Evento de Trabajo (2)
Empezaba a amanecer y David, seguía dormido, boca arriba y desnudo encima de la cama. Su pene flácido, apoyado en el muslo me tenía hipnotizada así que me senté en su cama con cuidado y despacio empecé a acariciarlo muy, muy suavemente con la yema de los dedos.
Tras unos instantes de relax, me levanté al baño, me lavé las manos, me aseé ligeramente y cogí una toalla para secar a David del corridón que acababa de tener, pero cuando regresé a la habitación, David sin ningún reparo se había dado la vuelta y dormía plácidamente.
El polvazo me había dejado tontorrona y me hubiese apetecido dormir abrazada a su lado, pero como la cama no era demasiado grande y hacía ese calor pegajoso, me eché a dormir en la otra cama.
Me desperté con unas ganas tremendas de hacer pis, fui al baño y al regresar a la habitación me fijé en que empezaba a amanecer y en que David, seguía dormido, boca arriba y desnudo encima de la cama. Su pene flácido, apoyado en el muslo me tenía hipnotizada así que me senté en su cama con cuidado y despacio empecé a acariciarlo muy, muy suavemente con la yema de los dedos. Por supuesto, aquello empezó a reaccionar y a inflarse poco a poco. Cuando con una de mis caricias, el glande quedó al descubierto, no pude más, me agaché y empecé a lamerle la punta. Aún sabía a mi misma y aproveché para recorrer con la punta de la lengua todo el capullo y el frenillo hasta que me la metí en la boca y empecé a mover la lengua en círculos sobre el glande. Fue sólo un momento porque la polla empezó a crecer y a ponerse durísima dentro de mi boca.
Alcé la mirada y David se había despertado con mis maniobras y con los ojos aún entreabiertos miraba embobado como se la chupaba. Me la saqué un momento de la boca y aprovechando que le dejé el pene bien ensalivado, empecé a masturbarlo lentamente.
- Buenos días príncipe, le dije antes de volver a meterme su polla en la boca y empezar a mover la cabeza para hacerle una mamada de buenos días que no olvidara fácilmente
Se le estuve chupando dos o tres minutos, pero él empezó a tomar la iniciativa y a bombear ligeramente en mi boca moviendo la pelvis y aunque su polla no era excesivamente grande, empezaba a molestarme. Así que paré la mamada, me quité el pantaloncito de dormir que había vuelto a ponerme en el baño y me senté a horcajadas sobre él, apoyando mis tetas en su pecho ligeramente peludo. Le besé con pasión buscando su lengua y mordiendo sus labios mientras me iba dejando caer hasta que noté como su polla empezaba a presionar en la entrada de mi coño. Iba a mover la mano para guiarla hacia mi entrada pero estaba tan sumamente dura que sola entró dentro de mí, llenándome de golpe.
- Diosss que placer !! No pares de follarme nunca, le dije
Y David empezó a bombear muy despacio levantando la pelvis y elevándome mientras sus manos me agarraban las tetas y me acariciaban los pezones. Estaba en la gloria y me estaba viniendo un nuevo orgasmo, así que tomé la iniciativa, apoyé todo mi peso sobre el culo para frenarle y me puse todo lo vertical que pude para clavarme la polla hasta el fondo. Ahora, el que pegó un bufido fue él y cuando empecé a hacer círculos sobre su miembro, logrando que rozase todas las paredes de mi vagina, empecé a gemir como una loca mientras tenía otro orgasmo de infarto.
Al terminar, me dejé caer sobre su pecho y le pegué el morreo que se había ganado pero él seguía duro dentro de mí y entre jadeos le susurré al oído:
- Recuerda que no puedes correrte dentro
- Lo recuerdo cielo, pero necesito follarte un poco más
Le volví a besar y me salí de él poniéndome de espaldas a cuatro patas para que me embistiese por detrás. David se incorporó, yo le veía reflejado en el espejo del armario que teníamos en la habitación, se cogió el rabo con la mano y apunto a mi coño metiéndomela de una estocada. Estaba cachondísima y no me dolió, hasta me gustó el toque un poco salvaje que había adoptado David quien se puso a bombear como un loco, lo que hizo que me volviese a calentar, aunque claramente él iba a durar ya muy poco y de hecho tras un momento se salió, me cogió por la cintura incorporándome y girándome levemente hacia él mientras se apretaba el rabo con la mano y bufando empezó a soltar chorros de esperma encima de mis tetas.
