Evangelion, Girlfriend of steel 3

Comienzan a amarse y a descubrirse. Shinji y Mana.

EL DILEMA DEL ERIZO

En el primer intento no lo lograron. Ni en el segundo, ni en el tercero. Probaron otras posiciones y nada. En todo se notaba que eran unos primerizos sin experiencia y que su ignorancia era total. Con todo lo estaban pasando bien. Les preocupaba que alguien llegara de repente y los atraparan con las manos en la masa, sin haber "pecado" como debía ser.

En el primer intento tuvieron que rendirse. Lentamente Shinji saco su miembro. Para Mana fue una lenta y torturante agonía, no podía asegurarlo, pero creía que Shinji había tocado su himen. Shinji lo dudaba mucho. Solo le había metido a menos de la mitad. En cualquier caso meterlo y sacarlo fue difícil.

Los militares se lo habían advertido. Mana no sabía que pensar, ni que hacer. Pero no pensaba darse por vencida. Intentaron dos veces más con la misma posición, con los mismos resultados. A Mana le gustaba sentir la fuerza de su novio, su delicadeza y paciencia. En sus brazos se sentía ligera, segura, libre. Acariciar su espalda y sentir sus músculos en tensión le encantaba. Sus tiernos besos le calmaban, no sabía besar pero lo intentaba. Ella tampoco sabía besar, pero Shinji no decía nada.

Shinji se encontraba visiblemente cansado. Su erección se fue desinflando poco a poco después del tercer intento. A pesar de todo no se sentía frustrado. Mana era una chica fabulosa. Definitivamente era su novia y la haría su mujer. Nunca en su vida había deseado algo con todas sus fuerzas.

Decidieron probar otra posición. Mana se puso de frente contra la pared. Dándole la espalda a su pareja. Shinji no se encontraba listo aun. A Mana se le había pasado el dolor. Apoyaba sus brazos contra la pared. Shinji se puso detrás de ella. Puso sus manos en su cintura de avispa, en su vientre y finalmente en sus pechos.

-Tienes las manos frías- dijo ella entre risitas

Shinji aspiro el olor de su cabello mojado. Sentir su espalda contra el pecho de su amado calentó bastante a Mana.

-¡Haz conmigo lo que quieras!... cuando este lista te lo diré...-

Shinji masajeo sus pechos, su vientre. Mana se estremecía al sentir sus fuertes manos. Le asombro su seguridad. La abrazaba con fuerza por detrás como tratando de fusionarse a ella y ser uno solo. El miembro de Shinji despertó de su sueño. Ella sintió como se erguía aumentando de tamaño y de grosor. Ella lo atrapo en las entrepiernas de sus muslos.

-¡Te tengo!- dijo risueña, la suavidad de su prisión hizo que el pene de Shinji cobrara vida propia. Los muslos de Mana eran sedosos y cálidos.

Se estaban divirtiendo mucho. Tenían más movilidad que antes. La posición aparentemente pasiva para Mana tenía sus sorpresas. Mana se movía hacia delante y hacia atrás, arqueaba su espalda. Atrapaba y soltaba el miembro de Shinji. Lo hacia en forma desmañada y torpe, pero con la magia de la primera vez. Shinji la tomo por las caderas y la atrajo hacia él, sin penetrarla del todo comenzó a tallar su entrada. Los músculos vaginales se contrajeron, pero ella no sintió dolor alguno. Ella se cerro más y sus labios vaginales fueron suavemente masajeados y su clítoris agradablemente rozado. Sentía en realidad agradables pellizcos.

Shinji sintió como su novia se estremecía de gozo. La pasividad de ella era total o mejor dicho aparente. Con abrir y cerrar sus piernas, inclinarse, flexionar las rodillas ella aumentaba o disminuía el roce, variaba el ángulo de la penetración. La penetración no era total, pero no era para nada desagradable para ambos. Mana pensó que estaba lista. No estaba lubricada, y sentía sus músculos tensos, pero a pesar de todo...

-¡Shinji ahora!- dijo ella

Shinji se lanzo a matar. Los músculos se apartaron, pero sintió una barrera final que no lo dejo pasar. Mana cerro los ojos con fuerza, no le dolió tanto, pero igual le dolía. Shinji trato de retroceder y no pudo. No podía moverse. No encontraba forma de sacarlo.

-¡QUEEEEEE!- Grito la chica, cuando Shinji le explico. Ella lo sentía enorme, gigantesco, palpitante. Sus músculos vaginales se estrecharon más, se cerraron de repente como una ratonera, tuvo que cerrar los ojos y la boca con fuerza para no gritar de dolor. Forcejearon un rato sin resultado.

