Evanescence: Reprogramación

Su novia se niega a hacerlo por abajo. Le propone un duelo de hipnosis por turnos. Si él gana obtendrá respuestas o le quitará sus inhibiciones sexuales.

Víctor estaba frotándose las manos -mentalmente- de satisfacción anticipando lo que iba a conseguir.

-Los dos solos... Me da un poco de vergüenza.

-No te preocupes. Aquí tenemos intimidad.

Le sonrió tranquilizándola y se acercó un poco más sin invadir su espacio personal.

-En el dormitorio de tu casa estamos a gusto.

La guió tomándola del hombro gentilmente hasta una silla.

-¿De verdad que esto está bien?

-Sí, Eva. Ya sabes que puedes confiar en mí. -Le acarició su cuello por detrás con su palma cálida y ella sonrió y cerró un momento los ojos.

-Me encanta cuando me haces eso.

Mientras ella se mostraba agradecida por la agradable caricia, él la empujó suavemente para abajo y ella se sentó dócilmente.

-Lo sé, Eva. Me gusta hacerte sentir bien. -Le dio un besito en la frente y acarició su cuero cabelludo con las yemas de sus dedos, sin despeinarla. Sólo un par de segundos.

-Lo que más me gusta de tí son tus caricias...

Él vio que ella había notado el bulto en sus pantalones. Hasta ahora ella seguía resistiéndose al sexo, o casi: Le había permitido masturbarla, y le gustó tanto que a veces se lo pedía ella misma. Pero era muy reacia a devolver favores. A duras penas la había convencido para masturbarle una vez y encima paró antes de que él llegara al orgasmo "porque tenía miedo de que le salpicara." En cambio buscaba sus caricias, abrazos, besos no vulgares y todo tipo de muestras de afecto con insistencia. Y los últimos días orgasmos para ella, ya que fue todo un descubrimiento. "Para ella que no falte..." Pensaba a menudo con resentimiento. Eso hacía que él se subiera por las paredes del calentón y la frustración sexual. La recordaba gimiendo, con las piernas abiertas, las bragas bajadas hasta su tobillo en su cama, retorciéndose, mientras él jugaba con su clítoris o el interior con destreza y variedad. Y eso le excitaba, cada vez que la visualizaba en su mente se ponía como una moto.

Él prefería no preguntar por qué era tan puritana porque temía la respuesta. Podría ser estrictamente religiosa, o una lesbiana en el armario. Quizá estaba enamorada de otro en secreto. Podría ser que él no le atraía en verdad y estaba con él por estar con alguien...

Sacudió su cabeza para dispersar sus malos pensamientos y se concentró en ella. Estaba detrás de la silla acariciando con sus yemas suavemente su cuello, respirando tan cerca de sus oídos que ella sabía por el sonido lo cachondo que estaba.

Sabía lo mucho que eso la excitaba por cuánto se marcaban sus duros pezones en el top blanco sin sujetador, muy ceñido para calentarle. Se quitaba el sujetador antes de que él la visitara para cuando le acariara las tetas y los pezones mientras la masturbara: ahorraba tiempo si ella se impacientaba. Pero también le encantaba tenerlo cachondo.

A ella se le escapó un leve gemido. Él veía a dónde se estaban dirigiendo, y en dos minutos ella se tumbaría en la cama bajándose las bragas. Sin duda ya estaba húmeda. Pero de nuevo sería sólo para masturbarla. Por mucho que la calentara, por muy bien que usara sus dedos o incluso su boca como el día anterior, aunque le diera hasta tres orgasmos en media hora, ella siempre le impedía penetrarla al final... Su mandíbula se tensó de rabia otra vez.

"Hoy no." Pensó.

-Eva... -Susurró en su oído acariciando de nuevo el cuello con toda su palma cálida.

-Hrmm...

-Ya sabes a qué hemos venido. -Le posó su palma en la cabeza con gentileza y se separó irguiéndose. Ella giró la silla del ordenador y lo miró con expresión pícara.

-¿De verdad crees que puedes hipnotizarme? -Lo desafió. Él sostuvo su poderosa mirada; sus ojos verdes y penetrantes, preciosos, brillantes, grandes... A veces pensaba que estaba enamorado de ella sólo por su mirada. Tragó saliva. Ella a menudo rebotaba entre actitud tímida y femenina, y segura y dominante. Era una chica muy "anime", solía decir él, porque le encantaba ponerse el pelo de todo tipo de colores o incluso usar pelucas extravagantes, se disfrazaba en el salón del manga de chicas anime sexys -su figura espectacular ayudaba-, y encajaba el el arquetipo "tsundere": primero agresivas y frías y tras abrir su corazón eran cariñosas y tímidas. "Exageras. Un poquito", solía contestar ella siguiéndole la broma.

-Sí, voy a hipnotizarte.

Ella vio seguridad en sus ojos; oyó decisión en sus palabras. Y sintió su clítoris hormiguear y ponerse más duro de golpe. Cambió un poco de postura en su silla. Su respiración se alteró un poco por un momento.

-Pues vale, inténtalo.

Él se emocionó, y su polla se puso más dura, el bulto se apretó más contra los pantalones y ella sonrió satisfecha.

-Pero recuerda: Si no lo consigues será mi turno... y yo sí que te voy a hipnotizar.

-Vale, acepto.

-Pero tú nunca has hipnitizado a nadie antes, ¿Verdad?

-Ni tú tampoco.