Bendita juventud …. Se había corrido hacía tres o cuatro horas y estaba volviendo a soltar una buena ración. Me dejó las tetas completamente bañadas con su semen. Pero lo más sorprendente llegó a continuación.
David, con la polla aun en la mano y exprimiendo las últimas gotas que le salían, se agachó en la cama y empezó a darme un morreo profundo pero corto porque se bajó a mis tetas y empezó a lamer su propia leche. Con la boca y los labios llenos de lefa (y como digo se había pegado un corridón de los buenos) volvió a subir a mi boca y me pegó otro morreo guarro y viscoso donde la leche pasó de su boca a la mía. Esta vez el morreo fue largo, lo suficiente para tragarnos todo el semen que el campeón acababa de largar.
Me quedé un poco flipada. A ver … no soy una pacata y por supuesto que había probado el semen de mi ex y de alguno de los novietes anteriores que tuve, pero mentiría si os dijera que es algo que suelo hacer frecuentemente y menos la primera vez que estoy con un tío. Probar el semen no me da especialmente asco pero … seamos sinceras … tampoco es que tenga un sabor particularmente agradable. En cualquier caso a Carlos (mi ex) alguna vez le había dejado correrse en mi boca, ya se sabe la obsesión de los tíos con las películas porno, pero él nunca me besaba después, cosa que por otra parte me jodía, porque igual que yo tenía que tragarme su leche (casi siempre la escupía por cierto, pero al final siempre tragas algo) lo mínimo que podría haber hecho él es probarla, que para eso era suya. Por eso, lo que había hecho David me pareció cuando menos, sorprendente.
En cualquier caso y con el tema lechero dándome vueltas en la cabeza, ambos nos dimos cuenta que el sol estaba ya bien alto y tenía que marcharse pronto de la habitación antes de que Andrés se despertase así que nos separamos, David fue al baño a hacer pis y a limpiarse la cara y al salir mientras se vestía a todo correr, le abracé por detrás, él se giró para darme un pico, lo que con su altura implicaba inclinarse bastante por cierto y nos despedimos:
- Ha sido increíble. Eres increíble, me dijo
- No seas zalamero. Tu sí que eres increíble, le respondí sonriendo, y poniéndole la mano sobre el paquete, ese trozo de David que tanto placer me había dado esa noche
- Bueno mejor ya hablamos luego. Me ducho, me arreglo y bajo a desayunar
La verdad es que el sol estaba alto al ser Junio pero era muy pronto, así que aproveché para dormir media horita más, luego me duché, me vestí de ejecutiva, pero no mucho, que al final esto era una celebración más que una reunión de trabajo y bajé a desayunar.
Cuando llegué al buffet del hotel para desayunar, vi al fondo a David y a Andrés en una mesa, les hice una señal para que me guardasen el sitio y me fui a coger café y algo de fruta. Cuando me senté en la mesa me di cuenta de que allí pasaba algo raro.
Andrés estaba radiante, dicharachero, con una sonrisa como si le acabase de tocar la lotería, mejor aún, conociéndole como le conozco era como si el mismísimo rey emérito le hubiese invitado a pasar unos días con él en su yate de Mallorca. Por contra, David estaba callado como una tumba, miraba al plato en el que estaba su cruasán o al móvil, pero rehuía mi mirada y por supuesto no hacía ni el más mínimo comentario sobre las tonterías que soltaba Andrés.
Allí pasaba algo raro. Me lo podía imaginar, pero ni de lejos podía sospechar las consecuencias.
Andrés terminó de desayunar en un momento y levantándose de la mesa nos dijo:
- Hasta luego pareja. Me voy antes, a ver si consigo arreglar el tema de la habitación y así este hombretón (dijo mirando a David) puede dormir más plácidamente esta noche. Os veo ahora en el plenario. Guardadme sitio.
