Evento de Trabajo (6)

David se dejó caer en la cama apoyándose en los codos para poder ver como le pajeaba. Pronto empezó a jadear y a cerrar los ojos del placer que le estaba dando. Le quité del todo los calzoncillos para poder trabajársela mejor y me subí yo también en la cama

Esa tarde además de comprar lencería, había ido a una tienda de electrónica de la zona y me había comprado tres cámaras deportivas de una conocida y reputada marca. El chico que me atendió me las dejo configuradas con tarjetas de memoria capaces de grabar varias horas en alta definición, los leds desactivados para que no se viesen parpadeos en la habitación y en el modo apropiado para grabar en interiores con poca luz. Me dejé casi dos mil euros en la tontería pero había valido la pena.

Tenía mucho que hacer y no demasiado tiempo. Eran las casi las tres de la mañana y en unas horas teníamos que coger el avión de vuelta a Madrid, afortunadamente salía a las dos de la tarde, pero tenía poco tiempo y estaba cansada.

Corrí las cortinas para que David, si salía a la terraza, no viese luz en la habitación y saqué las tarjetas de memoria de cada una de las cámaras. Encendí el portátil, inserté la primera tarjeta en el lector y lancé la copia al disco duro de mi ordenador. Esto iba a llevar tiempo. Los ficheros eran enormes, así que aproveché para mirar el correo.

Esa tarde, antes de salir de compras, le había dicho a Gloria que quería marcarme un tanto con Gilles, mi jefe europeo, subiendo a la intranet de la empresa un video resumen con todas las fotos y videos que la gente había ido enviando al grupo de whatsapp del evento. Como el viernes iba a estar aburrida en el aeropuerto, montar el video sería un buen pasatiempo. Gloria, solía hacer ese tipo de videos para las fiestas navideñas de la empresa, así que le dije que me mandase el programa que ella usaba, e instrucciones básicas para utilizarlo. Sólo quería hacer un corta-pega de trozos de videos y como mucho aplicar algún filtro. Gloria, me había enviado el programa en un fichero zip enorme y un tutorial básico pero escrito, que ya quisiera más de un youtuber.

En lo que leí el correo de Gloria, y lancé la instalación del software, la primera tarjeta ya se había copiado. Cinco minutos más o menos. Quedaban otras dos. Saqué la primera tarjeta e inserté la segunda. Lancé la copia y llegó un whatsapp: “Hoy, al que no le apetece dormir solo es a mi”. Era David.

Joder… Tenía muchísimo que hacer, pero no podía dejar a David tirado. David empezaba a importarme. Ya no era sólo un ligue de una noche y además tenía que aclarar cosas con él. Mañana Andrés y él, estarían juntos y hablarían seguro... ¡¡¡Joder que David le había enculado a Andrés!!! Algo se contarían digo yo… Tenía que que atajar ese tema, además si no contestaba, corría el riesgo de que David llamase a mi puerta y no podía entrar y encontrarse el enjambre informático que había organizado en la habitación. Le respondí al whatsapp: “Paso a tu habitación, dame cinco minutos”.

La segunda tarjeta acabó de copiarse a mi PC. Inserté la tercera y lancé la copia. El software de edición de video que me había mandado Gloria terminó de instalarse. Cogí la tarjeta que hacía de llave de la habitación y me asomé al pasillo. Mal momento. Como en todos los eventos de este estilo, empezaba la fase del desmadre y había chicos y chicas, de edades indeterminadas, que subían desde la discoteca hacia las habitaciones, suyas o no suyas... en fin… yo tampoco podía criticar nada en ese aspecto, pero le mandé otro whatsapp a David: “David. Abréme y paso a tu habitación que el pasillo está muy movido”.

Oí como David abría su puerta y yo me lancé, en albornoz, desde la mía cerrando deprisa y colándome en su habitación. David iba a dormir, como siempre desde que lo conocía, hacía dos noches, en calzoncillos boxer holgados. Me tiré a su cuello a abrazarle cerrando la puerta de la habitación con el pie, pero él no estaba por la labor. Respondió a mi abrazo pero sin demasiado entusiasmo. Allí pasaba algo.