Ambos sonrieron. Empezaron a curiosear juntos acerca de la hipnosis, leyeron relatos eróticos y él empezó a masturbarla cuando bajó la guardia concentrada en un relato en el que la mujer era hipnotizada frente a la pantalla y el hombre deslizaba la mano en su coño. De algún modo hacerlo a la vez que en el relato la puso a mil, y se dejó. Pero no había funcionado con relatos donde el hombre se la follaba, ni siquiera donde ella se la chupaba; "si al menos me la chupara..." Pero ella siempre se negaba.

-Aun así seguro que soy más hipnótica que tú. Veo cuanto te gustan mis ojos verdes.

Era verdad. A veces se hacía el silencio y él se quedaba admirando sus ojos. Él creía que había caído ligeramente en trance sólo por quedarse embobado mirándola más de una vez, y ella disfrutaba esos momentos de conexión en silencio.

-Mi chica anime... Tus ojos no bastan para hipnotizarme.

-Pero ayudan mucho. Y combinan con mi pelo rubio, ¿Te gusta?

-Te queda mejor que el marrón...

-La próxima vez lo tendré rojo.

-Recuerdo cuando lo llevaste verde en el salón...

-Te enamoraste de mí cuando lo tenía azul y aún más largo. Un peinado anime de peluquería.

-Y lentillas azules a juego.

-Eran violetas.

-Eres increíble.

-...

Ella tenía su poderosa mirada clavada en sus ojos, y mientras las imagenes de chica anime sexy posando para él volvían a su mente, encadenadas al recuerdo de excitarse sólo por verla, y la sensación actual de estar cachondo pensando en ella, las palabras de su dulce voz se deslizaron en su mente como una danza erótica, y supo que sin ninguna duda ella lo hipnotizará con éxito, tal vez incluso con sólo sus palabras y sus ojos.

Él quería acabar con sus inhibiciones sexuales u obtener respuestas sinceras al menos. Pero si lo lograba se aseguraría también de que ella fuera su sirvienta sexual y no al revés: no se iba a pasar las tardes masturbándola como un vibrador puesto en sus bragas mientras ella estudiaba o usaba el ordenador para cualquier otra cosa, lo que sospechaba que ella pretendía. Varias veces que ella tenía cosas que hacer se lo había pedido; se lo hizo dos tardes y paraba cuando estaba cansado, aunque ella quisiera más. La última vez tras descansar le pidió a cambio una paja, y fue la única que le hizo... Pero sin correrse. ¿Tal vez como venganza por pedírselo? Había preferido no pedírselo más veces para no quedarse con las ganas, pero al final acababa masturbándola a ella. "Juega sucio... Pues yo también lo haré."

-Sé por qué quieres hipnotizarme. -Le dijo mirándolo a los ojos.

Él se sintió atrapado mintiendo y pasó vergüenza.

-A los dos nos excita mucho hipnotizar o que nos hipnoticen. -Afirmó.

-Sí. -Asintió con la cabeza al aceptarlo.

-Y por eso es muy fácil hipnotizarnos mientras resulte erótico.

-Sí. -De nuevo ella tenía razón.

-Y cuanto más excitados estemos más fácil será entrar en trance.

-Sí.

-Y más rápido.

-Sí.

-Las imágenes que se están formando en tu mente son eróticas y excitantes.

-Sí. -La verdad es que ella siempre tenía razón.

-Y yo soy muy hipnótica, y eres fácil de hipnotizar porque te pone cachondo pensar que eres hipnotizado.

Sí.

-Así que es muy facil que yo te hipnotice porque en el fondo lo deseas y te excitas.

-Sí.

Ella siempre sabía leerlo como un libro abierto, y una vez soñó que también podía escribir en el libro de su interior. Ella llegó a su corazón como nadie lo hizo antes. La amaba, y realmente quería entregarse a ella. Confiaba en ella. Y su polla se puso aún más dura al imaginar que ella lo hipnotizaba y lo hacía suyo por completo convirtiéndolo en su esclavo sexual. Sentía la polla tan dura que notaba cada latido y las venas hinchadas y duras.

-Ahora intenta hipnotizarme. -Le propuso.

-Lo intentaré.

-Y cuando falles te hipnotizaré tan rápido que ni te darás cuenta y eso te pone más cachondo.

-Sí.

Él se levantó de la cama y avanzó hasta la silla. La giró hacia el ordenador. Puso una imagen animada de una espiral hipnótica.

-¿En serio crees que con sólo esto...?

-Shhh.

Sacó un péndulo del bolsillo y lo puso entre el monitor y ella. Lo hizo oscilar a un ritmo estable.

-Puedes observar el centro de la espiral hipnótica o el péndulo hipnótico mientras yo te doy caricias de las que te gustan...

Comenzó a usar la otra mano para hacer cosquillitas suaves en su cuello... En el lóbulo de su oreja... A susurrar palabras en su oído...

-Cuanto más te excitas más deseas que te hipnotice...

Comenzó a besar el lateral de su cuello con delicadeza.

-...Mientras miras cosas hipnóticas mis palabras llegan a lo más profundo de tu mente...

Comenzó a acariciarle el pezón izquierdo bajo el top blanco, con un sólo dedo, mientras le susurraba en el otro oído.

-Y mis palabras son más hipnóticas a cada segundo...

Rozó con sus labios el lóbulo de su oreja sin mojárselo de saliva.