Todo ello con una sonrisa de oreja a oreja y con un silencio después de la palabra “pareja” que me dejó sin muchas dudas de lo que estaba ocurriendo. Cuando Andrés se alejó de nosotros miré a David. Seguía con la vista clavada en el plato.
- ¿Qué ha pasado?
David, levantó la mirada y clavó sus ojos en mí, pero seguía callado. Le volví a preguntar.
- Lo sabe todo. Nos ha oído.
- ¿Cómo? ¿Pero que coño le has dicho?
Según salían esas palabras por mi boca, en el tono en el que salieron, me di cuenta de que la estaba cagando. Le estaba echando la culpa de no se sabe muy bien qué, a un chaval inocente que encima me había pegado dos polvos fantásticos y me había dejado más feliz que una perdiz.
- Perdona David. No quería decir lo que he dicho, ni como lo he dicho. No entiendo nada. Yo soy una mujer soltera, tu entiendo que también lo eres. No hemos engañado a nadie y nadie ha cometido ningún delito. Andrés es un cotilla pero no te preocupes que hablaré con él. No deja de un empleado senior y yo no dejo de ser su manager.
- Cuando esta mañana he vuelto a la habitación, Andrés estaba despierto, sentado en la cama. Al verme entrar me ha preguntado que dónde estaba y le he dicho que por sus ronquidos no podía dormir y me había salido a dar un paseo por la playa. Entonces ha empezado a partirse de risa. Ha empezado llamándome “campeón”, que nos había oído follar y que por cierto, se había hecho un pajote oyéndonos. Luego ha empezado a preguntarme por detalles que obviamente no le he dado y que prefiero no comentarte. Marta, este tío es un puto cerdo.
Todo el mundo en la oficina sabíamos que Andrés era un cotilla. Le encantaba presumir en la máquina del café de la información escabrosa que conocía de sus clientes, así que era de asumir que aunque yo, por ser su jefa, no fuese testigo de ello, hiciera comentarios similares sobre compañeros de la empresa. Además en un círculo más reducido, en el departamento de ventas, todos asumíamos que Andrés, era de los que que con tal de conseguir un pedido hacía lo que fuera necesario. Nuestra empresa es muy estricta en lo relativo a agasajar a clientes y por supuesto cualquier invitación o evento cuyo coste o contenidos no sean estrictamente profesionales están prohibidos. A mi, me tocaba firmarle los considerables gastos de representación que me presentaba mensualmente, muy superiores a los de cualquier otro ejecutivo de ventas y sinceramente, prefería no preguntar detalles. Andrés siempre terminaba volviendo con pedidos que compensaban con creces los gastos ocasionados con lo cual, todo el mundo feliz. En resumen, que Andrés fuese un “viciosillo” y seguramente un putero y que alguna de las invitaciones a sus clientes, fuesen a lugares poco edificantes, no me sorprendería en absoluto. Y que hiciera preguntas cerdas sobre cómo follaba su jefa, o sea yo, me podría joder más o menos pero en realidad no me pillaba de sorpresa.
Tranquilicé a David y tras terminar de desayunar, quedé con él en el plenario donde nos sentamos junto a Andrés. Era el comienzo del evento y tras la charla motivadora del presidente europeo de la empresa, cada uno de los grupos de cada país salimos a contar la situación de nuestro mercado y en el caso de los vendedores a explicar las ventas exitosas que habían cerrado durante el año anterior en sus respectivos clientes. Al final de las presentaciones había comida buffet en el propio hotel pero yo quería hablar a solas con Andrés así que me acerqué a él y le propuse salir a comer fuera.
Andrés es un sibarita (el pijerío es lo que tiene) y antes del viaje ya había buscado los restaurantes y lugares de copas más exclusivos de la zona en la que estábamos, así que nos acercamos andando a un restaurante a un par de manzanas de nuestro hotel donde seguramente no coincidiríamos con nadie del trabajo.