Tuvieron que esperar un buen rato. El miembro de Shinji, decepcionado, volvió a desinflarse. Llegaron a pensar que se quedarían "atascados" para siempre. De solo imaginar a Misato cuando llegara y los encontrara en esa posición...

En verdad pensaron en ese momento desistir. Después se rieron de lo que les paso. Intentaron otras posiciones (no escarmentaban) lubricándose con jabón. A Mana le parecía asombroso que Shinji pareciera tener la capacidad de controlar la erección y la eyaculación a voluntad. No tenía mucha experiencia, pero le parecía que eso no era normal. No sabía si atribuírselo al poder de la sincronización o a efectos secundarios del LCL o a un talento natural del muchacho hasta ahora desconocido. Ella estaba adolorida, pero no estaba dispuesta a rendirse.

Se reían de felicidad, disfrutando de su inexperiencia. Obtenían un placer rudimentario, físico que no era sensual, ni erótico. Estuvieron apunto de caerse varias veces al perder el equilibrio. Eran niños jugando a los médicos, niños haciéndose cosquillas, no amantes. Niños embelesados con la maravilla y el misterio de sus sexos. Explorando y descubriendo sensaciones secretas desconocidas, que no podían asimilar ni entender. Ella quería terminar ya. Shinji quería tomarlo con más calma. Sus juegos se hicieron más rudos y rústicos. Shinji la estaba lastimando, pero ella no decía nada. Su vulva se cerró con fuerza y en ese momento el juego terminó.

Shinji pensó que en su habitación estarían mas cómodos. La idea de estar horizontal en vez de vertical entusiasmo a Mana. Le dolía al caminar, pero no le dijo nada a Shinji. Él la tomo en sus brazos. Mana trato de protestar.

  • ¡Haré contigo lo que me plazca!... no te estoy rescatando, ni salvando. Voy abusar sexualmente de ti hasta que me canse, violarte sin contemplaciones, ¡hacerte el amor hasta que amanezca!- Dijo Shinji con mucha seguridad

  • ¡Shinji, no tienes que cuidarme, ni protegerme! Estoy bien, ¡bájame!, ¡No soy delicada ni frágil! Me sé cuidar sola y si yo te digo que puedo caminar...-

Shinji se la puso en un hombro. A Mana lo impresiono su fuerza y poder. Como para que no hubiera dudas Shinji le dio una sonora nalgada. A Mana le gusto.

  • No te estoy pidiendo tu opinión, ni tu consentimiento y sí, tengo que cuidarte.-

-¡Pegas fuerte!- le dijo, sin saber si se estaba quejando o lo estaba elogiando.

Shinji se la llevo así a su cuarto. El dolor que sentía ella era más fuerte. Se acostaron en el Futton, se abrazaron y se besuquearon un rato. En el cuarto se sintieron a sus anchas. Mana no sabía si lo dejarían para mañana. Tenían todo el fin de semana y no había ninguna necesidad de apresurar o forzar nada. Tenían rato quietos, Mana acostada encima de su novio, con la cabeza reclinada sobre el pecho de él. No iban a poder dormir en toda la noche. Sus cuerpos deseaban fusionarse. Mana y Shinji sentían un hambre incontrolable por el otro. Sus cuerpos solo eran barreras que los separaban.

-Mana... ¿estas dormida?

-No tengo sueño- Le contesto

El sexo es un placer de adultos, no de niños. Ellos eran eso, niños jugando a ser adultos. Solo estaban jugando a papá y a mamá. A ponerse una ropa demasiada grande y creerse por eso adultos. Shinji no sabía si seguir. En el baño solo retozaron como cachorros. No sabían, besarse, acariciarse o tocarse. En su desnudez no había excitación. Solo eran niños sin la supervisión de los adultos Ellos no conocían sus propios cuerpos, solo trataban de forzarlos, engañarlos, obligarlos a cumplir sus caprichos infantiles irracionales.

Shinji se volteo y suavemente acostó a Mana en su Futton. Se coloco encima de ella. Ella estaba expectante. Shinji miro ese hermoso cuerpo. Él sabía que serían separados para siempre y que cada momento sería el último. Mana sintió las miradas de Shinji como caricias. En ese momento se sintió desnuda en cuerpo y alma. Ella tomo sus manos y las acerco a su cara. Las manos del chico le fascinaban. Eran fuertes y poderosas y no sabían herir. Shinji desconocía su propia fuerza. El dolor dentro de ella no había cedido aún.