-Más profundo cuanto más lento se mueve el péndulo... Eso es... -Su dedo acariciaba cada vez más lentamente el pezón en círculos. -Respiras profundamente... -Ella inspiró. Luego espiró mientras él decía: -Y caes más profundo en el trance. Más profundo en la hipnosis. Sí... Respira profundamente... -Lo hizo de nuevo y al espirar: Sí, Más profundo... con cada respiración...

Esperó y ella misma volvió a respirar profundamente. -Más profundo... -Dijo al tomar aire y llenó a tope sus pulmones. -En el trance... muy profundo... -Dijo al soltar todo el aire. Al volver a tomar aire: -Más hipnotizada. -Al soltarlo: -Más relajada.

La dejó respirar profundamente un poco más sin instrucciones mientras él apenas movía el péndulo. Abarcaba tanto el centro del péndulo como el centro de la espiral.

-Cuando el péndulo se detenga, el trance será más profundo. Sí.

Murmuró varias veces más "Sí" y apenas movía el péndulo. -Muy, muy profundo... Cuando mi dedo pulse tu pezón caerás el doble de hipnotizada. Uno, dos, tres. -Lo apretó suavemente. -La espiral hipnótica te lleva aún más profundo... Uno... -Alargó más la cuenta. -Dos... El péndulo casi se ha detenido... -Tres. La espiral hipnótica te lleva más profundo. Y más profundo. Miras al péndulo que te hipnotiza aún más. Y tus parpados se relajan. Y se cierran poco a poco. Y muy pronto el trance será el doble de profundo. Tus párpados pesan... Pesan... Se cierran... Se cierran...

...Y tres, hipnosis profunda. El doble de profunda.

Todo tu cuerpo se relaja. Tu cuello se relaja. -Le masajeó el cuello. -Se relaja... Más profundo... Tu barriga se relaja... Respirando profundamente... Tus hombros se relajan... Y caen... Más profundo... Más relajados... Tus brazos se relajan también... Y tus muñecas... Más relajadas... Tus piernas se relajan... Más relajadas...

...Y tres, estás bajo hipnosis. Cada vez que cuente hasta tres y te diga que estás en trance, lo estarás. Uno, dos, tres, estás en trance. Mis palabras te ponen en trance. Te hipnotizo...

...Y tres, estás en trance y asiente con tu cabeza. Muy bien, en trance profundo, más profundo con cada palabra...

...Te excita la hipnosis y uno, dos, tres, en trance excitante. Y tu cuerpo se excita. Te excitas. Mucho...

...Uno, dos, tres, tu cuerpo excitado obedecerá todas las órdenes. Más excitado e hipnotizado, tu cuerpo en trance quiere obedecer mis órdenes. Y te ordeno que vayas más profundo. Eso es, más hipnotizado y profundo, el estado de trance hipnótico te domina por completo...

...Uno, dos, tres, estás en trance. Y es más profundo. Y la hipnosis y la excitación serán mayores cada vez que cuente hasta tres... Uno... Dos...

...Tres.

Tres.

Tres.

Imagina que cuando chasqueo los dedos mis palabras hipnóticas son el doble de poderosas... Uno... Dos... Voy a chasquear los dedos...

...Tres

Tres

Tres

Imagina que de ahora en adelante estarás así de profundo, bajo esta hipnosis tan poderosa, en un trance tan excitante... Siempre que cuente hasta tres y chasquee los dedos...

Uno...

Dos...

Tres en trance ya, y es el doble de profundo. Más profundo. Más... el doble de hipnotizada y excitada. Más... Más... Más...

Ya sabes que si una persona sale y entra en hipnosis cae en un trance aún más profundo. Mucho más profundo... Imagina que cada vez que he contado hasta tres... Ha sido tras haberte despertado y vuelto a hipnotizar... Así es, el doble de profundo...

...Tres, en trance ya

...Mucho más profundo

...No se puede evitar, siempre sucederá, siempre que cuente hasta tres entradas en trance. Siempre que chasquee los dedos te relajarás más y caerás más profundo... Siempre que te diga que estás en trance... Estarás en trance y caerás más profundo... Estás en trance... uno... dos...

...Tres

Como la hipnosis te excita, siempre que cuente hasta tres tu cuerpo se excitará mucho...

Uno... Tus pezones se ponen más duros...

...Dos... Más profundo bajo hipnosis, estás en trance...

...Tres, super excitada... Tu cuerpo se pone super excitado... Muy cachondo... el triple de excitado con cada chasquido... el triple de cachondo... Completamente hipnotizada... completamente sumisa... deseando que te use como mi esclava sexual

...Tres. tu coño húmedo y caliente quiere una buena polla dura...

...Tres y tu boca disfrutará todas las mamadas que hagas imagina que chupas una buena polla, dura y caliente... Jugosa... Que se acerca a tí... Te relames... La deseas...

...Tres y tu culo  también desea una buena polla dura, caliente y jugosa... Sentirla apretada dentro... Con tu cuerpo tan excitado... Imagínate lo mucho que podrás disfrutar de una buena polla dura y jugosa...

...Tres. Tu subconsciente sabe que en el fondo deseas lo que he dicho... más profundo... Uno, dos, tres... Tu cuerpo aún más cachondo... Una buena polla dura al tacto apretándola con tu mano...

y jugosa al saborearla con tus labios y tu lengua... Y caliente al sentirla dentro de tu culo... Tan apretada y dura... Y gimes. Y gemirás

...Ahora voy a volver a despertarte e hipnotizarte. De nuevo, no recordarás nada del trance hipnótico, como con los sueños que se olvidan al despertar... Pensarás que sólo te has relajado y tienes sueño... Pero entonces volveré a hipnotizarte... Otra vez contaré hasta tres... Y caerás en trance inmediato... Como pulsar un botón... Uno, dos, tres, y estás hipnitizada... Uno, dos, tres y todo tu cuerpo está hipnitizado..