Al cruzar la puerta del restaurante ya supe que la factura no iba a ser barata. Nos sentamos en una mesa apartada, pedimos un par de cervezas y algo ligero para comer. Estuvimos hablando de trivialidades sobre el evento y las presentaciones de la mañana hasta que decidí romper el hielo e ir al grano:
- Muy feliz te he visto toda la mañana … ¿Te está gustando el evento, espero?
- Uy … Más feliz deberías estar tú ¿no crees? Ya me ha contado David que anoche os lo pasasteis de miedo y lo cierto es que con vuestros gemidos, disteis un buen espectáculo al vecindario
El cabrón estaba echando balones fuera, diciendo que había sido David el que le había contado todo, cosa que yo sabía que no era cierta. Así que decidí seguirle el juego morboso que sabía que él quería oír, a la vez que le intentaba atacar que suele ser la mejor defensa.
- Bueno Andrés, ya somos adultos y todos sabemos lo que ocurre en estos eventos. Lo que sucede en Las Vegas se queda en Las Vegas. David y yo estamos solteros, no estamos engañando ni haciendo daño a nadie. Yo ayer decidí echar una canita al aire y no tiene porque pasar nada. En su momento también se rumoreó que en la fiesta de Navidad del año pasado tu te enrollaste con Paloma la de Recursos Humanos y eso que vosotros dos estáis casados y en realidad fueron sólo “rumores” que afortunadamente no traspasaron las paredes de la oficina y no afectaron a vuestros matrimonios.
¡Hala! … ya le había pagado con la misma moneda. Recalqué la palabras “rumores” porque sabía de buena tinta que no eran sólo rumores y que Andrés había terminado en un hotel con la de Recursos Humanos así que esperaba que al asumir que los dos teníamos noticias sobre la vida personal del otro, se calmara en su ímpetu natural de cotillear y traficar con la información íntima de la gente.
Pero por la sonrisa que mantenía Andrés me dió la sensación que no se había sorprendido con mi comentario aunque no sospeché ni por un segundo cómo iba a derivar nuestra conversación:
- Mira Marta, entre tu y yo, lo de Paloma no fueron solo rumores, nos acostamos ese día y lo hemos seguido haciendo otros muchos más. En mi caso, el hecho de que no le hayan llegado rumores a mi mujer tampoco creas que me preocupa demasiado, Le gusta tanto vivir bien que no creo que se divorciara de mi. Necesita mi sueldo.
En esto Andrés no tenía ni puta idea de lo que se decía. Si su mujer se llegase a enterar, sin haber trabajado nunca y con dos hijos aún menores de edad a su cargo, no solo se quedaría con buena parte de su sueldo, sino que le echaría de casa y conociendo el tren de vida de Andrés, aquello lo iba a llevar francamente mal. De todas formas yo no estaba en posición de discutir ni de ser arrogante con él así que le dejé seguir su argumentación.
- Pero lo mio no tiene nada que ver con lo tuyo. Paloma no trabaja en mi departamento y no tiene una posición en la empresa en la que entremos en conflicto de intereses. Tu por el contrario te has acostado con un empleado que te reporta directamente, que además es como quien dice, un pipiolo que acaba de entrar en la empresa. De entrada eso está claramente prohibido en las normas de conducta de la compañía pero es que además David podría acusarte de mobying, o sea, aprovecharte de tu posición como manager para obtener favores sexuales. Eso aplica siempre a las relaciones entre managers y empleados, como lo que le pasó a tu colega danés hace un par de años, independientemente del sexo del manager.