Lo que ha ocurrido ahí dentro no me ha gustado demasiado, dijo David

A mi tampoco creas que me ha entusiasmado, le respondí siendo por una vez completamente sincera. A veces la realidad no se parece en nada a las fantasías.

Lo que no me explico es que hayas escogido a Andrés ¿O es que hay algo que yo no sepa?

Creo que David pensaba que entre Andrés y yo, había o había habido en el pasado algún tipo de rollo y por eso, conociéndole, lo había elegido para hacer el trío.

No David, le dije. No hay nada que no sepas. Andrés lleva tiempo queriéndose acostar conmigo e insinuándose. No es que yo le atraiga como mujer, eso tenlo por seguro, pero para alguien como él, tirarse a su jefa representa un botín de caza mayor. Cuando nos oyó follar el primer día, vio la oportunidad de acercarse más en serio a por su trofeo sabiendo que por su tendencia al cotilleo, yo estaría acojonada.

Pero es que eso es lo peor, respondió David, después de lo que ha pasado se va a hartar de hablar. Tenías que haber oído el tipo de preguntas que me hizo sobre ti la mañana que nos oyó. Por como hablaba y lo que te decía esta noche, te las puedes imaginar.

Me las imagino cielo. Pero estate tranquilo que Andrés no va a contar nada de ninguno de los dos. En cualquier caso si habla de tí, tú lo tienes fácil, con que expliques cómo la has dejado el culo y como se ha tragado tu leche, arreglado. Que le explique eso a los colegas de montería si tiene huevos.

David, se rió y me beso suavemente en los labios, me abrió el albornoz y empezó a acariciarme el pecho. Yo me volví a calentar pero tenía mucho que hacer y no tenía tiempo.

David cariño, no me apetece demasiado después de lo que ha pasado. ¿Por qué no descansamos un poco? Además podemos vernos si quieres este fin de semana.

David paró de besarme pero seguía con su mano acariciando mi teta izquierda.

Este finde no puedo. Mañana cuando aterricemos cojo el coche y me subo a Burgos que tenemos la cena anual de compañeros del instituto.

Era la primera información personal de David que tenía, gustos sexuales aparte. Era de Burgos. Le miré a los ojos y le volví a besar. Iba a levantarme e irme, pero me fijé en que su polla ya asomaba por la abertura del calzoncillo y se la cogí empezando a menearsela ny despacio.

Eres un sátiro le dije, Te acabas de correr y ¿Ya estás así otra vez? …

Se la empecé a menear con más ganas, me apetecía hacerle una paja a David. Me recordaba a mis tiempos jóvenes, cuando con el noviete de turno no te atrevías aún a follar, pero le quitabas el calentón con una pajilla.

David se dejó caer en la cama apoyándose en los codos para poder ver como le pajeaba. Pronto empezó a jadear y a cerrar los ojos del placer que le estaba dando. Le quité del todo los calzoncillos para poder trabajársela mejor y me subí yo también en la cama, entre sus piernas, para seguir con el tema. A David le estaba dando mucho placer y en un momento me dijo “chupámela un poquito por favor”.

Un poquito, no. Le iba a hacer una señora mamada. Me metí su rabo en la boca y empecé a succionar y a moverme arriba y abajo mirando como David se moría de placer. Aguantó un par de minutos más y me avisó: “cariño … me voy a correr”.

Por un segundo pensé en no retirarme y darle el gusto de que se corriera en mi boca pero como ya os conté el sabor del semen no me atrae demasiado y además me acordé de que las corridas de David son muy abundantes, así que me retiré y le hice terminar con la mano.

Por una vez, se notó que David se había corrido hacía menos de una hora. Sólo le salieron dos o tres chorretes de lefa que no llegaban ni a escurrir. Se lo extendí con la mano sobre el vientre y luego le dí mis dedos para que los chupase, cosa que hizo con gusto. Lo besé aún teniendo los labios mojados de su leche y me levanté.

Así te acuerdas de mi durante el finde y no te tiras a ninguna de tu compañeras del instituto, le dije. Y ahora me voy a dormir, cariño. Hasta mañana.

Volví a mi habitación, me lavé las manos y los dientes y me dispuse a terminar con los videos.

