Ever mi chofer (II)
Continúa la saga de esta hermosa esposa que se describe a sí misma como puta infiel...
… Cuando Ever terminó se vino afuera de mi, dejando mis grandes nalgas y todo el vestido hechos un desastre por el espeso semen que también llegó hasta mi pelo. Por supuesto tuve que cancelar la cita y regresar a casa a darme una ducha y cambiarme de ropa. Me sentía muy confundida, a ratos culpable por mi marido y la maravillosa educación que me dieron mis padres, pero bastaba con mirarlo con un poco de morbo y la lujuria volvía a someterme. Enjuagué el jabón de mi cuerpo y cerré la llave tratando de imaginar que estaría haciendo el chofer en ese momento. ¿También pensaría en mi? ¿Se masturbaría de hacerlo?. Sentí la vagina lubricada y pensé: No puede ser, acabo de darme una ducha- Y me agache para introducirme un dedo hasta el fondo… sentía dolor por la gran embestida de Ever pero saqué mis dedos escurriendo de mis líquidos y los metí a mi boca, buscando algún rastro de él. –Soy una hembra. Y una hembra muy puta – pensé.
Traté de hacer mi vida cotidiana. Los niños, el súper, la empresa… Los pendientes con mi marido que parecía no estar al pendiente de su celular pues me respondía de vez en cuando, bastante seco. Nuevamente mis celos me llevaban de regreso a las fantasías de venganza con el chofer, que de pronto interrumpió mis pensamientos llamando a la puerta de mi habitación. – Se le ofrece algo más, señora? – Me asusté un poco y le reclamé. – Nada, Ever, gracias. La próxima vez no es necesario que subas a mi recámara. Te puedes retirar a las 7 si no te pido lo contrario antes. Ever se disculpó con una inclinación de cabeza y se retiró. Esa noche no paré de tocarme y masturbarme con el consolador más grande pensando en él. Pero el consolador no resultó tan grande comparado con él y sus riquísimas pero dolorosas embestidas hasta el útero. Aún así encontré un placer desconocido y me concentraba para explotar en un orgasmo de mil colores.
A la mañana siguiente comenzó la rutina. Terminaba mi clase de yoga personal en el jardín cuando se me acercó Ever. – Señora, el auto está listo. Me sonrío y extendió una pequeña tarjeta que yo guardé rápida y asustada de ser vista por alguien del servicio. – Por favor, disculpe lo de ayer. No quiero que esté molesta conmigo. Dicho lo anterior se dio la vuelta y mire la tarjeta. Tan solo tenía su teléfono celular y una carita feliz guiñando un ojo. – Ever, un favor!- Ever se detuvo y me miró atento. – Puedes ayudarme con esto por fa?. Y aunque no era necesario, cargo mi tapete de yoga con un par de accesorios para acompañarme a la recamara. Nuevamente la calentura se apoderó de mi en el trayecto, cegándome por completo. Los niños ya estaban desayunando atendidos por Mary cuando pasamos por el desayunador frente a ellos – Niños, ya apúrense, solo me doy una ducha y nos vamos… Ponló por ahí, Ever… No, mejor allá arriba. La muchacha me lanzó una mirada corta y regresó a sus tareas – Me vale, pensé.