¡¡Qué hijo de puta!! Lo último que me esperaba de un tipo como Andrés era que me estaba soltando, de momento, amenazas veladas y lo que es peor, el cabronazo tenía razón, si esto llegaba a oídos de recursos humanos y se escalaba a la organización europea o mundial, cosa que yo no podía evitar de ninguna forma, estaba perdida. No es solo que me despidieran de modo fulminante, es que por cómo estaba manejando el tema Andrés, y con sus contactos, se encargaría de que la noticia corriese como la pólvora entre el sector y me dejaría muy, muy tocada. Decidí rebajar la tensión con Andrés, las cartas se habían girado:
- Pero David jamás me denunciaría por mobying, porque en realidad no ha habido ningún tipo de presión y tú lo sabes y además espero tu colaboración en esto. Andrés, tu y yo llevamos trabajando juntos varios años. No es que tengamos una relación muy fluida y sabes que hay cosas en tu forma de trabajar que no comparto pero eso no quita para que nos respetemos, al menos yo lo hago. Considero que eres un buen profesional y aportas mucho a la organización.
- Marta, perdóname la vulgaridad, pero no hace falta que nos comamos las pollas. Prefiero la sinceridad. Tu y yo somos educados, pero nos llevamos como el culo. Estoy seguro de que de no ser por mi amistad con Eugenio (el presidente de nuestra empresa en España) me habrías quitado de en medio en cuanto te hicieron jefe de ventas. Tus evaluaciones de mi rendimiento anual son ... dejémoslo en normalitas y de subidas de sueldo ni hablamos porque desde que llegaste a tu puesto ni las he olido. Pero créeme que ese no es el problema, David puede ser un buen chaval, incluso algo inocentón, pero la empresa no se va a arriesgar a que te interponga una denuncia que acabaría salpicando a todo el mundo. Tu lo sabes también como yo.
Esto se estaba torciendo de mala manera, referencias al sueldo, vuelta a las denuncias por acoso .. y eso me lo dice un tío que se había estado acostando, suponiendo que no siguiera haciéndolo, con una compañera de trabajo casada como él. Me estaba poniendo nerviosa y me temía un chantaje ahora o en un futuro próximo, así que decidí coger el toro por los cuernos y abordar el asunto directamente. Además me joderá reconocerlo pero Andrés me tenía pillada y bien pillada así que traté de ser lo más condescendiente posible:
- Andrés, el tema de las evaluaciones de rendimiento, tu sabes que sirve para lo que sirve y además lo hemos hablado muchas veces pero no te preocupes que lo hablaremos con más calma a la vuelta y seguro que podemos arreglarlo. En el tema del sueldo tú también sabes que es muy complicado. Tienes uno de los salarios más altos de la empresa y si a eso le juntamos los bonos que sueles llevarte, porque te los mereces y porque traes muy buenos pedidos a la casa, pues estás en una posición en la que cualquier subida de sueldo significativa sería analizada de inmediato por Europa y probablemente rechazada. No te voy a explicar nada que no sepas. Si tienes interés en crecer profesionalmente, lo vemos con calma también a la vuelta pero cuenta con todo mi apoyo para las posiciones de management que todos sabemos se van a abrir próximamente.
Me estaba arrastrando ante Andrés, lo sé, y quizá fue peor el remedio que la enfermedad porque esto lo envalentonó y ahora ya no se cortó ni se anduvo con medias tintas:
- Marta me estás sorprendiendo … ¿por quien me has tomado? ¿por un chantajista? No quiero subidas de sueldo, gano lo suficiente y todo lo que ganase de más sólo serviría para que mi mujer lo fundiera a fin de mes. Tampoco me interesa ser manager, mi trabajo me gusta, no quiero líos ni tener que viajar constantemente y además tu sabes que mi nivel de inglés es limitado. De todas formas, me siento ofendido por tus palabras ¿Por quien me has tomado? ¿Te piensas que tan pronto como lleguemos el lunes voy a empezar a contarle a todo el mundo en la oficina que te has tirado a tu empleado más jovencito? … Si me estás ofreciendo tu ayuda, a mi, al que consideras un capullo que no tiene ni idea de tecnología, es que tu misma asumes que has hecho algo inadecuado.