La última tarjeta ya se había copiado. Tenía los videos de las tres cámaras en una carpeta de mi portátil Hice una segunda copia de los ficheros para editarlos que al estar ya en el disco duro del PC fue rápida. Abrí el programa de edición de video que me había enviado Gloria y siguiendo sus instrucciones, cargué los originales y empecé a cortarlos para dejar únicamente las escenas que me interesaban. Obviamente dejé sólo las más comprometedoras para Andrés. Una en la que estaba en cuatro chupándole el rabo a David, otra con David dándole por el culo y la última en la que se corrió sobre su cara y pecho

Ajusté los encuadres para sacarme a mí de todos los planos. Con David era imposible porque tenía que vérsele actuando pero recorte los planos para evitar su cara. Como los videos estaban en alta definición, incluso recortando la imagen, la calidad era más que suficiente para no perder detalle y en un plano en el que me fue imposible quitar la cara de David, lo pixelé con un filtro que encontré en el catálogo de la aplicación. Finalmente quité el audio y exporté el vídeo resultante a un formato compatible con los móviles. El programa me avisó que iba a tardar 15 minutos en hacer la operación, así que aproveché para guardar las tarjetas de memoria en mi cartera, junto a mi documentación y volver a embalar las cámaras y guardarlas en la maleta junto al resto de mis cosas. Por último salí a la terraza a fumarme un cigarrillo.

Me lo había ganado después de un día tan completo.

Cuando volví a entrar ya se había exportado el video. Lo puse a reproducir y me entró la risa: si algún día tenía problemas económicos, y con el material que había allí, podría generar varios videos porno y cobrar por ellos. Finalmente abrí el whatsapp en el navegador del ordenador y me envié el video a mi misma. Cogí el teléfono. Tardaba en subir pero en un minuto o así llegó. Lo abrí en el teléfono y lo que tenía que verse, se veía perfectamente. Antes de irme a dormir subí una copia del video a una cuenta personal en un proveedor de almacenamiento de datos en la nube y dejé subiendo los originales. Con la wifi del hotel no tenía claro si terminarían subiendo completamente antes de marcharme, pero por probar no se perdía nada, así que dejé el portátil encendido.

Eran casi las siete y media de la mañana y había amanecido hacía ya bastante rato. El avión salía a las dos pero con el transfer y demás, había que salir del hotel a las once. Puse la alarma en el móvil para las diez y me metí en la cama.

Cuando bajé a hacer el check-out vi a David sentado en la recepción. Me sonrió al verme. Estaba solo. Al rato bajó Andrés con cara de haber tenido mala noche y cuando nos dio los buenos días le salió voz resacosa. Yo me temía lo peor, pero no. Andrés habló poco o nada supongo que debido a la resaca y desde luego ninguna mención a lo que había ocurrido esa misma noche. Luego en el aeropuerto mientras comíamos algo antes de embarcar recuperó su tono habitual y se puso parlanchín como de costumbre, contándonos que iba a pasar el fin de semana con la familia en la finca de sus suegros en Toledo pero todo ello sin ningún tipo de mirada extraña o comentario sobre lo ocurrido. Mucho mejor.

El vuelo de vuelta era directo, esta vez no hubo retrasos y a las cinco y media salíamos a la terminal desde el finger. David, que sólo se había llevado una mochila, no había facturado y salió directamente hacia el parking para llegar a Burgos lo antes posible y Andrés y yo nos fuimos a recoger nuestras respectivas maletas. Allí, mientras esperábamos en la cinta, Andrés se acercó a mí e hizo el único comentario sobre el tema en todo el día:

Marta, ahora que ya me has confirmado que eres muy puta me tienes que aclarar una duda. Tu puesto lo lograste chupándosela a Eugenio, ¿Verdad?

No le contesté. No valía la pena. El pobre no sabía que ese era el último comentario que iba a hacer sobre mi nunca más. De hecho me quedé con las ganas de enviarle el video allí mismo, pero iba a ser mucho mejor dejarlo para más tarde. De todas formas, me quedé sorprendida de cómo un tío con semejantes gustos sexuales podía ser tan asquerosamente machista. Debía de ser cosa de los colegios donde estudió.

Cogí mi maleta y salí a por el coche sin despedirme del hijo de puta. Llegué a casa y en circunstancias normales hubiera aprovechado para planificar el fin de semana e ir adelantando trabajo pero después de lo que había pasado esos días en Malta, decidí tumbarme y relajarme durante el fin de semana.