En cuanto entramos a mi recámara, Ever se abalanzó a mi buscándome las tetas como un adolescente. Apenas pude contenerlo, bufaba como un toro en brama y mis hijos estaban allá abajo. No podía creer lo puta que era! Sobre todo cuando me empezó a besar mientras yo desabrochaba como loca su cinturón – Tengo que aprovechar- Pensé. Mi marido regresa mañana temprano y casi no sale de viaje. Mi mente solo estaba ocupada en dos cosas en ese momento: Ingeniármelas como coger con ese macho todo el santo día y no morir en el intento de tragármela toda por asfixia. Me volteó dominante, me comió toda de perrito y luego los dedos de los pies mientras me dedeaba, primero suavemente y después me volviaa﷽﷽﷽﷽﷽﷽﷽﷽volvinzo a sus tareasdensolador no result le faltaban como 5 cms a comparaciinamos la llamada y aunque ahora estabamó a cojer de manera salvaje, pero esta vez, me pedía que fuera su puta y me aplastaba la cabeza en la almohada para ahogar mis gritos. Me pellizcaba los pezones y me jalaba del pelo para dejarme respirar y cojerme más duro. – Es un hombre muy fuerte, pensé. Nuca había tenido a un hombre tan grande en todo aspecto físico. Sus manos y sus dedos (eran tan grandes como el pene de mi marido) Sus brazos musculosos que me hacían para donde y como querían. Me cargó y me apoyó los pies en el tocador y ahí siguió taladrando con la fuerza de un soldado disciplinado, de piedra, como él.
Y todo pasó, me vine a gritos ahogados con su mano, él a grandes chorros, los niños no se dieron cuenta pero llegaron tarde a la escuela y la muchacha me miraba como con pena ajena. –Ni como hacerle, pensé. Perdí el control en mi propia cama, en mi propia casa.
En el trayecto a la escuela hablé con mi maridito. A pesar de su distancia física y emocional me tenía feliz. Ni siquiera me borró la sonrisa cuando me dijo que debería quedarse una semana más por retrasos en el negocio. Terminé la llamada con la firme determinación de no calentarme para poder pensar claramente. No estaba dispuesta a correr más riesgos innecesarios, así que hice los arreglos pertinentes y dejé a los niños con mi madre para poderme escapar con Ever a un lugar donde pudiéramos seguir conociéndonos y gritar y poder ser yo sin limitantes. Cuando se lo propuse, mi chofer supo rápidamente a donde llevarme, a ése motel boutique del sexo que siempre me llamó la atención. Me pasé para adelante y comencé a mamarle el rabote. En ese momento comenzó a sonar mi celular, era la llamada insistente de mi marido. – Qué pinche suerte, pensé- Que inoportuno cabrón- Y sin más, apagué el teléfono.
Llegamos al hotel y sobran los detalles y pormenores de una esposa infiel, que pese a sus valores se va descubriendo lo puta y calentona que es. Ever me cogió en todas las posturas imaginables, con su gran miembro todas eran posibles, y aprovechando los sillones ergonómicos y los grilletes y el jacuzzi, pude tener por lo menos 6 orgasmos antes de lavarnos por última vez y salir por los niños.
Mi esposo empezaba a sospechar. No era normal que su esposa lo tratara así. Olvidé buscarlo o devolverle la llamada hasta el día siguiente, que lo sentí serio y un poco hostil. – Supongo que te quedaste dormida, cielo, ya no me llamaste- Si bebé, así fue, respondí. – Pues espero que no haya sido encima de nadie, ok- Jajaja, mi risa nerviosa, que cosas dices mi cielo, por supuesto que no, con quien iba a ser?? – Mm pues con Ever, por ejemplo. – Jajaja, como crees, para nada! Además lo tengo prohibido, recuerdas? (Mi esposo se empezó a animar) – Pues tanto como prohibido, no. Siempre y cuando (Los dos al mismo tiempo) ME DEJES VER… jajaja, no mi cielo, claro que no. Además tu bien dijiste que es el chofer de la casa – Esta bien, luego hablamos de eso, cambiaré mi regreso para mañana, me urge ver a mi esposa y estos cuates no tienen pa cuando. Teminamos la llamada y aunque ahora estábamos nuevamente bien, no dejaba de molestarme un poco la idea de no poder coger libremente con mi amante. Pensé en aprovechar pero ya era tarde, Ever se había ido a su casa y yo lo intenté con el vibrador más grande, pero no pude llegar al mismo orgasmo porque le faltaban como 5 cms a comparación de Ever, que me llegaba por dentro hasta la altura del ombligo…
Continuará…