ojos verde aguamarina de Elena se iluminaron. Tenía una sonrisa radiante, y su cara de rasgos mediterráneos desprendía una belleza magnética cuando se emocionaba—¡Es de las especialidades que me gustaría hacer!
  • Bueno, yo te puedo contar un par de cosas si quieres…así igual te ayudo a decidirte

Elena jugaba con su pelo y sonreía mientras miraba a Ernesto. Eva escuchaba sin participar la animada conversación entre los dos. Le encantaban los hombres inteligentes, era de las cosas que más le seducían de un hombre, muy por encima de su físico. Y se dio cuenta que en eso, Elena era igual.

  • Qué interesante, Ernesto…entonces les atan las manos a la espalda, y el amo las somete, para que hagan todo lo que él quiera?—Elena no paraba de preguntar sobre el tema—
  • A veces no hace falta que se las aten, se ponen de rodillas con las manos en la espalda y muestran sumisión a su amo …es un juego para aumentar el deseo sexual. Los roles son consentidos, aunque quien lo viera desde fuera podría pensar que no es así, ya que el lenguaje es muy grueso, con insultos y descalificaciones, a veces con castigo físico…
  • Pero… a ver…¡no lo entiendo! ¿Cómo vas a disfrutar con un machista que te insulta, te pega, te humilla?
  • Las sumisas relatan que cuanto más se humillan, y más verbalizan su sumisión, más disfrutan sexualmente… y hay estudios que muestran que entre el 50-60% de las mujeres dijeron que ésta era su fantasía sexual preferida. El deseo sexual es un asunto complicado y muy personal…Por cierto, ahora tienes que ponerte cremita, Elena…que este sol castiga, y por tu tipo de piel…a ver…

Ernesto le acarició suavemente su pierna izquierda. Cuando llevaba un rato sobándole el muslo, y llegaban sus caricias a la ingle, Elena le preguntó

  • ¿Qué le pasa a mi piel? ¿Tengo que echarme más protección de lo normal?... ¿Y cómo lo puedes saber con el tacto?

Ah…no, ponte la crema que uses, tú ya veo que estás morenita…y no lo sé por el tacto, es que me encantan tus piernas y la piel tan suave que tienes jajaja

  • Jajaja¡ Quita de ahí, pulpo!….otra vez me la has vuelto a clavar, ¡Qué tio! Jajaja
  • Estás avisada, Eli…si bajas la guardia, te vas a hartar de que te la clave Ernesto jajaja…¡A mí me pasa mucho con él!—Ernesto le dirigió una sonrisa cómplice, por el retrovisor

Llegaron a la playa entre risas, descargaron lo necesario para pasar el día, y se instalaron en el mismo punto en el que Eva  y Ernesto follaron como animales

  • Este sitio es perfecto…creo que aquí no nos va a molestar nadie…y vamos a poder disfrutar juntos del día ¿No os parece?
  • La verdad es que tiene algo de especial. El otro día conseguimos un clima de intimidad en el que Eva se me abrió totalmente…y me dejó penetrar en sus secretos más profundos. Fue algo realmente…emocionante.
  • La verdad es que yo también me emociono al recordarlo…Elena, este hombre es único…tiene un…nosequé que te llega muy adentro, muy adentro de ti, y entonces sientes…como una sensación de plenitud y de felicidad…
  • Es que soy un poco budista…me gusta también la Filosofía oriental y la Psicología…todas esas cosas y otras…herramientas que uso para penetrar en lo más íntimo de algunas personas, como el otro día con Eva—Añadió Ernesto
  • Yo no lo podría explicar mejor… el otro día me llegaste a lo más hondo…¡y me encantó!—Eva le miraba con intensidad

De repente, Ernesto dejó se quitó la camiseta y la dejó caer. Elena se agachó instintivamente a recogerla, momento que buscaba Ernesto para darle una sonora palmada en el culo

  • Ayyyy…¡Si es que no aprendo, jajaja… te voy a dar!

Empezaron a forcejear mientras reían, y acabaron rodando por el suelo, Elena acabó a horcajadas sobre él jadeando. Aunque él llevaba su bañador,  podía notar el calor de su vagina a través del tanga

  • Venga…!Menos Filosofía y más acción! ¿Quién se anima a un baño?—Exclamó Eva

El teléfono de Elena volvió a sonar. Por el gesto de desagrado de su cara, se dieron cuenta de que le llamaba su novio otra vez. Se puso a hablar por teléfono, así que Ernesto y Eva se desnudaron totalmente y se zambulleron en el mar como dos chiquillos. Empezaron a jugar tirándose el agua, Eva se colgó de la cabeza de Ernesto para hundírsela, y al bajar le pasó lentamente los senos por la cara. Elena los veía a lo lejos, y no distinguía muy bien lo que pasaba, pero sí entendió que Eva no sólo no rehuía el contacto de un hombre tan mayor que podría ser casi su abuelo, sino que parecía disfrutar con ello. Colgó el teléfono mientras se preguntaba cómo habría llegado hasta ese punto de aceptación…Ernesto era encantador e inteligente, pero debería tener algo más que todavía no había descubierto y que había encandilado a Eva. A lo lejos, los dos la miraban con el cuerpo totalmente pegado bajo el agua, Eva restregaba su culito contra el creciente mástil de Ernesto, que ya se alojaba entre sus piernas y lo restregaba sin contemplaciones por su rajita

  • Mmmmm me están entrando ganitas, cariño…no sé si voy a poder aguantar sin que me folles aunque esté ella delante
  • Creo que ya sospecha lo que está pasando, Eva…y yo llevo tres días con ganas de vaciar mis huevos en tu coño de zorrita…pero creo que le he caído en gracia y hoy no se escapa sin que se la clave
  • ¿Siii cielito? ¿Te gustaría  desvirgar a ese caramelito pelirrojo con esta tranca maravillosa? Uf, me estoy poniendo cachonda hasta yo, sólo de imaginármelo…vas a tener que seguir trabajándotela un poco, porque me ha dicho mientras te esperábamos que eras un viejo asqueroso por meterme mano en el ascensor…aunque creo que ya no piensa lo mismo de tí

Sus manos le amasaban las tetas y le pellizcaban los pezones desde detrás, mientras Eva le masturbaba el glande, que sobresalía por delante entre sus piernas. Pero la postura no era muy cómoda para follar, especialmente por las dimensiones del trabuco de Ernesto, así que al cabo de un rato de juegos, Elena les vio salir del agua de la mano, no se había percatado de que se habían desnudado totalmente para bañarse y no podía creer el tamaño de la morcillona polla de Ernesto. Elena estaba aún con la camiseta y de repente, sintió mucho corte de estar vestida.