Puse un whatsapp al grupo de las chicas para organizar algo. La mayoría no podían. Aunque quedábamos con relativa frecuencia, casi todas estaban casadas y tenían niños así que había que avisar con tiempo. Sólo se apuntaron Manu, que obviamente estaba deseando verme, y Maite la hippie de la pandilla, pero sólo podían quedar el domingo para comer.

Luego llamé a mi hermano a ver si tenía planes para el sábado. Como no los tenía, quedé en su casa a comer con él, con Sonia, mi cuñada y los chavales. Mis dos sobrinos preadolescentes fliparon con las dos cámaras de última generación que les regaló su tía. A mi hermano le comenté que se me había olvidado comprar las tarjetas de memoria, así que mientras Sonia y yo terminábamos de preparar la comida, se acercó a un centro comercial cercano a comprarlas para que los críos las estrenaran haciéndole un video a su tía.

El domingo quedé a comer con Manu y Maite por Malasaña. Maite era un cielo y hacía mucho que no la veía. Era, junto con Manu y yo, la única soltera de la pandilla aunque ella vivía con su novio, Jon un vasco muy alternativo, vegetariano y con un punto perrofaluta que encajaba muy bien con Maite, que se refería a él como “el hombre de mi vida”. Maite era así. Había vivido con tres o cuatro tíos y todos fueron en su momento “el hombre de su vida”.

La comida fué divertida y como yo no quería hablar mucho de lo de Malta ni de David y mucho menos de Andrés, Manu se encargó de dar todos los detalles a una pobre Maite que con su empanamiento habitual no se creía lo que Manu contaba. En un punto de la conversación, Maite, famosa por sus meteduras de pata y sus ocurrencias fuera de contexto, muchas veces divertidísimas, se le ocurrió decir que a lo mejor David era “el hombre de mi vida” lo que provocó un estallido de risas de Manu y mias, pero Maite que estaba enfilada, cambió de tercio:

Marta, no te lo vas a creer pero el otro día en el super me encontré con Carlos, tu ex.

Vi que Manu frunció el ceño, ella sabía que aún me dolía hablar de Carlos y que Maite, sin ningún tipo de maldad, me iba a joder la tarde pero yo tampoco quise ser patética y decirle a Maite que parase. Llevaba ya tres años divorciada. Carlos y yo manteníamos una relación cordial pero distanciada. Algún whatsapp en los cumpleaños, en navidad y poco más. Sabía que al poco de divorciarnos empezó a salir con una chica de su trabajo y que poco tiempo después, ella se había ido a vivir con él al chalé pero ni quería ni me apetecía saber mucho más.

Bueno chicas os cuento… Carlos estaba guapísimo como siempre y se alegró mucho de volver a verme después de tanto tiempo. Cuando salimos del super nos tomamos un café. Le pregunté que hacía comprando en el centro y me contó que estaba trabajando por esa zona y que como era tarde, cuando llegase a casa estaría todo cerrado así que aprovechaba. Le pregunté por su vida, que lo último que sabía era lo que me habiaís contado vosotras que vivía con una chica, y Carlos me contó que no lo estaba pasando muy bien. Me dijo que el año pasado, su chica que estaba embarazada, perdió al niño que esperaban muy tarde, casi en el séptimo mes. Ella calló en una depresión tremenda y él no supo aguantarlo. Finalmente me contó que se habían separado hacía tres o cuatro meses y ahora volvía a vivir solo.

Miré a Manu que seguro que si hubiésemos estado en otro sitio le hubiese soltado un guantazo a Maite pero es que Maite era así, la mayor parte de las veces te partías de risa con ella, otras la estrangularías.

Yo no quise darle más importancia al tema y seguimos hablando de otros asuntos pero cuando nos despedimos, Manu se abrazó a mí porque sabía que las noticias de Carlos me habían jodido mucho, estuve a punto de echarme a llorar pero Manu que me conocía mejor que mi madre, enseguida me soltó: “No hay nada mejor para la tristeza que pegarle un par de buenos polvos a ese chavalín. Ya estás llamándole y si no lo haces tú, pásame su número que a mi lo que ha contado Maite también me ha jodido”, dijo riéndose.