Y cachondo... Y tu cerebro en trance... en trance... en trance muy profundo...

...Cuando te lo ordene contarás  en voz alta hasta treinta, y con cada número estarás un poco menos hipnotizada... Y preparada para volver a este estado tan profundo en cuanto yo cuente hasta tres...

Cuenta hasta treinta.

-U... -murmuró. Comenzó a levantar ligeramente el cuello para hablar mejor.

-...oOo...ss.

T...

Su cabeza cayó a plomo de nuevo aunque sólo fuera un centímetro.

...Tres. cuando te lo ordene vas a contar hasta treinta, despertarás sin recordar el estado de trance...

...no recordarás que te he hipnotizado y reprogramado tu mente.

...Y luego te volveré a hipnotizar en un momento con mis palabras hipnóticas.

Cuando tu subconsciente lo haya entendido... Y hayas aceptado que ya eres mi esclava hipnotizada sexual... Asiente con la cabeza y podrás contar hasta treinta para que te lleve aún más profundo... Y más relajada... Y más excitada... Y más feliz...

Tardó más de lo que esperaba pero ella finalmente asintió.

-La esclava contará  hasta treinta. Y con cada número estará más excitada y deseosa de que la hipnotice... Pero no recordarás nada cuando despiertes, pensarás que no te he conseguido hipnotizar, pero desearás que lo consiga.

Al comprobar que ella no empezaba sin su orden, se la dio:

-Cuenta hasta treinta.

-Nn...

D... -Volvió a alzar ligeramente la barbilla para vocalizar.

-Trees... -Y ella sola se hipnotizó más profundo y su cabeza cayó sobre su pecho con el cuello aún más relajado. Él pensó que podría dolerle en esa postura.

-Buena esclava todo tu cuerpo excitado e hipnotizado me desea, y quieres que te hipnotice y te domine. Y eso te pone a cien. Y te hará disfrutar mucho... Mucho... Mucho más profundo...

...Has contado hasta cuatro. Seguirás con el cinco y con cada número estarás menos profundo hasta que al llegar a treinta saldrás del trance. Esclava, cuenta desde cinco hasta treinta.

-CiIii... coo...

See... iiis...

-Menos profundo

-Siee... Teee...

-Tu cuerpo tiene más energía.

-Ooo-choo...

-Tu cuerpo está más excitado.

-Mmn... uevee...

-Más cachonda.

-Mmhh... Diez... Jijiji...

-Deseas mi polla dura.

-Oncee.

-Mi pollón metido en tí.

-Mmff... Docee...

-Mi polla dura y caliente y jugosa.

-TreceEeeehh...

-Deslizándose entre tus labios...

-Catorce...

-Penetrando tu culo, apretada...

-Qhjzzeee...

-Follando tu coño una y otra vez.

-Uehhiseiiiiiis!!!

-Si eres mi esclava tendrás mi pollón duro y caliente y jugoso.

-Mmmffh!!

Ella se retorció en su asiento y cambió de postura. Luego gimió y jadeó.

-Vas por  diecinueve, sigue con el veinte.

-Dieciiveintee...

-Tu cuerpo es mío y lo haré disfrutar, esclava sexual.

-UuuUhnnoo...

-Ahora el veintidós.

-Ventii... Dooos...

-Tu cuerpo es mío y quiere ser mi esclavo sexual.

-Mmhssii... Nooo...

-Tu cuerpo es mío y quiere ser más mío.

-Mmm...

-Tu cuerpo es mi esclavo sexual.

-Nnoo...

-Sí, tu cuerpo es mío y quieres ser mi esclava sexual, por eso estás tan excitada, admítelo.

-Uuh...

-Admite que no necesitas ser mi esclava sexual hipnotizada.

-¿Noo?

-Eso es, lo deseas, no lo necesitas, pero tu cuerpo lo desea. Tú lo deseas. La verdad es que quieres que te hipnotice, y que te domine, y eso te excita mucho... ¿Verdad que sí?

-Ssíi...

-Sí, quieres ser mi esclava sexual e ibas por el dieciséis, cuenta por el diecisiete y obedece ya.

-Uuh... Diecii... Mmmffhh.

El hipnitizador supo que recordó lo que sintió en el dieciséis y lo revivió, así que se lo repitió:

-Si eres mi esclava tendrás mi pollón duro y caliente y jugoso.

-Uuhh síii...

-Me llamarás Amo cuando estés en trance como ahora. Ibas por dieciséis.

-Iiiseiiiiis!! -Se contorsionó en la silla con los ojos cerrados.

-Así es, mientras seas mi esclava yo te haré disfrutar con mi pollón duro y caliente y jugoso.

La manera en la que se retorció y gimió le obligó a reacomodarla en la silla, pero no se despertó.

-Y siempre que te toque las tetas o pezones te pondrás super cachonda inmediatamente. -Y en todo su calentón le estrujó ambas tetas a la vez. Ella se estremeció y soltó un gritito de éxtasis y gimió y jadeó.

-Siempre que te toque tus tetas te pondrás súper excitada inmediatamente, dará igual que tu cuerpo esté en trance o despierto.

-UuuUuhh Síiii..