  • Vaya…no sabía que era una playa nudista
  • ¿No te lo había dicho? No pasa nada, Eli, puedes quedarte en tanga—Dijo Eva, mientras se secaba.
  • Espero que no te moleste verme a mí desnudo—Añadió Ernesto
  • No, no…no pasa nada. No te preocupes…la verdad es que no he visto nunca a …un neurólogo en pelotas, es todo, jajaja

Los tres rieron la gracia, más que nada para rebajar la tensión. Ernesto aprovechó también para seguir bromeando

  • La verdad es que Eva también se sorprendió al verme desnudo cuando nos conocimos, jajaja
  • ¡Qué me dices! ¿Le conociste desnudo, Eva?—Elena no salía de su asombro, aunque le hacía gracia—
  • Pues…le había visto en el hotel…pero cuando empezamos a hablar, sí, estaba desnudo, es verdad! Jajaja y la verdad es que me llamó mucho la atención…sobre todo una cosa! Jajaja
  • ¿Le acababas de conocer y te pusiste a mirarle la polla? ¡Yo alucino contigo, Eva! Jajaja—Elena se moría de la risa—
  • Yaaaaa…luego nos quejamos de si nos miran mucho a nosotras, ¿Eh Eli? Jajaja…pero es que lo suyo no es una polla normal…¡Es un pollón!—Eva puso las manos en paralelo, a medio metro de distancia, exagerando el gesto de sorpresa
  • ¡Y que lo digas!—De repente, Elena se tapó la boca ¿Lo he dicho en voz alta? ¡Jajaja!…bueno, yo también la he mirado…lo reconozco…¡Eva no te sientas culpable, jajaja!
  • Y, aparte de grande, es que es bonita…con ese capullo morado y esas enormes pelotas al lado, jajaja
  • Bueno tía Eva, yo no te voy a decir que no, ¡Pero ya me callo! jajaja

Los tres rieron…el clima entre ellos era cada vez más distendido y agradable

  • Venga, Eva…!Que Eli es una chiquilla! Vas a hacer que nos metan en la cárcel por perversión de menores jajaja
  • Eh, que ya soy mayor de edad, ¡Un respeto! Jajaja
  • Sí, si, mucha mayoría de edad, pero ahí estas con la camiseta puesta como las niñas de primaria, ¿eh, valiente?—Decía Eva, muerta de risa
  • ¿Me estás llamando cortada? ¡Pues te vas a enterar!

Se quitó la camiseta y sus pechos botaron al liberarse de la presión. Eran unas tetas grandes, redondas y de pezones que apuntaban al cielo. Se bajó el tanga exhibiendo con naturalidad su culo prieto de glúteos redondos… Eli era un bombón, una pelirroja de ojos verdes, con una boca de  labios muy carnosos, la cintura estrecha, la vulva rosita y depilada, y una figura tan sensual que estaba provocando una erección en el tumescente pene de Ernesto.

  • Vale…¡Retiro lo dicho, campeona! Ahora ponte crema, que si no, te vas a quemar ese cuerpo serrano—Eva sonreía

Eva le puso mucha crema en la espalda, y le dio para que se extendiera por delante. Ernesto la miraba sin cortarse, mientras ella se extendía la crema por la tripa.

Elena miraba a los ojos a Ernesto con intensidad, mientras sus dedos extendían el protector solar. Ernesto sostenía la mirada, pero también seguía las evoluciones de sus manos extendiendo el aceite bronceador por sus pechos redondos y turgentes, que le daban un brillo a su piel muy excitante. Eli comenzó a sonreírle, en silencio

  • Vale, ¡Pues ya estás, cariño! ¿Le pongo también a usted de este aceite, Don Ernesto? Es también protector solar…aunque ya está  moreno, creo que es bueno prevenir…

Empezó por su espalda también, pero se puso de rodillas para continuar con sus piernas mientras su polla adquiría verticalidad a escasos centímetros de su cara

  • No me irá a disparar con su rifle, ¿Verdad Don Ernesto? Que las armas las carga el diablo, jajaja
  • Este arma la estáis cargando vosotras, con ese cuerpo hecho para el vicio que tenéis las dos, jeje
  • Puff…!Está haciéndose supergrande!—Eva fingió sorpresa--¿Hasta dónde puede llegar?
  • Aún no está del todo…le queda algo más. Voy a ponerme crema, que esto también hay que protegerlo bien, jeje

Ernesto comenzó a extender el aceite solar por toda la longitud de su mástil, que crecía sin parar y se erguía desafiante, mirando a los ojos de Elena…la cual tragaba saliva mientras miraba el pene de Ernesto. “Mi novio no tiene la mitad de su polla, joder lo que debe ser follar con ese abuelo” pensaba.

  • ¿Puedo hacerte una pregunta personal, Eli? Si quieres, no contestes…
  • Si, claro…
  • ¿Tu novio tiene una polla como ésta?
  • Pues—Elena no quería pasar por una niña remilgada—La verdad es que no…la tuya es más grande….mucho más grande. Y más gorda.