Llegué a casa y por un momento pensé en llamar a David por si ya había vuelto de Burgos pero enseguida cambié de idea. Mañana iba a ser un día de mucho ajetreo y tenía que estar descansada. Como era pronto, abrí el portátil para planificar el trabajo de la semana siguiente y limpiar el correo.

Al abrir la agenda lo primero que vi, en rojo, era el evento que teníamos el jueves con clientes y ¡¡¡Joder!!! No había empezado a preparar la presentación, a Gloria le había dejado encargado que fuese haciendome un powerpoint con lo básico que después yo completaría pero con el jaleo de Malta no había preparado nada y además a Gloria le había quitado de trabajar en ello con el rollo de Andrés. Me iba a tener que poner las pilas el resto de la semana.

En el correo, aparte de cosas sin demasiada importancia, tenía un mensaje de Gilles, el jefe europeo. Como colofón al evento de Malta, nos enviaba un mensaje a todos los managers en el que nos repartía a cada país un bonus especial por los muy buenos resultados del año. El bonus había que repartirlo como nosotros quisiéramos entre nuestro equipo de ventas. A España nos tocaban diez mil euros, que a repartir entre el equipo y después del mordisco de Hacienda, tampoco era para tanto. Asi que decidí que el bonus iría íntegro para Gloria. Salvo alguno que siempre se iba a mosquear, seguro que el equipo lo iba a aplaudir. Gloria era el alma del departamento, llevaba en la empresa desde que se instaló en España, era la que solucionaba los pequeños problemas de burocracia o de informática a todo el mundo, nunca ponía quejas si algún día tenía que quedarse hasta más tarde y para colmo ganaba bastante menos que el vendedor más junior del departamento, en este caso David.

Le puso un correo a Gilles explicando la situación y debía de estar leyendo el correo en ese momento porque en cinco minutos llegó la respuesta: “OK”, así que entré en el sistema de compensación y empleando el código de gastos que nos había enviado Gilles asigné los diez mil euros a Gloria.

Se había hecho tarde, no tenía hambre y me fui a dormir.

Me levanté muy pronto, desayuné, me duché y me vestí lo más ejecutiva que pude: traje de chaqueta, blusa blanca y tacones. Me puse algo de pintura pero lo justo y antes salir de casa, mandé un whatsapp a Andrés: “Tenemos reunión a la 10. Es importante y urgente. Deja lo que tengas y vente a la oficina”. A esas horas Andrés ni se habría levantado pero así lo leería antes de salir.

Cogí el coche y me planté en la oficina antes de las ocho. No había llegado ni Gloria que siempre era la primera porque luego por la tarde salía antes para recoger a los niños del cole. Me fuí a coger un café de la máquina y entraba Gloria quien vino a plantarme dos besos y a preguntarme sobre el viaje y supongo que esperando a que le contase que pasaba con Andrés.

Coge tu block y vente a la sala por favor que vamos a tener un día complicado, le dije.

Mientras Gloria, dejaba su bolso y cogía lo que le había pedido me llegó un whatsapp de Andrés: “Imposible. Muévelo para la tarde. He quedado con Marian y tenemos reuniòn con el jefe de tecnología del banco. Sabes que es casi imposible lograr una cita con él”.

Le respondí: “Ahora hablo con Marian para que la reunión la maneje ella. Tú vente para aquí”.

Marian era una de las mejores ejecutivas de ventas del equipo y trabajaba en sus propios clientes pero en el caso del banco había tantísimo lío que se lo repartían entre Andrés y ella y así se cubrían los periodos de vacaciones.

Me entró una llamada de Andrés que directamente rechacé para que fuese consciente de que no pensaba hablar con él. A continuación le envié el video.

Gloria había entrado en la sala y me miraba pero yo seguía mirando al móvil hasta que ví el doble check en azul. Ya estaba.

Le puse un whatsapp a Marian, diciéndole que Andrés tenía que hablar conmigo de un tema urgente y que manejase ella la reunión con los del banco.

Gloria, la mujer, seguía sentada en la sala, enfrente de mí, mientras yo estaba liada el móvil sin decir palabra. Pero tal como mandé el mensaje a Marian, dejé el móvil a un lado y empezamos:

Gloria, lo primero que necesito es que me reserves la sala de la esquina durante todo el día. Si alguien la ha reservado, tu ya sabes cómo negociar.