-Vas por el veintiuno, sigue contando hasta treinta.

-Veintiii... -Otra vez no sabía cual de los números decir cuando le decía por donde iba.

-Veintiuno.

-Ventii unoo.

super cachonda.

-mMhff!!

-Vas por veintitres.

-Ven... Trees -Mega cachonda.

-VeEeeeehiii!!

-Sí que necesitas ser mi esclava sexual, ¿A que sí? -Dijo mientras le estrujaba la teta izquierda

-Mmhhssh... Nooo... -Le estrujó la teta derecha y continuó mientras ella se retorcía más.

-Admite que quieres y necesitas ser mi esclava sexual, esclava.

-UuuUuhh... -Jugó con sus pezones como a ella le encantaba cuando estaba despierta.

-Si reconoces que quieres y necesitas ser mi esclava sexual, te hipnotizaré de nuevo cuando despiertes, sólo necesitas decir SÍ.

-Mmhhh... -Ella seguía resistiéndose y comenzó a recorrer con sus labios y lengua su cuello... Sus lóbulos... Mientras iba alternando caricias, pellizquitos y estrujones en sus tetas y pezones. Ella gemía sin parar, sabía que su coño encharcado palpitaba, la veía retorcerse, y le susurró:

-Si admites que sí quieres y necesitas ser mi esclava sexual... -Tiró de ambos pezones a la vez con cuidado, apretandolos y sosteniendo sus tetas levantadas. -Te ordenaré usar mi pollón duro, caliente y jugoso siempre que yo quiera, esclava.

Ella dejó escapar un duradero gritito que se consumió en forma de gemido sin aire en sus pulmones.

-Admite que sí quieres y necesitas ser mi esclava sexual y te volveré a hipnotizar cuando despiertes.

-Ssh... Mm.. Nn... -Le estrujó las dos tetas con toda la extensión de sus grandes manos, desde fuera completamente abiertas, y chupó el lóbulo de su oreja derecha respirando por la nariz u haciéndole cosquillas con el aire.

-IiiiiIiihh!!!

-¿Sí?

-SsiIii..

-Sí.

-Sí, síiiii!!

-Buena esclava.

Se separó de ella.

-Has contado hasta veinte y cuando llegues hasta treinta despertarás sin recordar el trance, como los sueños que se olvidan al despertar. Pensarás que no lo he conseguido, pero estarás tan cachonda y mojada, tan deseosa de que te consiga hipnotizar, que caerás en el trance más profundo... Con sólo contar hasta tres... Y si chasqueo los dedos estarás el triple de excitada... Imagínatelo...

Se retorció de nuevo y arqueó sus caderas. "Ese coño necesita rabo con urgencia", pensó.

-...Y el triple de profundo... Siempre que chasquee los defos.. así

Su cabeza cayó de nuevo sobre su pecho.

-Estabas por el número veinte. Cuenta hasta treinta y despertarás sin ser consciente de haber sido hipnotizada.

-Veen.. tuunoo...

-Con cada número el trance es menos profundo.

-Veen... Doos.

-Más energía con cada número, tu cuerpo se va despertando.

-Veentiitréees...

-Continúa hasta treinta. -Volvió a colocar el péndulo frente a sus ojos para cuando los abriera, y lo hizo oscilar.

[...]

-Treinta.

-Respira profundamente y mira el péndulo.

Inclinado como estaba sobre ella la vio abrir los ojos pesadamente, parpadear, frotarse legañas imaginarias y volvió a centrar la vista en el péndulo y la espiral.

-El péndulo te hipnotiza rápidamente.

-En realidad no...

-La espiral te está hipnitizando...

-No, sólo tengo sueño. Me has relajado mucho, sienta bien. Pero la hipnosis no ha funcionado.

Retiró el péndulo y cerró la ventana de la espiral. La giró sobre la silla hacia él.

-Mira lo dura que la tengo.

-Uuf... Si yo te dijera lo cachonda que me has puesto...

-Podríamos jugar a roles.

-¿Qué?

-Ambos podemos fingir que de verdad ha funcionado. Será emocionante y excitante.

-No. -Se cruzó de brazos. -Quiero que sea real. Necesito...

-¿Qué necesitas?

-Nada... -Apartó la mirada avergonzada y se ruborizó. Él se acercó a su oído y le susurró mientras le acariciaba el cuello con un dedo:

-Si finges que te he hipnotizado, ahora mismo podría ordenarte que te metas mi pollón duro y caliente en tu coño... Esclava.

Tuvo un espasmo y cerró las piernas con fuerza. Justo después las abrió para llevarse una mano al coño, y la otra a su teta. Se mordía el labio inferior babeando, miraba al techo... O más bien a la nada. Comenzó a masturbarse furiosamente pero él le separó la mano.

-¿¡Qué haces!? -Exclamó.

-No te he dado permiso para masturbarte, esclava.

-Tú... -Se estaba enfadando.

-Chúpame la polla, esclava

Ella se puso rígida un momento y abrió mucho los ojos. Luego se relajó y su expresión se volvió lasciva. Con la calma de un ligero trance hipnótico se puso de rodillas y él se bajó el pantalón dejando a la vista el bulto en su ropa interior.

-Buena esclava, ahora disfrutemos juntos.

-¡Mmmmh! -Ella no se tomó su tiempo, sino que se la metió de golpe en su boca y se la mamó apresuradamente. Él gimió, pero sabía que ella se cansaría rápido y que él se aburriría de la técnica si no le daba variedad. Las molestias en sus rodillas sobre el suelo también podían interferir. Le acarició la cabeza.