Eli miraba a Ernesto mientras su mano recorría suavemente su tranca. De repente, le pareció que tenía una sonrisa y unos ojos muy bonitos, y sintió un cálido estremecimiento. Eva se levantó y empezó a untarse el aceite solar. Como estaba al lado de Ernesto, le dijo

  • Don Ernesto… ¿podría hacerme un masaje de los que usted sabe?...de ésos especiales que me encaaantan—La voz de Eva no podía sonar más sensual—

Ernesto sabía que cuando Eva le llamaba mucho de Don, sólo podía ser por una causa… comenzó a acercarse y esparció una ración generosa de aceite, disfrutando del tacto de su cuerpo joven y firme…Eva se dejó hacer mientras el vejete le repartía abundantemente la brillante crema solar por sus brazos y sus piernas

  • Ufff…Don Ernesto…no sabe cómo necesitaba uno de sus masajes…me encantan sus manos

El hombre mayor continuó por su abdomen, pero pronto estaba amasando sin cortarse sus pechos…Eva ronroneaba como una gatita, con los ojos entornados y los pezones totalmente tiesos…Elena se retiró un poco porque la escena aumentaba de temperatura sexual por momentos. Ernesto posó su tripa sobre el arco lumbar de la espalda de Eva, su polla estaba mirando al cielo y la colocó entre sus nalgas perfectas, mientras seguía pellizcándole los pezones y  estrujándole las tetas…los gemidos de Eva crecían en intensidad

  • Ummm…Don Ernesto…no sabe cómo necesitaba este masaje…me encantan sus manos
  • Ya veo princesa, que te hace mucha falta que te eche cremita, ¿verdad?
  • Mmmmm síiii…me encanta su cremita

Elena miraba alucinada cómo Eva tenía a Ernesto pegado a su espalda, con la polla enorme y dura encajada entre sus glúteos y sobándole las tetas sin contemplaciones…Eva siguió emitiendo suaves quejidos, frotando su culito redondo en su pollón, hasta que se giró sobre sí misma y abrazó al vejete para darle un morreo de escándalo…No podía creer lo que estaba viendo, su amiga rubia de cuerpo de Top Model estaba restregándose impúdicamente y tragándose las babas de un tío de 60 años, ¡y ahora le agarraba la tranca y comenzaba a pajearlo, mientras él le amasaba el culo con ambas manos  y la apretaba contra sí!

  • Joder, qué polla…no veas qué dura la tiene, Eli…me estoy poniendo supercachonda de tenerla en la mano
  • Así, princesa, sigue con tus manitas, quiero que la prepares para darte más cariño

Eva le sonrió maliciosa…mansamente se arrodilló…puso sus manos entrelazadas en la espalda, alzó su  pecho de pezones insultantemente prominentes,  miró directamente a los ojos de Ernesto y con la más bella de sus sonrisas, le respondió:

  • No soy una princesa, Don Ernesto…si me lo permite…!Usted sabe de sobra cómo tratar a… una zorrita viciosa como yo!

  • Muy bien—Ernesto sonrió primero con sorpresa, luego malignamente—Muy bien…Entonces…se acabó lo de Don Ernesto…hoy vamos a jugar a otro juego…Vas a llamarme “Amo” o “mi Señor” y vas a hacer todo lo que te diga sin rechistar ¿Estamos? Si no cumples, te castigaré

  • ¡Me encantan los juegos! —Dijo Eva, con una alegría infantil—Y éste, especialmente…Mi señor—Su voz estaba ahora cargada de deseo
  • Ven aquí, putita viciosa…te vas a tragar mi rabo hasta las pelotas—Ernesto sonrió—
  • Creía que no me lo iba a …ordenar nunca, mi amo y señor— Eva ya se relamía, mientras gateaba hacia él, sensualmente

Elena estaba en estado de shock…Ernesto tenía a Eva totalmente dominada…¿Cómo podía haber llegado hasta ahí? Un señor mayor, vale que muy majo, muy divertido, muy inteligente y todo lo que quieras…pero es que no sólo se la iba a follar, ¡Es que encima la iba a tratar como una puta, como una esclava sexual… a su amiga, una rubia con unas tetas y un culo que giraban el cuello de todos los tíos por la calle, que podría tener a cualquiera con chasquear los dedos…!Y lo más fuerte es que ella le estaba pidiendo que la tratara así! La conversación del coche de la sumisión… y todo eso… era sólo un caso clínico ¿O no? ¿Qué es lo que estaba pasando? Se mordía las uñas nerviosamente, mientras miraba a Eva…¡Dios mío, Eva!

Eva agarraba los glúteos de Ernesto e intentaba encajarse toda la polla hasta el fondo de la garganta, mientras el viejo le empujaba  con fuerza de la nuca con ambas manos, y las lágrimas  caían de sus bonitos ojos azules…

  • ¡Las manos en la espalda, furcia…no te he dado permiso para usarlas!

Evita puso sus manos entrelazadas en su espalda, como una niña obediente, y siguió soportando cómo Ernesto le follaba la boca con ansia y brutalidad, agarrándola la cabeza como una muñeca de trapo…estaba atragantándose de polla y llorando a lágrima viva, hasta que le incrustó su monstruoso falo hasta el fondo y su nariz tocó el pubis, y así la mantuvo con la garganta dilatada, aguantando la respiración…cuando empezaba a tener los ojos en blanco, Ernesto le sacó el cipote de la boca lleno de saliva espesa, y Eva tosió ruidosamente, respirando con agitación

  • Puedo usar las manos ahora, mi amo? Así podré darle más placer
  • Muy bien, putita. Te lo has ganado

Inmediatamente Eva se afanó  en seguir chupándole y pajeándole el pollón, como si le fuera la vida en ello

  • Joder, Eva, qué mamona de primera estás hecha,  cómo me la comes…
  • Me encanta su polla, mi amo…merece que le dé mis mejores cuidados
  • Seguro que tu amiga no te llega a la altura de los zapatos—mirando a Eli, añadió—¿Eh, pelirroja?
  • Mmmmn es aún una niña, mi señor…esto es muy fuerte para ella…un juego de mayores—susurró Eva—
  • Bueno, pues entonces que mire. Ponte a cuatro patas, zorrita, que te voy a taladrar el coño
  • Me encanta estar a su disposición, mi amo
  • Lo estás haciendo muy bien, zorra…pero recuerda que cuanto más verbalizas la sumisión…
  • Quería decir… que me encanta que me use como un objeto para su placer, mi amo…¡Use mi cuerpo de puta para lo que quiera, como mi dueño y señor quiera!