Andrés me estaba dejando bloqueada, ya no sabía que quería y encima me estaba haciendo sentir culpable. Me fastidia reconocerlo pero un empleado me estaba ganando la partida y no por los puntos sino por goleada. Mientras, siguió con su discurso:
- De todas formas no te culpo y en cierta forma te entiendo. Tienes que soportar una carga de trabajo y un nivel de estrés enorme y todo ello tú sola, sin nadie que te apoye cuando llegas a casa. Es normal que necesites descargar tensión y aprovechar un viaje de semi-relax como este. Por tus gemidos de anoche, entiendo que la descargaste bien pero Marta … lo que no entiendo es que para ello escogieras a un yogurín como David, seguro que tiene menos barriga y tiene algo más de aguante pero créeme que la gente con experiencia como nosotros, necesitamos parejas sexuales de nuestro nivel que sabemos que la cantidad muchas veces está reñida con la calidad.
¿¿Cómo?? ¿Ahora resulta que estaba ofendido porque me había acostado con David en lugar de con él? Esta conversación estaba empezando a ponerme muy, muy nerviosa pero no le interrumpí, estaba bloqueada y Andrés siguió hablando:
- Me has decepcionado Marta. No sólo por pensar que iba a andar aireando tu historia a los cuatro vientos por placer, sino por lo inmadura que has resultado ser. Si tenías problemas de estrés y necesitabas estar con alguien para aliviarte, que no te culpo por ello porque todos lo necesitamos, tenías a mano a alguien de tu nivel con el que poder satisfacer todas tus necesidades como mujer.
Ahora sí que las cartas estaban boca arriba. Se me hizo un nudo en el estómago. Estaba claro lo que Andrés quería a cambio de su silencio. Me levanté de la mesa:
- Perdóname Andrés pero tengo que ir un momento al lavabo
Salí deprisa hacia el baño y me encerré en una cabina, quería llorar pero ni podía ni me lo podía permitir. Si Andrés detectaba el menor síntoma de debilidad estaba perdida, el hijo de la gran puta me tenía cogida y bien cogida, sabía que sus amenazas (veladas eso sí) se cumplirían y sabía que mi carrera sino terminada, se quedaría jodidamente tocada. Todo lo que llevaba años persiguiendo se podía ir al garete por este imbécil chulo de putas. Tenía que ser fuerte y sobre todo tenía que mantener la cabeza fría. No podía rendirme, Sentí una arcada pensando en Andrés follándome y vomité parte de la comida pero me repuse, me limpié bien en el lavabo y me retoqué ligeramente la sombra de ojos para no dar lugar a sospechas por parte de Andrés.
Volví a la mesa. Al verme llegar, Andrés se levantó y me ofreció el asiento. Chantajista, vicioso e hijo de puta, pero todo un caballero.
- ¿Estás bien Marta? Espero no haberte ...
Callé a Andrés tratando de ser lo menos brusca posible. Él tenía que ser consciente en todo momento de que era el ganador y que me tenía a su merced:
- Estoy bien, sólo que tus comentarios me han jodido como podrás entender. Tienes razón en muchas de las cosas que dices pero no me resulta fácil admitirlo. Necesito reflexionar, especialmente acerca de tu ofrecimiento. Un hombre como tu siempre le resulta atractivo a una mujer como yo y aunque no nos llevemos demasiado bien, una cosa es la amistad y otra diferente el sexo ¿no? Pienso considerar tu propuesta muy seriamente, le dije tratando de mantener una sonrisa que seguro se notaba de lo más forzado
- Marta, no quiero acostarme contigo si tu no quieres, sólo te lo estaba ofreciendo. Tu necesitas a un hombre y yo estoy aquí para ayudarte. Como decimos en los negocios sería un win-win. Además créeme que mi experiencia es amplia en todo tipo de ambientes y disfrutarás de verdad, no como con un pipiolo como David.
Lo que me faltaba por oir. Además de hijo de puta, machista y sobrado. Aún así no me apetecía seguir la conversación, estaba todo perdido y los dos sabíamos lo que había. Pedí la cuenta que como es obvio respondió a mis expectativas y salimos del restaurante caminando hacia el hotel. Yo iba callada dándole vueltas a lo que Andrés me estaba pidiendo mientras él hablaba de trivialidades. Cuando llegamos al hotel me despedí:
- Andrés te diré algo pronto. Ahora tengo reunión de managers, nos vemos luego en la cena.