-¿Ves como los juegos de rol también molan, esclava?

-¡Mmhhiii! -Aceleró el ritmo. No parecía tener experiencia o habilidad pero le ponía ganas.

-Y te excita muchísimo que te llame esclava, esclava

-¡Mmmffhh!

-¡Oohh!

Acababa de hacerle un garganta profunda. Se la metió entera por la garganta y sus labios llegaron hasta la base. Estaba impresionado, ¿Cómo podría hacerle eso una novata sin atragantarse?

Estaba a punto de correrse dentro de su garganta cuando ella se la sacó bruscamente y sujetó con dos dedos la base de su polla, rodeándola con fuerza. La vieron palpitar, y él pudo reprimir el orgasmo.

-Pareces una experta.

-Gracias amo... ¡! -Se separó bruscamente echándose hacia atrás y se tapó la boca avergonzada.

-No te averguences, es la mejor forma de... -Acarició su muslo y fue subiendo... -Dirigirte... -La miró a los ojos. -A tu amo, esclava. -Al mismo tiempo que dijo "esclava" usó la otra mano para estrujarle una teta, y ella cayó sobre su espalda al suelo, gimiendo. Extendió sus piernas retorciéndose y gimió. Él la besó silenciándola y ella cerró los ojos. Luego se puso en pie con los brazos en jarras.

-Y ahora túmbate en la cama para que estés más cómoda.

-Bu... Bueno... El suelo está frío...

Se sentó en la cama con timidez. El sabía que una parte de ella estaba deseosa de que la volviera a hipnotizar, mientras que otra quería sexo y otra se negaba a ambas cosas.

Desnúdate para tu amo, esclava

-Uuuh... Nno...

Se acercó a ella y la besó de nuevo, inclinado y mirándola desde arriba.

-Estarás más cómoda, no te la meteré si no quieres, y será más fácil hipnotizarte. Y tú quieres que te hipnotice, ¿A que sí?

-Eeehhh... ¿No?

-Pues claro que sí, lo estás deseando, túmbate, esclava. -La empujó sobre la cama presionando un pecho y ella gimió mientras se dejaba caer, babeando de nuevo. Él se puso sobre la cabeza de ella a cuatro patas y ella pudo ver el glande y su agujero mirándola, en primer plano frente a su cara. Sin pensarlo volvió a agarrar esa buena polla por instinto, y la sintió latir entre sus dedos. Su respiración se aceleró cuando se la llevó hasta sus labios y sintió la suave caricia del glande haciéndole cosquillas en ellos, pero justo antes de metérsela en la boca él se separó.

-Alto ahí. Tu amo te ha dado una orden, esclava.

-Pero... Si iba a...

-Obedecerás a tu amo, esclava desnúdate.

Ella puso los ojos en blanco un momento. Tal y como él suponía cuanto más utilizara el chasquido más profundo sería el trance.

La observó desnudarse prenda a prenda, tumbada, y él acariciaba gentilmente cada zona expuesta, reconfortándola en su desnudez y haciéndola sentir aún más excitada con esas suaves cosquillas con toda la palma cálida.

Desde la primera le dijo: "Imagina que con cada prenda que te quitas tu trance es más profundo... -Se quitó otra... -Porque obedeces a tu amo con cada prenda... -La acariciaba con ambas manos haciéndola gemir. -Más y más hipnotizada en este juego de roles del que no quieres despertar

-¡Iiiih!

-Y con cada prenda caes voluntariamente más profundo... -Se quitó el sujetador. -Y más profundo bajo mi control voluntariamente -Le estrujó un pezón y se retorció-, y no quieres despertar nunca de este juego que te encanta... -Le estrujó el otro a la vez. -Te encanta ser mi esclava sexual. -La besó presionando ambos pechos con cuidado al mismo tiempo y ella gimió mientras la besaba. -Y te encanta que yo sea tu amo, esclava y quieres sentirte siempre así, quieres ser siempre mi esclava necesitas ser siempre mi esclava -La besó de nuevo, y esta vez por mucho más tiempo mientras masajeaba sus tetas hasta que ambos perdieron la noción del tiempo.

Así que cuando se separó alzándose sobre ella para que se quitara su última prenda, le dijo:

-Si te quitas las bragas aceptaras voluntariamente ser mi esclava todo el tiempo, estés o no en trance.

-...

Ella se quedó mirándolo a los ojos ruborizada y dudó. Pero lenta, muy lentamente, cedió y bajó sus bragas hasta la mitad de sus muslos.

-Buena esclava en adelante me perteneces, tu cuerpo es mío para hacerlo gemir para hacerlo disfrutar y desearme para que use mi pollón duro y caliente y jugoso en tu cuerpo como quiera, cuando quiera, donde quiera soy tu amo y tú mi esclava sexual, esclava. -Le estrujó ambos pezones. Ella no paraba de gemir. Con cada palabra. Se acercó a su oído y susurró.

-No quieres dejar nunca el rol de esclava como si fueras mi esclava hipnotizada todo el tiempo para tí no habrá diferencias, como si realmente estuvieras hipnotizada por mí todo el tiempo y te has entregado a mí voluntariamente como esclava porque te encanta ser mi esclava deseas ser mi esclava todo el tiempo, tanto en trance como despierta yo siempre seré tu amo y tú siempre serás mi esclava

La besó llevándola más profundo en el trance hipnótico y luego volvió a susurrarle:

-Uno, dos, tres, estás hipnotizada me gusta que aceptes que estás hipnotizada como una buena esclava llamándome amo, esclava. Estás hipnotizada, ¿a que sí?