Al escuchar esto, Elena salió de su estado de trance. Le había dolido que Eva dijera que era aún una niña…y pensó: ¿Cómo que no podía jugar a juegos de mayores? Claro que una cosa era jugar, y otra ser sometida y humillada, y estar totalmente a disposición de un amo dominante…pero tocar ese pedazo de rabo tenía que ser una pasada…

Eva se puso de rodillas arqueando al máximo su espalda, y mirando a los ojos de Ernesto. Su coño, de un rosa brillante, mostraba su excitación. Ernesto sumergió su lengua en su vagina y comenzó a devorarle el coño, mientras ella gemía como si la estuvieran fustigando. Ernesto cruzó su mirada con la de Eli, que no perdía detalle de su lengua relamiendo la vulva de Eva

  • Por favor mi señor, métamela ya, estoy supercachonda—Eva no podía más—

Eli miraba extasiada cómo se preparaba para empalar a su amiga. Ernesto se dio cuenta mientras encañonaba la vagina de Eva…y sonrió

  • Vaya…me he manchado las manos de arena. Ven aquí, Elena…¡No te preocupes, princesa, que no te voy a hacer nada! Será sólo un momento
  • Ven, cariño…ayúdanos por favor, Eli, cielo—Dijo Eva—
  • Claro…no pasa nada—Dijo, fingiendo naturalidad

Elena se acercó con su innata cadencia sensual. Se arrodilló, agarró el candente falo Ernesto e hizo fuerza para encajarle el grueso capullo dentro de los labios menores

  • Así, cariño…agárrala fuerte mientras la empalo…nunca has tenido una polla tan grande en la mano, ¿verdad?
  • No—respondió tímidamente—

Ernesto, mientras continuaba con la penetración, vio que Elena se humedecía los labios con la lengua

  • ¿Te gusta tenerla entre tus dedos, eh?
  • Si…--Elena se mordió el labio, y dijo después, sin dejar de mirarla—Es más grande al cogerla, muy grande…y supergorda…y dura y caliente…
  • Pues sigue acariciándola, princesita, y no dejes que se salga del coño…vas a ver cómo tu amiguita se corre como una furcia cuando la empale …y después puedes masajearme los huevos

Elena se acercó más, le pasó una mano por los hombros y con la otra le sobaba las pelotas…¡Dios, qué cojonazos! Pensó. El flujo vaginal de Eli empezó a resbalar por sus muslos

  • ¿Te gusta así, Ernesto?—Elena le preguntaba, con la voz llena de deseo
  • …Muy bien, así, mmm así princesa, lo estás haciendo como si hubieras nacido para esto…¡Ufff qué coño más apretadito!, como a mí me gustan…Venga, Eli, pregúntale a tu amiguita si le gusta que la empale hasta los huevos
  • Ufff, mi señor…no sabe cómo deseaba tener  su polla dentro de mí… llenándome por completo
  • ¡No te he preguntado a ti, zorra!—y le dio una palmada en el culo a Eva con todas sus fuerzas. Ella soltó un gritito de dolor —
  • Eva…te gusta su polla—Ernesto le miró con reprobación—Quiero decir..¿Te gusta que te la clave…hasta los huevos?
  • Siiiii Eli…no sólo uff…me encanta, he nacido para esto…mi coño fue diseñado para que este pollón lo taladre…¡ummmm!
  • Mírame a los ojos mientras se la clavo a esta zorra—Dijo Ernesto a Elena, cogiéndola de la barbilla—Sé lo que estás pensando…Lo que debe ser tener todo este rabo dentro de ti, ¿verdad, cariño?

Elena tragó saliva, sin atreverse a contestar… miraba a Ernesto con las pupilas muy dilatadas. Su boca estaba entreabierta, y su mano seguía acariciando los enormes testículos. Ernesto no pudo resistirse y agarró uno de los hermosos glúteos de Elena, atrayéndola hacia sí:

  • Acércate un poquito más, corazón…así puedes ver cómo perfora una buena polla a una niña mala, ¿Eh, zorrita?

Elena pegó el cuerpo a Ernesto, su teta izquierda quedaba aplastada contra el pecho del hombre mayor, le encantaba que le magreara el culo mientras le acariciaba los cojones, y se estaba poniendo supercachonda viendo esa polla brillante que entraba en el coño de su amiga…puff, lo que estaba disfrutando la zorra de Eva, pensó

  • Mmmsssiiiii…me encanta!—Gemía Eva

De repente, Ernesto le soltó una fuerte palmada en la nalga a Eva

  • No te he oído bien , zorra sumisa.
  • ¡MEEEE ENCAAAAANTAAAA MI AMO!