Shinji trato nuevamente de penetrarla. Lo hacía con el máximo de los cuidados. No se fiaba de ella. Mana se haría la valiente, trataría de bloquearse, de ignorar el dolor y el podría lastimarla seriamente. La frigidez de Mana no era normal, su cuerpo no respondía a estímulos normales. Dentro de ella existían barreras físicas y mentales complejas. Las barreras físicas estaban en su sistema nervioso hiperdesarrollado artificialmente, en lo demás el cuerpo de Mana era apto para dar y recibir placer.

Ella trataba de bloquear el dolor como le habían enseñado. Los militares no estaban seguros de que fuera frígida, pero era probable. Ella quería creer que estaban equivocados. Ellos lo consideraron un factor secundario, no creían que con chicos de instituto... en plena pubertad... de todas formas pensaron en no subestimar ese factor (en algún momento de sus vidas ellos fueron chicos de instituto). Los sicólogos le explicaron a ella que mientras no se involucrara emocionalmente con el "Blanco" las "molestias" serían tolerables, mínimas, con absoluta y total certeza indoloras.

El muchacho desistió por el momento. Ni siquiera logro meterle la punta del glande. Ella quería pensar que eran novios de verdad, que jamás se separarían y siempre estarían juntos. Ella estaba muy feliz por estar "muy involucrada emocionalmente" con su blanco. Que su ratón se convirtiera en león solo por ella. Deseaba con todas sus fuerzas ser penetrada, poseída por completo. Shinji había desistido, pero no se sentía vencido. Sentía una seguridad y una paz de espíritu total. Pesimista y realista como siempre pensó que cuando Mana se fuera, el volvería a ser el ratón de siempre.

Ella estaba cerrada de piernas, en posición fetal, por que solo así se calmaba su dolor. Shinji no sabía que más hacer. Se miraban y se sonreían. Las cosas no estaban saliendo como ellos querían, pero contra viento y marea estaban juntos en lo bueno y en lo malo.

Los militares no esperaban que llegaran a tener relaciones. No sabían a que atenerse. El escenario ideal era un noviazgo de chicos inocente. Por supuesto, en el momento del sexo es cuando las personas son más vulnerables. Sabían que el chico era reacio a relacionarse con otros. Si Mana no se encontraba emocionalmente involucrada su cuerpo no sentiría dolor ni placer en el momento del acto sexual. En ese estado Mana estaría en condiciones de dar placer a su "objetivo" en forma "satisfactoria". Le explicaron que solo en una situación extrema... si el chico insistía y ella consideraba que consolidaría la relación... o si servía para arrancarle algún secreto importante. Ella debía concentrarse en el placer del "Blanco Primario", el placer de ella era irrelevante.

Lo que les preocupaba a ella y a los militares era que en ese punto de la misión el cuerpo de ella la traicionara. Por miedo, excitación, la tensión del momento o cualquier otro factor desconocido imposible de prever. Si ella no estaba tranquila, relajada, totalmente indiferente al acto la penetración sería imposible y el dolor insoportable. Su sistema nervioso hiperdesarrollado le cobraría una alta factura.

-Shinji, si no hubieras descubierto que era espía, me hubieras llevado a la cama y hubieras tenido estos problemas, ¿me habrías dejado?, ¿hubiéramos dejado de ser novios?

  • Para empezar... ¡nunca me hubiera atrevido a proponértelo!... creo que hubiera salido corriendo, y tu serías la que hubieras terminado conmigo.

  • ¡Por supuesto que no!... lo hubiera utilizado para chantajearte... a mis jefes les habría encantado...

Los dos se rieron... para no llorar.

Shinji tenía una duda que lo carcomía por dentro.

  • Mana... sí... si ellos no te hubieran enviado, y... yo no fuera piloto de EVA, tu y yo... crees que...- Shinji no hizo su pregunta, una chica como Mana jamás se hubiera fijado en él. Sin el EVA el no tenía utilidad, valor o significado para nadie.

Mana lo pensó un momento.

  • Shinji, me costo mucho entrar en tu corazón. No dejas entrar a cualquiera, delante de los demás no eres tu mismo, ¡te la pasas saboteándote a ti mismo!, tuve que perseguirte, acosarte, obligarte...-

Él era como ella, un huérfano que nunca había conocido el amor. Por lo que había leído vivió con unos familiares que nunca lo habían querido, lo culpaban a él de la misteriosa muerte de su madre. El comandante les daba una mensualidad miserable por que se quedaran con él, ¡del dinero de Yui Ikari!, ¡al que creían tener derecho por ser los familiares más cercanos de ella!. El comandante Ikari utilizaba el dinero y el prestigio del apellido de su esposa muerta para sus intereses. Nunca llegaron a ser crueles, pero el estaba solo e indefenso, misteriosamente traumado por algo, ellos furiosos y resentidos con el Comandante y su tacañería. Para ellos él era el hijo del asesino de Yui, no su hijo. El creció sin ser amado, culpable de los pecados de otro. Su necesidad, su hambre de amor y de cariño debía ella utilizarlo contra él por el éxito de la Misión.