-Sí.

-En adelante responderás "Sí, amo." Te encanta que te hipnotice y quieres que te hipnotice siempre que quiera, ¿sí?

-Sí. Amo.

-Te encanta mi polla y disfrutarás de ella siempre que yo quiera, ¿Sí?

-Sseuh... Nno...

-A partir de ahora siempre serás mi esclava. Tú has aceptado ser mi esclava. Eres mi esclava voluntariamente. Te encanta ser mi esclava. Deseas ser mi esclava. Quieres ser mi esclava. Necesitas ser mi esclava. Y gracias a que eres mi esclava podrás disfrutar de mi gran pollón duro, caliente y jugoso que tanto te gusta y deseas. Te encanta mi polla y disfrutarás de ella siempre que yo quiera, ¿Sí?

-Eeehhh...

Comenzó a acariciarle en circulos los pezones suavemente con sus dedos índice, rozando las aureolas pero sin tocar los pezones todavía.

-has aceptado ser mi esclava. Eres mi esclava voluntariamente. Te encanta ser mi esclava. Deseas ser mi esclava. Quieres ser mi esclava. Necesitas ser mi esclava. Reconoce que es verdad.

-Sí... amo.

-Las esclavas sexuales están cachondas con su amo cerca. Su amo les excita. Necesitan hacer disfrutar al amo. Desean que el amo esté contento. Quieren que el amo disfrute. Les excita mucho hacer disfrutar al pollón de su amo, ¿Sí?

-...¿Sí?

-Sí. Les encanta hacer disfrutar al amo jugando con su pollón. A las esclavas les excita su pollón. Las esclavas necesitan su pollón, han nacido para eso porque tienen coño y el amo un buen pollón que las esclavas desean. Reconócelo.

-Sí... Amo. -Parecía avergonzada.

-Sí, las esclavas siempre desearán el pollón duro y caliente de su amo, ponerlo jugoso chupándolo, que su amo decida penetrarlas cuando él quiera, por su culo, por su coño, por su boca, ojalá el amo siempre quiera tratar a la esclava como su esclava sexual, es verdad, reconócelo.

-Sí... Amo... Es verdad. -Parecía acomplejada.

-A partir de ahora tu subconsciente será mi esclava hipnotizada, y tu consciente interpretará el rol de ser mi esclava sexual todo el tiempo. Así que siempre estarás cachonda y excitada, y siempre desearás el pollón de tu amo, y que yo haga lo que quiera con tu boca, tu culo, tu coño. Reconoce que quieres ser mi esclava todo el tiempo.

-Sí, amo. Todo el tiempo.

-Deseas ser mi esclava sexual todo el tiempo. Te has entregado a mí voluntariamente. Así que en adelante serás voluntariamente mi esclava todo el tiempo. ? Sí?

-Sí, amo, todo el tiempo.

-Y eso es emocionante... Divertido... Travieso... Y muy excitante. Estás muy cachonda siempre que eres mi esclava sexual. ¿A que sí?

-¡Sí, Amo!

-Y así seguirá siendo, siempre serás mi esclava sexual, despierta actuadas exactamente igual que si fueras mi esclava hipnotizada, y cuando estés hipnotizada no habrá diferencias: tu cuerpo siempre me obedecerá, siempre estará super cachondo para tu amo, y te comprometiste voluntariamente a nivel consciente y también subconsciente a ser mi esclava de ahora en adelante porque tú quieres ser mi esclava voluntariamente, y eso te pone muy cachonda, y podrás disfrutar del pollón duro y caliente de tu amo que tanto necesitas, reconoce que es verdad.

-Sí, Amo. Necesito tu pollón.

-Buena esclava. Después te despertaré y tú te comportarás como mi esclava sexual cachonda voluntaria y deseosa de que disfrutemos con mi pollón

-...Sí, amo.

-Contaré desde tres hasta cero, y al terminar te ordenaré que despiertes. Como siempre, no recordarás la hipnosis. No serás consciente de  haber estado en trance. Mi beso te habrá hecho perder la noción del tiempo.

-Sí, Amo.

-Tres... Muy cachonda y excitada.

Dos... Siempre mi esclava tanto en trance como despierta.

Uno... Dentro de poco despertarás...

¡Cero! -Y juntó sus labios a los de ella.

Ella abrió los ojos y retiró el beso.

-Esto ha sido... Impresionante. -Dijo.

-¿El qué?

-El beso. Me siento mejor que nunca. He perdido la noción del tiempo. Y estoy más cachonda que nunca en mi vida.

-Así que te va a encantar seguir siendo mi esclava .-Le pellizcó los pezones a la vez. Ella se estremeció.

-s-supongo...

-La respuesta correcta es "Sí, Amo". -Le amasó con las palmas ambas tetas y ella se retorció y gimió por llamarlo amo, recordarle subconsciente me el ritual de cómo dirigirse a él y lo que le excitaba, y en menor medida por cómo jugaba con sus pechos.

-Sí... ¡Síii, Amoo!

La besó en la boca, esta vez con lengua.


Él descansaba en la cama. Se había corrido en su garganta finalmente, y cuando le tocó a ella descansar, él usó lubricante y condón y se la folló por el culo. A ella tardó en gustarle y se dejó abnegadamente, y a causa del preservativo o que ella apretaba demasiado a él también tardó en gustarle. Aunque no terminó en seguida porque acababa de eyacular minutos antes.