Le dio una palmada en el glúteo aún más fuerte

  • No te he oído, puta viciosa.
  • ME ENCANTAAA…DIOS  SIIIII MI AMO Y SEÑOR, CLÁVESELA A SU ESCLAVA  HASTA LOS HUEVOS!
  • Muy bien, así me gusta…ahora vas a ver cómo se corre, agárrala bien de las caderas, Eli…así

Ernesto seguía amasando el culo de Elena, mientras le hundía de golpe los últimos centímetros de cipote a Eva, que empezó a correrse inmediatamente, gimiendo de forma muy escandalosa. Y así, con la polla totalmente embutida dentro de Eva, deslizó su dedo corazón por debajo del culito de Elena dentro de sus labios menores, y aprovechando su abundante lubricación, empezó a profundizar hasta llegar al himen. Elena tenía los ojos semicerrados y los labios entreabiertos, y se dejaba hacer gimiendo dulcemente. Al tiempo que le hurgaba el coño a Eli, comenzó un brutal mete y saca en el de Eva, que estaba tan cachonda por la sumisión que se corría sin parar, encadenando un orgasmo tras otro

  • Te gusta ver cómo se la clavo a esta zorra, ¿verdad?
  • Sí…
  • Y te gustan mis dedos en tu coñito, ¿Eh, princesita?
  • Síii…me gustan mucho…
  • Pues a mí me gustan tus tetas…Joder qué melones tienes, Elena…

Ernesto aprovechó su receptividad para pellizcarle los pezones primero y meterse una de sus tetas en la boca después, y para acariciarle el clítoris por delante con la otra mano. Cuando ya empezaba a ronronear, soltó la teta y le metió la lengua bien adentro en la boca, morreándola sin contemplaciones, mientras le seguía amasando el culo y dedeándole el coño. Al cabo de unos minutos, la nena pelirroja de secundaria empezó a correrse, apretando con su coñito los dedos de Ernesto.

  • Ummm…Creo que tienes razón—gemía Elena
  • ¿Si?
  • Creo que he nacido para esto…

Ernesto sonrió y  sacó el pene del coño de Eva, que estaba  cansada de correrse sin parar y escocida por la follada de Amed

  • Ufff mi amo, me encanta su polla, pero espero no le importe que su esclava descanse un poquito
  • No te preocupes, zorrita…luego te voy a dar más…con esta nena cachonda tengo para rato

Ernesto se puso en pie, alzó a Elena y se puso detrás de ella, para poder estrujarle las enormes tetazas con ambas manos, y para maltratarle los erguidos pezones mientras su rabo se encajaba entre los cachetes de su culo respingón.

  • ¡Qué buena estás, princesa!...joder qué tetas, la hostia…a ver qué coño más suave tenemos por aquí…

Elena buscaba el falo con su culito, ponía sus manos sobre las de Ernesto mientras le magreaba los pechos y gemía con los ojos entrecerrados cuando los dedos del abuelo chapoteaban en su encharcada vagina…entonces giró la cabeza y buscó sus labios arrugados, sus lenguas se enzarzaron una vez más en un intercambio de saliva… Ernesto ya martirizaba sus erguidos pezones con mucha rudeza, pellizcándoselos sin contemplaciones. Eli se quejaba lastimeramente

  • Joder qué melones, cariño…y qué pitones…estaría todo el día estrujándotelos así…pero a lo mejor esto es demasiado fuerte para una princesita como tú

De  repente,  un estremecimiento le recorrió el cuerpo, y comenzó a respirar con agitación…su mirada se cruzó con la de Eva, y la sostuvieron durante unos segundos

  • Dile lo que estás pensando, Eli…
  • ¿Qué?
  • Dile lo que estás pensando…sé que te mueres por hacerlo, cielo. Y si lo haces, después te va a encantar, ya lo verás

Elena dudó un instante, mordiéndose una uña…miró sonriendo con su dedo aún en la boca a Eva, que simplemente asintió en silencio…Ernesto estaba expectante, mientras seguía maltratando sus pezones y restregándole el  rabo en el culo

Elena se separó de Ernesto empujándole suavemente con la mano. Sonreía mirándole a los ojos, lentamente se puso de rodillas…juntó sus manos detrás de la espalda, desde abajo le dirigió a Ernesto una mirada y una sonrisa con mucho vicio y entreabriendo su boca de Lolita, le dijo:

  • No soy una princesita, Don Ernesto…y si me lo permite…!Usted sabe muy bien cómo tratar a una…putita caliente como yo!

  • Jajaja…!!Qué rápido aprendes!! Ven aquí, perrita viciosa…Te vas a tragar el cipote de tu dueño y señor, y me lo vas a comer como si no hubiera un mañana!

  • Creía que no me lo iba a ordenar nunca, mi amo— Sonrió Elena

Eva se puso a su lado,  quería ayudar a meter toda la polla que pudiera entre los carnosos labios de Elena.

  • Abre bien la boca, Eli…intenta aguantar las náuseas, El amo la tiene muy grande, así que no pares hasta que llegue al final

  • Las manos a la espalda, zorras. ¡Ahora!

Ernesto le golpeaba la cara con el cipote, se la paseaba por las mejillas y le hacía que le mamara el glande con sus labios grandes y carnosos

  • Mírame a los ojos mientras me la comes, furcia…así…quería sentir tus labios en mi polla desde que me dijeron hola en el ascensor…te gusta la tranca, ¿eh?
  • Mucho, mi señor
  • ¿Y Qué le dijiste a Eva de mí cuando saliste del ascensor?
  • Pues… que el amo era—le lamía el glande con muchas ganas—un viejo asqueroso…creo que merezco un castigo por insolente, mi amo
  • Así que te gusta la polla de este viejo asqueroso, ¿eh? Creo que tienes razón, te voy a dar tu merecido

Eli sonrió y asintió mientras se la chupaba…pero pronto Ernesto le clavó la polla sin contemplaciones en la boca y empujó con fuerza para incrustársela, le agarraba la nuca y le follaba la boca con rudeza, como antes hiciera con Eva. Elena levantó instintivamente las manos para separar a Ernesto

  • ¡Las manos a la espalda, furcia!