  • En nuestra cita nos besamos, éramos novios oficialmente, tu confiabas en mí...

Sus amos estaban satisfechos. Ella quería pensar que la cita no había significado nada, sentía ese cosquilleo en sus labios, se recordó a si misma que no debía involucrarse emocionalmente con su blanco y el cosquilleo desapareció. Ella tenía que reír para no llorar, olvidar lo malo y pensar solo en lo bueno. Ella estaba contenta, satisfecha de su buen trabajo, pronto estaría con sus compañeros. Pronto escaparían de los Militares...

  • ...me dejaste entrar y te mentí, te engañe, traicioné la confianza que depositaste en mí...

Musashi y Keita habían escapado y fueron a buscarla, si ellos se lo hubieran pedido, si hubieran podido, habrían escapado juntos. Ella se hubiera ido, sin mirar atrás, sin dar explicaciones. Ella era una niña sin conciencia de sus actos. No se sentía responsable de nada. Los tres se hubieran ido al país de Nunca Jamás.

-Aún así me ayudaste... nunca te pedí perdón, ni te di las gracias...-

Mana no pudo continuar, ni reír para no llorar. Lloraba por toda una infancia perdida, por la muerte de Keita, por las vidas destruidas de ella y Musashi, el futuro incierto de los dos... lloraba sobre el hombro de Shinji. Sus barreras sicológicas se derrumbaron en ese momento.

-Shinji... ¡por favor perdóname!... y ... gracias, ¡muchísimas gracias!

Shinji la abrazó y solo dejo que se desahogara... eran lagrimas que tenían mucho tiempo pudriéndose y fermentándose en su interior. Lagrimas secretas. Shinji habló:

  • Desde que nos conocimos supe que solo me traerías complicaciones, problemas. ¡Mi mundo y todo mi universo lo pusiste patas arriba!. Las cosas importantes, que creía importantes dejaron de serlo. Por eso ¡gracias!. Por que te amo, no tengo nada de que perdonarte, ni yo de que arrepentirme... Solo me hubiera gustado que todo hubiera sido distinto...-

Los dos se abrazaron. Acostados uno al lado de otro, con las piernas entrelazadas. Mana se sentía mejor

¿se te paso el dolor?...¿tienes hambre?

Ella lo abrazó más, se le había pasado el dolor, pero no podía caminar. No quería que se fuera.

  • No tardare nada...- la beso en los labios – se me ocurrió algo...-

No te tardes, y ... ¿podrías correr las persianas y abrir las ventanas?...yo...es...-

  • Veremos el amanecer juntos... y como van las cosas no creo que durmamos nada en toda la noche. ¿quieres que te traiga algo en especial?-

Aceitunas, si quedan todavía, las galletas con chispas de chocolate... lo demás que traigas estará bien... pero ¡no te tardes!-

Mana lo beso en los labios. Era un beso especial de novia. El se incorporo y se fue muy contento a la cocina después de correr las persianas y abrir las ventanas. Mana trato de incorporarse y sus dolores volvieron. Se pudo sentar, apoyo su espalda contra la pared, estiro sus piernas y se cerró, sus dolores desaparecieron. Se sintió frustrada. Quería estar en una pose sensual y provocativa, no en esa pose de tullida. Shinji dio a entender que harían el amor hasta que amaneciera o eso creyó o quiso creer. Ya no quería agradecerle, ni pagarle con su cuerpo, quería amarlo físicamente en forma plena y completa. Serían separados para siempre, era una realidad que por fin había aceptado. Que las cosas se quedaran así era algo que sabía que le amargaría toda la vida.

  • ¡bueno socia!- le dijo mentalmente a su cuerpo - ¡haremos el amor hasta que amanezca así tenga que morirme en el intento! Por tu bien ¡coopera!

Se sintió mejor. Tonta e infantil pero mejor. No se sentía maniatada e impotente cuando menos. Como nada se logra a la fuerza decidió endulzar su orden. Se dijo mentalmente.

  • ¡No seas mala! ¡Van a traerte las aceitunas y las galletas con chispas de chocolate que tanto te gustan! y otras cosas, descansa un poco...

Se resigno a quedarse en la pose de tullida. Se tapo con una sabana para disimularla cuando menos. Tenían toda la noche y el resto del fin de semana. Solo se trataba de estar relajada y descansada... su buen humor volvió y espero con impaciencia a su amado.