La sala de la esquina, era la más discreta de toda la oficina y si Andrés montaba un numerito, que suponía que no, sería el sitio más manejable.

Después, quiero que tan pronto como lleguen los de recursos humanos vayas a hablar con ellos. Necesito que me calculen la indemnización por despido de Andrés pero no uses su nombre, dales datos falsos.

Eso Paloma me lo hace en un momento, dijo Gloria.

Gloria, si recurres a Paloma, vas a hacer otra cosa. Ella va a intentar sonsacarte de quien se trata. Siempre lo hacen. No te cortes, dile que es superconfidencial pero que es Andrés.

Jesús hija, que retorcida

Yo voy a reunirme con Andrés ahora en un rato en la sala de la esquina, si te enteras de la cantidad que le corresponde por indemnización mientras estoy con él, me la mandas al whatsapp ¿Donde está Eugenio?

No va a venir hasta el Jueves para el evento, me dijo Gloria. Hoy y mañana está en París con sus homólogos europeos y el miércoles tiene reunión con clientes.

Perfecto. Por cierto no me acordaba del evento. Mañana bloqueame la agenda y nos juntamos tu y yo a preparar las presentaciones,

OK pero te las he hecho yo durante el fin de semana, solo las tienes que revisar e incorporar algunas cifras de negocio que yo no tengo.

Estuve por levantarme y plantarle un besazo a Gloria. Me acababa de liberar de un buen problema.

Eres la mejor Gloria. Te quiero. Para terminar, esta tarde a las cuatro me convocas a todo el equipo. Como hoy muchos no van a pasar por la oficina y a lo mejor no leen el correo, llámales a todos

¿A Andrés también?

Si quieres divertirte un rato..., le dije

Nos levantamos y yo me fui a por otro café a la máquina. Cuando volví mi sitio, Gloria que se sienta a mi lado, ya había arrancado el PC, abierto el correo y leído la notificación que le habían mandado los sistemas sobre su bonus de diez mil euros. Se levantó y vino hacia mi:

Marta cariño, te has confundido al hacer la asignación de un bonus de ventas

No me he confundido Gloria y le enseñe el correo en el que le explicaba a Gilles los motivos por los que una secretaria se merecía ese premio más que el equipo de ventas y la respuesta de Gilles aceptando mi propuesta. Los diez mil euros son tuyos, pero ten cuidado que Hacienda se va a quedar con un pico, le dije

Gloria se me quedó mirando con cara de estupefacción y luego ví que le caía una lagrimilla, la abracé y le dije que el premio no era ningún regalo, era la compensación a su dedicación y que ella se lo merecía más que nadie.

Por cierto le pregunté, me habías dicho que Manolo tu marido se había aficionado a la bici ¿No?

Gloria se estaba secando la nariz con un kleenex todavía emocionada por lo del bono

Si hija, se ha convertido en una pesadilla. Los domingos por la mañana no puedes contar con él para nada ¿Por qué te crees que te he hecho las presentaciones durante este fin de semana?

Pues mira que bien, también me he acordado de él. Y hurgando en mi bolso saqué la última cámara que me quedaba. Hoy le haces este regalo

Joder hija, me dijo Gloria, como sigas así te voy a tener que ponerte un altar en mi casa

Era todavía pronto y parecía que los de recursos humanos aún no había llegado así que le dije a Gloria que nos bajábamos a desayunar fuera. Había días que mi trabajo era una mierda pero otros muchos era el mejor trabajo del mundo y hoy era uno de ellos.

Cuando subimos, Gloria se fue a buscar a los de Recursos Humanos y yo me puse a mirar el correo hasta que, antes de la hora, vi aparecer a Andrés por la puerta de la oficina. Tomé aire y mientras venía hacia mi sitio, me levanté en su busca para llevármelo a la sala de la esquina. Andrés tenía la cara desencajada. Cerré la puerta y nos sentamos.

Eres un maldita puerca hija de puta. Eres mucho peor que las putas. Las putas al menos no hablan de sus clientes. Debería haberte roto el culo la otra noche. Debería haberte violado un ejército de negros con pollones de medio metro, sucia ramera.