Pero poco a poco ella se relajó, se acopló a su ritmo, aflojó un poco los músculos, y se sorprendió disfrutando tanto de repente que sólo aguantó unos segundos: se corrió cuando ella empezó a gemir de placer.

-Ahora que me estaba gustando... -Se lamentó.

Cuando volvió a recuperarse intentó follársela por el coño, primero con gentileza y luego con actitud dominante, pero ella se veía como una víctima indefensa y él renunció. Por supuesto tampoco la puso en trance para ello.

-¿Eres virgen? -Le dijo acariciándole el pelo cogiendo mechones de uno en uno y recorriéndolos para peinarlos.

-¿Cómo podría serlo? Ya has visto lo bien que te lo hago.

-Y tampoco era la primera vez que hacías anal, está claro.

-Creo que ha sido el tercer intento... Pero la primera vez que me gusta.

-¿Pero eres virgen ahí abajo?

-...

-No soy un crío. No me burlaría.

Ella se estiró en la cama y se lo contó poniéndose más cómoda, ambos desnudos y sudorosos.

-Empecé en el instituto. Ya sabes, estoy buena y los tíos hacían cola. La primera vez que agarré una polla tenía quince años. Por entonces la edad legal era catorce, pero él era de mi mismo curso.

-Pero no le dejaste entrar.

-Nope. Nos masturbábamos, como tú y yo. Al principio le gustaba, pero se frustró cada vez más. Al final me dijo que era una calientapollas y nos peleamos. Corté con él.

-Déjame adivinar: Él fue por ahí diciendo que eras una guarra y que eras tan ninfómana que se hartó de tí.

-Pues sí.

-Adolescentes.

-Y la gente le creyó.

-Adolescentes...

-Pero lo peor fue que con la fama empezaron a acercarse a mí cada vez más tíos. Algunos adultos que nunca había visto. No me quitaban ojo y trataban de hablar conmigo.

-¿Antes de darte cuenta te sentías observada y te daba miedo ir sola por la calle de noche?

-Se que era paranoia por estar estresada y obsesionada con eso, pero tenía quince...

-Así es. Podrían estar ligando contigo porque estabas buena y cada vez más crecida, pero creías incluso que podrían...

-No quiero recordarlo. La paranoia es un asco.

-Conmigo no volverás a tener miedo. Estoy contigo. Yo te protegeré. -La besó acariciando su mejilla. Los ojos cerrados de ella dejaron escapar lágrimas.

Más tarde ella rompió el silencio en que se miraban a los ojos.

-En bachillerato tuve otro novio. Me temo que pagué mis neuras con él. Ni siquiera le dejé masturbarme. Creo que cuando se lo hice yo fue por miedo a que se enfadara como el anterior.

-¿Era otro capullo?

-No, al contrario. Se sentía como si le hiciera un favor por salir con él. Dejamos de vernos tras selectividad.

-Lo dejaste.

-...Sí.

Él estaba un poco incómodo. Era como si hubiera buscado en él algo a medio camino entre un gilipollas y un pagafantas. Pero...

-¿Qué hay del tercero? Con alguien aprendiste un par de cosas.

Ella tomó aire y suspiró largamente.

-El último era un tipo que conocí en internet. También le ponía cachondo "esto." Pero lo que él quería era que yo lo hipnotizara. Cuando fui a terapia hipnótica en mi adolescencia me interesé por el tema, y acabé en ciertos sitios de internet donde digamos "se pervirtió" la hipnosis, y se hablaba de esto. Y así lo conocí.

-Igualito que nosotros en la academia por las tardes...

-De modo que él era sumiso, la tenía pequeña y era poco masculino...

-No te ponía.

-Para nada. Y me encontré con un esclavo sexual en trance que no disfrutaba.

-Pero te sentías más segura y experimentaste cosas.

-Sí. Y la tenía pequeña así que no me daba miedo por el culo, con mucho lubricante y teniéndolo inmóvil como un muñeco sexual.

-Pero descubriste que los muñecos son más aburridos que las personas.

-Y que quería un hombre. Quería que me dominara a mí. Pero él era torpe intentando hipnotizarme y tratando de excitarme.

-¿Y tu habilidad "oral"?

-De mis experimentos con su modo muñeco sexual. Aprendía probando cosas, copiando movimientos de vídeos porno... Él no se movía ni se impacientaba ni se le bajaba.

-Así pudiste practicar con calma la garganta profunda... Y con su minirabo era más difícil atragantarse.

-¿Te ha gustado? -Le sonrió tan encantadora como siempre.

-¡Claro! Me has hecho venirme en tu boca.

-No, fue directo a  mi garganta. Me perdí el sabor. -Lo dijo pícaramente, y él recordó lo que sintió con el orgasmo. Sintió un hormigueo. Volvía a estar listo para la batalla. Ella bajó la mirada y se la vio creciendo.

-¿Quieres más?

-Oh, por favor, sí.

-Los amos no lo piden por favor. -Le sonrió mientras bajaba contoneándose sensualmente a cuatro patas. "P¡qué buenísima está, por favor!" Pensó.

-Cuando mi Amo me lo ordene... -Dijo canturronamente- no tendré más remedio que ofrecerle mi coñito viirgeeen... ¡Y me la meterá hasta el fondo! -Se la tragó entera, hasta el fondo.

-¡Síiii, Amaaa!