Eli obedeció mansamente y puso sus manos detrás, mientras se esforzaba realmente en tragarse el pollón hasta el fondo de la garganta, pero no podía. Tenía los ojos rojos de llorar y le salía la saliva hasta por la nariz. Las babas densas le colgaban de la barbilla y le cubrían las tetas. Elena tosía y lloraba, mientras intentaba recuperar el aliento. De repente, Ernesto la miró con preocupación. Le alzó la cara para que le mirara a los ojos

  • ¿Estás bien, Eli?
  • Sí, sí…de verdad

Sonrió sinceramente. Su cara reflejaba satisfacción, a pesar de sus ojos enrojecidos por el llanto. Eva  le metió los dedos en el coño, a lo que Elena respondió con un gemido. Sacó los dedos totalmente impregnados de abundante y espeso fluído vaginal, y alzó su mano sonriendo para mostrar sus dedos goteantes a Ernesto

  • No tiene por qué preocuparse, amo…como puede ver, a esta zorrita le está encantando

Elena cambió su gesto por una mirada lasciva, se incorporó sobre sus rodillas con las manos a la espalda, y exhibiendo sin pudor sus grandes pechos, le dijo dulcemente:

  • Eva tiene razón, mi amo…esta esclava está lista para darle placer a su dueño y señor
  • ¿Quieres continuar con esto? Te advierto que puedo ser mucho más duro
  • No soy ninguna niña…Y ya he visto que mi señor sabe tratarme como la perra viciosa que soy…por favor, le suplico que  le dé a esta esclava todo lo que se merece—Ernesto sonrió, complacido.

Eva y Elena, con las manos a la espalda,y cogidas por los pelos por Ernesto, empezaron a chuparle el tronco y los huevos, cada una por un lado, besándose entre ellas también cuando el capullo del viejo estaba en medio.

  • Lo estáis haciendo muy bien, perritas…podéis usar las manos ahora
  • ¡Gracias, amo!—Respondieron casi al unísono, con una felicidad infantil—

Eva le amasaba los cojones,  metiéndoselos en la boca alternativamente, y con las manos le masajeaba el perineo y el ano. Elena lamía  el capullo, lo engullía hinchándole los carrillos, y le pajeaba el tronco con sus manitas…Ernesto miraba con vicio sus grandes tetas aún llenas de espesa saliva

  • Qué gusto, la hostia…Eli me encantan tus tetas…túmbate que me vas a hacer una cubana.
  • Lo que quiera, mi amo, estoy deseando que me use para darle placer…

Ernesto se puso cabalgándola y Eva le ayudaba a presionar sus globos dejando la polla en medio…Elena le miraba a los ojos y le chupaba el glande golosamente cuando le llegaba a la boca, deleitándose y ensalivándolo con mimo

  • Así…chúpasela bien a este viejo asqueroso…

A Ernesto le encantaba ver sus labios carnosos y su carita de nena viciosa, llena de babas, trabajándole el cipote, mientras sus bien lubricados melones aprisionaban su mástil… llevaba tres días sin correrse, así que sintió que llegaba al punto sin retorno, agarró la cabeza de Elena y le dijo:

  • Te lo vas a tragar todo como una buena furcia, ¿Eh? Ni se te ocurra escupirlo!

La primera descarga fue tan intensa y el semen llevaba tanta presión, que le llenó la boca y salió disparado por los agujeros de su nariz, pero aguantó el tipo apretando los párpados… las siguientes fueron llenando abundantemente sus carrillos, y aunque se oía claramente cómo Elena tragaba sin parar las oleadas de crema espesa que llegaban a su garganta, no podía evitar que se le escaparan borbotones de lefa por la boca.

  • Recoge con tus dedos lo que falta y cómetelo también, putita
  • Sí, mi amo…

Fue recogiendo los restos de semen espeso con los dedos y tragándoselos, y limpiándole el sable con la lengua, lentamente, con cariño, mientras le miraba con los ojos llenos de deseo

  • Uff, qué ganas tenía de descargar…lo siento, Eva, quería que fuera para ti, pero  tenía los huevos a punto de explotar
  • No pasa nada, mi señor…ya sabe que mis agujeritos fueron creados para darle placer a mi amo
  • Qué zorra viciosa estás hecha, cabrona

Ernesto agarró a Eva por detrás para martirizarle los pezones y encajar su rabo entre las nalgas prominentes. Estaba tan poseído por la lujuria que parecía un sátiro, con el falo eternamente en ristre, buscando donde hendirlo para dejar su carga lechosa y espesa

  • Mi señor…mi culito también quiere que lo empale con su tranca…quiero sentirme llena, sentir cómo me dan sus cojonazos en el coño cuando me la arrea hasta el fondo…
  • Abrete bien el culo con las manos, zorra, te voy a reventar en cuanto la tenga lista…ven aquí a mamar más rabo, chupona pelirroja

La segunda vez que le empotró la polla en la garganta, Eli aguantó mejor las arcadas, pero lloraba con un caudal de lágrimas mientras mantenía sus manitas apretadas en su espalda. Ernesto le miraba con furor sexual, sacó su polla llena de babas y sin más dilación colocó su glande en el ano rosita de Eva y se la clavó de pie, empujando sin piedad y sin retroceder, hasta el punto de levantar a Eva en volandas.

Ernesto aprovechó para llevarla, ensartándola cada vez más en cada paso, hasta un árbol donde la rubita pudiera agarrarse, mientras el culo que ganó el premio en tanga en una discoteca se abría al máximo, alojando el monstruo de carne caliente que palpitaba sin cesar.

  • Hijadeputa, cómo me encanta tu culito cerradito… mi polla quiere quedarse a vivir aquí
  • Gracias, mi amo…esta esclava es feliz cuando la empotra… en cualquier momento y lugar…ufff

Eva cerraba los ojos con fuerza y se agarraba al tronco para evitar caerse, los golpes de cadera sonaban como una fuerte palmada cada vez que le clavaba el rabo hasta el fondo. De repente, paró en seco, le agarro la cara y la giró para que le mirase

  • Que gusto, Diossss…cabrona, vas a hacer que me corra más rápido que un puto adolescente…abre bien la boca y trágate esto…

Eva sonreía con orgullo mientras Ernesto le escupía una copiosa cantidad de saliva en la boca…la polla tuvo un espasmo mientras Eva se lo tragaba todo, sin dejar caer una gota. Ernesto empezó a morrearla con mucha lujuria, mientras continuaba un lento metesaca, disfrutando de su ano tiernecito en toda la longitud de su tranca…poco a poco fue acelerando y golpeando sus nalgas redonditas con la cadera, haciendo un sonido de palmas que anunciaban la descarga al subir el ritmo…

Eva se estaba masturbando para correrse también, empezaba a apretarle la polla más con los espasmos crecientes, y Ernesto notó el semen circular a presión por sus conductos deferentes en cuanto la carita de niña preciosa de Eva comenzó a deformarse en una mueca de placer extremo.