Si llega a aparecer un ejército de negros con pollas de medio metro la otra noche, te hubiesen dejado el culo hecho puré, Andrés. Cálmate hombre, que somos adultos.

Le dejé que siguiera soltando bilis y mierda otro rato, me fijé en que aunque el tono de voz era alto, el resto de la oficina no se estaba enterando. En medio de la tormenta de mierda de Andrés me llegó un whatsapp de Gloria: “Casi cien mil”. Era la indemnización de Andrés.

Mira Andrés, le dije cuando se aburrió de soltar mierda. Te repito que somos adultos y sabemos lo que hay y ahora mismo tienes tres posibilidades.

La primera es matarme y quedarte con mi móvil. Es tontería. Aparte de que te caerían 20 o 25 años, el video está en Dropbox y en mi casa hay una carta sellada dirigida a mi hermano para que en caso de que me ocurriera algo, él tuviera la contraseña y las instrucciones pertinentes. En la cárcel y con un video como el tuyo circulando por ahí te lo ibas a pasar de miedo.

La segunda es no hacer nada. Ahora llamas a tu amiguito Eugenio y le dices que Marta, tu jefa, es una zorra que se acuesta con un empleado suyo y que monta orgías en los eventos de trabajo y como puedes suponer, a los cinco minutos toda la oficina está descojonándose de como te parten el culo. Luego después de las risas, y suponiendo que no lo haya hecho Paloma primero, se lo pienso mandar a tu mujer y a tu pandilla de la montería, que me puedo enterar fácilmente de quienes son. Imagino que con vuestras tendencias políticas, ver como te relames con la lefa de otro tío en la cara les debe de parecer de lo más divertido. Al resto del sector, no va a hacer falta mandarles nada. Tu video se va a hacer viral Andrés. Si no fuera porque Youtube no permite ese tipo de contenidos hasta me sacaría una pasta.

La tercera, yo es la que te aconsejo, aunque puedes hacer lo que quieras claro... es que te vas a marchar ahora mismo de la empresa. Vas a ir a recursos humanos y les vas a decir que tienes una oferta de la competencia imposible de rechazar. Como yo no soy una hija de puta como tu, el viernes hablé con Alberto Salazar el presidente de SoftSales que como sabes es nuestro principal competidor y somos amigos, y le dije que uno de mis empleados estaba buscando crecer profesionalmente y que aquí era complicado porque no teníamos abiertas posiciones. Si llamas a Alberto, es fácil que te den un puesto. Te pagarán bien, como aquí, pero ya te digo que allí son muchos más estrictos con los gastos. Así que ten cuidado con los puticlubs.

Andrés se había calmado, y ya era consciente de que no tenía ninguna alternativa.

Y qué garantías tengo de que no vayas a mandar el video de todas formas

Ninguna, le dije riéndome. Por supuesto que ninguna. Te voy a tener cogido por los huevos hasta el día en que te mueras hijo de puta. El día en que tus hijos se casen, cuando vayas a bautizar a tus nietos... estarás pensando en si la “puerca hija de puta que consiguió su puesto chupándosela a su jefe” estará aburrida y decide mandar un video que te va a joder la vida para siempre. Te tendrás que fiar de mí, te guste o no te guste.

Andrés se puso rojo como un tomate. Creo que estaba siendo consciente de lo que se le venía encima. Si no fuese por como era, hubiese pensado que estaba a punto de llorar.

Al menos, dijo, podrías despedirme y así me llevaba la indemnización.

Me lo esperaba y por eso mandé a Gloria a que me calculase el montante

Andrés, le dije, me acaban de decir lo que te correspondería de indemnización por despido: alrededor de cien mil euros. Quiero que interiorices que esos cien mil euros que no vas a cobrar es lo que te costó acostarte conmigo. Porque seré una puta, pero soy una puta muy cara. Cerdo.

Salimos de la sala. Andrés no abrió la boca y se fue hacia recursos humanos. Aunque tenía que avisar con quince días de antelación que se iba a marchar, llamé al jefe de recursos humanos inmediatamente y le expliqué que Andrés se iba a la competencia así que había que ser rigurosos y le pedí que le retirasen las llaves del coche de empresa, el móvil y el ordenador portátil.

Continuará