Gruñía como un oso cuando le vació los huevos en sus intestinos, le dejaba clavada la polla con ansia en cada descarga, mientras el escroto subia los enormes cojones, pegándolos al perineo. Eva se corrió chillando como una  loca, y siguió con un grito agónico y rítmico mientras se recuperaba después del orgasmo

Cuando la sacó, aún estaba muy dura. Se levantó y vio que Elena  estaba espatarrada sobre una roca con el coñito brillante y aún virgen, mirando a Ernesto y su mástil erguido, y jadeando mientras se dedeaba el clítoris. Ernesto sonrió con cara de vicio y agarrándose la polla, le empujó con el glande sobre su vulva rosadita.

  • ¡Joder,…mi amo! Tiene usted una polla increíble…!Si me acaba de llenar ahora mismo!—dijo Eva, con admiración
  • En este caso no es un milagro, Evita…luego te explico si quieres lo que es el “efecto Coolidge”, y lo entenderás…así, zorra, me encanta tu coñito de putita caliente en mi polla

Seguía presionando con su polla en la vagina de Elena

  • Ahora, putita virgen, vas a ofrecerme tu coño para que te lo estrene

Por primera vez, Eli titubeó:

  • Mi señor…es que quería que fuera algo especial, cuando viniera mi novio—balbuceaba
  • Si no lo haces hoy conmigo, te quedarás para siempre con la duda. ¿Sabes de qué te hablo?
  • Creo que sí…
  • Dímelo tú
  • Pues…si no me la meto…
  • Meter,... ¿qué?
  • Si no me meto tu pene…
  • ¿Mi pene? Y quién te ha dicho que me llames de tú?

Ernesto  le pegó una bofetada,girándole la cara y dejándole los dedos marcados

  • ¡AY!...
  • Hazlo mejor, zorrita. Saca la puta que llevas dentro
  • Sí, mi amo…si no me clavo su cipote en el coño no sabré lo que me pierdo

Ernesto la abofeteó de nuevo con fuerza. Aún tenía la punta del glande presionando su vagina, restregándosela en el clítoris y por toda la vulva…Elena se estaba volviendo loca de gusto

  • ¡Saca de verdad la puta sumisa que llevas dentro, o te quedas con las ganas!
  • Sí…mi dueño y señor… si no me empala con su tremendo cipote hasta los huevos…nunca seré una mujer de verdad, esta esclava nunca será feliz si no la desvirga usted,  mi amo…
  • Ahora sí lo has entendido bien, perrita…voy a darte tu premio…ábrete el coño con los dedos para mí

Elena estaba muy cachonda, pero sabía que necesitaba estarlo al máximo para que la tranca de Ernesto no la reventara por dentro. Sus dedos abrían su vagina pequeñita y miraba con deseo a Ernesto, que hollaba con la punta de  su polla  impregnándose de los fluidos de su vulva.

  • La verdad es que no sé si mereces esta polla. Quizá sea mejor que te metas la pilila de tu novio, en vez de una tranca en condiciones.
  • Por favor, mi señor…este coñito  lleva esperando toda la vida…para que su dueño lo desvirgue…le suplico que me empale con su pollón, por favor…no pare hasta que me la  hunda hasta los huevos
  • No estoy seguro de darte ese privilegio…Para ganártelo, tendrás que ser mi esclava sexual hasta que yo te libere, y eso puede ser mucho tiempo ¿Estás dispuesta  a aceptarlo
  • Sí, mi señor, seré su esclava todo el tiempo que quiera…use este coñito virgen para su placer
  • Muy bien… ¡Prepárate zorra, porque te voy a abrir en canal!

Y de repente, se agarró el cipote y se lo clavó sin contemplaciones, de un fuerte y brusco golpe de cadera

  • ¡AHHHHH…DIOOOOOOS!

La polla dura y candente de Ernesto se hundió en su coño sin piedad, inexorablemente, rompiendo su himen como si fuera de papel de fumar, y abriéndole las carnes por primera vez. Le empujaba el rabo con vigorosos golpes,  cuando intentaba retirarse un poco, arrastraba tras sí la pelvis de la pelirroja, y aunque había lubricado mucho no salía casi, era como meter un clavo a martillazos

  • Cabrona, qué coño más estrechito…me estás matando de gusto…
  • Aaah…gracias…mmm...mi señor
  • No te entra, pero te vas a enterar…

Le agarró con fuerza de los glúteos y le presionó con todas sus ganas. Eli gritaba mientras le metía más polla, hasta que gruñendo como un jabalí y cargando todo su peso, le empotró  el sable hasta la empuñadura. Elena nunca había sentido nada igual, aquello no era un orgasmo, aquello eran cien orgasmos juntos…Abría la boca sin hablar, abría los ojos sin mirar, y le clavaba las uñas en la espalda mientras las contracciones de su vagina hiperdilatada por el rabo duro y caliente le hacían hervir de placer…qué razón tenía Evita, una chica podía correrse en la primera penetración hasta los huevos, si la tranca que le clavaban era merecedora de tal nombre…y que era preciso vivirlo para sentirse mujer de verdad!...

  • La zorrita se está corriendo, joder cómo me aprieta la polla, ufff

Ernesto siguió bombeando durante un rato, sólo se oían gemidos y el golpeteo de la pelvis al empalarla con su rabo. Elena encadenaba un orgasmo detrás de otro, gimiendo cada vez que le clavaba la polla hasta los huevos… el viejo sudaba copiosamente, empapando el cuerpo de la pelirroja. Paró para tomar aliento. Estiró de su mástil cubierto de fluido vaginal, arrastrando sus labios  hacia afuera, como si fueran una ventosa. Eli se quejó lastimeramente…se le veía un auténtico boquete en el coño

  • Levántate y ven, furcia

Elena fue gateando y le sonrió antes de meterse el pene en su boquita de piñón. Se esmeraba  en chupársela, ensalivándola bien por todas partes. Ernesto tenía el gesto sombrío. Elena se cruzó con su mirada

  • Gracias por desvirgarme, mi señor… ¿Hay algo que esta esclava pueda hacer por usted?
  • Aún no me he corrido a gusto en tu coño, zorra…

Sin decir palabra, Eli echó sumisamente sus manos atrás e intentó clavarse ella misma el pollón en la garganta…Ernesto le agarró por la nuca y empezó a empalársela sin piedad

  • Así……traga, traga…Y tú, putita rubia, cómele el coño a tu amiguita
  • Creía que no me lo iba a ordenar nunca, mi señor—Dijo Evita, contenta

Eva se puso entre las piernas de Elena, y comenzó a sumergir su lengua en su coño dilatado. Eli se atragantaba con el mástil de Ernesto con los ojos en blanco, llorando sin cesar…casi la tenía incrustada del todo, pero ése parecía el límite…cuando la sacó estaba totalmente embadurnada, y las densas babas goteaban por su barbilla y cubrían copiosamente sus tetas. Elena recuperó el aliento, y al poco gemía cada vez más con las atenciones de su amiga, mientras seguía lamiéndole el capullo. Le sacó el cipote de la boca y le dijo:

  • Ponte a cuatro patas, quiero ver ese culito de furcia mientras te empalo hasta los huevos
  • Sí, mi señor—dijo Elena, con alegría—
  • Cruza las manos por delante…Eva te las va a atar esta vez…y bien fuerte
  • Gracias, mi amo…lo estoy deseando

Ernesto  la miró a los a los ojos… Sonreía levantando bien su culito respingón de nalgas carnosas y duras, y su vagina rojita recién abierta era una  invitación ineludible

  • Por favor…mi amo…tengo muchas ganas…

Se arrodilló y le clavó el rabo lleno de babas, bien lubricado en su encharcada vulva, cargando todo el peso de su cuerpo para ensartarla. Quería hacerlo de un empellón, pero tampoco pudo, aunque le metió más de la mitad, arrancándole un grito desgarrador. Estaba fuera de sí, berreando mientras la sometía, su barriga sudorosa embadurnaba la espalda con pequitas de Eli mientras le abría las carnes una vez más.

Ernesto se había recostado sobre ella cuando empezó un mete y saca intenso, ella apretaba los párpados e invocaba a su dios, agradeciendo que el dolor se fuera transformando en placer…un placer como no había conocido nunca, le encantaba su polla monstruosa dilatándole el coño, verse sometida por detrás, atada y humillada por su viril y adorado amo…

Le encantaba su aliento en la nuca y el sabor de sus babas, el peso de su cuerpo y el sudor impregnándole la espalda, y sobre todo, el maravilloso roce de su tranca en su vagina estrechita, entrando y saliendo sin parar…diosss qué bueno, pensaba

  • Mi amo…mi amo…esta putita se va a correr
  • ¿Sí, furcia? ¿Te gusta mi polla?
  • Mucho, señor…

Ernesto le dio una sonora palmada en el culo, ella reaccionó contrayendo sus músculos vaginales, convulsionando por el orgasmo y gritando

  • No te oigo, zorra
  • ¡¡ME ENCANTA, AMO POR FAVOR CLÁVEMELA HASTA LOS HUEVOS!!

Siguió palmeándola hasta enrojecerle las nalgas, Eli gritaba que le diera más, que era una putita mala y merecía su castigo …Elena estaba totalmente desbocada, si hubiera sabido que follar era tan bueno, nunca habría esperado dos años…y menos por Borja

  • Te gusta ponerle los cuernos a tu novio, eh, zorrita?
  • Ufff  me encanta su polla mi amo, me encanta haber hecho hoy cornudo a Borja…!Joder Borja, lo suyo es un lápiz y no un pollón como esto Dioosss como la siento….me llena!
  • Qué coñito más calentito y cerradito, me encanta cómo me la estas estrujando…te voy a llenar el coño de leche enseguida, perrita
  • Mi señor…No me quedaré embarazada?
  • Embarazada?—Dijo Eva, risueña—¡Vas a gritar ahora mismo que quieres  que el amo te  llene de semen y que estás deseando que te preñe con su gran polla!
  • No…sí!  Sí,sí, mi amo… Quiero que me llene de leche…mi señor, quiero que me llene de lefa y me preñe con su gran polla clavada en el fondo del coño!
  • Dile a nuestro amo que quieres que vacíe sus huevos en tu coñito de furcia—Le susurraba Eva, mientras masajeaba los testículos y el perineo de Ernesto, anticipando una gran corrida
  • Mmmmmmssiiii…Mi señor, vacíe sus huevos en mi coño de furcia, ¡vacíelos hasta la última gota!
  • ¡Siii… aquí va mi semen calentito zorrita…¡todo para ti en el fondo del coño!

Ernesto estaba disfrutando como nunca con la vagina recién desvirgada de Eli estrujándole la polla, y le incrustaba las caderas en las nalgas mientras su pollón se tensaba al máximo y le llenaba el coño con potentes descargas de hirviente semen

Eva no les molestó mientras se besaban con pasión, mezclando su saliva y sus jugos sexuales… respetó su momento de intimidad porque aunque acababa de descargar, el pene de Ernesto seguía muy duro dentro de Elena, así que sabía que el día iba a dar mucho, mucho de sí.